Una guía a prueba de confusiones
Las líneas de expresión son una de las grandes preocupaciones de mujeres y hombres en este siglo. Afortunadamente, existen tratamientos formulados específicamente para atacar estas señales del paso del tiempo. Asesorados por la doctora Gabriela Martínez, dermatóloga y especialista en antiaging, nos enfocamos en un producto de la industria cosmética que genera gran curiosidad en el público: la toxina botulínica.
Empecemos por lo más concreto: ¿qué es la toxina botulínica? Es una neurotoxina elaborada por una bacteria llamada clostridum botulinum. ¿Y por qué neurotoxina? “Porque actúa a nivel de las uniones neuromusculares. Evita la contracción al unirse a receptores de un neurotransmisor llamado acetilcolina y genera, finalmente, una denervación química transitoria”, explica la doctora Gabriela Martínez, dermatóloga y especialista en antiaging.
Quizás conozcas este producto con el nombre Botox, la primera marca de toxina botulínica registrada en la historia. Pero con el correr del tiempo surgieron nuevos laboratorios, los cuales registraron sus propias marcas, como por ejemplo Xeomin, del alemán Merz Aesthetics.
La profesional nos comenta que la diferencia entre los productos es la pureza en relación con la presencia de proteínas. “Actualmente, Xeomin es la única que carece de proteínas, razón por la cual la posibilidad de crear resistencia por su uso repetido es casi nula”, detalla. Explica que existen tres toxinas aprobadas tanto por la FDA de Estados Unidos como también por EMA, de la Unión Europea: Botox, Dysport, Xeomin. No obstante, de las tres mencionadas, solamente Xeomin está legalmente aprobada en Paraguay y cuenta con el registro sanitario correspondiente del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social.
Un descubrimiento casi accidental
En 1987, una pareja de médicos trataba a pacientes con espasmos musculares en párpados. Evidenciaron que, además de los efectos en el tratamiento de la enfermedad, mejoraba el aspecto de las arrugas en la zona.
Según la doctora Martínez, el uso más común de la toxina es para prevenir, atenuar o eliminar arrugas dinámicas (que observamos en frente, entrecejo y alrededor de ojos), llamadas generalmente patas de gallo. “También la usamos en pacientes en los que podemos observar sus encías al reír, un cuadro conocido como sonrisa gingival; y en el cuello, con un tratamiento denominado Nefertiti lifting, en recordación de la hermosa reina egipcia”. La toxina botulínica es utilizada tanto en cuadros clínicos neurológicos como en estética.
Tranquilidad y profesionalismo
Es muy importante que el paciente consulte con el profesional de medicina sobre el producto a aplicar, su procedencia y marca. En nuestro país, lastimosamente, existe una afluencia de marcas cosméticas de ingreso ilegal, incluyendo algunas muy conocidas. Esto proporciona al usuario la garantía de contar con un respaldo científico y legal en caso de eventos adversos.
Otra consulta frecuente en relación con este producto es la seguridad de la aplicación. En manos de un médico con la formación específica requerida, el tratamiento con toxina botulínica es rápido y seguro. La cantidad utilizada no es la misma en todos los casos, por eso cada diagnóstico es personalizado.
Desde hace unos años, algunos profesionales han puesto en tela de discusión su uso “preventivo”. Es decir, la aplicación previa a la manifestación de líneas deexpresión. Al respecto, la doctora Martínez afirma que es lo ideal: “Generalmente, iniciamos el tratamiento apartir de los 30 años o antes si las arrugas inician su aparición precozmente”. El criterio estético del médico es clave para no perder la naturalidad.
La tendencia de décadas pasadas era el efecto freeze, donde se utilizaba una cantidad mayor de toxina botulínica y se paralizaban las expresiones. En contraste, lo que se busca en la actualidad es un resultado más tenue.
El efecto de la toxina es temporal, por lo que si la dejamos de utilizar no aparecen efectos secundarios; sí luego volverán las arrugas al rostro. La línea del tiempo a partir del tratamiento sigue una curva muy clara: comienza con el resultado observable de la aplicación de la toxina el día 3; alcanza su máximo efecto el 15; luego presenta una meseta de, aproximadamente, tres meses de duración; y, por último, un descenso que marca la desaparición de la acción, entre los cuatro a cinco meses.
Además de las zonas previamente mencionadas, algunos pacientes también optan por recibir el producto en los músculos de la nariz, el mentón y hastael cuello. Durante el procedimiento pueden presentarse algunas molestias muy leves, que desaparecen instantáneamente. La profesional asegura que no se produce pérdida de la sensibilidad en la zona deaplicación, ya que este tratamiento está destinadoúnicamente a bloquear la contracción muscular. En líneas generales, hablamos de un procedimiento sencillo y eficaz. Tanto así que los únicos cuidados posteriores que se sugieren son: evitar los ejercicios físicos, adoptar una posición horizontal y no masajear la zona afectada durante tres a cuatro horas.
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