Una conversación con Andrea Quattrocchi en su mejor momento
Quizás es una sentencia un poco soberbia y, tal vez, un tanto conformista también, pero es difícil elegir otras palabras para admirar lo que Andrea Quattrocchi logró hasta hoy. Decir que es su mejor momento —hasta ahora— no es una exageración: no alcanzan los dedos de una mano para citar todas sus facetas profesionales y personales. En esta nota nos embarcamos en una conversación que nos lleva desde sus primeros sketches familiares (para los que cobraba entradas a los dos años de edad), hasta su nueva maternidad y el estreno de nada menos que dos películas nacionales en un solo mes.
Por Patricia Luján Arévalos. Dirección de arte y estilismo: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Betha Achón. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Javier Valdez. Prendas: Mikal.
Andrea siempre supo lo que quería para su vida: su futuro era comandar un escenario. Quizás lo suyo con las artes viene heredado de sus padres, quienes le inculcaron el interés por la expresión creativa. Su papá es Cayetano Quattrocchi, reconocido y querido editor literario al frente de Arandurã Editorial.
“Me llevaron al cine y al teatro desde chiquita. Así me impulsaron a soñar y después me apoyaron en mi formación artística, desde mis primeras clases de baile hasta cuando fui becada en el exterior o decidí cuál era mi vocación”, recuerda ella.
Pero, ¿podemos realmente “decidir” cuál es nuestra vocación, aquello para lo que tenemos un gusto y talento innato? Quizás Andrea lo vea de esa manera, aunque, seguramente, cuando cobraba entrada para los pequeños actos que montaba a los dos años, todos a su alrededor ya se imaginaban dónde terminaría.
Corren los años de finales de los 80 y principios de los 90 cuando una infanta Andrea Quattrocchi empieza a dar sus primeros pasos en el arte. En videos caseros grabados por su familia, la vemos como la protagonista indiscutida que siempre fue: recita, declama o narra alguna historia inventada en el momento, mientras baila con libertad absoluta y canta con toda la potencia que sus pequeños pulmones le permiten.
“Empecé a estudiar ballet a los tres años, y a los 12, teatro, en la escuela de Margarita Irún”, recuerda y agrega: “Tengo el placer de haberme formado con los más grandes maestros a mi alcance, como Margarita y Paola Irún, Miguel Gómez, Agustín Núñez, Tana Schémbori y Juan Carlos Magnelia. En Argentina, además de todas mis clases en la escuela de Julio Bocca, hice entrenamiento profesional actoral con Agustín Alezzo”.
Por supuesto, recordamos su faceta de bailarina, especialmente después de su paso por Baila conmigo Paraguay en 2010 y el infame final que la dejó en un segundo puesto que muchos, hasta hoy, 13 años después, siguen considerando injusto.
A sus 34 años, es una de las caras más reconocibles del entretenimiento. Andrea nunca dejó de avanzar y ese algo que acaparaba las miradas cuando era niña la acompaña hasta ahora. Y si bien su sonrisa juky en la tele es bien recibida en todo el país a través del programa Será un gran día, en Canal 13, y su acertada opinión atrapa a los oyentes de HEi Launch, quizás uno de los logros más notables —y recientes— de su (larga) carrera son dos estrenos cinematográficos en un solo mes, un éxito del que pocos actores paraguayos gozaron a la fecha.
El pasado 3 de agosto, El apartamento llegó al cine para cautivar a un público sediento de historias de terror de producción nacional, y este 31 la veremos en una faceta completamente diferente, como protagonista de la película de acción Leal 2.
Pero ella es mucho más de lo que el público ve o de lo que deja traslucir a través de sus redes sociales. Sí, el 2023 es un año cumbre para Andrea en lo profesional, pero también en lo personal: hoy transita la maternidad, recibió a su segundo hijo hace apenas dos meses.
Y en este momento determinante de su vida, con la sonrisa y entrega a su trabajo que la caracterizan, se abrió con Pausa sobre sus anhelos, miedos y el sueño más ferviente de encontrar la manera de compaginar sus roles profesionales con la crianza que busca para sus hijos.
¿Podés contarnos acerca del camino que recorriste hacia la profesionalización de tu oficio artístico?
Terminé la carrera profesional actoral a los 18. Apenas me recibí, formé parte de la primera novela diaria del Paraguay y continué en las dos siguientes que se hicieron, únicas en la televisión nacional hasta la fecha. Al año siguiente fui becada en la Escuela de Comedia Musical de la Fundación Julio Bocca en Buenos Aires (Argentina), donde me quedé a vivir por cuatro años.
Mientras, hice cine, teatro y televisión allá. Me dediqué a talleres y cursos con maestros argentinos y paraguayos. En 2014 volví a Paraguay para seguir estudiando, trabajando y produciendo arte.
¿Qué recuerdos o anécdotas te quedaron de ese periodo en tu vida?
Migrar para poder continuar con mi formación representó una gran oportunidad, pero al mismo tiempo un paso difícil por el cual muchos jóvenes del país pasamos, más aun los que están en busca de profesionalizarse en el ámbito escénico, por la poca oferta local. Fue un momento decisivo en mi formación, que me ayudó a madurar enormemente a nivel personal y artístico, algo que hoy agradezco un montón.
Como actriz, ¿considerás que hubo un avance en la profesionalización y el rubro de las artes escénicas?
Hubo avances, pero aún estamos muy lejos, lastimosamente. Seguimos sin tener en Paraguay carreras de grado con relación a la actuación, ni los avances legales y derechos civiles que consiguieron ya las asociaciones de actores a nivel mundial. Hay más trabajo, visibilidad y respeto, pero queda aún un largo camino por recorrer.
Pasaste por la pantalla chica, la pantalla grande y el escenario. ¿Dónde te sentís más cómoda?
Cada uno tiene su magia. Vivir una vida paralela de muchos capítulos, levantarte todos los días para trabajar de actor por largos periodos y tener el acercamiento diario a un público masivo es un encanto que solo se vive con la televisión. Mientras, lo instantáneo e intenso del teatro es realmente vivir el personaje. Pero el cine es sin duda mi gran amor desde chiquita. Contar historias sin límites para la imaginación, que queden para siempre, es mi gran deseo y es un profundo orgullo hacerlo ya hace tantos años.
Tu carrera te llevó a la radio y la televisión. ¿En qué momento se dio esa transición?
– A la par de mi carrera artística, siempre me gustaron los medios. Estudié Ciencias de la Comunicación con énfasis en Periodismo en la Universidad Católica, pero fue mi carrera actoral la que me acercó en un primer momento a grandes oportunidades. Participé en programas televisivos y luego di el paso a la locución y la conducción.
¿Cuáles fueron tus primeras incursiones en los medios y qué aprendizajes te dejaron?
– La verdad, mi primer trabajo actoral fue justamente en televisión en la novela Papá del corazón, por Telefuturo, en 2008, cuando tenía 18 años. Entonces fue cuando decidí que la actuación sería mi profesión y no solamente un hobbie.
Luego, mi primera incursión en radio fue en Urbana en el 2015. Hoy, luego de ocho años de programas radiales y televisivos, puedo decir que me siento cómoda con este rol, pero llegar hasta acá me tomó mucho trabajo y aprendizaje constante. No fue un camino fácil y siento que aún estoy lejos de lo que me gustaría lograr en este rubro.
¿Cómo es un día normal para vos?
– Este es, sinceramente, un momento de muchos cambios personales para mí. Acabamos de agrandar la familia y hace muy poco tiempo que terminamos el proyecto soñado de nuestra casa familiar. Hoy, mi principal actividad es ser mamá de mi hijo Mauro, de dos meses, y de Bruno, de un año y nueve meses.
Fuera de eso, estoy trabajando en la promoción y gestión de dos películas nacionales en etapa de exhibición en cines y festivales, además de continuar con todo el trabajo como creadora de contenido digital para marcas. Cuando termine mi permiso de maternidad, volvería a los medios, eventos presenciales y proyectos artísticos paulatinamente, pero la verdad es que todavía no sé cómo va a ser un día normal con esta nueva normalidad de ser mamá de dos.
En los medios y las redes te vemos muy involucrada con tus hijos. ¿Cómo describirías tu relación con la maternidad?
– Es muy diferente a lo que pensaba con anterioridad. La maternidad me atravesó y cambió mi vida desde sus cimientos. No solo se convirtió en lo más importante y mi mayor felicidad, sino que, sorpresivamente para mí misma, me transformó como persona.
Muchas veces me han acusado en redes sociales de romantizar demasiado la maternidad. Sin duda es el trabajo más duro que me ha tocado afrontar, más ahora con dos bebés, pero la verdad es que desde que soy mamá, siento profundamente que el propósito de mi vida radica en buena medida en disfrutar de mi familia.
¿Podrías compartirnos algo que aprendiste de tus hijos?
Es la verdadera prioridad en la vida. Desde que tengo hijos, todo lo demás, aunque es importante como parte de mi desarrollo personal, individualidad y felicidad, ha pasado a segundo plano.
Nos encanta ver este lado tuyo. ¿Fue difícil tomar la decisión de vivir tu maternidad públicamente?
– Se dio de manera natural. Desde el comienzo de mi carrera mantuve un contacto directo con el público a través de las redes, algo que siempre me dio mucha satisfacción. Establecer una distancia entre mi lado profesional y esta nueva prioridad en mi vida me hubiera resultado muy difícil.
¿Te sentís expuesta como figura pública?
– Totalmente. Estoy consciente de que esta profesión conlleva una gran responsabilidad. Siento la obligación de contribuir desde mi lugar, aunque me toque inclusive ser un buen ejemplo desde el ámbito personal.
¿Cuál fue el mayor desafío al que te enfrentaste en los últimos años?
– Está claro que la maternidad [risas]. Pero si tuviera que elegir algún desafío del ámbito profesional, diría que fue el salto a la producción artística. Desde hace unos años vengo trabajando también para generar proyectos en el escenario y en el audiovisual. Esto se dio de manera orgánica en la búsqueda de más espacios para contar historias y hoy puedo decir que lo veo con cada vez más fuerza en mi futuro.
¿Qué te da miedo?
– Muchas cosas. Lograr congeniar en el futuro la maternidad que quiero para mis hijos con mis sueños profesionales es una de ellas.
¿Qué cosas te conmueven?
– El amor, los niños, los animales, los ancianos, la fuerza del hombre y la naturaleza, el talento y las grandes historias.
¿Qué te motiva?
– Encontrar mi mejor versión en todos los ámbitos de mi vida. Enorgullecer a mis padres, mis amigos, mi marido y mis hijos.
Este mes te vemos en el cine con dos largometrajes y sabemos que esta ocurrencia no es nada cotidiana para la industria nacional. ¿Te sentís afortunada?
– Totalmente, pero sé que es fruto de mi esfuerzo y trabajo; es el resultado de buscar, generar y ganar espacios. Hoy me toca estar al frente del elenco de Leal 2, la primera secuela del cine nacional, pero no sin antes haber demostrado mi trabajo en la primera parte, que se convirtió en una puerta para las producciones paraguayas en la plataforma Netflix y supo conquistar al público local e internacional.
Al mismo tiempo, me aventuré a producir cine por primera vez en mi carrera con El apartamento, donde también me estrené como actriz en el género de terror.
¿Qué te gustaría ver más en el cine, en el futuro?
– Me encantaría ver en cine nacional más de nuestra historia.
¿Qué tipo de historias te gustaría traer a la vida?
– Mujeres paraguayas de la literatura o que resaltaron valientemente en la historia.
Al ver el pasado, vivir el presente e imaginar el futuro, ¿te sentís una estrella?
– Me siento orgullosa del camino recorrido y bendecida de poder crecer en lo que amo; de tener el apoyo de mi familia y de muchas personas que me siguen para continuar soñando y cumpliendo sueños con la bandera paraguaya.
¿Hay algo que te gustaría que la gente sepa de vos?
– Quiero que las personas sepan mi gratitud por cada ticket vendido, por cada mensaje de aliento, por el apoyo a mi carrera hace más de 16 años. A los cercanos, a la prensa y al público en general: gracias.
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