Bebida milenaria de la cultura guaraní
El carrulim es un ritual celebrado cada 1.° de agosto, que promete la protección ante infortunios y la purificación de la sangre. Declarado Patrimonio Cultural del Paraguay, esta mezcla significa tradición, creencia y promesa a nuestros ancestros que es transmitida de generación en generación. Junto a la historiadora Graciela Martínez, te contamos todo acerca de esta popular bebida.
Por Katherine Meza. Foto: Fernando Franceschelli. Producción. Sandra Flecha.
El nombre tan particular de esta milenaria bebida es un acrónimo de sus ingredientes, a saber: Ca (caña) rru (ruda) lim (limón). Los orígenes del supersticioso ritual se remontan a los guaraníes, pero los ingredientes fueron obtenidos de épocas coloniales y arribaron al Paraguay de distintas partes del mundo, según relata la historiadora y autora del libro Poytáva-Origen y evolución de la gastronomía paraguaya, Graciela Martínez. “La ruda es una planta originaria de Asia, al igual que el limón, mientras que la caña extraída del jugo de la caña dulce fue traída por los españoles”.
Según la creencia popular heredada de nuestros ancestros, el carrulim debe ser consumido en el octavo mes del año para ahuyentar la mala suerte y ayudar al cuerpo a renovar la sangre. Y esto tiene una explicación. Existe un dicho muy popular relacionado que dice: «Agosto, vaka piru ha tuja rerahaha», que significa: “Agosto, el mes que se lleva a las vacas flacas y a los viejos”. Esto se debe a que en dicho mes en Paraguay era tiempo de sequía, entonces los vacunos no tenían mucho alimento para pastar y los más débiles no sobrevivían. Así surgió la tradición de tomar carrulim cada 1.° de agosto para atraer la buena suerte y la salud.
Esta fecha coincide con la celebración del Día de la Pachamama, que se festeja en varios países de Sudamérica. Distintas etnias prehispánicas preparaban sus bebidas, similares al carrulim, fermentadas de semillas, tubérculos o frutas para agradecer a la Madre Tierra. “Los aztecas tenían el atole y el pulque. Los incas, la chicha; los mapuches bebían el muday, un tipo de trago hecho de maíz que era parecido al kaguĩ o kaguy de los guaraníes”, cuenta Martínez. Existen distintos rituales similares, incluso hay uno bastante parecido en Argentina con el nombre de “carrulito”, solo que en vez de caña blanca, este lleva cachaza.
Esto se debe a que los guaraníes también habitaron el noreste argentino, así como el suroeste brasileño, lo que dejó sus influencias culturales en dichas zonas. En 2019 el carrulim fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial, y es considerado un brebaje tradicional del Paraguay. “Esto fue una muestra de lo importante que es para nuestra cultura el conservar los rituales de nuestros ancestros”, indicó Martínez.
Unos dicen que con un sorbo de carrulim es suficiente; otros, tres; algunos lo suben a siete, e incluso hay quien toma un traguito diariamente durante todo el mes de agosto para disfrutar de sus efectos positivos, una añeja tradición guaraní que prospera a través del tiempo.
Ya sea que se trate de un mito o no, para espantar todos los “males” del octavo mes del año a los tragos de rigor del carrulim en ayunas se le suma otra tradición sin alcohol por estas fechas. Se recomienda agregar al mate o al tereré siete hierbas o “remedios yuyos”, como se los conoce mejor, que según dicen ayudan a la buena suerte, no solo en agosto sino también en el resto de los meses por venir. A saber: ajenjo, verbena’i, pyno’i, romero, ruda, ka’apiky y agosto poty. ¡Anotalos y agregalos a tu tradicional carrulim paraguayo!
Ingredientes
Caña blanca.
Limón.
Ruda.
Procedimiento
Lo primero por hacer es machacar en un mortero la ruda para extraer su esencia. Luego, se debe exprimir el jugo de limón sobre ella. Por último, mezclar en una jarra la caña blanca con la ruda y el zumo de limón. ¡Y listo! ¡Carrulim para ahuyentar la mala suerte y purificar la sangre!
Si bien no existe unanimidad en la receta y proporciones exactas de los ingredientes de esta milenaria bebida, sus componentes indispensables son los tres nombrados anteriormente. También podés hacer variaciones a esta receta básica agregando miel de abeja, romero, katuáva y guavirami, para darle un toque más personalizado.
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