Nota de tapa

Christian Ceuppens y MUVI

A propósito de la democratización del arte

¿Qué es un museo? ¿Qué es lo que percibimos como arte? ¿Cómo logramos identificarnos con las producciones culturales de nuestro entorno? Todas estas preguntas nos hicimos junto a Christian Ceuppens, el polifacético artista que hoy es director de Museos Nacionales. Además, presentamos Museo Vivo (MUVI), el inédito programa que pretende revitalizar estos espacios de cultura.

Por Laura Ruiz Díaz. Dirección de arte: Gabriela García Doldán. Dirección de producción: Camila Riveros. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Javier Valdez. Agradecimientos: Alejandra Cortesi.

Christian Ceuppens es un creador poliédrico, un arquitecto que moldea tanto los espacios físicos como conceptuales. Además, es un educador nato: se dedica a la docencia desde hace más de 30 años y, según nos comparte, no podría imaginarse su vida sin enseñar. Se graduó en Arquitectura, pero su formación no se detuvo en la academia. Su curiosidad insaciable lo llevó a explorar las artes visuales, el videoarte, el diseño de moda y a exhibir su obra en prestigiosas muestras internacionales como la Bienal de Venecia y la de La Habana.

A lo largo de su carrera, Ceuppens ha buscado constantemente borrar las fronteras entre el arte y la vida cotidiana. Este principio se manifiesta claramente en sus intervenciones urbanas, propuestas de galerías al aire libre que realizó a inicios de los 2000. Además de su producción artística, ha sido una figura central en la formación de nuevas generaciones de arquitectos y artistas en Paraguay. Como docente en la Universidad Católica de Asunción desde 1996, y como director del Departamento de Arquitectura entre 1997 y 2003, ha moldeado la visión de muchos estudiantes.

Christian Ceuppens, director de Museos Nacionales. Fotografía: Javier Valdez.

Su trabajo, en todas las aristas que engloba, se caracteriza por el compromiso social y el cuestionamiento de la realidad. Durante muchos años, por ejemplo, dirigió intervenciones en edificios del Centro Histórico de Asunción, como una manera de polemizar el abandono del microcentro capitalino. Además, es cofundador de Gente de Arte, una asociación que promueve las disciplinas visuales en Paraguay.

Esto no es ni un ápice del impresionante currículum de nuestro entrevistado de hoy. Quizás uno de sus aspectos más fascinantes es su capacidad para reinventarse. Hoy aboca todas estas experiencias a la gestión del patrimonio nacional como director de Museos Nacionales, de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC).

Para Ceuppens, cada proyecto es una exploración, una manera de entender y cuestionar el mundo que lo rodea, y eso es lo que vemos en el nuevo proyecto que lanzó junto a su equipo, Museo Vivo (MUVI).

Mónica González, Eloísa Barriocanal, Beatriz Bosio, Matías Barrios y Alejandra Cortesi, parte del equipo de MUVI. Fotografía: Javier Valdez.

Más que un museo

“Los museos son instituciones sin ánimo de lucro, permanentes y al servicio de la sociedad, que investigan, coleccionan, conservan, interpretan y exhiben el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, operan y comunican ética y profesionalmente, al tiempo de ofrecer experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos”. Esta es la definición que el Consejo Internacional de Museos (ICOM, por sus siglas en inglés) planteó para delimitar el significado de la palabra. Pero cabe preguntarnos si no es algo que va mucho más allá.

Museos Nacionales, dependiente de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), tiene como tarea principal administrar los siete que están a cargo del Gobierno Nacional: tres de ellos en Asunción (el Museo Histórico Nacional General Bernardino Caballero, el de la Casa de la Independencia y el Museo Nacional de Bellas Artes) y los otros cuatro, en distintos puntos del interior (el Cabildo de Pilar; Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, en Yaguarón; la Casa Oratorio Cabañas, y el museo Campamento Cerro León, en Paraguarí).

“MUVI tiene como principal objetivo dinamizar los siete museos [nacionales] y proyectarse a la sociedad, significarlos; es decir, romper con esa idea de ver estos lugares como sitios verticales, cerrados, solamente de relatos históricos, para convertirlos en espacios significativos para el ciudadano o bien para el visitante. Que sea una experiencia trascendente”

Christian Ceuppens.

Con este universo de espacios gestionados por la SNC es que se encontró Ceuppens el año pasado, al iniciar su gestión. El primer paso fue volver a visitar cada uno de ellos y, luego, explorar las colecciones, el acervo. El siguiente ya se trató de conceptualizar la idea de «museo nacional» y cuál será el rumbo de la política cultural que toma su dirección durante estos espacios.

Estos lugares contienen, principalmente, un acervo histórico; ese es el punto en común. “Había que analizar qué deseábamos transmitir y cómo queríamos que se entienda la idea. Ahí surgió este programa”, cuenta Ceuppens y sigue: “MUVI tiene como principal objetivo dinamizar los siete museos y proyectarse a la sociedad, significarlos; es decir, romper con esa idea de ver estos lugares como sitios verticales, cerrados, solamente de relatos históricos, para convertirlos en espacios significativos para el ciudadano o bien para el visitante. Que sea una experiencia trascendente”.

“El museo se construye para albergar una obra o una colección que tiene valor, que está siendo protegida y exhibida, donde yo recorro y encuentro esta pintura que es de tal año, tal autor; luego viene otra y otra. Pero eso no necesariamente es una forma de comunicar a partir de tu acervo”

Christian Ceuppens.

La idea es romper todos los conceptos que tenemos. “El museo se construye para albergar una obra o una colección que tiene valor, que está siendo protegida y exhibida, donde yo recorro y encuentro esta pintura que es de tal año, tal autor; luego viene otra y otra. Pero eso no necesariamente es una forma de comunicar a partir de tu acervo”, analiza. “Para ello es necesario que un niño pueda visitarnos y que la obra esté a su altura. O que haya un espacio en donde se puedan analizar la composición, los colores, la actitud de los personajes o alguna anécdota que tenga la pieza”, explica.

Así, ese público logrará conectar realmente, porque, en palabras de Ceuppens, “no todos somos estudiosos del arte o de la historia, pero tenemos estos valores, este patrimonio, como parte de nuestra cultura, y eso por ende va a hablar de nuestra vida. No se puede instalar en la memoria colectiva lo que no tiene, lo que no es una experiencia representativa, para que realmente den ganas de volver a ir”.

María Liz Gulino, Rodrigo Díez Pérez Chamorro, Christian Ceuppens, Violeta Pérez y Cecilia Rojas, director y colaboradores de MUVI. Fotografía: Javier Valdez.

Una experiencia trascendente

Hasta acá, suena muy bien. La pregunta es cómo. El arquitecto, que tiene varias décadas en su maleta de artista y recorrió el mundo mostrando sus obras, juntó a un equipo preparado y capaz para crear una estrategia. “¿Cómo uno dinamiza un museo? Hay muchos mecanismos que empezamos a activar”, dice y los describe uno por uno.

En primer lugar, tener un discurso contemporáneo, más allá de un relato duro, histórico. “Se trata de generar experiencias. Por ejemplo, se usó el espacio exterior del parque Bernardino Caballero como una exposición viviente de esculturas humanas”, recuerda. “Y es algo que se puede revisitar en distintos contextos, con un carácter educativo y de respeto a la historia, pero buscando que sea más atrayente”, detalla.

Otro ejemplo fue El robo del siglo, la exposición que fusionó la memoria histórica con la resignificación del presente y revolucionó, en muchos sentidos, el Museo Nacional de Bellas Artes. Fue la primera vez que ingresaron artistas femeninas al espacio y logró una afluencia de más de 1300 personas en los tres días del evento.

“Se trata de generar experiencias. Por ejemplo, se usó el espacio exterior del parque Bernardino Caballero como una exposición viviente de esculturas humanas”

Christian Ceuppens.

La experiencia trascendente se logra, primero, a través de la fricción con otras disciplinas, como literatura, poesía, música y arquitectura, pero también entra en juego lo performático. En la exposición El robo del siglo se apagaron las luces, se abrieron las puertas por la noche y se jugó con la metáfora: “La simulación de un hurto, los sonidos, la forma de ingresar, de ver las obras; dejar todo a oscuras y solamente ver aquello que no está; eso es mágico también”.

Bellas Artes luego fue el escenario de la muestra de Darío Cardona, también en el contexto de MUVI, a la que asistieron 2000 personas en dos meses. Con solo esas dos actividades, la institución logró una profusión de visitantes pocas veces vista, y la promesa es que sigan ocurriendo.

MUVI inició a principios de este año, pero se lanzó oficialmente con una actividad en el Parque Caballero que conjugó música, arte, cultura y comunidad para todo público. Además, expusieron piezas únicas ¡en la piscina olímpica! El mensaje es muy claro: que la gente vaya al museo, y viceversa. Esta actividad tuvo más de 1000 asistentes que bailaron al ritmo del RKT con El Princi y el requinto de Juan Cancio Barreto.

“Esa es la dinámica que nos interesa. No solamente que la gente venga y conozca nuestro acervo de una manera casi solamente de registro visual, sino que también seamos capaces de ofrecer otras maneras de comunicar el arte”

Christian Ceuppens.

Según cuenta Ceuppens, el espectáculo estaba dirigido a que los habitantes de la Chacarita, el primer anillo del Parque Caballero, puedan formar parte de la actividad, y con sus propios representantes de actores estelares, como El Princi. “Esa es la dinámica que nos interesa. No solamente que la gente venga y conozca nuestro acervo de una manera casi solamente de registro visual, sino que también seamos capaces de ofrecer otras maneras de comunicar el arte, ya sea de hoy o de otro tiempo”, describe.

“Yo entiendo a la ciudad como un museo vivo. Asunción es una exhibición artística de por sí: su gente, las calles, los edificios históricos. Y las actividades se pueden desarrollar también en los sitios que compartimos. Es realmente un bien público el arte. No es exclusivamente de un espacio ni pertenece a un solo lugar, y solamente allí podés disfrutar de él. No es así”.

Además, este programa tiene una arista pensada especialmente para los más chicos. Museíto es la idea que propone acercar a las infancias a los museos y que estos se conviertan en aulas vivas, con oportunidades de aprendizaje más allá de lo tradicional.

Christian Ceuppens, director de Museos Nacionales. Fotografía: Javier Valdez.

“Es un programa muy ambicioso, con muchos enfoques: desde transformar los espacios directamente para niños bajando los cuadros para que los aprecien mejor, hasta dinámicas de juego para ellos; que la gente joven conozca sobre nuestro acervo, que sean espacios de encuentro e historia… Las representaciones teatrales que se realizan en los museos nos interesan muchísimo, y muy pronto, por primera vez, vamos a hacer una muestra que va a estar en los siete en simultáneo”, adelanta.

Se refiere a las obras del escultor paraguayo Gustavo Beckelmann, que pasarán a formar parte del acervo de Bellas Artes de manera temporal, hasta el 2028. Quizás parezca una exposición más pero, en realidad, es un gran paso para la inclusión del arte contemporáneo en los museos nacionales.

Un museo nacional también da una pauta de lo que se considera valioso, de qué es lo que se reconoce como objeto de arte. Y si no está presente la producción de los artistas actuales, hay un gran vacío de representación. Pero eso, y esta redacción lo afirma con seguridad, ya empezó a cambiar.

“Es un programa muy ambicioso, con muchos enfoques: desde transformar los espacios directamente para niños bajando los cuadros para que los aprecien mejor, hasta dinámicas de juego para ellos; que la gente joven conozca sobre nuestro acervo, que sean espacios de encuentro e historia…”

Christian Ceuppens.

La deuda

El acervo actual es, en su mayoría, histórico, con piezas muy antiguas. Muchas veces eso no permitió a las personas conectar con ellos. Por eso, el objetivo de este programa es traer lo contemporáneo y también llevar lo actual a ese lugar.

Una deuda muy grande es que Paraguay no tiene un museo de arte moderno, no existe actualmente un espacio público dedicado a este. “Para mí es una deuda histórica, algo que tenemos que ganar, crear”, afirma. “¿Cómo podemos proyectarnos en el tiempo si no estamos mostrando lo que hacemos ahora? El arte nos permite relacionarnos con el entorno, ¿cómo no vamos a saber qué nos pasa hoy? Estoy seguro de que las personas que van a una feria de arte contemporáneo se encontrarán en la obra. Van a compartir la pasión de algún artista o se van a sumar a la protesta que hace alguien”, remarca.

“¿Cómo podemos proyectarnos en el tiempo si no estamos mostrando lo que hacemos ahora? El arte nos permite relacionarnos con el entorno, ¿cómo no vamos a saber qué nos pasa hoy?”

Otra deuda tiene que ver con las relaciones internacionales. Es sumamente importante contar con una renovación constante, conocer qué pasa en el mundo, fuera de los límites de Paraguay. Para Ceuppens, se trata de “conectar con los demás y reconocernos”, fiel a su visión del arte como forma de comunicación.

“Me toca visitar y hablar sobre lo que pasa en Paraguay, conocer lo que se hace afuera y también cómo se representa nuestro país. Desde el próximo año esperamos concretar experiencias que nos permitan compartir el arte superando las fronteras”, indica.

La respuesta

Si hay algo que resulta importante para Christian y su equipo es medir qué acciones generan resultados importantes. Los números hablan por sí solos: en menos de un año lograron movilizar a más de 4300 personas y acercarlas al museo. “Cuando veía la fila larga, por un lado me preocupaba y apenaba por su bienestar, pero por otro, fue fantástico. La gente está ávida de actividades culturales y eso lo notamos en cada una de las muestras”, cuenta. Además, diversificar las actividades y dirigirlas a públicos de todas las edades fue sumamente importante.

“Debemos calcular, porque las actividades tienen que funcionar y luego ver cómo llegar a más gente. Lo que hacemos es muy nuevo, con un componente experimental importante. Se trata de la creación de nuevos paradigmas en el programa de Cultura, cada uno en su dirección”, analiza.

Christian Ceuppens, director de Museos Nacionales. Fotografía: Javier Valdez.

Con, por y para el arte

Christian Ceuppens trabaja en, con y para el arte desde que tiene memoria. “Yo creo que todo se retroalimenta”, dice. Cada experiencia lo convirtió en el artista, arquitecto y gestor cultural que hoy es. “Estar integrando un equipo es también una posibilidad de colaborar, sumar mi granito de arena y realmente tener una visión, digamos, de lo que es la gestión cultural a nivel oficial”, reflexiona.

“Creo que un programa que se centre en tomar al arte como elemento dinamizador de la gente es esencial, y la apertura hacia distintos medios de expresión también lo es. Si hablamos de los sentidos, de lo que nos transmite una posición, un concierto, una obra artística, es porque ahí nosotros nos comunicamos, y a partir de ahí podemos crear una identidad”, describe. Pero también es importante pensarla como una identidad que permite verse influenciada: “Debe seguir siendo permeable a lo que pasa alrededor”.

“Creo que un programa que se centre en tomar al arte como elemento dinamizador de la gente es esencial, y la apertura hacia distintos medios de expresión también lo es”

Christian Ceuppens.

Un museo no es un mausoleo de piezas. Merece estar lleno de vida y tiene sentido a partir de la interacción de la gente con él. Genuinamente esperamos que este sea el primer programa de muchos que pongan foco en el acceso a la cultura, porque es un derecho.

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