Unidas y organizadas
Kuña Pópe es un espacio de mujeres organizadas en pos de la seguridad y visibilidad en un rubro principalmente masculino: el de las plataformas de transporte como Bolt, Uber, MUV y otras. Conversamos con Leticia Vargas, su presidenta, para conocer todo sobre la experiencia.
Por Laura Ruiz Díaz. Fotografía: Fernando Franceschelli.
El manejo de los tiempos, la flexibilidad y la posibilidad de contar con un constante flujo de dinero son algunas de las razones por las cuales cada vez más personas optan —o se ven llevadas a— trabajar en una plataforma de movilidad. En contrapartida, las jornadas de trabajo son largas y extenuantes, y el tráfico y el mal estado de las calles son factores a los que se enfrentan cada día. Todo esto sin mencionar la inseguridad.
Las compañías más utilizadas para viajes compartidos son Uber y Bolt, que operan en Paraguay desde 2018 y 2020, respectivamente. Desde el principio, una de las quejas más recurrentes fue la falta de regulación y de un espacio en donde recibir denuncias y reclamos. Actualmente la empresa Bolt cuenta con un centro de atención, pero solo se encuentra abierto de lunes a jueves, de 9.00 a 13.00.
Según datos de la última Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC, cuarto trimestre 2023), 1.336.611 mujeres forman parte de la fuerza de trabajo y el 30,5 % son trabajadoras por cuenta propia. Es decir, ellas optan por empleos flexibles, que permitan el equilibrio con las tareas de cuidado que, generalmente, están a su cargo.
La salida de trabajar en una plataforma de movilidad puede parecer casi lógica para algunos, pero, en realidad, muchas no se animan. El primer “pero” es el de la inseguridad, y la falta de atención de la plataforma no ayuda.
En este contexto nació Kuña Pópe, una asociación de conductoras que busca generar espacios para trabajar con seguridad, y el apoyo de sus colegas y congéneres. Más que ninguna otra persona, ellas comprenden el trabajo del día a día. Entrevistamos a la presidenta de la organización, Leticia Vargas, para conocer su historia y sus objetivos.
Los inicios
En julio del año pasado, un conductor de Bolt fue asesinado de dos disparos en Villa Elisa. Tan solo un par de días después, otros colegas marcharon en caravana hasta la oficina central de Bolt para exigir al Estado justicia para el compañero asesinado, y a la multinacional, un registro de pasajeros ante la inseguridad.
Según Leticia Vargas, eso marcó un antes y un después. “Allí vimos la necesidad de organizarnos las mujeres en pos de seguridad y visibilidad en un rubro principalmente masculino”, comenta. Este mes cumplen un año de aquellas primeras reuniones donde sentaron las bases de esta experiencia, y desde allí siguen creciendo.
“Deseamos y trabajamos para, algún día, ser autosuficientes, brindarnos créditos, contar con una guardería para los hijos de nuestras asociadas”
Leticia Vargas, presidenta de Kuña Pópe
Los objetivos que las unen son distintos, pero, sin dudar, podemos afirmar que el principal es generar espacios donde las mujeres de plataformas se desenvuelvan seguras y cuenten con el apoyo mutuo. Para eso usan herramientas tecnológicas para sostener redes de contacto donde compartir experiencias y conocimiento a fin de trabajar respaldadas. Por otro lado, también se pusieron la meta de reunir un fondo colectivo que les permita brindar un respaldo a las asociadas en situaciones de dificultad.
Pero sobre todo, es un espacio de agremiación laboral para quienes viven en la contradicción de trabajar como cuentapropistas o trabajadoras informales para una empresa multinacional. Desde la organización se encargan de analizar su realidad, primero, y “realizar propuestas que tengan en cuenta nuestras necesidades y demandas como mujeres trabajando en plataformas”, plantea Leticia. Además, también buscan alianzas estratégicas que promuevan el desarrollo y facilidades para las asociadas.
¿Cómo se organizan?
“Kuña Pópe se traduce literalmente como ‘en manos de mujeres’, eso significa que está en nuestras manos cuidarnos, apoyarnos, sostenernos y así juntas ganar fuerza”, plantea Vargas. “Quisimos rescatar la esencia de nuestro idioma y sobre todo de mujeres valiosas, y transmitir esa tranquilidad de que vas a llegar segura y en las mejores manos», agrega.
Casi 60 conductoras hoy forman parte. Utilizan tres aplicaciones para guardar registro de cada viaje: Zello, una app que funciona como radio o walkie talkie, donde dan reportes de cada uno de los viajes; Life y WhatsApp UTR (ubicación en tiempo real), para seguimiento GPS de rutas, duración y trayecto de cada viaje; ya Alfred Camera para la visualización y escucha del habitáculo de cada conductora. El monitoreo se lleva a cabo de forma interna y es permanente.
Con las chicas, no
Todo este sistema fue puesto a prueba en reiteradas ocasiones y se dieron cuenta de la efectividad. Un caso que tomó conocimiento público fue la captura de un presunto abusador sexual. Ante la inacción de la Policía y la Fiscalía, lo atraparon y pusieron a disposición de las autoridades. El hombre fue identificado por sus víctimas.
Su modus operandi era utilizar la plataforma Bolt para hacer pedidos en la opción Mujer y así buscaba a sus blancos. “Lamentablemente nuestra asociada fue una de sus víctimas, lo que nos movió primero a acudir a las autoridades buscando justicia y protección. Pero al ser ignoradas, debimos actuar nosotras”, cuenta Leticia
Decidieron iniciar una brigada. Ante la inacción de la Policía y la Fiscalía, las conductoras se organizaron, comenzaron a indagar y montaron todo un operativo de más de tres semanas para dar con el hombre. “Conseguimos la captura del violador durante uno de sus intentos. Luego de eso fue identificado plenamente por más de seis víctimas y se descubrió que tenía antecedentes por coacción sexual desde 2017”, afirma.
“En una cultura donde aún están impuestos los roles de género, y conducir es tarea principalmente de varones, muchos nos ven como accesibles al trabajar en la calle, ya sea para agredirnos, acosarnos o rechazar nuestros viajes con la idea errónea de que la mujer al volante es un peligro”
Leticia Vargas, presidenta de Kuña Pópe
Los desafíos de un rubro informal
“Como somos una organización sin fines de lucro y nuestro rubro es informal, el acceso al crédito representa un gran desafío”, cuenta Leticia. Además, debido a los bajos costos y “la absoluta ausencia de garantías de parte de las plataformas a la hora de sufrir accidentes, o presentar inconvenientes por el desgaste propio de los vehículos, nos vemos en la situación de, muchas veces, quedarnos sin sustento”.
Ella considera que sería ideal contar con apoyo a organizaciones de trabajadores e incluso desarrollar políticas públicas gubernamentales dirigidas al sector.
“Deseamos y trabajamos para, algún día, ser autosuficientes, brindarnos créditos, contar con una guardería para los hijos de nuestras asociadas”, dice Leticia, esperanzada. Por eso, considera que es clave “abogar por que nuestros legisladores regulen el trabajo en plataformas y exijan más a las empresas que están lucrando con nuestro esfuerzo para que nos brinden condiciones más seguras y garantías que consideren los daños y riesgos a los que estamos expuestas a la hora de tasar los viajes”. “Insto a nuestras autoridades a que pongan la mirada en nuestro rubro que, de momento, es una alternativa al deficiente servicio de transporte público”, reclama.
Expandir el horizonte
Si bien es un rubro difícil, no todo es negativo. Justamente por tratarse de mujeres, recibieron propuestas de traslado de carácter sensible, como niños y personas mayores, por parte de empresas que están incursionando en el área, así como también de parte de padres de familia que optan por ellas. Además, coordinan viajes rutinarios o de eventos especiales para quienes se sienten más seguros con una conductora.
Actualmente se aliaron con emprendimientos para conseguir mejores beneficios. “Lavaderos de auto, vendedores de artículos para nuestros vehículos (batería, cubierta, autopartes), créditos personales con requisitos especiales que se adecuan a nuestras posibilidades. En contraparte, ofrecemos la exclusividad de un mercado de mujeres emprendedoras y responsables”, describe.
Luego de un año, lograron conformarse legalmente como la primera asociación de conductoras de plataforma formalmente constituida, con todos los gastos que implica el proceso. ¿Qué planes traen? En conjunto con la Fepacop (Federación de Conductores de Plataforma), anhelan formar la primera cooperativa de conductores de plataformas y la apertura al mercado de autos eléctricos en su rubro.
Además, su asociación está cada vez más consolidada. “Somos un sitio seguro para cualquier mujer que se dedique al trabajo en plataformas y ofrecemos facilidades que resuelven las problemáticas que aquejan a nuestras socias”, remarca.
Por más mujeres conductoras
“En una cultura donde aún están impuestos los roles de género, y conducir es tarea principalmente de varones, muchos nos ven como accesibles al trabajar en la calle, ya sea para agredirnos, acosarnos o rechazar nuestros viajes con la idea errónea de que la mujer al volante es un peligro”, afirma Vargas.
“El desafío es demostrar que somos cuidadosas, valientes y absolutamente aptas para realizar la tarea con el plus de la sensibilidad al servicio y los cuidados tanto de nosotras como de los demás”, complementa y añade: “Nuestro monitoreo 24/7 en radio y las diversas herramientas de apoyo hacen que nuestros pasajeros sientan seguridad y ofrece una ventaja a sus viajes”.
¿Querés saber más sobre Kuña Pópe?
Buscalas en redes sociales como @kuna.pope o escribí al correo kunapope23@gmail.com. La invitación está especialmente dirigida a las conductoras de plataforma: “Juntas podemos hacer más fuerza y beneficiarnos todas”, dice Leticia.
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