En el sur del Paraguay, como en varios territorios del país, las mujeres fueron quienes encabezaron las acciones que hicieron posible la cuarentena para muchas familias trabajadoras. Algunas de estas jefas de hogar fueron retratadas en sus labores, para dar a conocer el importante rol que ocuparon.
Madres, abuelas, tías y hermanas tomaron la responsabilidad que muchas instituciones fueron incapaces de asumir: sostener, alimentar y cuidar a familiares, amistades, vecinos y vecinas, en sus hogares, barrios y comunidades.
A raíz de las medidas sanitarias, muchas de ellas tuvieron que organizarse para que sus hijos sigan comiendo, continúen su escolaridad; paguen cuentas, etcétera. La realidad fue muy similar tanto en los bañados de Asunción como en los barrios del sur del país. El proyecto Sumamos Mujeres, llevado adelante por la organización Kuña Róga de Encarnación, quiso visibilizar estos trabajos y en mayo lanzó un concurso foto gráfico en el que invitaban a los y las ciudadanas del sur a mostrar cómo las mujeres le hicieron frente a la crisis multisectorial causada por la pandemia del covid-19.
En palabras de Marcela Zub, coordinadora del proyecto, buscaron mostrar esas acciones ciudadanas lideradas por mujeres en un término de política más amplio, el que está vinculado con la comunidad y el entorno cercano. “El concurso se dio en un momento de cuarentena total, porque lo que queríamos era que se retrate a las mujeres en ese quehacer específico, en ese momento”, explica Marcela. En Sumamos Mujeres vienen trabajando con lideresas del sur desde hace un tiempo, impulsando su participación activa por medio de formaciones, capacitaciones, estrategias y campañas comunicacionales.
Historias de mujeres que se organizaron alrededor de la emergencia alimentaria por medio de ollas populares, que cocinaron para vender, que hicieron tapabocas, que trabajaron en el campo y en la chacra fueron algunas de las actividades documentadas para este concurso fotográfico, del que resultó ganador Miguel Ángel Kalabura, fotógrafo y artista visual, con la foto de su abuela Martina Maciel.
Miguel nos contó que Martina es limpiadora y, ante la falta de insumos de protección, ella misma empezó a confeccionar barbijos, tanto para su uso personal como para el de sus compañeros. “Además, por medio de la costura intentó distraerse, ya que es sabido que la pandemia trajo consigo mucha psicosis colectiva y más aún en adultos mayores”, comenta el joven de 22 años.
“Fue una experiencia interesante ver qué estuvieron haciendo las mujeres a pesar de todas las limitaciones de desplazamiento, de trabajo, los riesgos; cómo se organizaron y tomaron la iniciativa para enfrentar la situación. El resultado fue muy enriquecedor”, detalla Julieta Gamarra, comunicadora del proyecto.
El joven destaca la valentía que tuvieron mujeres como su abuela Martina al cumplir diferentes roles, como cocineras, maestras, enfermeras, limpiadoras, amigas, etcétera, ya que si ellas no tomaban esas responsabilidades, cree que el resultado hoy en día sería catastrófico.
“Sabemos que hay sectores de la ciudadanía que están muy olvidados por el Gobierno. Existen personas en situaciones deplorables e insalubres, que no tienen un teléfono ni manera para inscribirse en la ayuda social que el Estado dice que da. Entonces, si las mujeres de nuestro país no se ponían los pantalones que debía llevar el Estado, muchas personas, niños, ancianos y jóvenes estarían pasando hambre”, sostiene Miguel.
La ternura también es política
El contexto pandémico puso de manifiesto que la política va más allá de los espacios partidarios o institucionales, pues existen acciones comunitarias que también son políticas, y las mujeres en sus diferentes espacios lo han demostrado. Las fotos ganadoras del concurso enmarcan estos momentos.
La fotografía que Karen Quintana presentó se llama Sin filtro, porque es así como quiso mostrar la realidad de muchas personas en nuestro país. “La crudeza de la pobreza y la enorme desigualdad social en la que vivimos”, dice.
Una tarde de mayo, junto a su compañera Johana, fueron a visitar el Barrio Ecológico II de Pilar. Allí, un grupo de mujeres organizó una merienda para 40 niños y niñas. Recuerda que era una tarde fría, pero ellas estaban firmes en sus tareas. Aprovecharon la ocasión para entrevistar a las encargadas y luego contar la experiencia en su programa de radio, Feminópolis.
“La cuarentena expuso mucho más la carga que las mujeres llevan en sus espaldas. En mi comunidad, e incluso en mi país, se organizaron con la solidaridad y la ternura como eje transversal”, asegura la joven, que también es parte de la Red de Mujeres de Pilar.
Monserrat Maldonado, por su parte, decidió fotografiar a su mamá Nidia Sosa, conocida como Tía Peri. Sosa se encontraba amasando las tapas para la elaboración de pastel mandi’o que luego pondría a la venta.
La secuencia visual que realizó Monserrat se denomina Las manos de mamá, porque ella menciona que estas fueron el impulso para toda la familia. Nidia se dedicaba a la costura, pero como cesaron los trabajos, empezó a cocinar para vender.
“Vimos un accionar colectivo, organizado y urgente. Lastimosamente tenemos que movernos y acudir a la autogestión por culpa de un Estado ausente”, afirma Monserrat.
Para las coordinadoras de Sumamos Mujeres se presenta un desafío al conocer estas historias de mujeres líderes en sus comunidades. “¿Cómo hacer para que esos liderazgos traspasen el plano comunitario y se conviertan en políticos?”, reflexiona Marcela.
Candidatas del sur
Sumamos Mujeres, que tiene como antecedente la Red Mujeres del Sur, surgió para potenciar la participación y representación en cinco departamentos (Itapúa, Guairá, Caazapá, Misiones y Ñeembucú) en las elecciones municipales 2020.
“Hemos desarrollado un proceso formativo, dimos a las candidatas herramientas y estrategias prácticas del ejercicio político con perspectiva de género. Sabemos que queremos más mujeres en las listas, en cargos de poder, pero es necesario que también tengan una mirada de género e impulsen la ciudadanía activa de otras”, opina Marcela.
Estos espacios de formación tuvieron lugar entre julio y noviembre del 2019. Llegaron a alrededor de 200 mujeres en las ciudades de Encarnación, Villarrica, Pilar y Ayolas, que se estaban preparando para ser candidatas o para volver a presentarse en las elecciones municipales que fueron pospuestas.
Actualmente, Marcela y su equipo procesan los datos de una encuesta que realizaron con estas lideresas para saber cómo afectó la pandemia del covid-19 a sus candidaturas. En ese proceso, realizaron un análisis juntas y varias de las encuestadas destacaron que a pesar de todo, vieron esta situación como una oportunidad para demostrar sus liderazgos, principalmente las que ya ocupaban cargos electivos.
“Muchas concejalas e intendentas mostraron en este momento que tenían fortaleza, capacidad de decisión y una manera particular de encarar la crisis sanitaria. Ellas dieron respuestas a sus comunidades, acompañaron las acciones de solidaridad, de control sanitario y también de cuentas públicas; trabajaron con las comisiones vecinales para impulsar las ollas populares, apoyo escolar, entre otros”, agrega.
Muy pronto darán a conocer los resultados de la encuesta con datos, como si seguirán o no sus candidaturas, con quiénes articularon en estos meses, qué tipo de trabajo realizaron, cómo se prepararán para el 2021, etcétera.
Además, las historias de estas políticas son contadas por medio de entrevistas a profundidad en el blog de la Red de Mujeres del Sur, como parte del programa Mujeres en alta voz. Allí, concejalas como María Bertilda Torres, de Edelira, Itapúa, cuentan su trayectoria, luchas y trabajos en la construcción con su comunidad.
Con la difusión de estos testimonios buscan dar realce a las miradas complementarias que pueden aportar las mujeres en la política, perspectivas y abordajes distintos a las necesidades de las comunidades.
Trabajos articulados y territoriales
En estos meses de cuarentena siguieron muy de cerca los trabajos de mujeres candidatas desde su lugar de sociedad
civil. Además, monitorearon el desempeño de la Secretaría de la Mujer a nivel de gobernaciones y municipios, que
constantemente sufren recortes presupuestarios.
Por medio de su Laboratorio de ideas –otro eje central de Sumamos Mujeres, del que participan políticas, referentes, académicas y activistas sociales– elaboraron campañas sobre maternidad en cargos electivos y recomendaciones para el abordaje de la violencia hacia mujeres para instituciones que trabajan en la atención y contención de estos casos.
“Analizamos todas las barreras que tienen que ver con el hecho de ser mujeres y las que el propio sistema electoral pone. Hay que ser conscientes de ellas para poder derribarlas. O nos comemos el cuento de que ‘la que quiere, puede’; o ‘si vos sos guapa, vas a llegar nomás luego’”, objeta la coordinadora.
Los espacios de capacitación y encuentro que llevaron adelante les permitieron conocer el amplio interés de las mujeres en temas que tienen que ver con el ejercicio de la política y, también, la falta de espacios institucionales para debatir y analizar el tema.
“Uno de los aprendizajes es que mujeres diversas, de diferentes partidos, pueden identificarse, encontrarse,
trabajar y reflexionar sobre las mismas barreras que enfrentan en los distintos movimientos”, añade Marcela.
Y, por supuesto, descentralizar la conversación, ya que la realidad de Encarnación no es la misma en todo Itapúa. No solo generar un intercambio entre diferentes partidos, sino también entre municipios, tanto en los más cercanos a la capital, como en los lejanos. “Se abre la posibilidad de abordar distintos enfoques y necesidades, y conformar a partir de eso una red amplia. Creo que es demasiado importante”, destaca la coordinadora.
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