Artista de vocación, actor por elección
En una edición anterior de Pausa, el director y guionista Juan Carlos Maneglia decía que la vida real también merece ser contada. Él se refería, por supuesto, a las historias que le gustaría narrar como realizador audiovisual, sea para el cine o la pantalla chica.
En esta revista, la moneda de cambio son las historias, principalmente aquellas de la vida real; algunas casi fantásticas y otras más cotidianas. Contarlas con respeto y atención a los detalles es lo que nos motiva, y hoy te invitamos a conocer el camino recorrido por Bruno Sosa Bofinger para convertirse en una estrella del cine paraguayo.
Por Patricia Luján Arévalos. Dirección de arte: Gaby García Doldan. Dirección de producción: Betha Achón. Producción: Sandra Flecha y Camila Riveros. Fotografía: Javier Valdez. Peinado: Elizabeth Venialgo para Majestik Beauty – Barbershop & Spa. Prendas: Gilardini Moda Italiana. Mobiliario: La Guillermina. Agradecimientos: Noelia Silvero Rahi.
Tiene 32 años y su interés por la actuación ya lleva dos décadas, pero con algunas interrupciones. Sus primeros pasos sobre las tablas los dio en el teatro infantil bajo la dirección del maestro Nelson Montanía, en un pequeño elenco de Fernando de la Mora.
Durante dos años, Bruno Sosa Bofinger dedicó cada momento libre, cada minuto despierto a formarse en el arte, pero por el camino descubrió otra disciplina que, rápidamente, se convirtió en una de las grandes pasiones de su vida: la natación. “Fue una increíble época, llegué a competir mucho dentro y fuera de Paraguay. ¡La natación me cambió la vida!”, recuerda.
El deporte fue —y es hasta hoy— una parte importante de su vida. Durante su adolescencia también practicó atletismo, lanzamiento de jabalina y bala. En retrospectiva, quizás pudo haberse dedicado por completo a esta faceta, pero las artes escénicas lo atraían como ninguna otra cosa y pronto se encontró cursando sus estudios en el Taller Integral de Actuación (TIA) de Maneglia-Schémbori Realizadores.
¿Cómo empezó esta pasión por la actuación?
Arranqué mis estudios en el Taller Integral de Actuación (TIA). Fue durante ese proceso, cuando realicé obras de teatro, que me salió mi primera película, Libertad (2012), con un rol importante. Ahí decidí que es la actuación lo que me apasiona y decidí que mi profesión sería la de actor. Me entregué al arte a pleno.
¿Cómo se dio tu participación en la película Libertad?
Fue mi primera gran oportunidad. Conocí a Fiorella Migliore, querida amiga, quien me invitó al casting que se realizaba en el estudio de su mamá, la querida Lourdes Llanes. Ese es, hasta ahora, el proceso en el que más nervioso me puse. Éramos 40 o 50 para cuatro personajes (los tres próceres y el doctor Francia). De a poco eran eliminados, frente a todos los actores en espera de su turno para subir al escenario. Así fueron saliendo varios. Al final quedamos Joaquín Serrano, Rafael Alfaro, Jorge Ramos y yo.
Vivimos dos meses en Pirayú, con mis compañeros actores y todo el crew de la película, en una ciudad hermosísima. Grabamos en Campamento Cerro León, un lugar mágico. Aprendí muchísimo porque fue mi primera película. Hubo un despliegue fantástico, se montó prácticamente una pequeña ciudad cinematográfica para hacer una película de época sobre la independencia. Aprendí a respetar lo que hago, ahí mi cabeza hizo clic.
¿Cuáles son tus primeros recuerdos relacionados con el arte?
Mis primeras y hermosas experiencias arrancan en el teatro, con dos obras, Todos en París conocen, un musical en el Arlequín bajo la dirección de José Luis Ardissone, y La sal de la vida, con Mirian Sienra, Ana Brun y Paola Maltese. Fueron muy notables para mí porque yo era pequeño ante esas grandes eminencias de las tablas.
Además de actuar, ¿qué otros intereses o talentos artísticos tenés?
Además de actuar, me encanta cantar. Tuve una banda hace poco tiempo. Se llama 5AV (Quinta Avenida) y pueden escuchar nuestros covers y el primer tema oficial en YouTube.
Estaba conformada por Stefan Storrer y Dani Willigs. Nació en la pandemia, allá por el 2020; nos juntamos con Mario Halley y Nico Repetto para formar una banda con un estilo híbrido, entre balada y reguetón-pop. Arrancamos con covers y solo lanzamos un tema, que se llama Cuando me llames. Es siempre lindo aprender y conocer personas de todos los rubros artísticos.
¡También amo la cocina!
¿Te ves regresando a la música alguna vez?
Sin duda, me apasiona mucho. Pero tendría que dedicarle más tiempo si es que vuelvo.
Te vimos sobre las tablas y en la gran pantalla. ¿Cuál preferís?
Amo tanto el teatro y el cine, ambos tienen energías diferentes bajo el mismo eje de creación y pasión.
¿Qué tiene el teatro que te cautivó?
El teatro tiene esa magia que cautiva al sentir al público ahí, en vivo, sus reacciones y emociones, mientras transcurre la obra.
¿Te gustaría trabajar más en tevé nacional, quizás en una plataforma internacional?
Me encantaría hacer ficción en mi país, todo lo que pueda siempre lo haré por mi país. Y si me llega a tocar trabajar afuera, lo haré con nuestra bandera bien en alto, los pies en la tierra y la mirada al universo.
¿Con quiénes te gustaría trabajar en el futuro?
Me encantaría trabajar con Paola Irún y Marcelo Martinessi, dos referentes del arte nacional a quienes admiro mucho. Mis maestros Tana Schémbori y Juanca Maneglia ya saben que los amo y admiro, algún día laburaremos juntos. De actores y actrices, tengo muchísimos nombres en mente. Sé que trabajaré con ellos, en las tablas o en el cine.
Te vimos al frente de películas históricas, románticas, de terror y de acción. ¿Cuál es tu género favorito entre estos y qué tipo de filmes te gustaría hacer en el futuro?
La verdad, no tengo un género preferido, amo los desafíos y me encanta tener la experiencia de transitar por cada uno de ellos. Espero seguir con lindos retos así.
¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Qué se viene para vos?
Actualmente estoy en la obra de teatro popular paraguayo Plata yvyguy rekávo. Realizamos una gira por ciudades de nuestro Paraguay. Pueden seguirme en @brunososapy para saber dónde estaremos.
En agosto estrenaste dos películas, un logro no menor para la industria cinematográfica paraguaya. ¿Qué significó este hito para vos?
Es todo un honor para mí y agradezco la oportunidad de estrenar dos películas, ambas de géneros diferentes y personajes desafiantes; ambos protagónicos, una responsabilidad enorme. Pero [me siento] bendecido por hacerlo, aún más en nuestro país.
¿Podés contarnos un poco de tus experiencias al frente de El apartamento y Leal 2?
Ambas películas significan mucho para mí. En El apartamento hice mi primer protagónico en el cine. La grabamos durante la pandemia, por ocho días, en fase tres de la cuarentena con 10 grandes profesionales que se sumaron al proyecto con su talento. [Realizamos] cine cooperativo-constructivo, con muchos desafíos para estrenar. Usamos el género del terror para dejar un mensaje social fuerte ante una problemática mundial.
Y Leal 2 tiene esa magia de trabajar al antagonista, el villano, con la oportunidad de ver crecer a mi personaje ampliamente desde Leal 1, que fue un éxito en los cines. Fue un increíble despliegue cinematográfico con muchísimos referentes y grandes profesionales del audiovisual paraguayo, desde el crew hasta el elenco, la preproducción, producción y posproducción. Marcamos un hito en el cine nacional con una calidad impresionante y admirable. Dejamos la vara altísima en representación del profesionalismo de nuestro país, sin nada que envidiar al exterior.
Pasaste por producciones más independientes hasta megaproducciones. ¿Qué aprendiste de esas experiencias?
Sin dudas, de todas las experiencias en cine y teatro que tuve hasta ahora, es constante el aprendizaje que tengo de mis compañeros y amigos tras bambalinas o cámaras. Es un hermoso trabajo en equipo que hacemos con amor. Aprender y sumar siempre son mis ejes para seguir adelante.
¿Qué fue diferente o especial de grabar en la pandemia?
Creo que crear en pandemia, salir adelante pese a la situación mundial que se estaba viviendo, nos marcó a todos. Fue caer durísimo y levantarnos más fuertes, no dejar de construir. Y construirnos juntos, al mismo tiempo.
¿Te gusta hacer de villano?
Es un desafío, y al mismo tiempo, muy gratificante construir el personaje de villano. Tiene una complejidad grande que hay que cuidar, pues se trabaja sobre la psicología oscura de un personaje. Como profesional, constantemente me encuentro con un mundo nuevo al que, con mucho respeto, afronto e investigo. No juzgo jamás al personaje.
¿Podés contarnos un poco sobre tu preparación para cada nuevo papel?
Trabajo con uno o varios procesos creativos, según el papel que me toque. La psicología de cada rol es diferente, transita por varios caminos, desafíos, conquistas o derrotas para llegar al tiempo presente en la trama. Son muchísimas preguntas a responder durante ese proceso y las voy encontrando, respetando los tiempos e historias de cada uno de ellos. Al rol que me toque siempre lo respeto y lo dejo ir con mucho agradecimiento.
¿Cuál creés que es el mayor desafío para los actores en Paraguay?
El mayor desafío para un actor o actriz en nuestro país es dejar de “sobrevivir” del arte y poder vivir de él. Esperamos que se consolide un mercado fluido de oportunidades y mejores honorarios para nosotros, los profesionales.
¿Hubo algún momento en tu carrera en que dudaste si tendrías éxito?
Primeramente, estoy demasiado agradecido por todas las oportunidades que me dieron desde que me inicié en la actuación, por todo lo que fui construyendo peldaño a peldaño, desafío tras desafío, para llegar a donde estoy. Y seguiré haciéndolo. Jamás vi mi carrera desde un posicionamiento exitoso, pero sí me gusta lograr mis trabajos con éxito.
¿Qué significa el éxito para vos?
El éxito para mí es la consecuencia de trabajos bien realizados y su valoración de parte de mis compañeros del rubro artístico y mi público, principalmente, porque lo hacemos para ellos, con amor. El éxito se debe llevar dentro y trabajar con esa sensación; saber que uno es capaz de afrontar, superar, conquistar y demostrar lo que sabe hacer.
¿Qué cosas te emocionan del futuro?
Uno construye con base en objetivos, y los sueños son el viento que impulsa la vela, que nos lleva a seguir. Siempre vienen nuevos objetivos que alcanzar y sueños por cumplir. Me emociona sentir que cada día estoy más vivo que nunca, listo y preparado para seguir adelante y conquistar nuevos desafíos, acá y afuera también.
Me emociona estar vivo y disfrutar del proceso. Sé que se vienen grandes momentos.
Hoy, Bruno no tiene dos días iguales, aunque la constante siempre es la infalible taza de café matutina. Una rutina, como tal, no existe en su vida porque sus actividades dependen del trabajo. Y el trabajo del actor es, inevitablemente, cambiante.
A veces, tiene funciones que lo mantienen despierto hasta entrada la madrugada y hay periodos en los cuales ocupa sus mañanas con ensayos y rodajes.
Pero, de vez en cuando, también podemos encontrarlo en el negocio familiar, que ya tiene 33 años de vida. Allí, en la herrería La Familia, trabajan sus padres y otros familiares, y a Bruno le gusta ir a ayudar ni bien dispone de tiempo. Entre la labor manual y la compañía de sus seres queridos, allí se siente más cómodo y capaz de todo.
Finalmente, Bruno reconoce el apoyo del público y lo agradece sin dudar. Sin embargo, la gratitud que siente hacia su propia familia es distinta, de otro tipo. “Agradezco en especial a mis padres, que son mis héroes e inspiración, y a mis hermanos, que son mis pilares”, dice con emoción palpable. No duda en dedicarles todos los logros de su carrera: “Mi familia es mi ejército de amor y valores. Sin ellos, nada sería posible”.
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