Siempre hay otra canción para cantar
Con casi cinco décadas de canto, una infinidad de premios en su haber y toda una vida de poner el cuerpo bajo la premisa “soy lo que soy”, la artista multidisciplinaria argentina se presenta por primera vez en el Teatro Municipal de Asunción junto a toda su banda. En esta nota, Sandra Mihanovich nos cuenta en exclusiva sobre el pasado, presente y futuro de su carrera.
Por Laura Ruiz Díaz. Fotografía: gentileza.
A Sandra siempre la acompañó la canción. Su abuelo paterno, reconocido ingeniero civil, pintor y músico, le transmitió la pasión por el jazz. Por el sótano de su casa familiar pasaron artistas internacionales de la talla de los Mac Ke Mac’s, Nini Marshall y Boy Olmi (padre), y los músicos que llegaban a hacer shows a Buenos Aires, tales como Maurice Chevalier y Ella Fitzgerald. Así, canta desde los cuatro años.
La dueña de un talento único, una voz inconfundible y gran ícono de la diversidad en el país vecino nos recibió de manera virtual en su estudio. En una entrevista corta, pero emotiva, nos contó sobre los hitos de su carrera, su inspiración y sus proyectos a futuro. ¿Buscan un spoiler? Siempre hay otra canción para cantar.
Historias de amor
Y ya que hablamos de canciones, hay una de ellas que es muy especial. Puerto Pollensa la compuso Marilina Ross, que estuvo muchos años exiliada en España por razones políticas. “Yo la escuché por primera vez en el 80 u 81, cuando ella visitó Argentina para ver si podía regresar”, cuenta Sandra. Oyó el tema en una reunión de amigos: “Tuve la oportunidad de conocerla y escuchar por primera vez Puerto Pollensa, que me partió la cabeza. Me parecía increíble, una historia de amor bellísima, muy bien contada”.
Marilina compuso ese tema como regalo para un amor, no para ser cantada. Pero muy pronto se dio cuenta de que podía abrir las puertas al deseo de volver: “Me autorizó a cantarla, la grabé en el 82 y fue una canción muy importante. Fue parte de mi segundo disco, Sandra Mihanovich, que hoy bien podría ser conocido como Puerto Pollensa”.
“El proceso creativo [en los 80, durante la dictadura] tenía que ver con decir eso que uno tenía ganas de decir y de pronto no lo podía hacer verbalmente”
Ese mismo disco acoge canciones como Me contaron que bajo el asfalto, Es la vida que me alcanza, Mil veces lloro y Cuatro estrofas. Temas que con el paso de los años se volvieron icónicos y que Sandra cantó una y otra vez.
“Ese fue un momento histórico muy especial. Estábamos saliendo de la dictadura, a punto de comenzar la democracia… El 82 fue un año en el que por un decreto desapareció la música en inglés de la radio, en relación con la Guerra de Malvinas, entonces tuvimos una difusión completamente inesperada”, recuerda Mihanovich.
De pronto todas las radios de la Argentina solo difundían música en español.
Malvinas creó un sentimiento de argentinidad muy profundo que se reflejó en la música ochentosa. Fue una época con una profunda identidad, todo se llamó un poco rock nacional, aunque nunca fui rockera”, señala Sandra y sigue: “El proceso creativo tenía que ver con decir eso que uno tenía ganas de decir y de pronto no lo podía hacer verbalmente”.
Y su creatividad fue una tabla salvadora. “El proceso creativo siempre nos salva en todas las situaciones. Si nos remitimos a algo que ocurrió recientemente, como la pandemia, el crear fue lo que nos hizo sobrevivir, salir del pozo, acompañarnos, encontrarnos, estar con el otro”.
La primera mujer en llenar Obras
El estadio Obras Sanitarias se encuentra en Buenos Aires, en la Avenida del Libertador al 7395, y alberga diversos eventos deportivos, pero sobre todo culturales. Uno de los principales hitos en la carrera de los artistas argentinos es tocar allí. “Llenar un Obras” es una medida de popularidad, ya que el espacio tiene capacidad para 4700 personas.
El 2 de octubre de 1982, Sandra hizo dos funciones, una a las 8.00 y otra a las 10.30 de la noche. Y así nomás se convirtió en la primera mujer en llenarlo. “No tenía demasiada conciencia mientras sucedía, de que era la primera que cantaba ahí. De pronto una se da cuenta con cierta perspectiva, cuando pasa el tiempo y te lo dicen”, reflexiona. “Fue muy fuerte, porque yo todavía no había cantado en un teatro importante”, recuerda.
Cantaba profesionalmente desde hacía más de cinco años, pero su circuito era distinto. “Mi recorrido habían sido pequeños lugares, pubs, boliches con 200 asistentes, 150, un teatro en la ciudad de La Plata, que yo creo que tenía alrededor de 400 personas de capacidad. De repente, aterricé en un espacio donde había 5000”, recuerda.
“Fue una noche de mucha adrenalina, de locura. Hoy, al ver las imágenes que se registraron, veo a Sandra enchufada a la corriente eléctrica, haciendo las canciones muy rápido. Era tan fuerte la vibración y la energía que realmente fue muy especial”, señala.
Fue una noche de mucha felicidad, pero también de aprendizaje. Según cuenta, no tenía tanta experiencia como para regular, manejar la energía. “Esto de cantar, si bien es un oficio para el que una toma clases y se instruye, se aprende mucho sobre la marcha. Se hace cantando, caminando los escenarios”, afirma.
La cosecha
La artista ha recibido numerosos reconocimientos por sus interpretaciones. Uno de los más recientes fue su nominación a los Grammy Latinos con Bendiciones, un disco que grabó con Lito Vitale. Pero, para ella, el mayor premio es el amor de su público.
“El premio más importante que un artista puede recibir es el afecto de la gente, la posibilidad de estar en un teatro y que tengan ganas de verte. Son todas las expresiones de afecto que recibo cada día. Desde la señora que me frena en el supermercado y me da un abrazo hasta los mensajes en las redes”, afirma.
Vivir en canciones
Sandra Mihanovich es fundamentalmente una intérprete. Tiene más de 47 años cantando, 22 discos grabados y muchísimos temas con su voz dando vueltas. “Todas forman parte del relato histórico. Encontré en las canciones la manera de decir las cosas que me pasaban y mi agradecimiento es muy grande hacia ellas, me parece que son un tesoro inconmensurable”, cuenta.
“Cantar te diría que es para siempre, mientras funcione y suene la garganta, seguiremos cantando”
Mihanovich no ha compuesto demasiadas canciones, pero este año se cumplen 40 de Soy lo que Soy, uno de sus discos con mayor éxito. Para celebrarlo, prepara una gran presentación. “Ahí hay un par de temas a los cuales les puse música”, comenta. “Soy lo que soy es una música muy importante, la más inclusiva de todas, nos abarca a todos sin distinción de género, tamaño raza, color, religión o identidad de cualquier índole”
“La música forma parte fundamental de mi vida. No concibo mi existencia sin música”, afirma con contundencia y elabora: “Tengo una vida completa: una pareja (Marita), familia, sobrinos, dos gatos… Una vida linda, cuyo eje principal es la música. Siempre hay otra canción para cantar, otro escenario donde me gustaría estar”.
Poner el cuerpo
“No voy a explicar cuál es mi lugar”, dice la canción Poner el cuerpo, de la artista argentina. Una oda a las mujeres que conquistan sus libertades con trabajo en un sistema que muchas veces oprime y muchas otras silencia. Es el hilo conductor y el título de su nuevo show, que presentará en Asunción.
Antes de cada concierto, Sandra tiene en cuenta tres cosas: descanso, dieta liviana y ejercicios vocales. “Tenemos un pequeño ritual grupal donde nos abrazamos todos, nos deseamos lo mejor y nos proponemos generar mucha emoción en aquellos que han decidido venir a encontrarse con nosotros”, cuenta la artista.
“El premio más importante que un artista puede recibir es el afecto de la gente, la posibilidad de estar en un teatro y que tengan ganas de verte”
La metáfora de “poner el cuerpo” funciona en muchos niveles. Tiene que ver con el esfuerzo, la superación de las luchas diarias, pero también con el encuentro y la presencia. “Cuando uno hace un espectáculo, solo tiene sentido, se completa, si nos encontramos todos en la misma sintonía, si queremos estar ahí, si lo compartimos y disfrutamos”, analiza. Y añade: “Eso es lo que permite que el teatro sea maravilloso, único y que nunca se vaya a terminar. El contacto de un ser humano con el otro, esto de poner el cuerpo, es un poco lo que yo propongo. Poner el cuerpo es estar vivo”.
Sandra Mihanovich se presentará el 11 y 12 de julio en el Teatro Municipal Ignacio A. Pane, ubicado sobre la calle Presidente Franco entre Chile y Alberdi. Compartirá escenario con Andrea Valobra, el dúo Purahéi Soul y Néstor Ló. Ella encuentra, en ellos, una identidad profundamente paraguaya y tradicional, pero con toques modernos: “Creo que están absolutamente en relación con el lugar de donde vienen y dónde han nacido. Esto me parece precioso y me encanta haber tenido la posibilidad de invitarlos, que hayan aceptado y que me honren cantando conmigo. Lo voy a pasar muy bien”, agrega.
“Cantar te diría que es para siempre, mientras funcione y suene la garganta, seguiremos cantando”, dice para finalizar. Nuestro privilegio es poder escucharla.
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