Y las posibilidades de la creación colectiva
El 2020 fue el año que desafió nuestros límites creativos, que elevó la vara para el trabajo remoto y nos retó a entregar calidad incluso en los momentos más trágicos. Mario González Martí, Diro Romero y Diego Mongelós entendieron la tarea y el resultado combina lenguajes, vivencias y talentos en una maravillosa ficción.
Por Patricia Luján Arévalos. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Fernando Franceschelli.
Cosas interesantes suceden cuando un grupo de mentes creativas se une para hacer frente a la adversidad. Así surgió Cortos aislados, una serie de historias contadas en formato de videollamadas a través de Instagram, un proyecto que cobró vida temprano en la pandemia por covid-19, en el cual se encontraban trabajando Mario González Martí y Diro Romero, amigos y colegas desde hace años. El éxito de esta transmisión original llamó la atención de Diego Mongelós, quien los contactó para hacer una nueva temporada del mismo formato. Corría el mes de octubre de 2020 y sin saberlo ya daban los primeros pasos de lo que hoy conocemos como Azul.
La idea de Diego era explorar un triángulo amoroso, pero tras un primer encuentro se dieron cuenta de que el formato disponible en ese momento no sería suficiente. “Al reunirnos para hablar de la idea, nos enteramos de que ese día se volvieron a abrir los teatros, y creo que, en ese momento, los tres pensamos lo mismo: abandonar la idea de la videollamada y volver a las tablas”, recuerda Mario. Tal fue la conexión del equipo que él, que también es guionista y realizador, desempolvó una idea que se había guardado para sí, y que llevaba el título de La habitación azul.Mario, Diego y Diro decidieron dar vida al argumento original con encuentros periódicos que les sirvieron para improvisar distintas situaciones a partir de las cuales se fue conformando el guión.
Diego Mongelós empleó una estrategia similar de cocreación para una obra teatral distinta, la recién estrenada Verbo, que reunió a tres leyendas de las artes escénicas y cuyo argumento se basó en las vivencias de las protagonistas (te contamos más sobre la puesta acá). “Si bien la creación de Verbo fue diferente porque se trabajó de manera puntual en la personalidad y las experiencias de vida de las actrices, tienen en común con Azul —que es, desde el vamos, una ficción construida a través de aportes de los actores— la posibilidad de generar un material absolutamente original, que abre una amplia gama de posibilidades creativas, otorga mucha riqueza y diversidad de miradas al producto final y permite, al mismo tiempo, un constante análisis crítico sobre lo que se está construyendo”, explica Diego desde su experiencia en la dramaturgia.
Este método, además de ofrecer a los artistas la oportunidad de explorar sus imaginarios y sacar a luz sus ideas propias, también sirvió para que, en su faceta de actores, se prepararan de manera única. Si bien es cierto que los performers hacen suyo el rol que les toca, la estrategia que escogieron les permitió conocer a sus personajes de manera íntima, posible gracias al tiempo de maduración de la historia. “El proceso de creación es también de descubrimiento del personaje, de sus limitaciones y posibilidades. De cómo reacciona ante cada situación que se le plantea. Todo esto ayuda a naturalizar bastante a la hora de interpretar”, menciona Mario.
Para Diro fue clave. “Lo que veníamos haciendo desde el inicio de nuestros encuentros era plantear y replantear no solo las situaciones, sino también las posibilidades de interacción entre personajes”, dice y agrega: “Incluso cada uno probó los tres personajes y eso nos permitió ampliar mucho más los espectros que podíamos llegar a tener. A medida que pasaban los ensayos, los personajes se marcaban y solidificaban más. El proceso de creación de los personajes se dio a la par del de la obra”.
Fueron 11 meses de intenso trabajo que hoy dan frutos: un éxito rotundo desde su primera noche, un fin de semana colmado y las redes sociales inundadas del matiz de este elenco. “Nos ayudó a ir comprendiendo, de manera profunda, la complejidad de los personajes. Cuando tuvimos el libreto final, había ya una construcción totalmente acabada de cada uno, pues participamos en ese desarrollo dramatúrgico”, acota Diego.
Dirección remota
Y aunque todo empezó con ellos tres, las ambiciones de esta puesta necesitaban colaboradores como Cecilia Torres en la asistencia y la producción general de Patricia Sánchez, para Chamaca Productora. Sin embargo, el rompecabezas recién estuvo completo una vez que se sumó Ricardo Alves Jr. en la dirección, con quien Diro y Diego habían trabajado para la puesta Cine Splendid, una coproducción paraguayo-brasileña que se estrenó en 2018. Ricardo, además de dirigir teatro, también es conocido por su trabajo cinematográfico, y se convirtió así en el candidato ideal para traer a la realidad este proyecto.
“En un principio, el desafío principal fue la distancia, ya que antes ninguno había tenido un proceso similar con un director”, comenta Diro sobre el método de trabajo empleado por Alves, quien se encontraba en Brasil al momento de la convocatoria. “De hecho, no es muy común que una obra sea dirigida a la distancia, pero debido a la pandemia el teletrabajo se volvió algo cotidiano, entonces incorporamos eso a nuestro proceso y con una buena planificación logramos que funcione. Teníamos presente que Ricardo vendría un tiempo antes de la fecha de estreno para, ya juntos, de manera presencial, iniciar todo el proceso de montaje”, acota el actor.
Para Diro, la experiencia con Cine Splendid fue el factor determinante: “Conocíamos su trabajo y el lenguaje que manejó en anteriores puestas. Por tratarse de un director de cine, la visión que podía aportar a lo que queríamos contar y cómo queríamos contarlo coincidían perfectamente”.
Lenguaje híbrido
Azul es especial en muchos sentidos y la incorporación de cámaras es la capa extra de dimensión que permite al público llenar espacios que normalmente estarían vacíos o libres a la interpretación personal. Lejos de ser una distracción, es un complemento perfecto que permite un vistazo a la intimidad de los personajes en espacios en los que estarían a solas en otras circunstancias. En momentos determinados, mientras se desarrolla una escena, hay otra más pequeña, introspectiva, que se desenvuelve, y pone al espectador en un rol voyerista que, lejos de incomodar, empatiza.
“Incorporamos tres personas que también están en escena con nosotros los actores; técnicos que operan cámara, boom (sonido) y asistencia durante la obra, lo que hizo posible la perfecta incorporación del audiovisual en la puesta”, cuenta Diro Romero.
Sabemos que con la llegada de nuevas tecnologías y especialmente desde el encierro pandémico, las líneas que dividen las artes escénicas comenzaron a difuminarse todavía más. Esta puesta híbrida casi parece una respuesta natural a las circunstancias, pero en vez de limitarse a rellenar el set, se convirtió en un elemento narrativo más. “Desde el inicio teníamos muy claro que queríamos contar esta historia desde el teatro, pero al tratarse de situaciones muy íntimas, encontramos en el registro audiovisual un soporte de gran valor que podía enfatizar ciertas sutilezas que, desde el plano general que propone el teatro, pasaban un poco desapercibidas”, explica Diego Mongelós y agrega: “La cámara era un elemento que de cierta manera deseábamos incorporar mediante el valor exacto de su puesta en escena, que fuera coherente y complementaria”.
Mencionan que la puesta teatral contiene a la puesta audiovisual y conforma un todo guiado por la visión integral de Ricardo Alves Jr.
Azul cuenta con el apoyo del Fondo Municipal para el Fomento y la Promoción de las Artes Escénicas, Cultura y Turismo de la Municipalidad de Asunción. Las entradas anticipadas tienen un costo de G. 50.000 y de G. 70.000 en puerta. Se pueden adquirir a través del WhatsApp (0982) 839-489. Más información, en la cuenta oficial de Instagram @azul_laobra.
Una mirada a las relaciones humanas
Diro Romero, Diego Mongelós y Mario González Martí, cocreadores de Azul, coinciden en la temática central de la historia: la posibilidad de comprender las relaciones humanas desde una mirada diversa, entender que cada una de ellas es única en sí misma y que, por tanto, no puede responder a un statu quo de relacionamiento. Desde la situación particular de los personajes de la obra se plantean temas tan universales como adaptación a los cambios, erotismo, libertad y las posibilidades del amor.
Multidisciplinario
Idea original: Mario González Martí.
Elenco: Diego Mongelós, Mario González Martí, Diro Romero.
Guión: Diego Mongelós, Mario González Martí, Diro Romero.
Dirección: Ricardo Alves Jr.
Técnicos en escena: Rebeca Elías, Ivo Espínola, Maga Araújo.
Producción general: Patricia Sánchez.
Asistencia de dirección: Ceci Torres.
Dirección de arte: Pamela Paredes.
Iluminación: Martín Pizzichini.
Sonido: Ronald von Knoblock y Fátima Báez.
Coreografía: Macarena Candia.
Diseño gráfico: Guadalupe Lobo.
Foto still: Rut Ortiz Montenegro.
Fecha y hora de funciones: 24, 25, 26 de setiembre y 1, 2, 3 de octubre.
Lugar: El Galpón del Pasaje Molas (pasaje Molas, entre 25 de Mayo y Cerro Corá).
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