Un viaje al fin del mundo
Argentina es uno de esos lugares que lo tienen todo: playas y montañas, bosques y desiertos, sol abrasador y nieve. Y en el extremo sur del país, una joya turística que atrae a viajeros del mundo entero porque cuenta con la flexibilidad necesaria para unas vacaciones de invierno y, sí, también de verano.
Por Patricia Luján Arévalos. Agradecimientos: Nicolás Fresco e Instituto de Promoción Turística de Argentina.
Testeamos la versatilidad de Ushuaia invitados por el Instituto de Promoción Turística de Argentina, durante unos días que son difíciles de olvidar. Desde el primer soplo de viento fresco en el aeropuerto de la ciudad sabés que estás en un lugar especial, porque no es el tipo de frío que corta, sino uno ameno que acaricia y al que es fácil acostumbrarse (y rápido, mientras el cuello esté cubierto. Anotá este tip).
Por su posición geográfica, lo normal es asociar este destino con el invierno, y no estarías equivocado si tu primera imagen mental al leer Ushuaia es la nieve: es uno de los centros de esquí más populares, pero no solo para amateurs, sino también para deportistas profesionales que viajan al hemisferio sur para continuar sus entrenamientos una vez acabada la temporada en Canadá, Estados Unidos o Europa.
Lo que tenés que saber
Está separada del territorio argentino, pero unida al continente a través de la Cordillera de los Andes. Es la única ciudad trasandina de su país y capital de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida y las Islas del Atlántico Sur.
Los habitantes originarios fueron las naciones Onas, Haush, Alacalufes y Yámanas, sobre las que poca información existe y menos aún se habla —algo habitual en Argentina—. Pero su huella sigue presente en el nombre de los lugares que habitaron y los saberes ancestrales que se trasladaron a los colonizadores y criollos. El Gobierno se estableció oficialmente en Ushuaia recién en octubre de 1884, con una subprefectura y, más adelante, con la creación de la conocida Cárcel del Fin del Mundo, en un esfuerzo por poblar la región.
Sus primeros habitantes fueron funcionarios del Estado y delincuentes reincidentes, algunos de los cuales llegaron acompañados por sus parejas y familias. Este penal fue construido por las manos de los propios presidiarios, quienes aceptaron el traslado al sur y el trabajo, que incluía la tala de árboles del monte Susana en busca de madera. Hasta ahora, las huellas de esa faena siguen impresas en una de las caras del cerro.
En la actualidad, el expresidio alberga tres museos: el Marítimo, el Antártico y el de Arte Marino. La mayoría de los pabellones fueron adaptados para recibir a los turistas y en sus paredes hay testimonios de naufragios, extensa información sobre los reclusos y sus actividades, y una tienda de souvenirs. Los horarios de la visita guiada son 11.30 y 18.30. La entrada general cuesta $ 6200 y los menores de 12 años no abonan.
El Petiso Orejudo
Entre la variopinta población penitenciaria resalta uno: Cayetano Santos Godino, El Petiso Orejudo, reconocido asesino que utilizaba una cuerda para ahorcar a sus víctimas, condenado con solo 16 años, pero que inició su carrera criminal con un incendio a la tierna edad de 8 años. Fue ajusticiado por sus propios compañeros del Presidio de Ushuaia con una brutal golpiza por haber matado al gato de los presos.
De rica naturaleza
De hecho, uno de los temas recurrentes en toda Ushuaia y Tierra del Fuego es la Cárcel del Fin del Mundo, y con ese nombre fue incorporada al esfuerzo turístico. Lejos de rehuir a sus orígenes, la ciudad acepta esa parte de su historia y la satiriza en souvenirs y experiencias, como la del Tren del Fin del Mundo.
Como bien dicen los guías, este tren es un viaje hacia la historia y la naturaleza. En sus pequeños vagones podés escuchar la narración de la fundación del pueblo y de los presos que tomaron el mismo recorrido de esas vías para cortar la leña necesaria para construir el penal y, por supuesto, calentar los pasillos azotados por el frío austral en invierno. El audio está disponible en español, inglés, portugués, italiano, chino, entre otros.
El recorrido dura, aproximadamente, una hora: arranca en una estación ubicada a unos ocho kilómetros del centro, realiza una parada a mitad de camino, en una estación ubicada en medio de la naturaleza, y termina en la entrada al Parque Nacional Tierra del Fuego. Aquí, los pasajeros se dividen entre aquellos que harán la excursión a la reserva ecológica y los que volverán en la locomotora hasta la estación principal.
El tren es una de esas actividades que se disfrutan de principio a fin: en la estación de salida encontramos toda la parafernalia relacionada con la cárcel, desde libros de historia hasta ropita para bebés con los colores del uniforme de los presos. En los andenes, nos cruzamos con actores que hacen de presidiarios y guardiacárceles, con oportunidades de fotos profesionales, con la misma empresa, o personales, con el teléfono o la cámara personal. Existen entradas para clases turista, primera y premium. Las tarifas arrancan con $ 3900 para niños de cuatro a 12 años, y $ 7800 para mayores de 13.
La vista es excelente. Los amantes de la naturaleza van a amar este recorrido porque es la antesala a las bellezas que ofrece el parque, único en todo el país gracias a su combinación de ecosistemas marino, boscoso y montañoso. El tren ingresa unos kilómetros dentro de las casi 70.000 hectáreas de aire puro, con puntos que debés visitar sin falta, como la bahía Lapataia, donde termina la ruta nacional 3. Allí, un cartel aclara los 3063 km que separan Buenos Aires de Ushuaia.
Uno puede elegir recorrer el parque a pie, con o sin guía, haciendo trekking y senderismo por los caminos marcados. Pero nuestra recomendación es contratar alguna de las muchas agencias turísticas de la ciudad, como Tierra del Fuego Aventura (@tierradelfuegoaventura). Con este servicio asegurás —a pie o en un cómodo vehículo— escuchar los detalles de la historia del lugar, con datos que solo un profesional puede proveer de manera entretenida durante la excursión, que dura unas cinco horas, desde el pick-up hasta el regreso a la ciudad.
En el parque también tenés la posibilidad de realizar paseo en kayak y canoa, pesca deportiva, rafting y acampar en carpa propia o en alguno de los domos turísticos.
Navegación por el canal
Otra de esas actividades infaltables para conocer Ushuaia es el paseo en catamarán por el famoso canal Beagle, que une los océanos Pacífico y Atlántico y es utilizado por las empresas de cruceros para acercarse hasta la ciudad argentina. Los fueguinos tienen el canal de un lado y los Andes del otro, un punto privilegiado del continente. Del otro lado del canal se encuentra una isla chilena y, en ella, la ciudad de Puerto Williams, que pasó de poblado a urbe hace solo unos años, y con este cambio de denominación, se convirtió oficialmente en la ciudad más austral de América.
Salimos del concurrido puerto a bordo de un catamarán de Rumbo Sur (@rumbosurexcursiones), equipado con café de buena calidad y chocolate caliente, todo lo necesario para hacer frente al viento helado del mar. Acá, la recomendación es abrigarse especialmente el cuello, ir armado con alguna campera rompevientos y gafas de sol, a fin de no confinarse al interior de la embarcación. Esta aventura es para vivirla afuera, con el agua salpicando los zapatos y el sol de frente, mientras nos acercamos al faro Les Éclaireurs, una réplica del famoso Faro del Fin del Mundo, ubicado originalmente en las cercanías.
Este comparte su pequeña isla con cormoranes, pingüinos y lobos marinos. Si tenés suerte, podés encontrarte con un elefante marino, distinguible por su enorme tamaño y sus bostezos que podrían tragar fácilmente a un niño pequeño. La nave se acerca lo suficiente a las islas como para permitir a los visitantes una mirada cercana a estos perezosos animales, tendidos al sol. Esa cercanía permite que las fotógrafas a bordo realicen retratos profesionales de los navegantes, pero cualquiera con un teléfono o una cámara personal puede capturar la emoción del momento a bordo.
¡Y el recorrido no termina ahí! El catamarán se acerca a varias islas ubicadas en las cercanías, donde también se encuentran, principalmente, lobos y cormoranes, y hasta desembarcamos en una. Es importante recordar —y te lo repiten constantemente— que está prohibido llevar rocas u otro elemento de las islas o el parque nacional.
Ushuaia tiene mucho por explorar y descubrir, y sus atractivos no desaparecen con la nieve. Una vez que el frío polar se retira, queda el verde vibrante para dar la bienvenida a los miles de visitantes que no paran de llegar.
Alojamientos de lujo
Tierra del Fuego es un destino para todos los presupuestos. En su capital encontramos alojamientos de Airbnb, hostales, cabañas, domos para glamping, hoteles y resorts de lujo. En esta categoría se encuentra el Arakur Ushuaia Resort & Spa, un lugar donde la calidad y el confort son sinónimos; tanto así que fue el sitio elegido por Leonardo DiCaprio, Alejandro González Iñárritu y todo el crew cuando fueron a filmar las escenas finales de The Revenant. En esta misma categoría se encuentran Los Cauquenes Resort + Spa + Experiences y Las Hayas Ushuaia Resort.
Gastronomía
La comida es un elemento primordial en cualquier viaje, y en este no perdió protagonismo. La pesca fresca es la base de la mayoría de las cartas en restaurantes como La Cravia, de Arakur; Reinamora, de Los Cauquenes, y Le Martial, de Las Hayas. En el centro de la ciudad, el chocolate está entre lo más solicitado, pero también podés pasar por Ramos Generales —el más antiguo de la ciudad— a por la sopa favorita de Leo DiCaprio (sí, podés pedirla así). Los paladares más clásicos no podrán resistirse a las hamburguesas de Hard Rock Café local.
$ 6200
cuesta la entrada a la Cárcel del Fin del Mundo y sus museos.
$ 7800
es el precio del paseo de una hora en el Tren del Fin del Mundo.
$ 3200
cuesta el acceso al Parque Nacional Tierra del Fuego.
$ 8000
como mínimo, cuesta la navegación en catamarán por el canal Beagle.
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