Un legado de fe y cultura que trasciende los siglos
Paraguay es un país con una fe eminentemente mariana, que ha trascendido generaciones. En esta edición, que coincide con la celebración del Día de la Inmaculada Concepción de María, visitamos la parroquia Inmaculada Concepción de Tobatí, patrimonio histórico y cultural paraguayo y reflejo de la espiritualidad popular.
Por Laura Ruiz Díaz. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Fernando Franceschelli.
Agradecimientos: parroquia Inmaculada Concepción de Tobatí.
Con más de 500 años de historia, la parroquia de la Virgen de la Inmaculada Concepción de Tobatí es un símbolo de la fe tobateña y, además, un tesoro del acervo cultural y la identidad paraguaya. En el corazón de Cordillera, generaciones y generaciones de fieles y visitantes encontraron esperanza y consuelo allí.
Conforme los datos recabados por especialistas, la figura esculpida en madera data alrededor de 1530, y su origen está relacionado con la leyenda de José, el joven indígena evangelizado por los colonizadores españoles que talló la imagen de María. La parroquia se convirtió en un Patrimonio Histórico Nacional en 2006, y ha sido testigo de tradiciones y una devoción inquebrantable que define a toda una comunidad.
El templo actual, inaugurado en 1942, guarda tesoros invaluables: imágenes centenarias, altares coloniales y parte de la madera del techo de templos anteriores. Sin embargo, el paso del tiempo dejó huellas en esta edificación y actualmente enfrenta uno de los retos más grandes de su historia: su restauración. La comunidad, con el apoyo de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) y la gestión incansable de los fieles tobateños, trabaja en un proyecto que promete devolverle su esplendor original, con respeto a cada detalle de su valor patrimonial.
Es importante resaltar que la riqueza de la parroquia no se limita a su arquitectura o historia. En el centro de todo está la figura mariana, cuya intercesión, según la tradición, salvó la vida del artesano indígena y dio origen a su veneración en Tobatí. Desde entonces, su devoción se convirtió en motor de unión y esperanza para el pueblo.
La imagen es hermana de la Virgen de Caacupé y ambas son veneradas en la misma fecha. El novenario de la Inmaculada Concepción, que culmina cada 6 de diciembre, reúne a miles de personas en procesiones y actividades litúrgicas que no solo la celebran a ella, sino que también refuerzan la identidad cultural de Tobatí. Jóvenes, familias y ancianos encuentran allí un sitio de reflexión, alegría y conexión comunitaria.
En esta nota exploramos la riqueza histórica y espiritual de la Inmaculada Concepción de Tobatí, a través de las voces de quienes trabajan incansablemente por su conservación y los relatos de fe que la mantienen viva.
Historia viva en cada ladrillo
En busca de la historia, el equipo de Pausa se trasladó a la capital de la cerámica, Tobatí, en donde nos dimos cita con representantes de la comunidad de fieles que integran el consejo económico parroquial, Porfirio Ramón Pérez Quintana y Vidal Bogado Silva, quienes amablemente nos proporcionaron de primera mano todos los relatos y documentos que poseen.
El templo actual tiene poco más de 80 años y cuenta con la protección de la ley n.° 2973/06, que declara Patrimonio Histórico Nacional a distintas iglesias, especialmente por ser el espacio físico que contiene obras franciscanas»de gran valor histórico y artístico, como el retablo principal y la imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción de Tobatí.
La estructura actual del espacio no es la original colonial; de hecho, es la cuarta versión. Sin embargo, cuenta con distintos elementos muy antiguos que se reciclaron de distintas edificaciones anteriores. En cada una de las reconstrucciones, el sitio mantuvo su función esencial como espacio sagrado y punto de encuentro comunitario.
El pueblo de Tobatí es uno de los más antiguos del país. Las fechas de fundación difieren según las fuentes. Algunas plantean que se realizó en 1539 por Domingo Martínez de Irala. Félix de Azara la ubica en 1541. Sin embargo, Francisco de Aguirre indica que fue en 1597, con la participación de indígenas de distintas comunidades.
El sitio contó con una importante presencia franciscana en manos de los frailes Alonso de San Buenaventura y Luis de Bolaños alrededor de 1575. Ellos fueron responsables de las primeras reducciones guaraníticas, caracterizadas por el agrupamiento de los indígenas en comunidades y la enseñanza en lengua guaraní, un método misional innovador implementado por dichos misioneros en la región.
Los primeros templos no lograron permanecer en el tiempo y, en uno de los casos, la ciudad entera se trasladó debido al asedio de la resistencia indígena mbayá. El tercer santuario de Tobatí fue un edificio colonial con arquitectura barroca.
Un inventario de 1848 describe el tercer templo como un edificio de ladrillo y paredes encaladas, tanto en su interior como en su exterior, compuesto por 11 tramos y cubierto de tejas. Contaba con cuatro puertas en sus laterales, incluidas las de la sacristía, y ocho ventanas grandes de dos paneles. El interior tenía un coro de madera con baranda, un órgano en desuso, una pila bautismal de piedra, un púlpito dorado y pintado, y dos confesionarios. Las paredes eran de ladrillo cocido, con una estructura de madera y un techo a dos aguas. Los horcones, vigas y tirantes eran de madera tallada, y poseía tres altares, uno principal en el centro y dos laterales.
Aunque otro registro de 1896 indica que la iglesia mantenía estas características, años después el templo colonial sufrió un deterioro veloz. En 1937 fue demolido para reutilizar las maderas en la construcción de la nueva edificación. El cuarto—y actual— edificio fue inaugurado el 14 de junio de 1942.
Su importancia radica principalmente en que es hogar de dos tesoros artísticos con siglos de historia: la imagen de la Virgen y los retablos.
20.000 personas, aproximadamente, reúne esta fiesta mariana.
48 comunidades cristianas abarca la parroquia de la Inmaculada Concepción de Tobatí.
4 edificios tuvo la iglesia en Tobatí.
80 años tiene el templo actual.
Cultura esculpida en madera
Más allá de la leyenda, una de las versiones más aceptadas de los relatos populares indica que la imagen es ofrenda de un joven tallador recientemente convertido que sobrevivió a un ataque de la resistencia indígena luego de encomendarse a la Virgen María. En agradecimiento, le dedicó dos figuras similares, procedentes de la misma madera. La diferencia solo está en el tamaño: la de Tobatí es más alta.
El retablo está compuesto por tres altares tallados con infinito detalle. El mayor tiene las imágenes del Espíritu Santo, san Jerónimo y el Niño Salvador del Mundo. Al centro se ubica la de la Inmaculada Concepción de Tobatí y, finalmente, el sagrario del Santísimo Sacramento. Además, figuras como un sol y una luna antropomórficos, y un león complementan la obra.
ESPACIO PROTEGIDO
La iglesia Inmaculada Concepción de Tobatí cuenta con una sólida protección legal a nivel nacional e internacional. En Paraguay, está amparada por la Constitución Nacional (art. 81/92); la ley n.° 5621/2016, de Protección del Patrimonio Cultural; la ley n.° 1231/86, sobre la Convención del Patrimonio Mundial; la ley n.° 2973/06, que la declara Patrimonio Histórico Nacional, entre otras normativas. En el ámbito internacional, diversos marcos como la Convención de la Unesco (1972) y cartas patrimoniales de Venecia, Nara y Burra establecen principios para su conservación, y el respeto de su autenticidad y contexto histórico. Además, está registrada en el Sistema Ñandutí mediante la resolución de la SNC n.° 563/2021, que garantiza su salvaguardia como bien cultural de valor excepcional.
La búsqueda de la restauración
La comunidad que habita esa iglesia notó el deterioro de las instalaciones y decidió mejorarlas. “Iniciamos el proyecto de restauración en febrero de este año debido a la antigüedad del templo y a necesidades urgentes en el techo y las paredes”, cuenta Vidal Bogado Silva, síndico del consejo económico de la parroquia.
“La SNC nos asesoró técnicamente y recomendó la contratación de expertos en restauración de bienes patrimoniales”, afirma. Contrataron a la arquitecta Karina Canclini, quien ya presentó un protocolo preliminar que está siendo revisado y en etapa de su primera corrección. “Una vez aprobado, buscaremos financiamiento para iniciar los trabajos», agrega Bogado. “El protocolo establece cómo restaurar tanto el templo como el retablo, que son frentes de trabajo distintos. Cualquier intervención debe respetar fielmente lo indicado en el documento aprobado por la SNC”, aclara por su parte Porfirio Pérez Quintana, el coordinador del consejo económico.
Ambos afirman que es la primera vez que realizan un proyecto de esta magnitud. “Antes, por desconocimiento, se realizaron mejoras como revoques y la instalación de un acondicionador de aire sin autorización. Hoy entendemos la importancia de seguir los procedimientos oficiales y recurrir siempre a las entidades encargadas de los patrimonios para realizar los estudios correspondientes”, complementa Bogado.
Devoción y tradición
“El primer milagro atribuido a la Virgen fue la salvación del indio José, su devoto artesano”, cuenta Pérez Quintana. “Ahora muchos fieles llegan en sillas de ruedas y se recuperan o jóvenes dedican su vocación al servicio de la comunidad. Aunque no todos los milagros son tangibles, la fe y los actos de servicio lo son, sin dudas”, añade.
“La devoción a la Virgen de la Inmaculada Concepción es parte central de nuestra identidad tobateña”, explica Porfirio. “Las familias y jóvenes encuentran en ella inspiración y protección. Hay un fuerte vínculo de fe y trabajo comunitario”, añade.
La festividad de la Inmaculada Concepción es el momento más importante del año para la comunidad. En estas fechas, las novenas y procesiones reúnen a toda la parroquia y los centros catequistas, lo que fortalece la identidad popular. Además, según nos indicaron los lugareños, los pobladores que se vieron obligados a migrar buscan volver para este momento.
«La devoción a la Virgen de la Inmaculada Concepción es parte central de nuestra identidad tobateña. Las familias y los jóvenes encuentran en ella inspiración y protección. Hay un fuerte vínculo de fe y trabajo comunitario”
Porfirio Ramón Pérez Quintana
La fortaleza de un pueblo
Para hablar de fe, consultamos con un especialista. Nos recibió el Pbro. Luis Saldívar, cura párroco de la Inmaculada Concepción de Tobatí, quien asumió recientemente la responsabilidad, pero trabaja la devoción católica en la zona desde hace muchos años. “Esta es una parroquia histórica y muy importante, no solo para la diócesis de Cordillera, sino también para todo el país”, indica el párroco.
La parroquia está compuesta por 48 comunidades activas, cada una con su santo patrono. Todas comparten una profunda devoción a la Virgen. El novenario incluye una caravana y una procesión simbólica que inicia al mediodía, con gran participación.
“La Inmaculada Concepción tiene una fuerte incidencia litúrgica y espiritual. Es un símbolo mariano que nos recuerda la pureza, la santidad y la gracia, cualidades que inspiran a nuestra comunidad”, agrega.
“Dentro del año litúrgico, la celebración de la Inmaculada Concepción es fundamental”, explica Saldívar. Indica que este título mariano, que significa “sin mancha”, refleja la pureza de María, quien, conforme al rito católico, concibió sin pecado a su hijo, Jesucristo. “En este tiempo de adviento, ella es una figura clave porque trajo la buena noticia al mundo. Su ejemplo nos invita a la santidad, la alegría y la esperanza, valores que son esenciales para nuestra fe”, reivindica.
A nivel local, la comunidad está muy identificada con su devoción a la Inmaculada Concepción. “Además de las procesiones, integramos los lemas y reflexiones propuestos por la Iglesia universal, en sintonía con el Jubileo del 2025 convocado por el papa Francisco”, explica el presbítero y añade: “Estas celebraciones fortalecen la fe y unidad de las familias y comunidades”. En la Iglesia Católica, el Jubileo es una festividad que de ordinario se da cada 25 años, en la que se concede la indulgencia plenaria.
LOS DESAFÍOS DE LA IGLESIA
El objetivo de la parroquia en Tobatí no es muy distinto al resto del país. El gran desafío son las juventudes, que se enfrentan a un sinfín de adversidades como la ausencia de futuro, problemas familiares y el auge del narcotráfico. “Contamos con muchos jóvenes servidores, pero creemos que es necesario orientarlos mejor según las directrices de la Iglesia. Trabajamos en encuentros formativos y espirituales para que no solo participen, sino que también encuentren un propósito más profundo en su fe”, considera el párroco.
“Muchos jóvenes hoy dicen: ‘Me gusta Cristo, pero no la Iglesia’. Por eso, debemos buscar nuevos lenguajes y métodos para llegar a ellos, especialmente en un contexto familiar que a veces es complicado. Queremos que vean a la comunidad como un lugar de contención y esperanza, un espacio donde encontrarán orientación y apoyo”, reflexiona el pa’i.
Nación mariana
La devoción mariana está profundamente arraigada en el país. “Tiene una dimensión histórica, sociológica y antropológica”, explica el sacerdote. “El pueblo paraguayo se identifica mucho con la Virgen María como figura maternal, como protectora y guía. Las mujeres tienen un papel fundamental en nuestra sociedad, y eso se refleja en cómo se vive esta devoción”, identifica.
“En medio de esta oscuridad, es importante mantener la esperanza y recordar que, como comunidad de fe, podemos encontrar fortaleza y consuelo. La Iglesia debe ser ese espacio donde las personas se sientan acogidas y acompañadas en su camino”
Pbro. Luis Saldívar
“En nuestra cultura, María no solo es vista como intercesora, sino que cumple un rol protagónico como símbolo de fortaleza y esperanza. Esto, combinado con la historia del país, hace que su figura sea central en la vida espiritual de la gente”, explica.
“Vivimos tiempos difíciles, con mucha información negativa que nos bombardea a diario. Pero en medio de esta oscuridad, es importante mantener la esperanza y recordar que, como comunidad de fe, podemos encontrar fortaleza y consuelo. La Iglesia debe ser ese espacio donde las personas se sientan acogidas y acompañadas en su camino”, finaliza el párroco.
La devoción del pueblo paraguayo se ve reflejada en la historia de la parroquia, el retablo y la imagen de la Inmaculada Concepción de Tobatí. Quizás por la fortaleza histórica de la mujer paraguaya o la necesidad abrumadora de protección ante un Estado ausente, el sentir popular hacia la Virgencita refleja la resiliencia del pueblo.
La restauración del templo y la preservación de sus tradiciones, que hoy están en curso gracias a la gestión comunitaria, superan la materialidad para convertirse en un acto de amor y gratitud hacia un legado espiritual que vive en los corazones de quienes lo han hecho suyo.
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