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Pasión por las berries

Cultivo de frambuesas en tierra misionera

Hace 14 años la producción de berries comenzó como un hobby en el departamento de Misiones. Aunque de manera artesanal, hoy provee de delicias como frambuesas, arándanos y zarzamoras a restaurantes y pastelerías de todo el país. Estos pequeños deleites, que resultan exóticos para muchos, contienen una esencia bien autóctona.

Texto y fotos de Fernando Franceschelli

Con sus 68 años, Acela Falcón Orrego camina con la confianza que solo llega con la experiencia y la energía que envidiaría más de un veinteañero. Se pasea con orgullo entre los árboles y la huerta con una firmeza admirable. Por momentos se hace difícil alcanzarla, sobre todo por la distracción que representa la cantidad de alimento que crece alrededor.

Al rato de recorrer la propiedad se llega a un lugar donde abundan arbustos de mediana altura, de hojas estriadas color verde oscuro y tallos con pequeñas espinas. Se destacan del entorno gracias a los cientos de pequeños frutos redondeados y lobulosos de un intenso color rojo que se asoman tímida pero profusamente entre tanto verdor.

Acela Falcón Orrego.

Usualmente se piensa que los frutos rojos o berries son únicos de algún paisaje del hemisferio norte o, en todo caso, patagónico; de regiones frías con casitas de estilo alpino y trasfondo nevado. Sin embargo y desde hace algunos años, la escenografía para esas plantas poco conocidas aquí, pero sumamente atractivas para quienes se animan a experimentar nuevos sabores, cambió por la tierra roja y los veranos enérgicos de nuestro país. 

Un poco de la producción

Además de las zarzamoras y los arándonos que también se cultivan en la cabaña Ypucu, las frambuesas (Rubus idaeus) que produce Acela están en época de cosecha. Todas pertenecen al grupo conocido como frutos rojos y se caracterizan por grandes cantidades de vitamina C, potasio y fibra; son bajas en calorías (tan solo 32 cada 100 gramos) y azúcares; pero sobre todo, porque contienen altos niveles de potentísimos antioxidantes. En pocas palabras, desaceleran el envejecimiento de quien las consumen.

Golden berry, uchuva o camambú (Physalis peruviana).

Otra de las curiosidades que esta mujer trabajadora cultiva es la llamada mundialmente golden berrie (Physalis peruviana), conocida aquí como camambú. Es una pequeña fruta autóctona con enormes cualidades nutricionales, ya que ayuda a eliminar el colesterol, aporta carotenos, vitamina A y C y contiene muy pocas calorías. 

La historia de Acela y sus frutos rojos comenzó hace unos 14 años, aunque su interés y curiosidad por los sabores diferentes estuvo presente en su espíritu casi siempre. Tuvo la suerte de viajar junto a su compañero de vida por diversos lugares como Norteamérica y Europa. Allí las probaba con entusiasmo y así se enamoró de estos productos prácticamente desconocidos aquí. Como es, además, una persona de espíritu aventurero —y después de algunas decepciones empresariales—, decidió probar suerte en el departamento de Misiones. Primero para satisfacer a la familia o como hobby; sin embargo, las plantas que se reproducen por rizomas se multiplicaron y gracias a la difusión de boca en boca, se hizo conocer y así su producción comenzó a comercializarse.

La cosecha es pequeña, artesanal. Y ese tal vez el plus distintivo: son orgánicas, sin una pizca de agroquímicos y con un ingrediente excepcional, el amor y la tenacidad de quienes las cultivan.

Las abuelas que cultivan

Las principales guardianas de la producción son Eleuteria Valenzuela, de 66 años; Fortunata Molinas, de 58, y Teresa Valenzuela, de 48. Estas tres mosqueteras, al igual que Acela, ya son abuelas, pero fue el trabajo con estas pequeñas delicias vegetales el que las sacó de la quietud en que se encontraban. “Estaban quietas, entregadas casi solamente a las tareas domésticas; sin embargo, incorporarlas a este proyecto las reactivó y las convirtió en agentes activos de su bienestar”, asegura Falcón.

Según Eleuteria, lo más importante de este proyecto es que consiguieron sentirse orgullosas de ser parte de algo bueno y, por supuesto, se empoderaron con los logros obtenidos y mejoraron sus condiciones de vida. Por supuesto, no pierde oportunidad de aclarar que está más que agradecida de haber sido invitada a participar del plan a pesar de su edad.

Las cuatro se emocionan juntas cuando mejoran sus condiciones con lo que consiguen con este trabajo; desde comprar un lavarropas, hasta colocar un nuevo piso en su vivienda. Todo se consigue con el tesón de estas verdaderas kuña mbarete que, a pesar de ser abuelas, todavía pueden hacer mucho; y eso emociona.

Mientras tanto, con lluvia o sol, contra viento y marea, Acela, Eleuteria, Fortunata y Teresa continuarán cosechando estas pequeñas delicias rojas con la minuciosidad propia de las mujeres que con experiencia acunaron a la prole y con el mismo amor que solo una abuela puede proveer. 

Para conseguir estas delicias, contactar con la cabaña Ypucu al 0981) 177-487 o a través del perfil de Instagram @cabanaypucu. Si te interesa visitarla, se encuentra en el kilómetro 249 de la ruta 1, yendo desde Asunción, al pasar la ciudad de Santa Rosa (Misiones). 

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