Perfil Pausa

Mar Pérez

Mar es trompetista y compositora, parte de Trío Blue y muchos proyectos a los que llega a través de la amistad, como Band’Elaschica y Darlings. Además, es docente e integra la Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional del Paraguay.

Dos palabras que te definan: Sensibilidad e intensidad.
Película favorita: Les choristes, me atrapa el recuerdo de haberla visto varias veces con mi mami, su magia y el soundtrack. Si algo me cautiva de una película, es la música.
Compositor predilecto: Debussy, Tchaikovsky, Rachmaninoff, Gershwin, Piazzolla… Me gusta mucho la música de los 60, así que Brian Wilson también entra en esta lista.
Un lugar al que siempre volvés: Al agua, a mi mamá y todo lo que representa ella.

Fotografía: Fernando Franceschelli.

¿Cuándo te enamoraste de la trompeta?
Empecé con la percusión a los seis años, estudié teclado, piano clásico y guitarra rítmica. A los 11 empecé mi carrera como trompetista. No me enamoré de la trompeta, fue un instrumento que eligieron mis maestros; de hecho tengo una relación complicada con ella [risas].

¿Cuáles son tus géneros y composiciones favoritas para interpretar?
Lo que más me gusta… de hecho, siento que es un privilegio y un regalo de la vida, es tocar en una orquesta. Lo que me hace sentir ser parte del mundo sinfónico es incomparable. Pero siempre ocupan un lugar especial mis composiciones y de Ale Leju, en nuestro proyecto, Trío Blue. Disfruto mucho también hacer cosas nuevas, composiciones de mis amigas de Band’Elaschica; es desafiante y enriquecedor ejecutar cosas frescas y más si son de personas cercanas e increíbles como ellas.

¿Hay una obra en particular que encontrás especialmente desafiante o gratificante?
Lo que más me desafía siempre es la trompeta, quiero alcanzar el mayor nivel técnico, musical y artístico posible. Las obras que considero un desafío son La consagración de la primavera, de Stravinsky, y Cuadros de una exposición de Mussorgsky, que conllevan una alta preparación como trompetista y casi no fueron interpretadas en Paraguay.

¿Cuáles son tus influencias musicales más importantes?
Creo que lo que más escuché desde niña fue la música oldie de los 50 y 60; todo el rock, pop, soul y swing de esa época. Y todo mi gusto por lo instrumental clásico se lo debo a mi madre. Ella me mostró ese camino de la música de cámara y sinfónica, especialmente el clasicismo y romanticismo. Últimamente me inspiran los soundtracks y todo ese mundo sonoro.

Estás en varios proyectos musicales al mismo tiempo, ¿cuáles son, para vos, las líneas de intersección entre ellos?
Creo que la amistad es lo que me conecta en todos los proyectos musicales en los cuales decido estar. Me apasiona la humanidad, el amor, la magia que puede nacer de hacer arte entre personas cercanas.

¿Es difícil para los artistas vivir de la música en Paraguay?
Sí, es difícil, pero no imposible. Hay que ser muy versátil para “vivir de la música” acá.

¿Una frase icónica?
La antorcha de mi vida siempre fue: “No hay arte sin hombre, no hay hombre sin arte”, aunque hoy en día cambiaría la palabra “hombre” por “ser humano”.

¿En qué momento te tomás una pausa?
Me cuesta mucho desconectarme, soy adicta a estar ocupada, muchas veces para no hacerme cargo de cuestiones personales. Trato de, por lo menos, relajarme los domingos, si se puede.

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