Amistad, dos guitarras y una gira internacional
En una conversación exclusiva con los miembros de El Zar, Facundo Castaño Montoya y Pablo Giménez, exploramos el viaje de esta banda indie argentina desde sus comienzos hasta su éxito actual en giras internacionales. Con cuatro discos en su haber y la emoción de un recital programado en el estadio Obras para noviembre, se posiciona como uno de los proyectos más relevantes en el panorama musical latinoamericano.
Por Laura Ruiz Díaz. Fotografía: Fernando Franceschelli.
La dinastía del indie argentino encontró nuevos herederos que le hacen honor a su título real con una propuesta completamente original, pero bien enmarcada en su tradición musical. Facu y Pablo, los chicos de El Zar, nos recibieron durante su estadía en Asunción para contarnos todo sobre el proyecto.
Llevan publicados cuatro discos: Círculos (2016), A los Amigos (2018), Pura Casualidad (2020) y Río Hotel (2022), cada uno con una identidad única. Ellos consideran que su música, si bien tiene una dirección bien determinada, fluye según lo que consumen en el momento, lo que se vive en la calle y lo que se va generando en la escena musical.
Componen canciones de pop-rock que cuentan historias con las que el público se siente identificado. Se muestran agradecidos y son conscientes del momento que están transitando. Hace más de siete años, Pablo Giménez y Facundo Castaño Montoya —amigos, colegas, cómplices y narradores— son El Zar.
Género: canción
“Más que un género, buscamos que la canción sea el principal objetivo”, comienza Pablo. Así trabajan su identidad, con el objetivo de “lograr buenas letras y melodías, que nos gusten a nosotros”. Su sonoridad deambula entre el rock y el pop, y son representantes de una nueva generación de la música argentina que se enmarca en el indie.
“Tratamos de experimentar, de cambiar”, agrega Giménez. Y ahí es donde interviene lo colectivo, lo que hacen sus amigos o lo que escuchan y descubren, “pero siempre con la canción como estandarte”. Escuchan desde música urbana hasta rock de los 70, y son los mundos que intentan combinar. Pero lo principal es el eclecticismo: a Facu, por ejemplo, le encanta la salsa. Y claro, no podemos dejar de mencionar a Gustavo Cerati y Charly García. Pero también se suman Frank Ocean, Fleetwood Mac, Talking Heads y Andrés Calamaro. La lista sigue con The Strokes, David Bowie… “y si tienen algo para recomendar, nos avisan”, bromea Facundo entre risas.
Cronología sonora
El Zar fue formado por ambos en el 2015, con —como ellos dicen— “dos guitarras”, en un proceso de experimentación entre la canción popular y el sonido electrónico. Arrancaron en Buenos Aires, en festivales de la escena indie, sin imaginar que en menos de 10 años estarían proyectando un recital en el mítico estadio Obras.
“En los inicios ahí en Buenos Aires y alrededores, era tocar mucho a dúo”, nos empieza a contar Pablo. La propuesta, entonces, tenía un fuerte componente acústico y, como mencionaron a varios medios argentinos, era “una juntada de amigos, para divertirse”. Círculos, presentado en 2016, fue fruto de una exploración individual de muchos años y en conjunto a partir de estas experiencias. El primer proyecto fue una fusión entre el sonido digital y el analógico, tan en consonancia con lo que se respiraba en la ciudad porteña en ese momento. El material fue producido por Iñaki Colombo, de Bandalos Chinos. “Ya en ese momento se propuso la idea de hacer banda”, cuenta Facu.
Dos años después lanzaron A los Amigos, que habla un poco de la amistad y la camaradería de la música, y de una escena que, en realidad, está mucho más conectada de lo que parece. El disco recuerda la emoción del reci, ese sentimiento al ver la banda en vivo y, como no podía ser menos, las influencias de la música de los 70 y 80 que ya mencionamos anteriormente. El siguiente álbum nació en plena pandemia, a finales del 2020. “Pura Casualidad fue un punto de inflexión”, afirma Facundo. A partir de allí, lograron expandir las fronteras de su público y llegar a más gente. “Ese año nos dejó a todos un poco perplejos, como sin saber qué hacer, pero por suerte tuvimos la oportunidad de reinventarnos, por pura casualidad”, bromea Pablo.
Las dos primeras canciones del disco, La declaración y Película, alcanzaron récord de escuchas en Latinoamérica, especialmente en Argentina y México. La producción fue desarrollada por ellos mismos y Nicolas Btesh, quien también es responsable del mix junto con Nico Cotton y el mastering a cargo de Javier Fracchia.
Río Hotel
La siguiente parada fue en Río de Janeiro, donde se sumergieron en la musicalidad brasileña por 20 días para sacar su cuarto disco, en 2022. Lo presentaron nada más y nada menos que en el mítico teatro Gran Rex, en el que ellos mismos consideraron como el show más importante de su carrera. Invitaron a músicos amigos y recorrieron la discografía en una puesta que, según definen, “tuvo mucho más de artes escénicas”.
Para presentar el material recorrieron Argentina, y luego salieron de las fronteras y tocaron en Chile, Paraguay, y hasta cruzaron el charco para ir a España. Sobre su presentación, Pablo Giménez dijo al medio argentino Télam: “Con Facu creamos música desde el día en que nos conocimos y nos emociona seguir haciéndolo”. Definieron este nuevo disco como “11 historias” y reconocieron a su público por la buena recepción.
“Somos conscientes de que hay una sonoridad relacionada con la banda”, dice Pablo. Y si bien en este disco eso se mantuvo, aparecieron sonidos más relacionados con el funk y el R&B, como la canción Qué pasa?, donde predominan el bajo y la batería.
Ellos buscan seguir narrando historias y por eso apuestan a lo melódico. Sus fans lo agradecen pues se ven a sí mismos en cada canción que, aunque muchas se lean como “de amor”, también tratan de amistad y hasta de salud mental, como Dame ubicación.
Vivir la música en vivo
Según contaron, tienen una banda fija desde hace más de dos años, aunque a lo largo del tiempo hubo cambios en la formación. “A veces las presentaciones son más acústicas, creo que el grupo se va recreando a sí mismo en cada formato de show; de repente es más íntimo y después es masivo. Eso está buenísimo”, enfatiza Facu. En ocasiones ofrecen algo “más teatral”, como en el Gran Rex, mientras que en otras es un concierto más “de festival”.
“Está bueno eso de ir cambiando, tanto para nosotros que no nos gusta hacer siempre lo mismo (ni aburrirnos), como para el espectador, que no va a ver dos veces el mismo show y quiere sorprenderse”, explica Pablo.
Antes de subir al escenario, la rutina en las giras siempre es compartir un tiempo entre todos y hablar de la lista, de cómo van a llevar la presentación. “Siempre es importante reunirnos y estar juntos, dar lo máximo y valorar ese momento, ese encuentro con el público. Porque estamos muy agradecidos”, detalla Facundo.
“Para nosotros estar acá es una inmensa felicidad por todo lo que ha pasado y sigue pasando, con la banda, el grupo de management y todo el equipo que en realidad ya va siendo una familia; nos movemos juntos para todos lados”, afirma Pablo entre risas y sigue: “Estamos muy contentos de cumplir un sueño, pero somos conscientes de que todavía no llegamos a ningún lado, hay que seguir trabajando, hacer canciones, tocar; cada show es único, una responsabilidad con la gente, y queremos estar a la altura”.
Es la segunda oportunidad que el grupo se presenta en nuestro país y consideran que fue “diferente”. “Sentimos más cercanía con la gente, fue muy especial y hay que volver más seguido”, dice Facu. Y Pablo agrega: “A diferencia de la vez anterior, que vinimos a un evento particular, esta vuelta vimos una respuesta afectuosa del público; que nos escuchen y que canten nuestras canciones, para nosotros es una sensación increíble”.
Cada nota es un capítulo nuevo en su historia; cada canción, una ventana a su mundo de sonidos. Como narradores en canciones, fusionan amistad y música en un viaje sin fin donde lo que prima, como ellos bien dicen, es el trabajo y el esfuerzo.
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