Arte

Terraria

Manifiesto de una arquitectura consciente y propositiva

Luego de una espera importante, retorna uno de los programas más característicos de la Fundación Texo para el Arte Contemporáneo: Selección. La quinta edición fue presentada el viernes 21, con un proyecto expositivo que reivindica la arquitectura paraguaya contemporánea y el discurso que tiene ante las problemáticas sociales que enfrentamos en los últimos tiempos.

Por Nadia Gómez. Fotografía: Fernando Franceschelli y gentileza de Fundación Texo.

Selección5 no es la primera edición que abarca la arquitectura paraguaya. Antes de la pandemia existió Selección4: Arquitectura de acá. Fue inaugurada en 2019 y contó con la curaduría del arquitecto Solano Benítez, cuyo estudio forma parte de Terraria, la muestra colectiva vigente de la fundación.

La arquitectura fue, desde el principio, una de las prácticas más cercanas a los intereses de la fundación, hecho que se ve reflejado en su edificio mismo, obra del arquitecto Solano Benítez. Pero antes de todo lo que actualmente es dicho programa, existió Selección Texo, en 2011, una iniciativa de las empresas Texo. Martín Nasta, director de productos de la firma, había propuesto al directorio hacer algo con respecto al arte contemporáneo, y así nació Selección Texo1.

Con el paso de los años, en 2016, empezó la institución, y desde ahí se sigue desarrollando el programa. “Fundación Texo ya es de arte contemporáneo, entonces la posibilidad de que exista Selección se da al volverse transversal a otras prácticas, que de alguna manera se cruzan con estas expresiones”, comenta Fredi Casco, director artístico del organismo y curador de Terraria.

Fotografía: Fernando Franceschelli.

Selección4 fue un proyecto, el primero de todo el programa, que se enfocó en la arquitectura paraguaya, pero desde un ángulo mucho más material. Los tres estudios que participaron —Gabinete de Arquitectura, Luis Elgue y el Laboratorio de Arquitectura, de Javier Corvalán— tenían el desafío de plantear de manera material su pensamiento en torno al tema. “Les había pedido que cada uno plantee un manifiesto. ¿Cómo piensan la arquitectura o la realidad a partir de su perspectiva? Pero de manera material. En vez de escribir algo, la idea era manifestar físicamente el pensamiento. Y así nació Selección4: Arquitectura de acá, que fue dirigida por Solano Benítez”, añade Fredi.

El arquitecto José Cubilla también iba a formar parte de la anterior, pero por motivos laborales del momento no pudo acompañar el proceso, y quedó pendiente una futura participación. “Volvimos a hablar de esto el año pasado, sobre que la arquitectura merece una continuidad. En Arquitectura de acá, por ejemplo, estaban los maestros de estas nuevas generaciones, que ahora se encuentran en Selección5”, acota.

En reunión con José Cubilla, Fredi le planteó hacer Selección5 como continuación de la aproximación a la arquitectura contemporánea, como un apoyo.

Para la fundación era importante la continuidad en el tema. “Me parece que es muy poco el tiempo dedicado a algo tan fundamental y tan relevante como la arquitectura, que es, como bien dice Solano Benítez, el habitar en tanto humanos. Decidimos no parar con eso, que no fuese un acontecimiento que ocurrió en tal momento nomás, sino que se genere un puente de diálogo”, agrega Fredi.

Fotografía: Fernando Franceschelli.

Arquitectura del presente, para el futuro

De vuelta, así como en Selección4, Fredi planteó a José Cubilla la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos pensar la arquitectura del presente, para un futuro? Un manifiesto material del pensamiento, desde la misma disciplina. José pensó que le gustaría encarar el proyecto, pero no solo, sino desde un colectivo, que sea un aporte a las realidades que estamos viviendo como sociedad en este momento. El grupo se conformó y está integrado por: Mínimo Común (arq. Solano Benítez, arq. Sergei Jermolieff y arq. Verónica Villate), Tekoha Arquitectos (arq. Ramiro Meyer y arq. Mónica Castellano) y arq. José Cubilla.

Así nació Terraria, un proyecto que tiene un factor diferencial, según Fredi, al ser propuesto desde un colectivo de profesionales que encontraron un objetivo común y existen como grupo efímero para materializar sus preocupaciones en torno a su área y también proponer una manera de habitar los espacios de una manera más consciente. “Me parece interesante porque la solución que se plantea acá es un pensamiento, es una preocupación que tiene mucha gente, tanto en la arquitectura como en las artes: ¿Cómo enfrentar estos cambios que están pasando a pasos aceleradísimos, el capitalismo salvaje que arrasa con todo, el pensamiento político que se está volviendo cada vez más reactivo, el cambio climático?”, acota Fredi.

Las y los arquitectos de Terraria se plantean lo siguiente: ¿Cuáles son los peligros, cuáles son las urgencias que existen en las sociedades que vivimos, en los trópicos, en los subtrópicos, y cómo se puede, desde las prácticas de la arquitectura, plantear ciertas cosas que hablen y lidien con estos temas?

La manera en que este discurso se plantea es amigable con las personas que no necesariamente están involucradas o tienen un conocimiento vasto en términos técnicos. “Nosotros nos debemos a un público amplio. El arte, las artes se abren a todo tipo de personas. Esto es algo que muestra cómo la arquitectura realmente le llega a todo el mundo, y cómo, más allá de la cuestión constructiva, estética y visual, está pensando”, agrega Fredi.

El proyecto expositivo empezó a trabajarse hace seis meses, desde que iniciaron las conversaciones y las ideas de lo que sería Terraria. “Quisimos plantear desde la arquitectura, empezar a hablar y sentar postura, de cierta manera, sobre la responsabilidad que tenemos con las técnicas que elegimos, con las tecnologías que utilizamos, con el impacto al medio que generamos. Sabemos que la construcción es uno de los responsables de la destrucción de los medioambientes, entonces es fundamental, casi como una autocrítica a la profesión, pensar alternativas más simples a escala, de la mano de los conocimientos de nuestros artesanos”, amplia Ramiro Meyer, de Tekoha Arquitectos.

Desde Terraria, plantean sistemas de refrigeración naturales de espacios que no requieran —o requieran en menor medida— alta tecnología; sistemas fáciles de fabricar por las personas. “Eso nos hace más independientes”, agrega Ramiro. En la exposición utilizaron elementos cerámicos reciclados, tejas antiguas, mallas electrosoldadas, ladrillos de tierra. “Por un lado queremos lograr una refrigeración a partir de humedad, pero también generamos otra refrigeración con la regulación de la humedad de la tierra, que es el material de origen de toda la construcción”, señala Ramiro.

Fotografía: Fernando Franceschelli.

Se puede apreciar un muro que regula la humedad interior del espacio, y en el patio de la fundación proyectaron una pérgola que apunta a reconstruir los corazones de manzana verde que tenía la ciudad, como reivindicación del concepto de baldío, un lugar que se asociaba anteriormente con el misterio, la exploración, la aventura o el deporte.

Para realizar la intervención al patio, el colectivo recibió asesoramiento del biólogo Raúl Rivarola, en cuanto al paisajismo, que tiene el tipo de flor autóctona, nativa de los baldíos. “La idea es volver a dar un mensaje a la ciudad que hable de recuperación, de un futuro distinto, posible”, cuenta Ramiro. Para Fredi es importante la concepción de un manifiesto material, porque es tomar posición desde el lugar que uno ocupa: “Una posición no es tomar partido; tomar posición es tener una mirada crítica, proponer críticamente soluciones a una situación que también es crítica”.

La exposición estará acompañada por todos los programas internos de la fundación, como Contar el arte, Pensar el arte y Documentar el arte. Pero también estará activa de otra manera: convocará a las personas a conversar y pensar en la cuestión del cambio climático, por ejemplo. “Este debería ser un lugar de discusión, de ideas ligadas a las problemáticas que vive el mundo en este momento. La construcción de este espacio dentro de la fundación es una invitación a hacer ese tipo de actividades”, agrega Fredi.

La exposición se puede visitar de miércoles a sábados, de 16.00 a 20.00, en la Fundación Texo (Paraguarí 852) y estará disponible hasta noviembre de este año. El acceso es libre y gratuito.

Fotografía: Fernando Franceschelli.

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