Nota de tapa

Guarania, un siglo de identidad

El legado que perdura

La guarania resistió el paso del tiempo para consolidarse como el género musical que refleja las alegrías, luchas y nostalgias del pueblo paraguayo. En esta nota, a través de las memorias de su creador, José Asunción Flores, y de los aportes de Alcibíades González Delvalle, coeditor de sus memorias; Maricarmen Couchonnal, directora general de Patrimonio Cultural de la Secretaría Nacional de Cultura; y Romy Martínez, doctora en Etnomusicología, exploramos el surgimiento y la relevancia de este estilo.

Por Laura Ruiz Díaz. Dirección de arte: Gabriela García Doldán. Dirección de producción: Camila Riveros. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Daniel Ñamandú, Gregorio Sanabria y Gerhard Nel. Collage de tapa: Rodolfo Centurión. Agradecimientos: Antonio V. Pecci y Alejandra Rojas.

Son pocas las personalidades que logran ser el vehículo del arte para expresar el sentir de un pueblo. Fue el caso del maestro José Asunción Flores, que a través de su prolífico trabajo sentó las bases de un género musical que atraviesa toda la identidad de este territorio.

No fue gratis. El reconocimiento que hoy, difunto, recibe, se equipara con la persecución que transitó en vida. El régimen estronista prohibió su nombre, censuró su música y lo condenó al exilio. Ni siquiera pudo reclamar los derechos de autor de sus obras.

En una época en la que todavía no se hablaba de desinformación, la guarania ya era uno de los temas con más polémica en el círculo cultural paraguayo, porque se alentaba el ataque a su creador. El conflicto cultural que la rodea es una historia que exploraremos en profundidad más adelante.

En esta nota, nos adentramos en las memorias de José Asunción Flores y su legado a través de entrevistas con Alcibíades González Delvalle, periodista, escritor y coeditor de sus memorias (junto a Antonio V. Pecci); Maricarmen Couchonnal, experta en conservación y directora general de Patrimonio Cultural de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC); y Romy Martínez, doctora en Etnomusicología por la Royal Holloway University of London.

“La guarania es de mi pueblo. Allí están los sollozos de su pasión y los gritos de su rebeldía. Nació conmigo, pero sobrevivirá mientras el hombre paraguayo sea capaz de silbar una canción”

José Asunción Flores.

La rebeldía es la culpable

Nos remontamos a inicios del siglo pasado, 1904 específicamente. Magdalena Flores estaba a punto de dar a luz, sola, a su primer hijo, José Agustín, a quien nosotros conocemos por su nombre artístico, José Asunción. Su infancia transcurrió en el barrio popular asunceno Chacarita y la pasó como “niño de la calle”: lustraba zapatos, vendía diarios y ayudaba como podía a la economía familiar. Mientras, su madre trabajaba como vendedora por las mañanas en el Mercado Guasu y por las tardes, de lavandera en casas de familia.

La mala relación de José Agustín con su padrastro provocó su escape en varias ocasiones. Debido a sus frecuentes huidas de la casa, fue detenido por vagabundo incontables veces. Otra versión, revelada por el propio maestro, cuenta que fue detenido por robar un pedazo de pan de un negocio cercano a la parroquia de San Roque. Así llegó a la Polícia, a sus 12 años de edad. Allí fue derivado a la Banda de la Policía, junto a otros chicos rebeldes, un golpe de suerte disfrazado de castigo.

El niño José, entonces, inició sus estudios musicales con maestros italianos y paraguayos. Nicolino Pellegrini y Salvador Déntice son algunos de los más mencionados por el músico en sus Memorias.

“Mi preocupación en relación con los problemas de la música nativa del Paraguay se despertó en la década del 20 al 30”, afirmó Flores. El repertorio de la Banda de la Policía era casi totalmente clásico. El sonido de la polca o galopa era señal del fin de la puesta en escena, lo que angustiaba profusamente a José Asunción.

La investigación lo llevó a una conclusión concreta: “Nuestra música folclórica carecía de derrotero y navegaba en un riacho sin salida y sin perspectiva”. Esta fue la razón por la cual José Asunción Flores puso manos a la obra y, en primer lugar, corrigió muchos apuntes de la escritura en polcas y galopas.

Pero ese ritmo rápido era muy complejo para el sentir paraguayo. Entonces se enfrascó en la búsqueda de una cadencia lenta y nostálgica que expresara el alma de un pueblo. “Chamigo, ndakevéi. Había algo metido dentro de mi alma, mis pensamientos iban y venían en desorden… me sentía muy infeliz, me parecía que mi patria no tenía ni bandera ni himno… nada. En ese periodo nada me importaba salvo encontrar aquella música ignorada, el auténtico ritmo primitivo”, comentaba el maestro a Sara Talía, una de sus principales biógrafas.

Y así lo hizo, y dio lugar a la composición que lleva en sí misma el karaku de la identidad del pueblo paraguayo.

“La guarania es de mi pueblo. Allí están los sollozos de su pasión y los gritos de su rebeldía. Nació conmigo, pero sobrevivirá mientras el hombre paraguayo sea capaz de silbar una canción”, decía José Asunción Flores en un mensaje a la juventud, en 1971. “Más que mi música, pienso que mi legado a la juventud de mi patria es el esfuerzo por mantener una dignidad, una fe en el inexorable destino libertario del Paraguay”, agregaba.

Imagen: Portal Guaraní.

La desaparecida

La primera guarania fue Jejuí, creada en 1925 por José Asunción Flores. De esta solo se conocen seis compases, ya que el resto de la partitura permanece, hasta ahora, desaparecida. Él compuso esta pieza como una celebración de la belleza de la tierra natal, pero también como una manifestación de su compromiso con el arte como un vehículo para preservar la identidad y el espíritu de su pueblo.

Jejuí la iba haciendo poco a poco, ya que se trataba de una composición experimental”, cuenta Flores en sus Memorias. El tema, trío para violín, violonchelo y piano, fue creado especialmente para sus amigos Alfredo Kamprad, Erik Piezunka y Alfred Brand. Le importaba específi camente que fueran extranjeros, para demostrar que esta traducción de la música nativa al lenguaje musical fuera posible y aplicable en cualquier contexto y con todos los instrumentos de una orquesta.

Eso quedó más que demostrado con el tiempo, ya que Flores logró grabar muchas de sus composiciones en Moscú, con los más grandes directores y músicos de orquesta soviéticos.


De la rebeldía a la censura, un solo paso
José Asunción Flores fue galardonado con la Orden Nacional al Mérito en 1949. Sin embargo, rechazó la distinción en protesta por el asesinato del estudiante Mariano Roque Alonso en una manifestación. Debido a ello, fue denominado «traidor a la Patria» por el Gobierno. Flores falleció en 1972, en Buenos Aires


Caracterización

La guarania y la polca paraguayas comparten con otros géneros populares latinoamericanos patrones birrítmicos de 3/4 y 6/8, así como la influencia criollo-hispánica. Se distingue por resaltar la combinación de lo criollo y lo indígena mediante el bilingüismo español-guaraní.

Las tres primeras composiciones datan de 1925 en adelante y fueron Jejuí (hoy desaparecida), Kerasy y Arribeño resay. Paraguay es uno de los pocos países en los cuales se conoce al creador de uno de sus principales estilos musicales. Desde su nacimiento, se convirtió en el fenómeno artístico más importante de Paraguay del siglo XX gracias a temas como India, Mis noches sin ti, Recuerdos de Ypacaraí, Ñemity, Soy de la Chacarita, Panambi vera y Paraguaýpe, de distintos autores, que generaron inmediata aceptación por parte del público. Sus letras evocan temáticas como el amor, la añoranza a la patria o al pueblo, el carácter heroico del paraguayo, los problemas sociales y la pobreza.

“El motivo fue muy claro: hacer conocer un documento valioso que trataba del nacimiento de la guarania. […] El proceso fue largo y delicado, pero necesario para presentar al gran público la verdad de un hecho que se procuró negar”

Alcibíades González Delvalle.

La eterna ausencia

Ante la ausencia de bibliografía completa y el inmenso trabajo de demérito fomentado por distintas dictaduras, la historia de la guarania quedó horadada de su propio creador. Incluso, en varias ocasiones este género fue atribuido a otros. Esto fue lo que llevó al maestro a escribir sus Memorias, en defensa de su creación.

Probablemente Flores inició la redacción en 1970, apenas un año después de grabar sus obras en Moscú, en medio del sufrimiento por su enfermedad, el mal de Chagas, que estaba muy avanzado. En 2010 Gilberto Rivarola comandó un equipo junto a Antonio Pecci para editar los papeles legados por el maestro. Tiempo después, con el fallecimiento de Rivarola, Alcibíades González Delvalle se sumó al proyecto con un conocimiento importante de la biografía del artista bajo la manga.

“El motivo fue muy claro: hacer conocer un documento valioso que trataba del nacimiento de la guarania. Fue imprescindible hacerlo ante las muchas mentiras, por razones políticas, que rodeaban con fuerza el proyecto de apartar a José Asunción Flores de su creación. El proceso fue largo y delicado, pero necesario para presentar al gran público la verdad de un hecho que se procuró negar”, cuenta González Delvalle.

Alcibíades González Delvalle. Fotografía: Daniel Ñamandú.

“Con Antonio nos hemos limitado, como correspondía, a respetar íntegramente la línea trazada por el maestro. Nuestra intervención se redujo a editar el original”, remarca Alcibíades. Felizmente se dio y hoy es posible acceder a los acontecimientos que desembocaron en un nuevo género musical.

La afi liación política de su autor es el Partido Comunista Paraguayo. Aunque en palabras de Alcibíades la guarania no fue un acto de resistencia política, sino una creación que trascendió divisiones y se distanció de cualquier sectarismo.

Hoy, a 100 años de su creación, la guarania continuará siendo relevante, pero se debe seguir trabajando para aumentar su alcance, buscar más oyentes y promover nuevas composiciones. Los medios y los compositores tienen un rol fundamental en su difusión. Flores dejó un legado de honestidad, trabajo y perseverancia en la búsqueda del bien común, y un llamado a no guardar silencio ante las injusticias.

Con alma paraguaya

En busca de un conocimiento a fondo sobre qué significa este estilo para la identidad musical nacional, nos acercamos a Romy Martínez, doctora en Etnomusicología por la Royal Holloway University of London. “La guarania es un género lírico que, al no centrarse tradicionalmente en la danza, invita a una contemplación serena pero profunda para explorar el alma de los paraguayos”, declara la especialista.

La guarania, en palabras de Martínez, con sus melodías y ritmo pausados, resalta las particulares sonoridades del bilingüismo guaraní-español como herencia y metáfora de resiliencia de su pueblo. “En América Latina, el uso de idiomas originarios en las letras o poesías suele estar limitado a expresiones de música indígena, mientras que en los géneros considerados de carácter nacional prevalecen las lenguas dominantes”, explica y sigue: “La guarania integra el idioma guaraní, que es indígena, con el español, legado de la colonización. Esta combinación la distingue en América Latina y el mundo como uno de los pocos géneros que presentan esta fusión tan singular”.

“La guarania conecta profundamente con las realidades y el imaginario de los paraguayos: sus dolores y alegrías, su presente y, como en Mi patria soñada, sus anhelos de un futuro mejor”

Romy Martínez.

El arte siempre se ve afectado por lo que sucede en su contexto. Es el caso de la guarania. Romy manifiesta que uno de los principales es el de los conflictos bélicos que han marcado la historia del Paraguay. “Desde sus inicios, este género musical nos invita a reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro”, plantea.

“La guarania habría surgido hacia 1925, años antes de la Guerra del Chaco (1932-1935). No obstante, sus contenidos evocan la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870) y abarcan las décadas posteriores, marcadas por otra conflagración internacional, revoluciones civiles y la dictadura que gobernó Paraguay entre 1954 y 1989, la más larga de una serie de regímenes militares en América Latina”, desarrolla.

“La guarania reúne, entre otros elementos, aspectos lingüísticos, históricos, geográficos y simbólicos que forman parte esencial de la identidad paraguaya”, sostiene la etnomusicóloga. Por un lado, contiene los dos idiomas hablados por la mayoría de la población, el guaraní y el español; además, la lírica que la atraviesa narra batallas y conflictos, pero también retrata el paisaje de Paraguay, con sus cerros y ríos, que se entrelazan con su historia.

El primer verso de Kerasy (letra de Manuel Ortiz Guerrero, música de José Asunción Flores) proclama “Yo soy la primaveral guarania inmortal que resucitó” y menciona el trino del pykasu. Por otro lado, Ka’aty (letra de Rigoberto Fontao Meza, música de Flores) alude a los arroyos y montes, así como al canto y llanto del urutaú, elementos del paisaje paraguayo que, a su vez, simbolizan los afectos y memorias de su gente.

Imagen: Archivo ÚH.

“El legado guaraní se manifiesta no solo en el uso del idioma guaraní junto al español, sino también en la inclusión de mitos y leyendas que enriquecen las letras, incluso en guaranias creadas por compositores extranjeros inspirados en Paraguay”, remarca la experta. Un ejemplo de ello es Anahí, letra y música de Osvaldo Sosa Cordero, que relata la leyenda de la flor del ceibo.

“La guarania conecta profundamente con las realidades y el imaginario de los paraguayos: sus dolores y alegrías, su presente y, como en Mi patria soñada, sus anhelos de un futuro mejor”, reivindica Romy Martínez.

La música tiene la capacidad de transportarnos a tiempos y lugares que quizás no vivimos, pero que son esenciales para entender nuestra identidad y construir el presente. A través de las melodías de guaranias, los hechos históricos cobran una nueva dimensión, se conectan emocionalmente con el pasado y nos recuerdan nuestro rol activo en la sociedad actual. Además, es un género que refleja la fuerza, resiliencia y esperanza del pueblo paraguayo, un símbolo vivo de su amabilidad y dignidad, y una invitación a que el mundo conozca nuestra cultura.

“Había algo metido dentro de mi alma, mis pensamientos iban y venían en desorden… me sentía muy infeliz, me parecía que mi patria no tenía ni bandera ni himno… nada. En ese periodo nada me importaba salvo encontrar aquella música ignorada, el auténtico ritmo primitivo”

José Asunción Flores.

Las mujeres y la guarania

Las mujeres han tenido un rol fundamental en la historia y difusión de la guarania. Primero y principal en la preservación del idioma guaraní, que es un pilar central de este género. Martínez destaca que, a lo largo de la historia, muchas se han destacado principalmente como intérpretes, pero también como compositoras, como lo demuestra la colaboración de Ina Rolón de Ramos con Mauricio Cardozo Ocampo en la creación de Mombyry guive. Sin embargo, queda mucho por descubrir y documentar sobre la participación femenina en la música paraguaya de ese periodo.

En la actualidad, la presencia femenina en la música paraguaya ha crecido notablemente, y no solo como cantantes, sino también como compositoras e intérpretes de diversos instrumentos. “Hoy, tienen un rol activo en la interpretación de guaranias, la composición de nuevas canciones, la organización de festivales y la difusión de sus trabajos a través de redes sociales”, remarca Martínez.

Romy Martínez. Fotografía: Gerhard Nel.

La tarea pendiente

La guarania ha sido ampliamente estudiada en el campo de la etnomusicología, con disertaciones de maestría y doctorado, especialmente en Brasil. Romy Martínez cita a investigadores como Evandro Higa, que han profundizado en sus características. También ha sido abordada desde una perspectiva sociolingüística, como en la tesis doctoral de la entrevistada. Sin embargo, hay temas pendientes como el estudio del rol femenino en su desarrollo, la investigación de expresiones contemporáneas inspiradas en ese estilo y el rescate de archivos fonográficos de la Radio Nacional del Paraguay.

En cuanto a su relevancia actual, sigue siendo un género musical que puede dialogar con expresiones artísticas contemporáneas, y eso es clave para su preservación. Cantantes infl uenciados por diversos géneros se apropian de ella y se observa cómo se puede cantar desde la memoria colectiva y la autenticidad individual.

Para integrar la enseñanza de la guarania en los currículos educativos, Martínez propone analizar la fonología del guaraní y su influencia en la melodía y el canto de las canciones, así como el desarrollo histórico de este género. Esto puede formar parte de los programas educativos de música, junto con el estudio de otros idiomas y géneros.

“La guarania tiene el potencial de proyectar la identidad paraguaya a nivel global, similar a como otros géneros como la bossa nova y el tango han representado a Brasil y Argentina internacionalmente, siempre que se aprovechen las herramientas de mediación y las políticas públicas adecuadas”, remarca Romy Martínez.

Patrimonio de la humanidad

El reconocimiento de la guarania como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad fue un anhelo compartido durante más de dos décadas por figuras clave como Gilberto Rivarola, Antonio Pecci, Alcibíades González Delvalle, Ricardo Flecha, Techi Cusmanich, María Esperanza Ortiz, José Antonio Galeano, entre otros. Estos referentes trabajaron incansablemente y generaron alianzas para alcanzar este objetivo.

Participaron activamente organizaciones de la sociedad civil a nivel nacional, impulsoras del reconocimiento, como el Ateneo José Asunción Flores, Somos Guarania, la Fundación Demetrio Ortiz, A Puro Canto y la Asociación de Músicos del Paraguay, así como comunidades de connacionales en el exterior, como Guarani’A en Buenos Aires, entre otras. Se contó, además, con el apoyo de organismos internacionales como Ibermúsicas.

En respuesta a la solicitud de estos destacados promotores, Rubén Capdevila, entonces ministro, secretario ejecutivo, de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), priorizó esa candidatura como uno de los proyectos centrales de su gestión. Desde el año 2022, este se convirtió en un tema fundamental para el Comité Nacional de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y culminó con su presentación ante la Unesco en marzo de 2023. Durante este periodo se sumaron representantes de diversas organizaciones públicas y privadas, que abarcaban disciplinas vinculadas al género musical, la promoción cultural y la identidad nacional.

“Nuestro país será reconocido mundialmente como la cuna de este género musical. Este reconocimiento conlleva el gran compromiso de preservar y promover la guarania, que es rica en historia y significado, y abre oportunidades para el estudio, la investigación y la creación artística”

Maricarmen Couchonnal.

Así fue que Maricarmen Couchonnal, experta en conservación y gestión de bienes culturales, en carácter de directora general de Patrimonio Cultural de la SNC, coordinó el proceso y la preparación de la documentación de la candidatura, de modo a asegurarse del rigor técnico requerido. El resultado fue la inclusión de la Guarania, sonido del alma paraguaya, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en diciembre del 2024.

“Nuestro país será reconocido mundialmente como la cuna de este género musical. Este reconocimiento conlleva el gran compromiso de preservar y promover la guarania, que es rica en historia y significado, y abre oportunidades para el estudio, la investigación y la creación artística”, reivindica Couchonnal.

“La guarania es una expresión de la cultura paraguaya, avalada por una sociedad que la vive, la disfruta y la considera suya”, afirma Maricarmen. Y cita a Enrique Escobar (+), “sonoridad y cadencia que logran captar el ka’aru ha techaga’u que solo sale con un sapukái soro que libera el anga y se proyecta en guarania”. “Es un testimonio de la creatividad humana, y más allá de su importancia como género musical, representa una diversidad de valores que la sitúan como un referente identitario y fuente de inspiración”, afirma la experta.

“Esta experiencia reafirma la importancia de los espacios de diálogo y debate. Me siento muy afortunada, porque esto me permitió compartir con personas brillantes y apasionadas, y pudimos superar las dificultades y alcanzar el resultado anhelado, que es el reconocimiento”, expresa Couchonnal al referirse al proceso de declaración. “Destaco que la participación activa de la sociedad civil es uno de los componentes de mayor relevancia para que los proyectos trasciendan incluso los gobiernos. Hoy, existe un compromiso de los sectores involucrados de contribuir con acciones concretas al fortalecimiento integral de la guarania y sus valores”, agrega.

Maricarmen Couchonnal. Fotografía: Gregorio Sanabria

La guarania en la educación

El Ministerio de Educación y Ciencias ha declarado el Año de la Guarania al 2025, en coincidencia con su aniversario número 100. “Llegar a nuestros niños y jóvenes es un gran desafío, ya que solo valoramos y protegemos lo que conocemos y amamos”, afirma Couchonnal.

El MEC está trabajando para incluir la guarania en la malla curricular en todos los niveles escolares, un paso muy importante para la llegada directa a los estudiantes. Así también, a lo largo del tiempo se han realizado talleres con niños y jóvenes impartidos por grandes referentes como Antonio Pecci, José Antonio Galeano, Ricardo Flecha, Pachín Centurión, Luis Szarán, Techi Cusmanich, Cristina Vera, María Victoria Sosa con la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), Diego Sánchez Haase y otros.

Imagen: Portal Guaraní.

Legado tomado

La música paraguaya ha sido enriquecida por grandes compositores que dejaron un legado imborrable. Agustín Barboza, Demetrio Ortiz, Eladio Martínez y Emigdio Ayala Báez destacaron por sus interpretaciones y composiciones.

También Florentín Giménez y Herminio Giménez expandieron la música paraguaya con obras sinfónicas y populares. Maneco Galeano combinó compromiso social con arte, mientras que Mauricio Cardozo Ocampo y Epifanio Méndez Fleitas enriquecieron el acervo cultural de la guarania con su prolífica producción.


PROTEGIDA POR LEY
En cuanto a la protección del elemento se pueden citar a la ley 4072/10, que “declara Patrimonio Cultural a la Guarania”, y la ley 4310/11, que declara al 27 de agosto, en conmemoración al natalicio de su creador, “Día Nacional de la Guarania”, ambas promulgadas a pedido de la sociedad civil. Así también, se encuentra declarado Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional por resolución SNC 35/20 e integra el Registro Nacional de Patrimonio Cultural, lo cual es también un requisito.


Identidad viva

La guarania, que cumplió un siglo desde su creación, sigue siendo una pieza clave en la identidad cultural de Paraguay. Desde su nacimiento a principios del siglo XX, bajo la autoría de José Asunción Flores, ha resistido el paso del tiempo y se convirtió en un lenguaje musical que conecta profundamente con el alma del pueblo paraguayo.

El camino de la guarania estuvo marcado por desafíos, como la censura política y el despojo de los derechos del autor, pero también por la perseverancia de un pueblo que encontró en este género un medio de expresión genuina. A través de las memorias de Flores y la labor de quienes rescataron su legado, hoy podemos conocer la verdad detrás de su creación y el impacto que tuvo en la sociedad paraguaya.

A lo largo del siglo, la guarania se ha mantenido vigente, no solo por su capacidad para narrar la historia de Paraguay sino también por su continua adaptación. Hoy, la participación de mujeres en su interpretación y composición, así como su presencia en la escena contemporánea, son una muestra de su evolución constante. A pesar de los avances, aún queda mucho por explorar y documentar, especialmente en lo relacionado con el rol femenino en su historia.

La guarania no es solo un género musical; es un símbolo de resistencia, de identidad, y un reflejo de la resiliencia del pueblo paraguayo. Cada nota y cada letra siguen siendo un recordatorio de la importancia de mantener vivas nuestras tradiciones y de continuar contando nuestra historia, sin importar los obstáculos del camino.

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