Carlitos Ortellado empezó su carrera en el ojo público como modelo y actor. Hoy es, además, conductor de televisión y radio e influencer, pero su vocación principal es la paternidad.
Dos palabras que te definan: Resiliente y determinado.
Un libro que cambió tu vida: El poder de las palabras, de Mariano Sigman.
Una película que amás: Guzaarish (2010).
Tu comida preferida: Salmón y risotto.
Tu destino nacional favorito: San Ignacio, Misiones.
Algún miedo: Solo a Dios, el que todo lo puede.
Fuiste uno de los primeros modelos masculinos de éxito en el país. Si pudieras cambiar algo de tu carrera, ¿lo harías?
En lo absoluto.
¿Cómo se dio tu transición a la televisión?
Se dio la oportunidad con Siempre Menchi. Fui Menchito. Susana tenía a sus Susanos; Menchi, a sus Menchos [risas]. También fui asistente directo en piso frente a cámaras.
¿Cuál es el mayor desafío de ser influencer en un país como el nuestro?
Encontrar el equilibrio justo y necesario para empatizar con el público sin perder la autenticidad.
¿Dirías que afecta tu vida, de alguna manera, estar siempre ante alguna cámara?
No, porque es la vida que elegí y la disfruto. Quizás pueda afectarme cuando no esté frente a las cámaras.
¿Con qué celebridad o personaje histórico, vivo o no, te gustaría compartir un café?
Con Jesús.
¿Cuál es la mejor parte de ser papá?
Disfrutar del amor que nos dan: un abrazo, una caricia, una charla. Verlos crecer, acompañarlos y saber que sos alguien muy importante para ellos.
¿En qué momento te tomás una pausa?
Cuando me hago masajes.
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