Raúl Villalba, de El Faro, es artista, fotógrafo y docente.
Dos palabras que te definan: Inconforme y observador.
Un libro o película que cambió tu vida: El peregrino ruso, un libro con mirada católica y de meditación. Me abrió puertas al entendimiento de muchas cosas.
Una fotógrafa que admires: Nan Goldin.
Comida preferida: La chipa guasu es mi debilidad.
Destino nacional favorito: Areguá.
¿Cómo nació tu amor por la fotografía?
Llegué tarde a la fotografía y por recomendación de mi terapeuta, como una actividad que me ayude estar en el presente y desconectarme del futuro. En el camino descubrí el valor de la construcción de una memoria. Con la creación de imágenes entendí que podía hablar de mí y mis historias sin necesidad de verbalizarlas.
Sos reconocido por tus ensayos sobre la desnudez. ¿Por qué te interesó ese tema en particular?
Cuando uno aprende que la piel es la última barrera antes del verdadero ser, entiende que la desnudez física es un paso menor para llegar a la desnudez interior. Desarrollé este trabajo en una sociedad que tiene una mala relación con su propia corporalidad y la proyecta en los demás con ciertos matices morales. El cuerpo se ha vuelto casi como un territorio político, y siento necesario transitarlo.
En El Faro, tus retratos de novios y bodas son muy apreciados. ¿Qué se requiere para tomar una buena espontánea?Es necesario sentir la responsabilidad de crear una imagen que debe perdurar por generaciones. Se requiere sensibilidad, empatía, conocimientos estéticos y, sobre todo, honestidad.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
El contacto con las historias personales de cada uno de los que puedo fotografiar y la posibilidad de colaborar con un registro de su historia personal.
Trabajás y vivís rodeado de plantas. ¿Eso influye de alguna manera en tu creatividad?
Absolutamente. Ellas son parte central en mi proceso de pensamiento, regulan el espacio, limpian las energías, armonizan los estados de ánimo, nos acompañan y sienten. Si hace 10 años leía esto, ¡claramente iba a pensar que estaba en un divague místico! [Risas] Hoy entiendo que es real.
¿En qué momento te tomás una pausa?
No lo hago.
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