Nota de tapa

La vecindad del jopói

Una visita al corazón del barrio San José

A pesar de que no figura oficialmente como barrio ante el municipio asunceno, San José cuenta con una fuerte identidad. Los vecinos consideran su vecindad el territorio entre las avenidas Perú, Artigas y Mariscal López, y la comunidad tomó el nombre de la parroquia del lugar. Allí, un encuentro entre pobladores y empresas conscientes está generando una pequeña revolución: la de la identidad. En esta nota, te contamos sobre El Granel, uno de los espacios que hace esto posible desde hace 10 años.

Por Laura Ruiz Díaz. Dirección de producción: Bethania Achón. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Javier Valdez.

La capital del país tiene 68 barrios y en cada uno de ellos hay una historia. Hoy la vemos difuminada entre edificios que parecen cajas de zapatos y estaciones de servicio que apeligran los cauces hídricos. Pero, cada unos cuantos metros, hay testimonios que, con esfuerzo, hilvanan los hilos para recuperar el tejido de la memoria colectiva. Uno de ellos es el barrio San José.

Este en realidad no es un barrio, pero muchos vecinos afirman que así es, y quiénes somos nosotros para discutirlo. Alberga la casa del mariscal Estigarribia, el histórico colegio San José, el edificio más alto de Asunción, un bosque en el techo de una embajada y linda con el histórico Parque Caballero, que con tanto ahínco se está intentando recuperar.

Allí, sobre la calle Juan de Salazar, hay un jardín en plena calle y un pequeño cartel que anuncia El Granel, un espacio creado por Rosa María Ortiz y María Glauser como refugio para las buenas ideas. Este año cumple una década de proponer un espacio distinto que nos invita a imaginarnos otra ciudad posible, y en esta nota te contamos más sobre él.

El Granel está ubicado sobre la calle Juan de Salazar, a metros del Parque Caballero. Fotografía: Javier Valdez.

Jopói

El lingüista y antropólogo Bartomeu Meliá describe la economía de los pueblos guaraníes con una sola palabra: jopói. Según el estudioso, la etimología de esta expresión se compone de tres elementos: jo, partícula de reciprocidad; po, mano; i, abrir. Es decir, manos abiertas uno para otro, mutuamente. “Hay mucha vida e historia en ese jopói, que define un modo de estar en el mundo y una cultura, en que la distribución y el intercambio de bienes se hace no solo de manera justa, sino también digna, libre y alegre. Se es más feliz al dar que al recibir”, expresaba el jesuita español en su texto El buen vivir se aprende.

Es esta misma palabra la que cita María Glauser cuando habla de por qué crearon El Granel. “Nos inspira el potencial que existe en el mundo, en las personas con proyectos. Creemos que no hay escasez de buenas ideas, sino que faltan espacios, apoyo y recursos para llevarlas a cabo”, plantea. Y agrega: “Nos inspiramos en la noción de abundancia y reciprocidad dentro de la cultura guaraní, en el término jopói”.

Rosa María Ortiz y María Glauser. Fotografía: Javier Valdez.

La idea nació a partir de un proyecto familiar entre Rosa María Ortiz y su hija, María Glauser, que de a poco fue tomando forma gracias a la colaboración activa de amigos y familiares. Cita el apoyo e ideas de personas claves para arrancar, como las de Rosita Palazón, Pili Ortiz, Pascual Glauser, Juanma Cabarcos; Ignacio Fontclara y Mónica García, de Karu, y Amelie Schneider.

“Para Rosa, el sueño al adquirir la casa de tipo colonial que perteneció en el pasado a la familia Strübing fue siempre el de abrir un café como sitio de encuentro de amigos del barrio y algunas actividades culturales”, relata María. Ella se sumó con la experiencia en la creación de espacios colaborativos tanto en el ámbito público —con iniciativas como Puerto Abierto, que ella gestionó del 2011 al 2013— como en el privado. Trabajó por más de siete años en Impact Hub, en Londres, una red global de incubadoras, aceleradores, espacios de coworking y organizaciones sin fines de lucro de innovación de impacto fundadas y operadas localmente que poseen y gobiernan colectivamente.

Fotografía: Javier Valdez.

Detrás del nombre hay toda una filosofía, inspirada en el jopói. “Nos emocionó desde el primer día ver la cantidad de espacios disponibles que tiene esta antigua casa que habitamos”, cuenta. El Granel es un lugar que nació “para probar y desarrollar ideas. Ofrecemos espacio físico por hora/día según el presupuesto disponible y creamos nuestra oferta cultural con un principio de ganancia y riesgo compartidos con las personas que están emprendiendo un servicio o proyecto nuevo”.

Pero no solo eso. Una de sus principales actividades se da en el marco de la colaboración vecinal, un factor clave para el fortalecimiento comunitario. “También nos gusta vernos como buenos vecinos a nivel de barrio”, cuenta María. Por eso son sede de reuniones de la comisión vecinal San José y también impulsan y apoyan a la Asociación Amigos del Parque Caballero, por su cercanía al local. “Cuidamos de no perturbar a nadie con música fuerte, aunque tengamos noches de toques en vivo de manera regular”, agrega.

Fotografía: Javier Valdez.

Vida de barrio

“Nos gusta proyectar nuestras actividades hacia el barrio y su espacio público”, afirma María Glauser. Pero más allá de sus palabras, sostiene las afirmaciones con acciones. Desde El Granel han impulsado actividades barriales como recorridos en bicicleta y concursos de intervenciones urbanas ligeras para mejorar las franjas peatonales a lo largo de la calle Juan de Salazar.

Desarrollaron un proyecto denominado El baúl de los recuerdos, nacido a partir de la recolección de vivencias del barrio San José y el Parque Caballero, relatadas por vecinos y vecinas. “Creemos que estas memorias son fundamentales para la identidad barrial y la identificación con el espacio público, pues promueven su cuidado y disfrute”, describen en su página web. De esta idea se desprendieron unas caminatas en las que se escuchan historias del lugar.

Fotografía: Javier Valdez.

El Granel también fue parte crucial de la muy activa Asociación Amigos del Parque Caballero, a través de una charla abierta convocada en conjunto con el estudio de arquitectura OCA y vecinos en el 2019. “A partir de esta propuesta pudimos conocernos mejor, hasta el punto de compartir la preocupación por un barrio habitable y amigable”, cuenta María. “Surgió también así en reuniones tenidas acá la responsabilidad compartida asumida de reconstruir nuestro muy apreciado parque Caballero. Estamos muy animadas porque este cumple el año que viene un siglo y nos gustaría que para entonces pueda recuperar el grandor y la belleza que tuvo en sus inicios. ¡Nada fácil!”, expresa.

Callecultura es otro de los proyectos desarrollados por El Granel. Es de un evento barrial que impulsan en conjunto con el Instituto Cultural Paraguayo Alemán (ICPA), el Anglo, Stael Ruffinelli, el Colegio del Sol y otras instituciones vecinas o amigas. “Se trata de una tarde al año en que llenamos la calle Juan de Salazar con teatro, música en vivo, talleres y juegos para todas las edades. El objetivo es recuperar la calle como espacio público, recreativo y cultural”, afirma Glauser. Este evento se realiza en setiembre y, según anticipa, este 2024 habrá actividad especial por el décimo aniversario.

“Todas las actividades son de acceso libre y gratuito, porque se trata de sacar a la calle en una tarde, o sea, regalar a la ciudad las actividades que hacemos de manera privada el resto del año”, remarca María. Y agrega: “Es una forma de contribuir con la agenda cultural de la ciudad, y es un evento ya esperado por las familias”.

Fotografía: Javier Valdez.

Aprender toda la vida

Según cuenta María, el lema de El Granel es Aprender toda la vida. “Nos encanta vernos como un gestor intermediario que facilita la conexión entre personas que ofrecen su talento y servicios, y quienes buscan aprender algo nuevo”, expresa. De las propuestas que reciben es que nace el programa cultural que publican cada mes. Conciertos de música clásica o popular, cursos de guaraní, charlas educativas, culturales o hasta religiosas son solo algunas de las actividades que llenan esta agenda mensual.

Fotografía: Javier Valdez.

“La fórmula que mejor nos funciona para seguir acá, sin financiamiento externo como los centros culturales más grandes, es la combinación de tres áreas de generación de ingresos que tenemos: el alquiler de salas, el café y la programación cultural. Las tres se apoyan y necesitan entre sí para lograr el equilibrio financiero”, expresa María.

Pero llevan adelante este desafío de manera comprometida: “Lo ambiental y social lo vemos como un compromiso que define nuestras decisiones cotidianas. Por ejemplo, ¿qué productos de limpieza elegimos comprar? ¿Los químicos convencionales o aquellos sin sulfato, elaborados por personas con discapacidad a través de la empresa social Candela? ¿Usamos pajitas de plástico o de papel? ¿Vasos de plástico o de vidrio en el catering de los eventos? Hay una red cada vez más grande de productos y servicios con impacto social que sería bueno apoyar y de los que hay que participar entre todos”.

Fotografía: Javier Valdez.

Trabajo en comunidad

Para el equipo de El Granel, la gestión del espacio se realiza de manera comunitaria. Pero también en red con otras iniciativas análogas. “Es genial encontrarse con personas que llevan adelante proyectos similares, en nuestro propio barrio o en otras ciudades o países. Nos reconocemos enseguida ya que compartimos la misma pasión y desafíos”, indica. “Es importante verse como una plataforma en la cual las personas puedan crear contenido de valor entre sí, y no depender de crear el contenido uno mismo. Por más que seamos expertos en ‘curar’ una programación cultural, lo que se logra va a ser de más valor para la gente si se basa en sus necesidades y deseos reales”.

La meta de ellos es ser un lugar de encuentros y, como tal, lo más gratificante es ver esa visión soñada plasmada en la realidad. “Los momentos que más disfrutamos son cuando vemos El Granel lleno, con cada espacio usado por gente que normalmente no se cruzaría en nuestra ciudad: un grupo de líderes mby’a en una sala, capacitación empresarial en otra, clases de canto o baile allá, freelancers trabajando y familias disfrutando del patio. Y en esas ocasiones también es cuando más trabajamos, de paso”.

Fotografía: Javier Valdez.

La próxima gran convocatoria es a participar en la décima edición de Callecultura, a inicios de setiembre. Desde El Granel invitan a personas y organizaciones que quieran sumarse con alguna propuesta gratuita para la ciudadanía, con el lema de reposicionar la calle como espacio recreativo y cultural. Se esperan alrededor de 5000 asistentes para disfrutar de las propuestas comunitarias.

“Como proyecto a largo plazo caminamos pasito a pasito para seguir creando contenido interesante y con sentido para nuestra sociedad. Como espacio no somos mucho sin las personas que traen sus temas, pasiones, intereses y necesidades. Son ellas las que llenan el patio de música o ferias; los salones, de talleres de canto, baile, charlas interesantes sobre todos los temas y rubros existentes en nuestra sociedad”, remarca la gestora.

Fotografía: Javier Valdez.

“Cumplir 10 años es un hito muy significativo como pequeña empresa familiar, para nosotras y el equipo que nos acompaña desde el día uno. Se siente como un buen momento para reconectarse con la visión inicial y la esencia de lo que creamos, reflexionando e ideando nuevas maneras de seguir fieles a nuestra visión fundadora y los enfoques participativos que planteamos”, dice para finalizar. Con permiso, esta redacción se retira a disfrutar del patio de El Granel acompañada de un café y un mbeju.

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