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Una educación autosustentable

Texto y fotos: Fernando Franceschelli

Foto: Fernando Franceschelli

A pocos kilómetros de Asunción existe una escuela diferente: 150 alumnos internos no solo obtienen formación en matemáticas o lengua, sino también en el manejo de emprendimientos agropecuarios y hoteleros. Allí, aprenden lo necesario para que en el futuro emprendan proyectos que definitivamente mejorarán sus condiciones de vida.

Los chicos y chicas que estudiarán en la Escuela Agrícola Autosustentable San Francisco de Asís deben pertenecer a familias de escasos recursos. Esa es una de las condiciones para ingresar. Durante 15 días de prácticas y evaluaciones, un promedio de 85 postulantes son evaluados. Los seleccionados, durante los tres años que permanezcan en la escuela, irán incorporando destrezas con clases teóricas en diversas áreas y también prácticas en cada una de las cinco Unidades Didácticas Productivas que se desarrollan: el hotel, la planta láctea, el centro de producción animal, el centro de producción vegetal y la panadería. Desde cuidar la huerta o alimentar a los animales, pasando por atender el hotel, elaborar dulces y recolectar huevos, hasta cosechar miel o producir el reconocido queso ibérico, con tan alta demanda. Su objetivo es la autosuficiencia; su plan fundamental de formación: aprender haciendo.

Con el objetivo primordial de incorporar el emprendedurismo a sus vidas, vale mencionar el hecho de que el último examen que los estudiantes realizan para concluir su formación consiste en la presentación de un plan de negocios real que debe ser viable. Muchos lo implementan; otros emprenden caminos diferentes. “Pero la motivación de vivir mejor, perdura”, según el director general, Hugo Florentín.

Un plan exitoso

El sistema de formación que aquí se implementa de la mano de la Fundación Paraguaya es bien conocido desde hace años en todo Paraguay y también en el exterior. Los alumnos provienen de prácticamente todos los departamentos del país y también llegan de otros países como Bolivia y Argentina, o las lejanas Haití y Mali. Cuando la fundación tomó las riendas de la escuela en 2003, una de las premisas era generar los recursos para subsistir, ya que no contaba con apoyo gubernamental alguno. Desde ese momento, comenzaron a implementar criterios muy rigurosos de planificación y previsión con una visión de futuro clara y concreta. Esto permitió manejar de forma eficiente la producción para sostenerse por sí solos, según explica el profesor Amalio Enciso, vicedirector de Autosuficiencia y exalumno de la escuela. Los chicos y chicas obtendrán el título de Bachiller Técnico Agropecuario o el de Bachiller Técnico en Hotelería y Turismo, y los responsables de la escuela tienen la certeza de que los egresados aplican eficazmente los conocimientos incorporados aquí. La institución mantiene contacto y hace seguimiento a los alumnos e incluso los apoya en sus emprendimientos. Con el objetivo primordial de incorporar el emprendedurismo a sus vidas, vale mencionar el hecho de que el último examen que los estudiantes realizan para concluir su formación consiste en la presentación de un plan de negocios real que debe ser viable. Muchos lo implementan; otros emprenden caminos diferentes. “Pero la motivación de vivir mejor, perdura”, según el director general, Hugo Florentín.

La infraestructura con la que cuentan les permite cultivar en invernaderos, producir fertilizantes naturales, cuidar del ganado porcino, producir quesos, recolectar huevos, entre otros.
Foto: Fernando Franceschelli

Aprender a emprender

Con la llegada de la pandemia, los alumnos debieron abandonar las instalaciones y regresar a sus casas; sin embargo, el aprendizaje continuó a distancia. Las clases teóricas se desarrollan en línea de lunes a sábados y las prácticas se reproducen, en la medida de lo posible, en cada casa. Los chicos se forman, el hotel sigue abierto, y la producción, se comercializa. Hoy, con respeto estricto a las normas sanitarias, el hotel recibe a quien llegue buscando hospedarse y los productos que se comercializan, entre otros lugares, en una conocida feria agroecológica asuncena todos los martes, continúan a la venta. Los productos que ofrecen al público incluyen una generosa lista de hortalizas como locotes, tomates y lechugas, además de perejil y orégano. También, mermeladas de frutilla y guayaba, dulce de leche y miel. Ofrecen compost y humus de lombriz; panificados, lechones y huevos camperos. En la línea láctea, la estrella es el queso del tipo ibérico, que sale madurado, tierno o con hierbas, entre otras opciones.

Con el objetivo primordial de incorporar el emprendedurismo a sus vidas, vale mencionar el hecho de que el último examen que los estudiantes realizan para concluir su formación consiste en la presentación de un plan de negocios real que debe ser viable. Muchos lo implementan; otros emprenden caminos diferentes. “Pero la motivación de vivir mejor, perdura”, según el director general, Hugo Florentín.

Experiencia trascendente

Lucía Casamada Mojoli es de Filadelfia, Boquerón, y está en tercer curso. Tiene 18 años y sigue su último año. Cuenta que lamenta de todo corazón no poder asistir a clases presenciales, pues “extraña la experiencia de compartir con sus compañeros, que son además un sostén”. Lo que más le gusta es el trabajo en la Unidad de Producción Animal, lo que le ayudó a decidirse a estudiar Veterinaria una vez que termine el colegio. Ella evalúa como muy positivo el sistema de enseñanza de la escuela porque los prepara para la vida, como por ejemplo, cuando le tocó salir a vender los productos que ellos mismos ofrecen o cuando tuvo la oportunidad de conversar con extranjeros que se alojaron en el hotel gracias a su manejo del idioma alemán; todas, experiencias de las que aprendió mucho. Una vivencia igual de positiva, describe Antonio Javier Duarte Insfrán —que también está por terminar sus estudios, con 18 años— es que le impulsó a seguir estudiando Veterinaria desde el 2022. Es del distrito de Tte. Esteban Martínez, Presidente Hayes. Dice estar “enormemente orgulloso de formar parte de la escuela agrícola, porque es la mejor del mundo”. Antonio aplica actualmente lo aprendido en la tierra de su familia y asegura que todo se lo debe a la institución. Sin lugar a dudas, para Lucía, Antonio o cualquiera de sus compañeros, ya sea que en el futuro se dediquen a la producción agrícola, a la industria hotelera o a seguir estudiando, la autosustentabilidad aprendida en la escuela los ayudará a mejorar sus vidas para siempre.

En el hotel escuela es posible disfrutar de un ambiente rural relajante con instalaciones muy confortables.
Foto: Fernando Franceschelli

Importante:

La variedad de productos que producen también se puede conseguir en la misma escuela, ubicada en la localidad de Cerrito, Benjamín Aceval, departamento de Presidente Hayes, en el km 46,5 de la ruta Transchaco o ruta Carlos Antonio López. Para más información sobre los productos o el hotel-escuela Cerrito, comunicarse a los teléfonos (0976) 360-833 y (0971) 668- 218 o en el perfil de Instagram @hotelcerritopy.

La minuciosidad de los estudiantes garantiza productos que, además de orgánicos, son de excelente calidad.
Foto: Fernando Franceschelli

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