Más allá de los prejuicios
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una de las alteraciones del neurodesarrollo más comunes que existen y, muchas veces, los pacientes llegan a adultos sin un diagnóstico. Hoy consultamos con dos de los más renombrados profesionales de la salud mental en el país para guiarte sobre el tema: la doctora en Psicología Alexandra Vuyk y el médico psiquiatra Miguel Ángel Cuéllar Hoppe.
Por Laura Ruiz Díaz. Retratos: gentilezas y archivo de Pausa.
Los signos y síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en adultos son difíciles de detectar, pero se estima que la prevalencia es de 4,4 %. Este número debe considerarse un signo de alerta para el diagnóstico y tratamiento en esta población.
El TDAH, identificado desde el siglo XIX, ha experimentado cambios en su denominación a lo largo del tiempo. Actualmente, se clasifica como un trastorno del neurodesarrollo que suele manifestarse antes de los 12 años.
En esta nota, conversamos con dos grandes expertos en el área. Por un lado, la doctora en Psicología Alexandra Vuyk, psicóloga, fundadora y directora de Aikumby Centro de Altas Capacidades y Creatividad, docente e investigadora del Conacyt. Y por el otro, con el doctor Miguel Ángel Cuéllar Hoppe, médico psiquiatra, director del Centro Integral de Neurociencia (Ceinec), expresidente de la Sociedad Paraguaya de Psiquiatría (SPP) y representante zonal de la Asociación Psiquiátrica Mundial (WPA).
En pocas palabras
Un artículo publicado por Silvia Ortiz León y Aurora Jaimes Medrano en la Revista de la Facultad de Medicina (México), denominado Trastorno por déficit de atención en la edad adulta y en universitarios, afirma que este desorden se caracteriza por síntomas persistentes de desatención, hiperactividad e impulsividad que deben mantenerse durante al menos seis meses, no ser apropiados para el nivel de desarrollo de la persona y generar un impacto clínicamente significativo en diversos ámbitos de la vida, como el académico, familiar, social y, en adultos, el laboral.
Su origen está asociado a una disfunción en las conexiones frontosubcorticales y a alteraciones en los sistemas dopaminérgico y noradrenérgico. Es decir, hay problemas en la comunicación entre ciertas áreas del cerebro, especialmente las que controlan la atención, el autocontrol y la planificación, además de desequilibrios en sustancias químicas, como la dopamina y la noradrenalina, que influyen en estas funciones.
Por eso, las dificultades que presenta el adulto con el trastorno se centran, sobre todo, en déficits asociados con funciones ejecutivas como planeación, organización, control inhibitorio, pobre manejo del tiempo y postergación de las actividades, que pueden afectarlo en lo académico, laboral, social, familiar y en su cotidianeidad, lo que disminuye su calidad de vida.
En palabras del doctor Cuéllar, este trastorno es una patología del neurodesarrollo que se caracteriza principalmente por inatención, hiperactividad e impulsividad.
Aunque generalmente inicia en la infancia, muchas veces los pacientes llegan a la edad adulta sin diagnóstico. “Es por eso que encontramos otra sintomatología y a veces nos dicen ‘yo no tengo hiperactividad’ o ‘yo no tengo impulsividad’, pero no significa que no exista, sino que se manifiesta de forma diferente nada más”, explica.
En ocasiones, los síntomas pueden ser transversales a otras patologías. El hecho de que una persona sea desatenta no necesariamente hace al diagnóstico. “La persona con TDAH generalmente va a la consulta por alguna comorbilidad con síntomas depresivos, ansiosos o por consumo de sustancias. Son adultos en general desatentos, desordenados, desorganizados, les cuesta cumplir con las consignas”, remarca.
Hay ejemplos por doquier. “Le decís que vaya al supermercado y le das una lista de cinco cosas; te trajo tres, después ya se distrajo y compró algo que le gustó ahí. Se estaba yendo, por ejemplo, a traer algo y por el camino se olvida de qué era. Pierde todo el tiempo su teléfono, llaves y demás cosas. Procrastinan mucho las tareas que les requieren atención. La hiperactividad se manifiesta con que tienen objetos en la mano, los mueven o no dejan quietas las extremidades. A veces se internan en la tecnología, se distraen con facilidad y su cabeza no para nunca”, indica el médico.
DESMITIFICANDO EL TDAH
Un error común es pensar que las personas con TDAH no pueden prestar atención. “Lo que cuesta no es atender, sino regular la atención”, aclara Alexandra Vuyk. Esto explica fenómenos como el hiperfoco, que consiste en que una persona se concentra intensamente en algo que le interesa mientras otras áreas quedan desatendidas.
En Paraguay
Como todo lo que tiene que ver con la salud mental, los datos oficiales en Paraguay brillan por su ausencia. “El diagnóstico es muy poco frecuente, pero esto no significa que la patología lo sea. De hecho tenemos una gran población de adultos con TDAH que están insertos en ambientes laborales y familiares, pero sin diagnóstico ni tratamiento. En Paraguay no hay cifras reales de esta patología”, plantea Cuéllar.
“Solo diagnosticamos lo que conocemos, y esta es una patología muy poco visualizada y poco atendida”, remarca el médico. “El principal desafío es estar atentos a los signos y síntomas que presenta el paciente, más allá de la sintomatología que lo trae a la consulta. Un punto muy importante es que esta patología se inicia en la niñez y se va manifestando durante la adolescencia y la adultez”, reitera.
Es necesario que nuestro país tome el tema con la seriedad que corresponde. El médico insiste en la importancia de conocer la patología y las formas de presentación en el adulto. “Es un diagnóstico que debemos hablarlo en todo el sistema de salud, no solamente con psiquiatras. Hay que abordar con psicólogos, médicos generales, de familia, clínicos, que son los que realmente reciben esa primera consulta de estos pacientes por consumo de sustancias, insomnio, depresión y/o ansiedad”, detalla.
Tratamientos efectivos, pero con obstáculos
“El tratamiento del TDAH en adultos tiene una muy buena respuesta, pero requiere un enfoque multidisciplinario”, explica el Dr. Cuéllar. En Paraguay, las opciones terapéuticas incluyen fármacos como estimulantes y antidepresivos, además de estrategias psicológicas efectivas como la terapia cognitivo-conductual y el entrenamiento en habilidades específicas y sociales. Sin embargo, acceder a estas herramientas puede ser un desafío, especialmente en el sistema público de salud. El doctor enfatiza la necesidad de políticas que garanticen una atención adecuada. “Se requieren cribados en poblaciones especiales, como personas privadas de su libertad o con obesidad, así como estrategias para la inserción laboral de adultos con TDAH”, afirma.
“Solo diagnosticamos lo que conocemos, y esta es una patología muy poco visualizada y poco atendida”
Dr. Miguel Ángel Cuéllar Hoppe
En una sociedad donde las frases como “él es así nomás luego” o “no le importa” son comunes, el estigma se convierte en uno de los mayores obstáculos para abordar el TDAH en adultos. A criterio del Dr. Cuéllar, estas actitudes retrasan la búsqueda de ayuda profesional y muchas veces pueden descalificar tratamientos efectivos.
LA DOBLE EXCEPCIONALIDAD: TALENTO Y DESAFÍOS
Un aspecto menos conocido del TDAH es su coexistencia con altas capacidades, área en que la doctora Vuyk es especialista. Este fenómeno es conocido como doble excepcionalidad. “Una persona puede tener un talento inmenso y, al mismo tiempo, dificultades significativas en organización o atención”, explica la profesional. Si bien en la infancia estas personas suelen compensar con sus habilidades, con el tiempo estas estrategias dejan de ser suficientes y generan problemas como ansiedad y depresión.
Una etiqueta para entender, no para estigmatizar
En los últimos años, el TDAH en adultos ha ganado visibilidad gracias a nuevas investigaciones y su difusión. “Antes también existían etiquetas, pero eran otras: vago, desorganizado o, en casos extremos, drogadicto”, comenta la doctora Alexandra Vuyk al referirse al desconocimiento histórico sobre esta patología. Para ella, es crucial comprender que los calificativos no son el problema, sino las connotaciones negativas que se les atribuyen. Identificar el trastorno permite a las personas entender su funcionamiento y buscar estrategias efectivas.
Como ya explicó Cuéllar, muchas veces el camino al diagnóstico de TDAH en adultos empieza con otros problemas como depresión, ansiedad o burnout (síndrome del quemado). “Cuando escarbamos un poco, encontramos una vida de sobrecompensaciones y estrategias inadecuadas para manejar el trastorno”, señala la doctora Vuyk. En hombres, estas dificultades suelen manifestarse frecuentemente como conductas disruptivas o abuso de sustancias; en mujeres, como trastornos internalizantes.
Vuyk explica que el TDAH presenta diferencias notables entre hombres y mujeres. Mientras que en ellos la hiperactividad suele ser visible y conductual, en ellas es mayormente interna: “Pensamientos que no paran, una cabeza a mil por hora”. Esto lleva a menudo a diagnósticos tardíos, que llegan especialmente en etapas como la maternidad o el liderazgo laboral, cuando las demandas externas intensifican los desafíos de manejo ejecutivo.}
INVISIBILIDAD EN LAS MUJERES
El TDAH en mujeres adultas, en particular, suele pasar desapercibido debido a señales menos típicas que en hombres. Desregulación emocional, impulsividad y consumo de sustancias son algunas de las manifestaciones. El doctor Cuéllar también destaca la relación de este trastorno con situaciones como los atracones y la obesidad en ellas, lo que subraya la necesidad de un diagnóstico atento y libre de prejuicios.
El poder de la psicoeducación
La psicoeducación es fundamental. Comprender cómo funciona el trastorno y trabajar en habilidades específicas —desde terapia cognitivo-conductual hasta técnicas de meditación— puede transformar la vida de quienes lo padecen. “Con pequeños ajustes se logran cambios enormes”, asegura Vuyk.
La clave es buscar ayuda profesional: “No se autodiagnostiquen. Un profesional capacitado puede diferenciar entre TDAH, ansiedad, depresión y otras condiciones que presentan síntomas similares”. Con un enfoque adecuado, el diagnóstico deja de ser una carga y se convierte en una herramienta para mejorar la calidad de vida.
En palabras de Cuéllar, enfrentar el TDAH en adultos implica una transformación profunda de cómo lo percibimos y tratamos como sociedad. La capacitación continua de los psiquiatras, la implementación de políticas inclusivas y la lucha contra el estigma son pasos imprescindibles. En un mundo que aún lucha con prejuicios, el acceso a información y tratamiento adecuado puede ser la oportunidad para ofrecer una vida plena
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