En presencia del amor
En una cálida tarde de febrero nos encontramos con Carlos Ortellado y Giselle Lesme, una de las parejas más queridas del país, para conversar sobre su vida en conjunto y cómo construyeron su relación ante el ojo público.
Por Patricia Luján Arévalos. Dirección de arte: Gabriela García Doldán. Dirección de producción: Bethania Achón. Producción: Sandra Flecha y Camila Riveros. Fotografía y retoque digital: Amalia Rivas Bigordá.
Él es actor y conductor de televisión y radio, además de modelo; ella estudió Arquitectura y se las ha arreglado para hacer crecer su plataforma personal en Instagram y convertirse en una de las principales influencers paraguayas. Se vieron por primera vez de manera casual: corría el mes de setiembre 2013 y la primavera ya empezó a hacer efecto durante un brunch, donde captaron su mutua atención.
Pero la relación no se dio instantáneamente. Pasaron tres meses después de aquel encuentro cuando fi nalmente empezaron a hablar, pero, en un parpadeo, ya estaban saliendo y sellaron, sin saber, un futuro juntos.
Adelantamos la película hasta el 2023, 10 años después, cuando se dieron el sí, quiero. Primero tuvieron una celebración civil en Paraguay y luego viajaron hasta el Caribe mexicano para la fi esta religiosa. El mar fue testigo de la unión que celebraron con sus hijos, Benicio (7) y Ofelia (5).
Hoy, verlos juntos es estar en presencia del amor, de un compañerismo como ningún otro, y reconocer un lenguaje totalmente íntimo. En esta edición de Pausa, Carlos y Gi nos dejan ver un poco de la rutina que los envuelve.
¿Pueden compartirnos una historia del comienzo de su relación?
Gi: – En una de las primeras salidas, Carlos me dijo que iba a cocinarme algo que le salía muy bien, ravioles capresse. En ese entonces, él tenía un café y esa noche puso unas velas y una linda mesa, bien romántico. En un momento me dijo: “Bueno, me voy a cocinar”. Le dije “te acompaño” y fui tras él, aunque me había dicho que no hacía falta.
Actuaba un poco raro y se veía un poquito incómodo mientras hacía la cena. En un momento vi que tenía una hoja escrita con todos los pasos a seguir. ¡Desde hervir el agua y poner los ravioles! [risas]. Fue demasiado tierno, pero me di cuenta de que la cocina no era su fuerte [risas], así que le doy mil puntos igual.
¿Hubo un momento específi co en el que se dieron cuenta de que estarían juntos por el resto de sus vidas?
Gi: – La primera noche que salimos, en un momento estábamos sentados y escuchando música. Le miré y sentí el clic. Ahí pensé: “Él es”.
Carlos: – Cuando la vi entrar a ese brunch con sus amigas —por cierto, una más linda que la otra—, me fl echó y me dije: “Es ella, el amor de mi vida y futura madre de mis hijos”. Sin dudar.
¿Podrían contarnos sobre la propuesta de matrimonio? Gi, ¿presentías lo que iba a suceder?
Carlos: – Estábamos en un viaje de Semana Santa, los niños y nosotros. La excusa fue hacer una sesión de fotos para el hotel en la playa.
Gi: – No tenía idea ni presentí nada. Para mí era un día normal porque siempre hacemos fotos que quedan de recuerdo en nuestros destinos, así que me tomó de sorpresa
¿Por qué decidieron casarse en un destino caribeño y cuál es el mejor recuerdo que les quedó de ese día?
Gi: – Porque nuestro deseo no era que durara una sola noche, queríamos una semana disfrutando de nuestros más allegados, y así fue. Todo fue perfecto.
Carlos: – Sin contar que, obviamente, nos casamos primero acá, en Asunción, con un civil soñado.
¿Cómo es un día normal para la pareja?
Gi: – Ningún día es igual al otro. Durante la jornada tenemos nuestras actividades laborales o con los niños, pero siempre pasamos un momento juntos, sea en el desayuno, el almuerzo o la cena.
Entre los compromisos laborales y el ser padres, ¿cómo hacen lugar para la pareja?
Carlos: – Sentimos que nuestro momento a solas es crucial, así que nos organizamos y acomodamos para lograrlo: una escapada al cine, una cena o hasta un viajecito juntos.
¿Qué significa el romance para Carlos y Gi?
Gi: – Cuidarnos, mimarnos, sorprendernos con detalles o momentos. Queremos tener nuestro tiempo juntos y disfrutarnos.
Carlos: – Comprensión, amor y ternura.
¿Qué detalles tienen entre ustedes, que reafirman su relación?
Gi: – Carlos es la persona que Dios puso en mi camino. Le pedí al Señor que me trajera al hombre que sería el padre de mis hijos, y llegó: enérgico, atrevido, simpático, sincero —hasta un poco crudo a veces— y sigue siendo así. Él me cuida, nos cuida, me siento protegida y segura. Veo a una persona increíble; con él hacemos buen equipo y estamos criando maravillosos niños.
Carlos: – Tiene todo y más. Es el complemento de mi vida, ella es paz en mis días más intensos, sabia y coherente en los momentos críticos, sin dejar de lado los detalles más ínfimos del día a día, porque cocina muy bien y me mima cuando estoy cansado [risas].
¿Cómo se demuestran mutuamente que se siguen eligiendo todos los días?
Carlos: – Con el hábito del cariño, la unión, la buena relación y paciencia, al margen de los momentos críticos.
¿Podrían contarnos un poco sobre la llegada de Benicio y Ofelia a sus vidas?
Gi: – Benicio es nuestro primer bebé. Desde que nos enteramos de mi embarazo, absolutamente todo cambió, y para bien. Conocimos ese lado nuestro oculto hasta ese momento, y empezamos a recorrer y aprender este camino de padres.
Cuando nos enteramos de que Ofe venía y era nena, nos sentimos completos. Era todo y mucho más de lo que podíamos pedir a Dios. A mí me sorprendió cómo Carlos, desde el primer momento, dijo que Benicio sería varón y con Ofe, que sería nena, fue como que él ya tenía una conexión increíble con ellos [desde antes de nacer].
Carlos, en una entrevista previa con Pausa nos dijiste que estás acostumbrado a la vida ante cámaras y la disfrutás. Cuando decidiste empezar una relación a largo plazo, ¿cambió de alguna manera tu relación con los medios o tu pensamiento acerca de la exposición pública?
– De ninguna manera. Al contrario, desde ese momento mi relación con los medios se afi anzó y no afectó en lo más mínimo mis pensamientos sobre la exposición pública.
Ambos viven con mucha exposición en los medios y redes sociales. ¿Tiene algún impacto en su vida personal? ¿Cómo lo manejan?
Carlos: – Sí, el impacto siempre debe ser responsable y positivo. No obstante, hemos cometido ciertos errores humanos, pero en lo posible tratamos siempre de cuidar todos los detalles e influir de la mejor manera en quienes están al otro lado de las pantallas al compartir nuestro día a día.
Gi: – Creo que nuestra responsabilidad es muy grande porque lo que hacemos o decimos afecta a otros de forma positiva o negativa, así que todo lo tenemos que pensar más de dos veces antes de exponerlo. Siempre estamos aprendiendo.
Gi, estás casada con una figura pública. ¿Cómo procesaste la idea de entrar a ese mundo?
– No estaba realmente segura de su exposición hasta la primera salida pública que tuvimos, y ya no hubo vuelta atrás [risas]. Pero todo se fue dando sin forzar nada; él es tal cual se ve y siempre me dio seguridad, así que no me costó mucho.
Como padres, ¿cómo administran (o miden) la exposición de sus hijos en los medios o las redes? ¿Es algo que les preocupa?
Carlos: – No, en lo más mínimo. De hecho, ellos tienen sus perfiles en Instagram con un alcance importante de seguidores. Obviamente, nosotros, con absoluta responsabilidad, manejamos esas cuentas, pero al saber que son tan queridos, ¿cómo ocultarlos?
Al contrario, estamos orgullosos de poder mos trarlos como padres, y como ya lo mencionamos, cuidamos siempre su integridad.
¿Cuál es su actividad favorita para compartir juntos, como pareja, en un día libre?
Algo que amamos es comer rico, nos gusta y disfrutamos de un buen brunch, solos o con los niños. Disfrutamos al aire libre si está lindo, y si no, series con mimos es ley.
¿Cómo definen la ternura?
Carlos: – Gi es mi mejor definición de ternura.
¿Qué es el amor para Carlitos y Gi?
Carlos: – Para mí, el amor es Dios y Dios es amor. Y ya sea de forma individual o conjunta, donde esté Dios, hay amor. Y eso lleva a todo lo bueno.
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