Construir desde la autenticidad
Esta edición está dedicada a celebrar el amor, y por eso decidimos entrevistar a una de las parejas más queridas de las redes sociales: dos países, una hija y una agenda muy apretada, condimentada con mucho amor y espiritualidad. Estos son los elementos que caracterizan la relación de Dallys Ferreira y Nicolás Sporleder.
Por Laura Ruiz Díaz. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Betha Achón. Producción: Sandra Flecha. Fotografía y retoque: Javier Valdez. Prendas: Mango.
Se conocieron en una salida entre amigos de trabajo. Dallys comenzaba a experimentar la vida en la voraginosa ciudad de Buenos Aires y Nicolás quedó enamorado al primer momento. “Brilla con una luz diferente”, nos cuenta. Todo un estratega, optó por jugar sus fichas a largo plazo, y el día de la salida decidió no acercarse demasiado.
¡Bingo! La que se acercó fue ella. Acá en Paraguay ya sabemos que Dallys es una mujer de armas tomar, pero los argentinos recién la estaban descubriendo. El amor fluyó desde el principio y la convivencia fue la clave. Primero, durante un mes en Carlos Paz, que de a poco se convirtió en una residencia permanente.
En ese momento, Dallys se volvió la estratega. Entre chistes, una de las primeras cosas que nos contó es que leyó una nota del tipo “consejos para conquistar a tu pareja”. El secreto, según recuerda, fue ser complaciente por un mes, luego ya estaba todo dicho. Y así sucedió. En la convivencia, aprendieron a conocer las mañas de cada uno y cómo compaginarse mejor.
Hoy, pasaron 17 años y tienen toda una vida construida, que disfrutan acompañados de India, su pequeña hija que también es amante de las cámaras. Además de su tarea como periodista, Dallys se dedica a crear contenido en redes sociales, tarea que Nicolás apoya a tiempo completo con la parte de producción y dirección comercial.
Dallys y Nico nos abrieron las puertas de su casa para conversar sobre lo que los une y que podemos ver en cada uno de los contenidos que publican: el amor que se tienen el uno al otro. India fue una protagonista tácita en la entrevista, ya que en varias ocasiones se acercó a aportar. “A robar cámara”, bromea su papá.
¿Qué fue lo primero que les llamó la atención uno del otro? Eso que hizo que digan “acá es”.
Nicolás (N): – ¿Viste cuando la mirás y te das cuenta de que tiene algo distinto? Dallys brilla con una luz diferente. Pues yo la vi por la tele. Prácticamente no hablaba antes, pero se prendía la cámara y volaba, me acuerdo de eso. Me llamó muchísimo la atención. También la sentía expuesta a toda esa vorágine de ese mundillo que conozco muy bien. A mí lo que me despertó fue como un instinto protector.
Dallys (D): – Lo que me gustó y me gusta mucho es su actitud. ¡Y ese humor! Me encanta. Lo que a mí siempre me atrajo es que no tiene prejuicios. Él era más relajado, era de ir para delante. Yo sinceramente no planeaba quedarme allá, en Argentina; no quería que sea mi novio, pero las cosas se fueron dando de manera muy natural.
Destaco de él su inteligencia. Por ejemplo, cuando todavía no éramos novios y salíamos nada más, me había hecho unos comentarios por unas fotos de una producción en la que salí. Yo le dije: “Mirá, este es mi trabajo, yo vivo de esto y no voy a dejarlo por nadie. Hasta acá podemos pasarla bien, pero en eso no te metés, porque yo no me puedo dar el lujo de dejar de ganarme la vida y parar de crecer”. Eso con 21 años, imaginate (risas). Él entendió perfectamente; y no solamente entendió, sino que tomó totalmente otra actitud: empezó a acompañarme más, a apoyarme y darme una mano en lo que podía justamente en ese ámbito.
¿Cómo es la rutina en la casa de Dallys y Nico?
D: – Yo me despierto a las 4.00 y Nico, a las 5.30. Desayuno, me ocupo de ver algunos informes del programa, me maquillo. La pandemia nos cambió por completo y provocó que empecemos a hacer cosas en las redes. Eso creció exponencialmente y yo le pedí que trabajara con esto, que él se ocupara porque yo no iba a poder, me era imposible.
Cuando se despierta, me ayuda a armar mis cosas para ir al programa, ya se ocupa de ver toda la parte de logística de contenido, la necesidad de producción que tenemos y prepara lo necesario. Me pasa a buscar a la hora del almuerzo, ya con mi ensalada de atún, todos los días.
Yo como en la camioneta y luego vemos todo lo que vamos a usar en el día. Empezamos con la realización de contenidos; le ponemos mucha onda y buscamos colaboradores o cosas específicas. Luego, duermo un rato y de tarde editamos y subimos los materiales.
Las tardes son de India: la llevamos a sus actividades y yo voy a entrenar. Al volver, me dedico a leer los diarios y armar mi informe para el día siguiente. A Nico le toca darle la cena a India y la tarea de ella es molestar a su papá (risas). Y así.
N: – Nuestros tiempos son muy intensos, y no. La rutina está armada, pero no hay un día igual a otro porque nos ponemos creativos. Tratamos de mantener ese rol. Como padres también somos muy atípicos, pero intentamos ofrecerle actividades diarias: danza, gimnasia. Que pueda encontrarse con sus amigas y pasar momentos de calidad.
Vivir y trabajar con la pareja debe ser una situación muy demandante, ¿qué estrategia usan para lograr el balance?
D: – Hemos encontrado un balance. Nico es muy bueno negociando. Nos llevamos superbien a nivel de trabajo, porque es difícil hacer eso con tu pareja y que no desgaste la relación. Puedo decir que logramos esa dinámica de los roles que cada uno tiene.
Yo no quiero el trabajo que él hace. A mí no me gusta negociar contratos ni tratar cuestiones administrativas; mucho menos logística y coordinación. Quiero dedicarme solo al contenido artístico. Entonces nos complementamos. Trabajamos muchísimo, pero sabemos desconectarnos a la hora que tenemos que desconectarnos.
N: – Nosotros cuidamos mucho la madriguera, digamos, ese espacio interno familiar. Salir a caminar con India, pasar tiempo juntos los fines de semana. Es algo que cuidamos mucho. En cuanto a la dinámica laboral, respetamos los roles: ella es la parte creativa, y yo la comercial. Como vos decís, funcionamos como un equipo.
¿Con qué se desconectan de esa rutina laboral de estar en constantes producciones?
N: – Si bien antes salíamos más, al teatro, al cine, hoy nos gusta ver películas en casa, leer y hablar. Es muy básica esa desconexión, como decía, mantener la intimidad. Toda la semana nos cuidamos mucho, pero los fines de semana aprovechamos, y siempre la actividad es Netflix con helado.
D: – En cuanto a música, la canción que me quedó con Nicolás es A Star Is Born, de Lady Gaga con Bradley Cooper. Ese tema es bellísimo, lo amamos. O artistas cristianos; nosotros nos conectamos mucho a través de Dios.
En 17 años de relación hemos vivido momentos muy difíciles, en los que encontramos refugio en la espiritualidad. Creo que también la clave de nuestra familia y de nosotros es eso, la fe y el valor que le damos a lo que tenemos, lo que somos. Yo disfruto cada momento con ellos, le dan sentido a mi vida. Yo sé lo que valen. Por eso lo que hacemos tiene un significado: dar algo a alguien o dejar un mensaje, porque de lo contrario, creo que nuestro pasar por este mundo no tendría absolutamente ningún sentido.
Con tantas cosas en el día, ¿les pasa que suelen tener diferencias?
N: – Hemos discutido en ocasiones, pero aprendimos a que las discusiones se queden allí, en vez de llevar ese enojo y extenderlo…
D: – Pero yo soy más intensa (risas). Hemos discutido siempre por pavadas. Sobre todo pienso en sus respuestas. Yo soy muy confrontativa y llevo todo de frente; él habla en un tono muy suave que me pone más nerviosa. Después la corta, pero siempre me provoca con un tono dulce. Es cierto que nunca permitimos que esas diferencias se extiendan, siempre se solucionan.
Hay toda una vida de los dos en distintos países. Dallys, vos hiciste gran parte de tu carrera allá, y lo mismo vos, Nico. ¿Piensan volver a Argentina?
N: – Yo sinceramente soy muy feliz acá. Criar a nuestra hija y la familia que tenemos es muy importante para mí. Además, estoy un poco desencantado de la eterna discusión en Argentina.
D: – A mí lo que me gustaría es tener más libertad para ir a Argentina; ese ir y venir, estar un mes acá y luego allá. Esa elección me gustaría. Yo amo Argentina. Me encanta vivir en Paraguay y nuestra vida es maravillosa. Creo que hoy estamos viviendo nuestro mejor momento en estos 17 años de hermosas experiencias, pero también de momentos superduros.
Creo que como familia y como seres humanos, hoy pasamos por una etapa maravillosa. Me gustaría tener la posibilidad de ir más seguido, cosa que no tengo, eso de trabajar allá y después acá. Pero bueno, en algún momento se va a dar.
Vimos publicaciones de India en las que dice que quiere un hermanito. ¿Les gustaría que llegue otra hija?
D: – Nos encantaría. Queremos todo, todo lo que hacemos más un hijo. Entonces eso es lo que se está complicando, con las tareas que tenemos. Porque somos personas que vivimos de nuestro trabajo; quien vive de su esfuerzo es consciente de que hoy tiene, pero mañana no se sabe.
Aprovechamos al máximo, no solo la experiencia de disfrutar lo que hacemos, sino también el crecimiento profesional y el rédito económico. Yo muero por traer otro bebé, mi doctor siempre me dice: “Bajá un cambio y vas a tener”. Pienso mucho en India y en que me gustaría que pueda compartir con alguien incondicional.
¿Qué es lo más importante que aprendieron en estos años?
D: – Si hablamos un poco de pareja, creo que no hay fórmulas, porque cada quien es un mundo aparte. Pero también está bueno fluir. Aunque, la verdad, es genial esto de que aquello que te enamoró y te gustó mucho, no cambie.
Sí hace falta modificar lo que es necesario; Nico cedió y cambió un montón, él es otra persona en relación con las cosas que veía y los temas a los que daba valor. Él conmigo tuvo otra mirada del mundo, de verdad, con una perspectiva mucho más piadosa hacia el los demás, piadosa hacia el otro, más empática y deconstruida. Nosotros también elegimos mantener la autenticidad, quiénes somos. Con nuestros defectos y nuestras virtudes, tratamos de ser mejores personas.
N: – En la vida sirven las dos piernas, y para mí una es el estudio y otra es la cuestión más blanda, digamos, más humana. Conectar con la gente y registrar al otro. Creo que coincido mucho en lo que me aportó. A mí esta relación me hizo volver a eso, a tratar de registrar mejor al otro y a construir desde ese lugar. En nuestra familia, tratamos de conservar la autenticidad. Muchos quieren una receta, pero muchas veces lo realmente auténtico es mostrar algún tipo de vulnerabilidad; en ese sentido es como mágica la imperfección. Y desde ese lugar, tratamos de ser genuinos.
La conversación continuó media hora más, y en ese tiempo pudimos conocer a profundidad a la pareja, sus objetivos y más sobre el propósito de vida que hoy llevan. Ella se define como feminista, pero a su manera —y nos parece que así debería ser—, y también utiliza las redes sociales para hacer activismo social y concienciar sobre la situación indígena en nuestro país.
Un placer, Dallys y Nico.
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