Selva es actriz y directora de teatro, coach de teatro aéreo y amante de la cocina. Es una de las creadoras de Nhi-Mu Teatro Aéreo, un espacio de creación al que se refiere como familia.
Dos palabras que te describan: Fuerza y sueños.
Una película que te marcó: Cinema Paradiso.
Tu serie fav del momento: Muertos para mí.
Tu comida preferida: Asado y pizza.
El lugar al que siempre volvés: Nhi-Mu.
Algún miedo inusual: De las cuevas oscuras debajo del agua.
¿Cómo describís el camino del artista en Paraguay?
Desafi ante. Hay mucho talento acá, pero también muchos obstáculos, como la falta de apoyo estructural, de financiamiento, de políticas culturales. Aun así, seguimos, gracias al esfuerzo, la autogestión y el apoyo de la comunidad. Es un camino de resistencia, pero también de mucha creatividad y autenticidad.
¿Cómo descubriste el teatro?
En el colegio, clases de Artística. Teníamos que presentar una obra de teatro, yo tenía 17 años, pero antes vi Yo el Supremo, de Agustín Núñez, en el Municipal, donde la popa de un barco atravesaba el escenario. ¡Mi cabeza! Desde entonces sigo y persigo esto, que es genial.
¿Qué significa Nhi-Mu para la comunidad artística?
Nhi-Mu representa un espacio de exploración y evolución para la comunidad artística en Paraguay. Desde 1997, hemos trabajado para expandir los límites del teatro aéreo, combinando disciplinas como la danza, la acrobacia y la música. Para muchos artistas, ha sido una plataforma de crecimiento, experimentación y conexión con el público de una manera innovadora y emocionalmente impactante. Más que un grupo, es una familia grande donde creamos y creemos en nuestros sueños.
¿A quién admirás?
Admiro a mi mamá y a mi papá. Son increíbles.
Si tuvieras una máquina del tiempo y pudieras ir a cualquier lugar y fecha, ¿adónde irías y qué harías?
Me iría al 26 de febrero de 1975, al hospital de la Cruz Roja, a mirar cómo estaba naciendo.
¿Qué te moviliza?
Mis sueños. Sé que sueno repetitiva, pero de eso vivo: de mis sueños.
¿En qué momento te tomás una pausa?
Me tomo pausas, no tantas, pero me tomo. Me desconecto en el agua, en el mar, la pileta o en algún arroyo cristalino.
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