Nota de tapa

El Princi

De La Chaca pa’l mundo

En el corazón de la ciudad de Asunción late una comunidad que resiste. Resiste desde la “batalla” de cada día; desde el trabajo, la solidaridad y, sobre todo, el arte. Esta semana entrevistamos a El Princi, un artista chacariteño que, pese a su corta edad, cuenta con más de 10 años de experiencia en la música urbana.

Por Laura Ruiz Díaz. Dirección de arte: Gabriela García Doldán. Dirección de producción: Betha Achón. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Javier Valdez.

Para entrar a la Chacarita hay muchos accesos, pero uno resalta por su atractivo: el pasaje Punta Karapã. Lleno de colores, ofrece una vista maravillosa de la comunidad que allí reside, un centro cultural y hasta un mirador al río Paraguay. En este mismo espacio coexisten realidades impactantes: fue donde a principios de siglo XX vivió José Asunción Flores, creador de la guarania, y el año pasado sirvió de escenario para el multitudinario show del argentino L-Gante. 

Hoy, Punta Karapã es un punto cultural que cada vez toma más fuerza. Allí nos dimos cita con Elías Benjamín El Princi Mosqueira. Diez minutos tarde, pero con una sonrisa y un abrazo de saludo, empezamos una entrevista que incluyó un juego de picadita con sus amigos —al que, claramente, no pude seguir el hilo— y que luego nos llevó a recordar el pasado con una sonrisa, al contemplar las infinitas posibilidades del futuro. 

Tiene 25 años, aunque aparenta muchos menos. Irradia juventud y alegría, pero con la mirada sabia de quien ya tuvo una vida bien vivida y mucho polvo en los zapatos. Como muchos, de niño soñaba con ser futbolista y, de hecho, practicaba en los clubes de su barrio, Ricardo Brugada: los históricos Oriental, 3 de Febrero y Resistencia.

Elías no puede identificar en qué momento se decidió por la música, porque esta siempre estuvo. En Chacarita, cada año se realiza una gran fiesta de carnaval de la que participa de forma activa; allí bailó desde los cinco o seis años en un grupo que se llama Chicos Villeros. Cada vez más, el arte comenzó a copar su vida. “Yo creo que en ese entonces ya me generó interés el tema de la música. Unos años después empecé a dejar de lado el fútbol”, explicó.

En 2011, Los Wachiturros revolucionaron la música popular con su cachengue. “Los conocí por redes y me fascinó, me identifiqué con ellos enseguida”, contó. Pero no quedó en la admiración y se propuso hacer lo mismo en su barrio. Un año después creó, con otros tres vecinos de La Chaca, un grupo de baile que denominaron Wachisueltos. Se presentaban en cumpleaños o en actividades barriales. 

Pero sus sueños no quedaron ahí. 

Años después inició Qué Loco, un proyecto mucho más profesional, acompañado de un productor, y que hasta cuenta con videoclips oficiales. El grupo inclusive ofreció una gira en Argentina por discotecas de compatriotas migrantes. En ese momento, al ver que el contrato ya estaba a punto de terminar, decidió lanzar su carrera como solista. 

Un nuevo proyecto

Elías siempre fue un rebelde. Se refiere a sí mismo como “el terror” de la casa; fue el único de la familia en buscar la música como destino y recibió su apoyo en cada paso. “Mi mamá siempre me preguntaba si tenía para mi pasaje cuando había que ir a grabar”, recordó con mucha emoción. Así como, cuando era niño, su abuelo lo acompañaba a sus prácticas de fútbol, también lo animaban para sus ensayos.

Esta rebeldía le garantizó un cuidado especial por parte de los miembros de su familia, que constantemente debían vigilar sus travesuras, y hasta es el origen de su nombre artístico: cada vez que volvía de la escuela, su madre decía —en tono de broma y con un poco de cariño maternal—: “Ahí viene El Príncipe de la casa”. Este apodo creció cuando Elías decidió registrarlo en sus redes sociales. Muy pronto, El Príncipe se convertiría en El Princi, para abreviar. 

Yo canto lo que se vive acá, en mi barrio, y en muchos otros que también recorrí, para quien quiera escuchar.

La misma rebeldía es la que sus canciones reflejan, porque El Princi escribe temas que él mismo escucharía: “Yo canto lo que se vive acá, en mi barrio, y en muchos otros que también recorrí, para quien quiera escuchar”. 

Antes de dedicarse a este proyecto, Elías trabajaba como conductor de una plataforma de servicios de movilidad. De a poco, de forma autogestionada, juntó dinero para sus primeras grabaciones, siempre con un mismo objetivo: mostrar su realidad. 

¿De dónde viene el sonido de El Princi?

En La Chaca, como en muchos barrios de la periferia de Asunción, la vida social es muy activa. Al pasar por sus calles, los vecinos saludan y se preguntan por su día, los domingos sacan equipos de sonido a las calles y compiten por quién pone música más fuerte.

¿El repertorio? Lo mejor de la cumbia colombiana, villera, vallenatos, cachaca y reguetón. En un ambiente muy parecido es que se fusionaron la cumbia y el reguetón en el país vecino, Argentina. Según el comunicador y musicólogo Pato Smink, allí se viene cocinando desde hace 20 años esa mezcla, que marca tendencia a nivel latinoamericano. En esta unión podemos encontrar diferentes subestilos, cada uno con sus matices, como el cachengue, el RKT, la cumbia 420 o el turreo. 

El cachengue es uno de los primeros productos de esa fusión, un subgénero de cumbia originado en la primera década de los 2000, y sus mayores representantes son Los Wachiturros. El Princi nombra artistas de este movimiento como influencias. 

La cumbia 420 fue definida por el artista DT Bilardo, productor de L-Gante, como “la cumbia con el ritmo para atrás”. Su esencia está marcada por el barrio, con un sonido que fusiona elementos del trap, el reguetón e incluso hay espacio para el folclore. Un ejemplo es Soy de barrio.

El RKT encuentra su origen en el boliche argentino Rescate, alrededor del 2010, contó Smink; allí empezaron a sonar cada vez más las cumbias remixadas, con los bajos más potentes, para escuchar en los boliches. El sitio cerró y el RKT quedó como un secreto a voces entre los Djs. Pero eso cambió durante la pandemia, cuando el sonido resurgió con muchísima potencia de la mano de L-Gante y Papu DJ con la canción L-Gante RKT.

La cumbia 420 fue definida por el artista DT Bilardo, productor de L-Gante, como “la cumbia con el ritmo para atrás”. Su esencia está marcada por el barrio, con un sonido que fusiona elementos del trap, el reguetón e incluso hay espacio para el folclore. Un ejemplo es Soy de barrio, la canción de El Princi y Juan Cancio Barreto. 

La búsqueda de algo diferente

“Quiero presentar algo diferente a lo que hacen los demás”, confesó El Princi. Y bien logrado. En su disco Soy de Barrio se observan de forma muy clara elementos de RKT, cumbia 420 y cachengue. 

“Cuando escuché  los beats del RKT por primera vez, en seguida captaron mi atención”, explicó. Es que, según dijo, es un sonido que lo identifica, ya que cuenta con elementos de cumbia y también reguetón, que son géneros musicales que escucha a diario. 

Lo inspiran muchos artistas muy disímiles entre sí. Mencionó algunos como El Alfa, un rapero, compositor y productor dominicano cuyo estilo se enmarca en el dembow; Akapellah, un freestyler venezolano; Neutro Shorty, trapero y reguetonero del mismo lugar, y varios otros. “En Argentina hay muchos artistas que la están rompiendo en lo que hacen, como Tiago PZK, Lil Killa, L-Gante, María Becerra, Nicki Nikole y Trueno, y a todos les tengo como referencia”, comentó.  

“Él viene de abajo, igual que yo, y llegó a ser el más grande del reguetón”, contó [sobre Daddy Yankee]: “Para mí, es increíble. Si él puede, yo puedo”.

Su mayor inspiración es Daddy Yankee, el reguetonero puertorriqueño que revolucionó la música urbana con Gasolina. “Él viene de abajo, igual que yo, y llegó a ser el más grande del reguetón”, contó: “Para mí, es increíble. Si él puede, yo puedo”.

La primera aproximación de Elías a un estudio de grabación y los procesos de composición musical se dieron durante su participación en el proyecto Qué Loco, pero es ahora, con El Princi, cuando su trabajo empieza a cobrar autonomía. Sobre todo, es acá donde pone parte de su identidad: “Todas mis canciones las escribo yo”.

El proceso, en sus palabras, es el siguiente: primero se reúne con el productor en el estudio y crean el beat en conjunto. Entonces arrancan con la producción musical, el instrumental de cada canción. Con eso listo, ya empieza a trabajar la lírica. “Si veo algo que está pasando, eso es lo que narro en mis letras”, expresó. Eso sí: es un requisito infaltable que la base lo inspire, porque si no, la composición no es una posibilidad. “Yo soy feliz escribiendo mis letras, contando mis experiencias y mi realidad; lo que veo y lo que pasa a mi alrededor”, afirmó. 

Alguien te quiere conocer

Un día, El Princi recibió una llamada de su productor: alguien lo quería conocer. Elías no tenía más datos que esos y, cuando acudió a la cita, le preguntó al guardia de seguridad quién lo mandó a llamar: era Juan Cancio Barreto. 
“En un segundo me puse a pensar en mil cosas: cómo saludarlo, qué decirle; me acomplejé por mis tatuajes, porque la gente mayor muchas veces tiene un ligero rechazo hacia eso. Yo lo único que quería era caerle bien de entrada”, recordó. 

El Princi no consumía el trabajo de Juan Cancio, pero al caazapeño lo precede su talento. “Nde abuelo ídolo”, dicen que fue la frase con la que lo saludó. La química entre los artistas fue instantánea. “Es muy bromista, yo pensé que sería un señor serio, argel, recto, pero bromeamos, hablamos y nos reímos un montón”, relató.

En su carrera, Elías identifica la colaboración con el requintista como un hito: “Fue increíble, una de las mejores cosas que viví”. La canción Soy de barrio marcó un hito no solo en la carrera de El Princi, sino también en la música urbana, pues fusionó el dulce sonido del requinto, históricamente identificable con la música paraguaya, con el RKT, uno de los estilos musicales en tendencia a nivel regional.

Música nacional y popular para el mundo

El Princi pisa fuerte no solo a nivel nacional, sino también internacional. Trabajó con dos artistas puertorriqueños en canciones que se presentarán en su próximo disco, que espera lanzar a finales de este año. Una de sus metas es grabar con L-Gante, pues lo considera un ícono y una referencia no solo suya, sino también de la música de barrio. 

Actualmente posee una cantidad importante de temas grabados, que aún no se publicaron. “Como acabo de sacar mi álbum, quiero darle tiempo a la gente para conocer lo que hago”, dijo. A principios de este mes, se lanzó Sangre caliente, que compuso en conjunto con Édgar Camarasa, canción oficial de la película Pedro Undercover. Aún se encuentran en las últimas etapas de la filmación del videoclip, pero muy pronto saldrá a la luz también. 

Lo más preciado para él es el aprecio de la gente y sentir el verdadero reconocimiento a los artistas nacionales. Los DJs ponen su música en discotecas, los niños le escriben o lo paran en la calle para tomarse fotos e incluso hay varias marcas que hoy están empezando a patrocinarlo. “Yo creo que si hay unión y apoyo, vamos a poder entrar en el mapa de los grandes artistas del planeta”. Y agregó: “Mi objetivo es recorrer el mundo con la música hecha acá en Paraguay”. 

Reivindica el arte como una herramienta de transformación y de esperanza: “Quiero ser una buena influencia para los jóvenes que están en un camino difícil, como estuve yo en su momento. La música me cambió, voy a seguir adelante y no voy a parar”.

Hoy, Elías disfruta de los resultados de un largo y arduo proceso de trabajo, de más de 12 años. “Sobre todo estoy pisando tierra, con la humildad que mi gente sabe que me caracteriza”, dijo emocionado. 

De barrio

El barrio Ricardo Brugada, también llamado Chacarita, es uno de los más antiguos de la ciudad de Asunción. Se estableció de manera formal luego de la Guerra contra la Triple Alianza y su crecimiento se incrementó de a poco hasta la gran migración interna de los años 80, con la ocupación informal de la ribera del río Paraguay, cuando muchas familias campesinas se trasladaron a la ciudad en busca de mejores oportunidades. El lugar siempre estuvo habitado. Fue hogar de comunidades indígenas, pescadores, vendedores y hoy alberga a miles de personas desde hace varias generaciones.

Hacer del arte un medio de vida no es fácil en ningún lugar, y en nuestro país las dificultades se profundizan, más aún al ser parte de una comunidad largamente vulnerabilizada. Las personas que viven en el histórico Ricardo Brugada día a día se enfrentan a los prejuicios desde todos los espacios; también lo hace El Princi desde la música. 

“Mucha gente dice que soy la cara del barrio y eso es algo que yo llevo con mucho orgullo”, explicó. El estereotipo de la inseguridad en los barrios vulnerabilizados no es novedad, pero El Princi nos invita a romper con esta idea y conocer la comunidad chacariteña.

Contó que el barrio tiene mucha seguridad, inclusive hay guías que ofrecen recorridos turísticos para locales y extranjeros por la zona, como los ChacaTours, por ejemplo. “En ese recorrido se puede ver la realidad de mi comunidad, cómo la gente batalla el día a día vendiendo cosas, sobreviviendo. Yo les invito a que vengan, que se atrevan a romper con ese estereotipo del barrio peligroso”, agregó y se ofreció incluso a acompañar a quien quiera conocer.

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