Nota de tapa

Artesanía + Diseño

La cultura como puente

El diseño puede ser una herramienta que facilite mayores oportunidades para la artesanía en un mercado que demanda constante innovación. Del mismo modo, presenta el desafío de repensar las relaciones entre diseñadores y artesanos desde el diálogo y de forma horizontal. Navegamos este proceso que pone a la cultura en el centro.

Fotografía: Javier Valdez. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Bethania
Achón. Producción: Sandra Flecha. Modelo: Romina Bellenzier para Sight Talent Agency. Prenda: Ancestral. Agradecimientos: IPA

La apropiación cultural no es un problema reciente; pero sí lo es que forme parte de la discusión pública y que existan marcos legales que la contemplen. En la industria de la moda, el caso con mayor resonancia mediática quizás sea el de Isabel Marant, pero también han recibido acusaciones marcas como Zara, Louis Vuitton y Gucci.

Aunque hay una definición cerrada, expertas en propiedad intelectual y patrimonio como Brigitte Vézina describen la apropiación cultural como “el acto por el que un miembro de una cultura relativamente dominante hace uso de una expresión cultural tradicional y la reutiliza en un contexto diferente, sin contar con autorización, hacer mención de su origen ni proporcionar compensación por su utilización, lo cual causa un daño al poseedor o a los poseedores de la expresión cultural tradicional”.

Riñonera Jasy y mesa Yrupe: Tapua. Biombo: Vy’a Juhu.
Fotografía: Javier Valdez. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Bethania
Achón. Producción: Sandra Flecha. Modelo: Romina Bellenzier para Sight Talent Agency. Prendas: Ancestral. Agradecimientos: IPA.

La primera vez que el nombre de Isabel Marant fue unido a la acusación de apropiación cultural fue en 2015. La marca de lujo francesa había incluido en su colección Étoile una blusa que, más que inspirarse, replicaba los diseños y bordados que realizan las artesanas mixes del poblado de Santa María Tlahuitoltepec, en la zona serrana de Oaxaca (México). Ante los cuestionamientos, las disculpas de parte de la diseñadora, conocida por su estética bohemia y que se ha descrito como étnica, no se hicieron esperar.

Sin embargo, parece que no fue suficiente para aprender la lección, pues en 2020, Marant recibió una carta de la Secretaría de Cultura de México en la cual le pedían nuevamente explicaciones por incluir una capa que imitaba tejidos geométricos de la comunidad Purépecha sin mencionar su origen. “En el futuro nos aseguraremos de que nuestros intereses coexistan y de rendir homenaje expresamente a nuestras fuentes de inspiración”, respondió Marant. Ante ello, la Secretaría de Cultura mexicana sostuvo “que deben ser las comunidades las que decidan si aceptan [la disculpa]”.

La apropiación cultural es el problema más visible de una pregunta mayor: ¿Cuál es el lugar que se debe dar a los artesanos cuando su producción no es solo el medio, sino el tema central en una pieza de diseño? La cocreación es uno de los caminos que se han planteado como respuesta, pero el tema se volvió complejo porque requiere desarmar ideas sobre autoría y creatividad que se instalaron desde la Revolución Industrial.

Campera bomber: Jovái. Bolso: Vy’a Juhu.
Fotografía: Javier Valdez. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Bethania
Achón. Producción: Sandra Flecha. Modelo: Romina Bellenzier para Sight Talent Agency. Pantalón: Ancestral. Agradecimientos: IPA.

Una breve historia del diseño

Desde un punto de vista histórico, hay quienes consideran a Leonardo da Vinci (1452-1519) el primer diseñador. Sus estudios científicos sobre la anatomía y la mecánica —por citar algunos— hicieron del sabio renacentista florentino un pionero en nociones de ingeniería mecánica a través del Libro de patrones de elementos de maquinaria.

“Al dar un vistazo a las maquinarias y dispositivos que propone, su concepción destaca una comprensión más técnica que creativa del diseño”, se afirma en el libro Design: History, Theory and Practice of Product Design (2015). Da Vinci influyó decisivamente en una idea clave en una etapa muy temprana: la del diseñador como inventor.

El diseño en el sentido moderno de la palabra no se consolida, sin embargo, hasta mediados del siglo XIX. Desde entonces, la creciente división del trabajo ha significado que diseñar y fabricar un producto ya no estén a cargo de una misma persona. Aquí, entonces, se empiezan a separar las ideas de trabajo manual del trabajo intelectual, y se establece una jerarquía y valoración diferentes para ambos oficios.

Durante la misma época, un señor inglés catapultaría la figura del diseñador desde la moda: Charles Frederick Worth (1825-1895). Muchos historiadores sostienen que cuando fundó la Casa de Worth en París, habría sentado las bases de la alta costura. Además, Worth fue acreditado en muchas versiones como el primer diseñador de modas o el primer modisto que alcanza la categoría de artista.

Bolso: Jovái.
Fotografía: Javier Valdez. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Bethania
Achón. Producción: Sandra Flecha. Modelo: Romina Bellenzier para Sight Talent Agency. Prendas: Ancestral. Agradecimientos: IPA.

Apostar por la colaboración

Aparte de las distinciones entre trabajo intelectual y mano de obra que se constituyen en lo relatado anteriormente, otra cuestión que fue distanciando y creando una relación de poder vertical entre artesanía y moda se dio en el plano de la propiedad intelectual. En este sentido, los marcos legales fueron diseñados según la división occidental del trabajo.

Además, las características propias de las expresiones culturales tradicionales generalmente no están contempladas dentro de estos marcos. Lo que implica que, cuando hablamos de artesanía, nos encontramos con lagunas legales que fallan al momento de amparar el trabajo creativo colectivo y la autoría cuando no se puede rastrear un origen preciso.

Los encuentros entre diseño moderno y artesanía popular proponen un desafío a este modelo, que requiere, en primer lugar, deconstruir jerarquías coloniales de tradición versus innovación. Un argumento que se ha utilizado históricamente para desacreditar estéticas que surgen en distintas partes del mundo que no corresponden con el modelo industrial. También demanda romper con la idea del artesano como mano de obra, opuesto al diseñador creativo. Finalmente, es un llamado a imaginar otros mercados posibles, descentralizados de ese ideal eurocéntrico.

Luminarias Kuarahy: Tapua.
Fotografía: Javier Valdez. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Bethania
Achón. Producción: Sandra Flecha. Modelo: Romina Bellenzier para Sight Talent Agency. Prendas: Ancestral. Agradecimientos: IPA.

Además de todas las cuestiones que conciernen al pago justo, hay cuestionamientos más amplios, como reivindicar la producción cultural e identitaria de comunidades subalternas al paradigma hegemónico. Allí es donde se empiezan a imaginar modelos que revaloricen no solo el modo de producción artesanal, sino también el trabajo creativo y colectivo que lo acompaña. En este sentido, la defensa de la artesanía tiene que ver también con una puesta en valor de la identidad.

En el caso de Paraguay, una identidad que es tan diversa como la variedad de técnicas artesanales y las comunidades donde estas se localizan. Es por eso que Adriana Ortiz, presidenta del Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA), hace una distinción entre artesanal —que significa hecho a mano— y artesanía: “Artesanía es ese oficio que se transmite de generación en generación en una comunidad específica, que forma parte de un territorio y que está en su ADN cultural, es parte de su identidad”.

Entonces, si el diseño es un modo de encontrar soluciones estéticas y funcionales, en la relación con la artesanía puede servir como puente para acortar estas distancias. Además, sería el medio mismo desde donde crear formas de evitar prácticas como la apropiación.

Campera bomber: Jovái.
Fotografía: Javier Valdez. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Bethania
Achón. Producción: Sandra Flecha. Modelo: Romina Bellenzier para Sight Talent Agency. Pantalón: Ancestral. Agradecimientos: IPA.

La cocreación como camino

¿Cómo salvaguardar las técnicas de artesanía populares y ancestrales de Paraguay y, a la vez, lograr que compitan en mercados locales e internacionales que demandan constante innovación? Es una pregunta ante la cual el IPA planteó como respuesta concreta el Concurso de Co-Creación A+D.

La iniciativa se lanzó en junio de este año con el objetivo de promover la artesanía popular a través de la creación de nuevos productos desde la colaboración activa entre diseñadores y artesanas. En esta ocasión, fueron seleccionadas como beneficiarias las comunidades de Pirayú, con la técnica del ñandutí; la ciudad de Limpio, con el karanday, y Piribebuy con el poncho para’i de 60 listas.

La convocatoria a la primera edición se dirigió a profesionales y estudiantes de diferentes áreas como arquitectura, diseño de moda y diseño industrial, entre otros. De las postulaciones recibidas, un jurado de especialistas eligió a tres equipos participantes y a cada uno se asignó una técnica y comunidad con la cual trabajar colaborativamente durante un periodo que se extendió de principios de julio a fines de octubre de este año.

En cada comunidad, los participantes desarrollaron una línea de tres productos en las categorías de moda, hogar e imagen. El resultado se presentó en el Centro de Experiencias Achón durante la Semana A+D, que consistió en seis días de exposiciones, feria y charlas. Además, los diseños y productos terminados serán expuestos en el stand de Paraguay en la Expo Dubai 2021.

Las marcas que surgieron de ese proceso de cinco meses, y ya están a la venta, son: Vy’a Juhu, que promueve el ñandutí de Pirayú; Jovái, con prendas y accesorios que reinterpretan el poncho para’i de 60 listas, y Tapua, una línea basada en el karanday de Limpio.

Rosa Segovia, artesana de Jovái. Fotografía: Cortesía de Felipe Sitjar.

1.º puesto: Jovái, de Piribebuy

Desde la Escuela de Salvaguarda de la ciudad de Piribebuy, la maestra artesana Rosa Segovia colaboró con el equipo de Artisanal Jopói —conformado por las diseñadoras Sandra González (Deiv/Bassen), Cami Orué (Ancestral) y el estilista Matías Irala— para desarrollar una línea de productos donde el poncho para’i de 60 listas fue protagonista.

“En nuestra primera visita a Piribebuy, fuimos recabando datos tanto históricos como prácticos en torno al poncho, además de puntualizar en la relación de esta prenda con su comunidad, desde el imaginario que cuentan los propios ciudadanos. Dentro del relato oral, nos interesó cómo este adquiría múltiples usos; destacó la idea de protección, ya que generalmente era utilizado por personas que se movilizaban constantemente y estaban a la intemperie”, relata el trío de Artisanal.

El equipo ganador del concurso, Artisanal Jopói: Cami Orué (Ancestral), estilista Matías Irala y Sandra González (Deiv/Bassen). Fotografía: Cortesía de Felipe Sitjar.

En su visita al museo de la ciudad, el director Miguel Romero reparó en los diferentes usos de la prenda, además de otros historiadores y referentes que destacan su significación utilitaria y ornamental. De este trabajo previo de investigación, les interesó el imaginario popular del poncho como “escudo contra el acero” durante la colonia. De allí que el equipo desarrolló tres propuestas que se desprenden de la idea morfológica de envolver el cuerpo y se traducen en Jovái. La marca hace alusión al “equilibrio” o a la idea de tener dos elementos iguales que se enfrentan y logran la simetría de su entorno.

“Cada producto que presentamos responde a lo que Rosa nos contó, lo que ella ya produjo, como las carteras que ya hacía con don Mario (Britos, artesano del cuero repujado). Entonces, lo primero que hicimos, y que fue clave para nosotros, fue escucharla hablar sobre lo que hizo y lo que le pedían, pero también lo que le gustaría hacer, pero no podía. A partir de allí, buscamos soluciones”, explica Sandra González. Además de Rosa, trabajaron en el desarrollo de la línea la artesana Maximira Paredes, especializada en el tejido de la faja; el artesano Mario Britos de Caacupé, a cargo del cuero y repujado, y Nidia Confecciones, en la terminación de la campera.

Jovái es una línea de productos de moda. La campera responde al concepto de protección y de escudo, al igual que las dos carteras, diseñadas como complementos que rodean el cuerpo. “Elegimos utilizar las partes del poncho que más podrían aguantar el uso, porque descubrimos que era un tejido muy delicado. Seguimos un proceso de prueba y error para llegar al resultado”, concluye González. El detrás de escena de la cocreación se puede seguir en la cuenta de Instagram @artisanaljopoi. Mientras, los productos se encargan a @jovai60listas.

“Creo que las artesanías son las madres del diseño, por así decirlo. Son técnicas que vienen de hace mucho tiempo. Cuando la humanidad todavía no podía llamarlas así, lo que las personas hacían era tomar materia prima de la naturaleza, pero ya la estaban diseñando porque buscaban una solución estética. Entonces, lo que se puede aprender de la artesanía es cómo volver a las raíces… y reaprender esas técnicas que están muy conectadas con lo sostenible”.

Sandra González (Deiv/Bassen)

2.º puesto: Tapua, de Limpio

Tapua busca reivindicar “los orígenes de esta ciudad teñida por el azul de los ríos que la surcan y el verde de su vegetación”. La palabra guaraní significa “ita apu’a” o piedra redonda y fue el primer nombre de Limpio. Durante el proceso de cocreación, la maestra artesana Julia Cuevas recibió a las diseñadoras Isa Pampliega, de Básicas Paraguay; Paloma Strübing, de Palofante, y a la artista Karina Garcete en su taller y hogar.

Las paredes verdes y las coloridas flores del jardín de ña Julia fueron el marco perfecto para desarrollar una marca que rinde tributo a “la ciudad del karanday y las flores”. La línea de productos (@tapua_de_limpio en Instagram) se inspira en tres elementos característicos de Limpio, como cuenta Isa Pampliega: “Los primeros dos, basados en la leyenda de esta ciudad costeña sobre una mujer enamorada de Jasy (Luna) quien, en su afán de acercarse a él, se tiró al río Paraguay y se convirtió en un jakare yrupe (victoria cruziana, planta acuática circular). El Kuarahy (Sol), por otra parte, fue el que inspiró la creación de las primeras artesanías de la ciudad: el sombrero y la pantalla”.

Riñonera Jasy: Tapua.
Fotografía: Javier Valdez. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Bethania
Achón. Producción: Sandra Flecha. Modelo: Romina Bellenzier para Sight Talent Agency. Prendas: Ancestral. Agradecimientos: IPA.

Así, Kuarahy es el nombre que dieron a una luminaria de tramado abierto en karanday que permite la salida de luz y evoca al Sol. Yrupe es una mesa circular baja en forma de bandeja, de trama tubular, inspirada en la planta acuática victoria cruziana, y Jasy es una riñonera en forma de medialuna de tramas clásicas intervenida con detalles en cuero.

Al reflexionar sobre los aprendizajes que se lleva del concurso, Paloma Strübing destaca “que debemos ser humildes ante el conocimiento y la experiencia de los artesanos, que en su mayoría aprendieron la técnica de muy pequeños y la dominan”. A esto, Pampliega agrega el “comprender nuestro rol dentro del proceso de cocreación de una pieza con identidad cultural, respetando y dando el debido protagonismo al artesano que conoce mejor que nadie las técnicas y los procesos que toma cada artesanía. Ese saber ancestral debe ser custodiado por los demás miembros del equipo, quienes durante todo el proceso de diseño deben validar las ideas, guiándosepor el conocimiento del maestro artesano”.

Como los mayores desafíos, Pampliega menciona el “descubrir elementos que forman parte de la identidad de Limpio para revalorizarlos y utilizarlos en la construcción de una marca que represente a todos los ciudadanos”. Coincide con Strübing en lo que implicó llevar un proceso que requiere mucha responsabilidad, pues “significaba proponer una marca que ayude al sustento de toda una comunidad. Y que los productos sean representativos del lugar. Factibles, pero a la vez innovadores”.

“En la artesanía, los procesos responden a otros tiempos y formas, donde el artesano cocrea en armonía con la naturaleza y los quehaceres diarios. Esto, más que una profesión, es una vocación trasmitida de generación en generación”.

Isa Pampliega (Básicas)

3.º puesto: Vy’a Juhu, de Tujukua

“Quiero que la gente tome conciencia sobre la importancia de valorar lo que es nuestro y que necesitamos de los pedidos para trabajar y solventar algo de los gastos de la casa”, expresa la maestra artesana Daniela Díaz. Daniela es representante de la Asociación de Mujeres Indetenibles, nombre que sin dudas refleja el espíritu de las tejedoras de Pirayú, una ciudad que no siempre goza del merecido crédito por la producción de auténtico ñandutí que allí tiene lugar.

Tujukua es una compañía de Pirayú que maravilla a quien la visita por primera vez por la belleza del paisaje natural que se abre al adentrarse por el camino de tierra, para descubrir un manantial resguardado por los árboles. Allí, las tejedoras de ñandutí de la zona se reúnen a crear con el hilo piezas de gran delicadeza en las que se espejan los colores vibrantes de la naturaleza que las rodea y también dechados inspirados en ella.

Luminaria: Vy’a Juhu.
Fotografía: Javier Valdez. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Bethania
Achón. Producción: Sandra Flecha. Agradecimientos: IPA.

Para rescatar este espíritu alegre y también la belleza natural del lugar nace Vy’a Juhu (Encontrar la Alegría) como marca que representa a las tejedoras de Tujukua. “Vy’a Juhu es el arte de celebrar la vida y hallarse en los momentos cotidianos”, dice la descripción. Los productos creados para la comercialización son la cartera Yvu (naciente), la lámpara Syry (brisa) y el biombo Ykua (manantial). Destacan que el ñandutí de esta línea se teje con hilo de ferretería nacional, y también las telas y la madera utilizadas son nacionales.

“La línea de productos —explica la diseñadora Sandra Bartel— nace inspirada en la naturaleza alrededor de Pirayú, especialmente en los ykuas y arroyos, que abundan en la zona, y se representan en los diseños mediante líneas curvas. También se ven diferentes flores silvestres, de las cuales destaca la flor del mburukuja (pasionaria). Además, se incluyó el arasape, dechado característico de la ciudad”.

“En el diseño siempre buscamos transmitir un significado, contar una historia o plantar un concepto. Sin embargo, en todos los ámbitos del diseño ser originales hoy en día ya cuesta, parece que todo se repite. La artesanía tiene una riqueza abundante de historia, significados y raíces profundas en el entorno y la manera de vivir de estas comunidades. Combinar algo tan auténtico es la mejor manera de innovar”.

Chiara Wall (diseñadora gráfica)

En el proceso de cocreación trabajaron como representantes de la Asociación Santa Rosa y de la Asociación de Mujeres Indetenibles las maestras artesanas Teresa Ramírez y Daniela Díaz, además de Nilda Antúnez, María Nicolasa Godoy y Virginia Granada. El equipo de diseño está integrado por Jennifer Klassen, Sandra Bartel y Chiara Wall.

“Aprender nuevos dechados, nuevos dibujos, nuevas imaginaciones sembradas para realizar trabajos de ñandutí”, es lo que la maestra artesana Teresa Ramírez destaca como principal desafío de este proceso. Agrega que “como artesanas, a veces necesitamos una ayudita de personas más capacitadas en diseñar y así facilitarnos el trabajo”. Los productos se encargan vía WhatsApp al (0984) 621-345/(0986)816-977, o en Instagram: @vyajuhu_de_pirayu.

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