Maia es una artista multifacética. Es bailarina, profesora de ballet y directora del estudio de danza Nicole Dijkhuis, estudió fotografía y además materna dos niños. Hace pocas semanas anunció su retiro de las tablas y en este perfil nos cuenta qué hará.
Dos palabras que te definan: Disciplina y perseverancia.
Libro que te marcó: El secreto, de Rhonda Byrne.
Plato favorito: El sushi, sobre todo el sashimi.
Destino internacional favorito: Egipto.
Canción favorita: Todas las de Alejandro Sanz.
Bailás desde los cinco años, ¿alguna vez te imaginaste hacer otra cosa?
– Sí, siempre quise ser fotógrafa y recién pude empezar cuando vino la pandemia y tuve tiempo para dedicarme a tomar clases.
Convertirse en la pupila de grandes del ballet es un logro impresionante, ¿qué enseñanzas o consejos te dejaron que hayan sido especialmente significativos?
– Que nada se logra sin disciplina y perseverancia.
¿Hay algún papel o coreografía que hayas interpretado y que te haya dejado una huella especial?
– Salomé, del coreógrafo Jaime Pinto.
¿Cuál es tu frase favorita?
– El que quiere, puede.
¿Con qué maestro del ballet te gustaría sentarte a conversar?
– Con Mijaíl Baryshnikov.
¿Cuáles son tus planes para el futuro después del retiro?
– Seguiré en el mundo de la danza desde otro lugar. Quién sabe, quizás bailando, pero ya sin tanta exigencia. Además, voy a estudiar y practicar fotografía artística.
¿Cuáles son tus momentos de relajación? ¿Qué hacés para tomarte una pausa?
– Me encanta conocer el interior del país. La naturaleza me relaja.
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