Crónica de una muerte anunciada
Ciento diecisiete. Esa es la cantidad de árboles que habitaron el suelo de una propiedad ubicada sobre la siempre ruidosa y ajetreada avenida Félix Bogado. Algunos con troncos de más de un siglo, vieron pasar generaciones de niñas y niños jugando, fueron parte del atractivo de locales gastronómicos y deportivos, refugio ante el sol abrasador de usuarios del transporte público y punto de encuentro obligado de la vecindad. A su sombra, el predio cumplió la función de parque urbano aun sin serlo. Hoy ya no están. En esta nota, exploramos en profundidad el caso del bosque de San Vicente y una problemática que afecta a toda la comunidad capitalina: la falta de espacios verdes.
Por Laura Ruiz Díaz. Fotografía: Fernando Franceschelli.
Esta historia tenía el objetivo de ser el reportaje de la lucha de los habitantes de la zona por un bosque ubicado en un predio privado, de su importancia para el ecosistema y, sobre todo, para la cohesión social de un barrio. El lunes 28, un video compartido por una vecina de la zona documentaba la tala de los primeros árboles y, con un grito desgarrador, anunciaba el inicio del destronque.
La mayoría del arbolado que vemos en las fotos que ilustran esta nota fue talada, una enorme pérdida para Asunción y el barrio San Vicente. Pero la propiedad aún conserva el potencial de ser un espacio verde público, tan necesario para el equilibrio medioambiental y la salud de la ciudadanía.
La lucha por un bosque
La propiedad conocida por los vecinos de la zona como bosque San Vicente se encuentra sobre la avenida Félix Bogado y 21.ª Proyectada. Actualmente, el terreno está en manos de la Caja de Jubilados de la ANDE, quienes lo alquilaron a los dueños de un supermercado mayorista. El objetivo es construir un nuevo local y para eso planeaban cortar los árboles e impermeabilizar el suelo con cemento.
Los primeros en pensar en la importancia de crear un parque en el predio fueron los integrantes de la Comisión Vecinal Arroyo Ferreira, que entre 2004 y 2005 buscaron un sitio para una plaza barrial y un corredor para proteger la cuenca hídrica de la zona.
“El objetivo era un parque lineal a ambas márgenes de la cuenca media del arroyo Ferreira, desde la naciente principal, en la calle Kriskovich, hasta la avenida donde estaba el soñado espacio boscoso que queríamos para la plaza”, cuenta Rosa Martínez de Vacchetta, abogada y vecina de la zona, quien estuvo recientemente al frente de las gestiones legales para defender el predio.
Según un documento del Instituto Forestal Nacional (Infona), el predio tiene una medida de 11.449 m². En contraposición, el informe elaborado por la empresa Botánica Consultora y Auditora Ambiental, a pedido del supermercado, certifica que la superficie del inmueble es de 9472 m².
¿Cuáles serán los principios de la física que permiten que una propiedad disminuya su superficie según quién la mensure? Quizás tenga que ver con la ley n.º 6676/20, más conocida como Deforestación Cero. En el artículo 3 se establece como unidad mínima de mapeo una hectárea, es decir, en la región Oriental, a partir de 10.000 m² en zonas urbanas se prohíben las actividades de transformación y conversión de superficies con cobertura de bosques.
Además, la ley 4241, Del Restablecimiento de Bosques Protectores de Cauces Hídricos dentro del Territorio Nacional, declara como zonas protectoras a las áreas naturales que bordean los cauces hídricos. La ley n.º 422, Forestal, establece que “son bosques o tierras forestales protectores aquellos que por su ubicación cumplan fines de interés para regularizar el régimen de aguas; proteger el suelo y prevenir la erosión y acción de los aludes e inundaciones y evitar los efectos desecantes de los vientos”.
¿Qué tiene que ver con el bosque San Vicente? Seguí leyendo.
El informe del proyecto realizado por la jefa de Recursos Hídricos y Suelos de la Municipalidad de Asunción advierte que está a 20 metros del curso del arroyo Ferreira, la segunda cuenca hídrica más importante de Asunción. Pero el informe de impacto ambiental desarrollado por Botánica Consultora (que no se encuentra vigente en el registro del Mades) no menciona este dato, aunque una simple búsqueda en Google Maps nos indica la distancia entre el agua y la propiedad.
Rosa Vacchetta, junto a otros vecinos, conformó la asociación Salvemos el Bosque de San Vicente, una plataforma que busca proteger el entorno. Realizaron vigilias y manifestaciones, una resistencia ciudadana ante el avance del cemento y encontraron aliados que ven en esta causa un ejemplo de cómo las comunidades pueden movilizarse para defender el medioambiente.
«No se trata solo de árboles, sino del futuro de nuestros hijos y nietos. Este bosque es parte de nuestra identidad como barrio”, afirma.
El estudio de impacto ambiental realizado a pedido del supermercado se expuso en distintas instancias de gestión estatal y así fue aprobado el destronque. Los vecinos encontraron las inconsistencias y presentaron un amparo constitucional contra la Municipalidad de Asunción y el Ministerio del Ambiente el 19 de abril. Al mismo tiempo, los diputados Johanna Ortega y José Rodríguez elaboraron la ley de expropiación, aprobada por unanimidad en la Cámara Baja.
*Nota de la autora: El día 30/10, posterior al cierre de esta edición, la Municipalidad de Asunción compartió, a través de su cuenta oficial de X, la cronología del proceso de autorización para el destronque de árboles, en el barrio San Vicente.
El sueño duró poco: se rechazó en la Cámara de Senadores. La reacción vecinal fue incómoda, pero cuando el proyecto volvió a Diputados fue archivado. El mensaje de arriba quedó claro. Para los vecinos de San Vicente el proceso es largo y agotador. “La mayor dificultad es la falta de atención de las instituciones”, reclamó Rosa.
¿DÓNDE ESTÁN LOS ESPACIOS PÚBLICOS DEL BARRIO?
San Vicente es uno de los 68 barrios asuncenos. Con más de 15.000 habitantes, está entre los más poblados. Cuenta con una sola plaza pública: Juan Pablo II, ubicada en Teniente 1.º Luis Tuya entre Mayor Rufino Pampliega y Cañada del Carmen. Se inauguró en 2011, luego de años de trámites de recuperación fomentados por asociaciones de vecinos, ya que fue usurpada por la ANR, que ubicó allí la subseccional n.° 4, dependiente de la seccional n.° 12 —este último terreno aún se encuentra en proceso judicial de recuperación—. El predio de 3476 m² se ubica sobre Teniente Primero Blas Garay casi avenida General Santos, a 1200 m del parque San Vicente. (Patrimonio público y clientelismo político, Ivan Gayoso, 2020, Universidad Nacional de Asunción)
¿Por qué es importante su conservación?
El bosque de San Vicente actuaba como corredor verde con su propio ecosistema. Mejoraba la biodiversidad y mitigaba los efectos de la urbanización, como las inundaciones y la contaminación del aire. De eso conversamos con el conocido biólogo Raúl Rivarola.
“El de San Vicente es un bosque urbano estratégico, porque es un terreno con suelo permeable y boscoso en uno de los barrios más densamente poblados de Asunción y al lado de uno de los arroyos más importantes”, confirma el especialista.
Si desaparece esta masa boscosa —como de hecho ya empezó a suceder con la tala de la mayoría de los árboles— las consecuencias directas inmediatas serán aumento del efecto isla de calor (disminución del confort térmico), mayor agua de escorrentía con las lluvias (más raudales peligrosos y desequilibrios por el caudal del arroyo) y disminución de la biodiversidad urbana estratégica y su hábitat (efecto negativo sobre dispersores y polinizadores).
“En el bosquecito de San Vicente se encontraron varias especies de árboles nativos clave, por ser especialmente beneficiosos para la biodiversidad local, tales como el guapo’y (Ficus luschnathiana), el amba’y (Cecropia pachystachya), el laurel hũ (Ocotea diospyrifolia) y el yvyrapytã (Peltophorum dubium)”, afirmó Rivarola. Cada uno de ellos desempeña un rol fundamental en la sobrevivencia de la fauna pero, además, el yvyrapytã mejora la calidad del suelo para otras variedades de la vegetación.
Así mismo, el valor pedagógico de un bosquecito en una de las áreas más densamente pobladas de la ciudad es altísimo. “Es un espacio que fomenta el contacto de niñas y niños, así como jóvenes, con la poquita naturaleza que queda en la ciudad. La educación ambiental es fundamental para el desarrollo sano de una persona y para ubicarla dentro de un ambiente natural más explícitamente. A veces, en nuestros zoológicos humanos de acero —las ciudades—, tendemos a olvidarnos de que aún somos parte de la naturaleza y dependemos completamente de ella”, afirma con contundencia.
Si bien gran parte del bosque de San Vicente fue talado, el espacio sigue manteniendo el potencial de convertirse en un área verde pública y, sobre todo, de conservar la capacidad de absorción del suelo en una ciudad que siempre tiende a tener problemas ante las lluvias. En palabras de Raúl Rivarola: “En cinco años, con una buena planificación, podemos convertirlo en un bosquecito joven con todos los servicios ecosistémicos otra vez”. Un sueño que sin duda los vecinos mantienen.
CAPITAL VERDE
Un estudio publicado por el MUVH, el Mades y la Municipalidad de Asunción, llamado Caracterización del uso de parques y espacios verdes en Asunción y el Área Metropolitana (2020), analiza la relación de los ciudadanos con las zonas públicas. El sondeo revela que el 91,4 % cree que aún es necesario desarrollar más ambientes verdes. La frecuencia de visita es notable: el 53,7 % de las personas acuden tres o más veces por semana, lo que refleja el interés y la necesidad de contar con más opciones de calidad para el esparcimiento y la interacción en el entorno urbano.
La lucha continúa
La familia de Coralie Arbo, comunicadora y vecina, habita el barrio desde hace varias generaciones. En una conversación con Pausa, recuerda los relatos familiares: su abuela y otros vecinos ya luchaban desde los 60 para convertir el bosquecito en un parque. Durante mucho tiempo, sirvió como punto de encuentro para deportes y celebraciones.
Este año, la comunicación fue muy importante para dar a conocer la iniciativa y Coralie fue la persona encargada de planear la campaña, que fue “una estrategia colectiva y colaborativa que se fue diseñando en el día a día”, con todos los voluntarios. “Mucha de nuestra comunicación apunta a concienciar a la ciudadanía, difundir información que nos ayuda a dimensionar las funciones del bosquecito y valorar los espacios verdes de la ciudad en general”, cuenta.
“Yo invito a la gente a usar la imaginación: ¿Cómo sería nuestro día a día si contáramos con más —y mejores— espacios verdes en nuestros barrios? Tantos años de desidia y abandono nos cercenan otras ciudades posibles”, lamenta Coralie, al tiempo que invita a imaginarla: “Es importante que denunciemos los atropellos, y aún más importante es que podamos ver más allá, proyectar una vida diferente. No debemos permitir que nos saquen eso. Es el primer motor para organizarnos”.
De cara al futuro, Rosa, sus vecinos y los voluntarios tienen claro su objetivo: la comunidad exige la revocación de todos los permisos de construcción en la zona y un compromiso real de las autoridades para preservar el espacio y convertirlo en el parque que siempre debió ser.
SEGUÍ EL CASO EN REDES
El movimiento recibió un importante respaldo en redes sociales, donde se viralizó el hashtag #SalvemosElBosqueDeSanVicente. Los vecinos comparten sus actividades en Instagram y X con las cuentas @sanviverde, y en TikTok con @sanviverd3.
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