Los cuadernos negros de Regina Rivas
Regina Rivas es una de las ilustradoras paraguayas más prolíficas de las últimas décadas. Su estilo, en metamorfosis constante, tiene raíces profundas en la dimensión emocional de la artista, desde la cual procesa todas sus experiencias, las digiere y devuelve al mundo en forma de dibujos. En esta entrevista, nos cuenta sobre su más reciente y ambicioso proyecto: la publicación de su primer libro.
Por Patricia Luján Arévalos. Retrato: Amalia Rivas Bigordá.
Ahora encara una nueva etapa de su vida —personal y profesional— con el lanzamiento de su primer libro: Me senté en mi banquito y me puse a llorar. El título es una frase prestada de un verso de la canción infantil Allá está la Luna, que para la autora representa un amuleto que la lleva directo a su infancia, “a ese mundo mágico, enorme. Mirar al cielo y dimensionar un poco toda esa realidad, asombrarnos con esa inmensidad. Recuerdo bastante bien eso. Ese asombro, esa nostalgia es la que quise traer al sentir del libro. Es poder ser, decir, literalmente, hoy me siento a llorar”.
Quien conoce el trabajo de Regina reconoce lo apropiado que resulta este título para su primer libro. Desde hace años viene militando desde el arte por la libertad para sentir todo el espectro de emociones humanas sin culpa. Por eso es que “la obra abarca ilustraciones que cuentan un abanico grande de sentimientos. Habla de lo que es sentir un desamor; también de vivir el amor, por supuesto; de la ansiedad, la depresión, las presiones de la vida, cosas con las que cualquiera puede sentirse identificado. También trata del placer, la gozadera”.

La intención de publicar un volumen propio no es nueva. Desde hace años, la idea de escribir y dibujar su propio libro venía rondando su mente. Originalmente, su objetivo era hacer una novela gráfica, pero la inspiración correcta nunca le llegó.
En medio de ese proceso, y con la tortura de un deseo que no pudo concretar, se dio cuenta de que ya tenía la base de un libro y que había iniciado ese proceso mucho tiempo atrás, sin haberse percatado. Algo que tenés que saber de Regina es que siempre está dibujando. Es su forma de expresión favorita, su método de catarsis, su medio de práctica. En aquel momento, miró a su producción artística más privada de los últimos tiempos y encontró el material que estaba buscando.

Por el amor al papel
“Me senté en mi banquito y me puse a llorar nace del amor a las publicaciones, al papel, al objeto. Los dibujos vienen de mis cuadernos negros, que son de tapa dura, negra, todos iguales”, explica. Una vez que se decidió, se reunió con su amiga, la escritora Jazmín Ruiz Díaz, quien analizó el proyecto y accedió a escribir el prólogo.
Serán más de 150 páginas en las que nos encontraremos con dibujos que nunca antes vieron la luz. Su producción inédita constituye un plus porque constantemente vemos en las redes de Regina un poco de su producción diaria, así que descubrir que tenía mucho más escondido en papel es como haber encontrado un tesoro.
Procesar esos cinco blocs también implicó un desafío personal para ella, pues se enfrentó a las distintas versiones de sí misma que entintaron esas páginas. “Recorrer esos cuadernos, que contemplan casi 10 años de mi vida, me puso bastante contemplativa y sensible por los vaivenes que atravesé. Así que realmente es muy nostálgico. Muchos dibujos narran la depresión y el desamparo”, propone la artista y confiesa: “Hace unos años pasé por una depresión muy grande y, al inicio, agarré papel y dibujé lo que iba sintiendo. Son como 70 ilustraciones e igual en el libro no van todas porque algunas son demasiada íntimas y oscuras, pero sí hay cosas fuertes y dolorosas que nos pasan. Nos guste o no, están ahí y pueden surgir cuando menos lo esperamos”.

Además del espacio para expresarse y dar salida a su mundo interior, este material representa una oportunidad de conexión para Regina: “Espero que encuentren un espacio donde puedan decir ‘no estoy solo, alguien más ya pasó por algo así y está todo bien con eso’”.
El pequeño proyecto que pudo
Convertirse en un autor publicado en nuestro país plantea un desafío bien grande. Así qué, ¿por qué escribir un libro en Paraguay, hoy día?: “La razón más importante para mí es la de crear un registro del sentir de nuestra época, de este tiempo, de lo que se está haciendo, porque no soy la única que ilustra sus vivencias y sentimientos”.
Por supuesto, también representa la oportunidad de ser vista en más mercados. Sus obras ya pasaron por países como Argentina y Brasil, pero llegaron también a Colombia, México ¡y hasta Finlandia! Su voz forma parte de una ola de artistas que retratan la experiencia femenina y, por eso, siempre ha sido considerada en lo más alto, dentro y fuera de su propio país.

Formá parte
En este momento, el material está en etapa de diagramación, pero todavía falta un trecho por cubrir antes de poder decir que Me senté en mi banquito y me puse a llorar es una realidad. Aunque la tirada es de solo 500 ejemplares, la inversión necesaria es significativa y como con la mayoría de los proyectos editoriales autogestionados, Regina busca el apoyo civil y de empresas que estén interesadas en apoyar económicamente esta propuesta.
Si estás interesado en formar parte del lanzamiento, contactá con ella a través de Instagram (@regirivas) o bien por correo a la dirección reginarivas@gmail.com. Aunque no seas una empresa con capital para invertir en cultura, podés apoyarla durante el periodo de preventa del libro, que iniciará en las próximas semanas.

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