Cuidado con los pequeños
La quinta fase del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) arranca con su 31.ª película. Este filme es el tercero protagonizado por el Hombre Hormiga (Paul Rudd) y se ubica en un punto medio entre evento cinematográfico y comedia de viaje familiar.
Una cuestión de tamaño y tiempo
Ant-Man y sus secuelas son indiscutiblemente las comedias propiamente dichas del MCU, pues siempre son un poco más ligeras en tono que las demás películas, en lo que respecta al drama, el riesgo para sus personajes y el universo en general.
Paul Rudd interpreta a Scott Lang, exconvicto convertido en un superhéroe capaz de hacerse muy grande o muy chiquito con ayuda de tecnología cuántica. Él solo quiere mantenerse fuera de problemas para seguir participando de la vida de su hija.
Las películas de Ant-Man, todas dirigidas por Peyton Reed (Bring It On, Down With Love), siempre la tuvieron difícil. Al primer filme le tocaba cerrar la segunda fase del MCU en 2015, luego de Avengers: Age of Ultron, y la segunda fue lanzada en 2018 tras Avengers: Infinity War.
En ambas ocasiones se posicionaron tras grandes eventos dentro de su universo cinematográfico, a pesar de tener escalas muy diferentes. Esta vez, la cinta se encarga de iniciar la nueva fase del MCU y tiene el difícil trabajo de introducir a la pantalla grande al villano contra el que los Avengers deberán enfrentarse eventualmente, como ya lo hicieron contra Thanos (Josh Brolin) en la saga pasada.
Una aventura familiar
Como con los demás capítulos de la fase cuatro del MCU, es difícil señalar dónde se sitúa Quantumania temporalmente respecto a películas como Eternals o Black Panther: Wakanda Forever. Lo concreto es que los eventos tienen lugar tras Avengers: Endgame y Scott Lang goza de cierto reconocimiento público luego de salvar al mundo, pero su hija Cassie busca cualquier motivo para bajarlo de su nube.
Ella es ahora una plena adolescente y la interpreta Kathryn Newton (Supernatural, Pokémon Detective Pikachu). Los cinco años que Cassie y Scott perdieron tras los eventos de Infinity War crearon una extraña brecha entre padre e hija que ocasiona constantes reclamos de ella a él sobre la comodidad a la que Scott parece haberse acostumbrado ahora que el mundo está, técnicamente, fuera de peligro.
Cassie no dudó en seguir los pasos de su padre, pero no en sus aspectos más positivos, sino imitando sus constantes encuentros con la ley. Tras un accidente de laboratorio ocasionado por una máquina que ella creó junto al Ant-Man original, Hank Pym (Michael Douglas), todos son transportados al reino cuántico, del que deberán salir antes de que unos peculiares habitantes acaben con ellos.
Scott, Cassie, Hank, junto a Hope Van Dyne (Evangeline Lilly) —la superheroína Wasp e hija de Hank— y Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer) —esposa de Hank, madre de Hope y la Wasp original— terminarán envueltos dentro del diminuto reino en una revolución contra un tirano que convivió con Janet durante parte de los 30 años que esta estuvo atrapada allí, antes de ser rescatada en la película anterior.
De esta forma hace su debut cinematográfico Kang el Conquistador, interpretado por el fantástico Jonathan Majors (Lovecraft Country, Creed III). Este es un ser que viaja a través de líneas temporales y esclaviza a cuanta civilización encuentra a su paso. En este momento se encuentra atrapado en el reino cuántico, donde intentará convencer a Scott de que lo ayude a salir a cambio de devolverle el tiempo que estuvo ausente de la vida de Cassie.
Este Kang es otra versión de “aquel que permanece”, el personaje que conocimos al final de la primera temporada de la serie Loki, de Disney+. En Quantumania, el personaje comienza a abrirse paso en el MCU como el villano principal de la saga.
Majors es imponente como esta versión de Kang y su adición al MCU brinda algo de esperanza para la longeva serie de películas.
La fórmula que funciona
A pesar de introducir una amenaza de alto nivel, Quantumania es casi todo lo que se espera de una película de Ant-Man. Dentro de su pequeño drama familiar, cuenta con muchos momentos de comedia y, a pesar de todo, en ningún momento se siente un verdadero riesgo para los protagonistas.
Finalmente, son las actuaciones de Majors y Pfeiffer las que logran elevar un poco la historia, principalmente el trabajo de la segunda, quien está totalmente comprometida con el material a pesar de que este no se encuentra a su altura. Douglas, por su parte, parece pasarla genial en todo momento.
Puede que sea injusto poner sobre Ant-Man el peso de entregar algo totalmente nuevo y original en el MCU, pero para el final de la película surge la duda de por cuánto tiempo más podrá esta franquicia permanecer en su zona de confort antes de que el público termine por abandonarla.
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