El regalo de un devoto a la Santa Madre
Al entrar a la capital espiritual del Paraguay se encuentra un predio de casi 6371 m² que sirve de albergue y lugar de descanso para miles de peregrinos que llegan cada año a visitar a Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé. Para conocer la historia de este punto de encuentro, un lugar seguro al que los hijos de María pueden acudir antes de llegar a la basílica junto a ella, conversamos con don Mario Brizuela, quien lleva más de 15 años en la misión de cuidador.
Por Patricia Luján Arévalos. Fotografía: Fernando Franceschelli y archivo de Descanso del Peregrino.
Don Mario Brizuela tiene 64 años y es quien recibe todos los días a las personas que van en busca de un lugar para descansar y asearse antes de llegar a la basílica de Caacupé. La mayor fiesta mariana del país convoca a miles desde todos los puntos del país e incluso del exterior.
Descanso del Peregrino Don Jaime R. Peña es el nombre completo de este albergue que funciona los 365 días del año desde 1972, aunque la época de mayor actividad arranca en setiembre y se intensifica por estas fechas.
El predio fue donado por el señor Jaime Ramón Peña, quien en vida fuera presidente de la Comisión Nacional Pro Santuario de la Virgen de los Milagros de Caacupé por 18 años. Le sobrevive su hija, doña Manuela Tita Peña, quien lleva en alto la misión de su padre hasta el día de hoy, a sus 95 años de edad.
Doña Tita continúa asistiendo a los peregrinos y pone un especial énfasis en la visita de los representantes de pueblos originarios. Llegan a la ciudad, provenientes del Chaco, unos días antes del 8 de diciembre para la celebración de una misa especial, en el marco del novenario de la Virgen. El pasado fin de semana, 5000 personas pararon en este albergue para celebrar las fiestas de Caacupé.
Es una de las ocasiones más grandes del calendario para ella, don Mario y todos los voluntarios que se acercan al Descanso para aportar tiempo y energía. Entre las principales tareas de esos días se encuentran la limpieza y el mantenimiento del lugar, pero también la gestión de las ollas populares que se instalan bajo una gran carpa para preparar las principales comidas del día, que incluyen no solamente el almuerzo, sino también el desayuno y la merienda.
Doña Tita y su familia, con las donaciones de los fieles y las empresas que se alían a la causa, proveen galletas, fideos, arroz, carne, pollo, azúcar, yerba y todos los insumos que ayudan a sostener la visita de los peregrinos. En la página de Facebook del lugar se anuncian las fechas de recolección de víveres para quienes deseen aportar su granito de arena, pero enfatizan que no aceptan efectivo.
Los ciclistas se encuentran en la lista de gente que acude frecuentemente a usar las instalaciones del lugar. Algunos tardan días en llegar a Caacupé desde puntos tan distantes como Pedro Juan Caballero, Concepción o, incluso, Brasil. Don Mario nos comenta que muchos grupos que pasaron por el Descanso antes ya tienen su número de teléfono y directamente le llaman o escriben para avisar la fecha de su llegada.
Tanto los ciclistas como las familias que llegan caminando, en colectivo o vehículo propio suelen acampar en uno de los varios ambientes del predio, que funcionan como pequeñas plazas con sus propias estructuras para sentarse y mesas de concreto. Los sanitarios son básicos y funcionales, justo lo necesario para tomar un respiro antes de arribar junto a la Virgen, y hasta ofrecen duchas. El visitante puede llevar su parrilla y gestionar sus comidas en el espacio, el Descanso recibe a todos.
El uso de la infraestructura no tiene costo alguno para los visitantes, que se acercan a presentar sus respetos a María hasta bien entrado el año siguiente, incluso hasta fines de febrero. Don Mario Brizuela, quien fue contratado por doña Tita hace 15 años para velar por la integridad del espacio, comenta que durante los meses de frío es cuando merman los peregrinos, aunque su trabajo es muy importante de enero a diciembre, ya que también ingresan personas con intenciones menos nobles.
La limpieza del lugar queda a cargo de la Municipalidad de Caacupé, y los servicios básicos, como ANDE y Essap, corren por cuenta de la diócesis. Para comunicarse con la organización, está disponible el teléfono (0982) 252-000.
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