“Me parece importante poner la migración donde está, que es en todas partes”
A Elisa le conflictúa dibujar a su familia porque su mamá ya no está, decidió ir a trabajar al exterior. El cuento de una niña de ocho años oriunda de una zona rural del país es un emblema de la nostalgia, la migración y las crianzas colectivas que tienen como pilares a los abuelos y abuelas.
Ahora estoy de nuevo desnudo/ Desnudo y desolado/ sobre un acantilado de recuerdos/ perdido entre recodos de tinieblas/ Desnudo y desolado/ lejos del firme símbolo de tu sangre/ Lejos/ No tengo ya el remoto jazmín de tus estrellas, ni el asedio nocturno de tus selvas/ Nada: ni tus días de guitarra y cuchillos, ni la desmemoriada claridad de tu cielo. Así describe Herib Campos Cervera el duelo de los y las migrantes. En su poema recuerda la agonía de la nostalgia y el destierro, un duelo que se transforma y convive con nosotros.
El cuento Elisa, no estás sola es un proyecto de la escritora colombiano-paraguaya Airym Sarta junto a la ilustradora Leticia Alvarenga. Elisa es una niña rural de ocho años cuya infancia transcurre en el monte, rodeada de inmensos bosques e insectos. Un día, su mamá le dice que va a buscar trabajo en otro país porque no gana suficiente dinero para mantener a la abuela y las tías. Desde ese momento Elisa sintió que también ella salió de su país, pero dentro de su propio país, aunque su mamá era quien viajaba.
La figura de la niña que crece rodeada de mujeres, con una abuela que cocina chipa y un entorno familiar guaraní-hablante, recuerda a las infancias rurales que no solo encuentran una representación en la tristeza de los niños, sino también en la nostalgia de los adultos. Esos espacios en el interior son a los que muchos vuelven cada vez que visitan a sus parientes por Semana Santa y se conectan con ese locus amoenus (lugar ameno) que, en algún momento, tuvieron que abandonar.
Los mensajes de su mamá en la carta que le deja marcan un hito en la personalidad de la niña, que todavía no dimensiona. En el cuento, Elisa va descubriendo de a poco cómo las enseñanzas que le dio su madre empiezan a manifestarse en los momentos en los que el abrazo de las demás mujeres de su familia se convierte en un refugio para encarar los desafíos de crecer lejos de ella. Como explica Airym, la tristeza de los niños tiene un cariz muy particular, porque aunque toda la información esté disponible, no terminan de entender de dónde viene.
“Yo quería tener a esas dos mujeres: la que se va y la niña que se queda, porque esta última recibe mucha información de su mamá del país donde está, de la cultura y eso pasa mucho también en la migración interna. O sea, ese Paraguay de bosques es la realidad de la infancia de varios adultos que vinieron a vivir a las ciudades después. Lo pensé mucho con la nostalgia del Paraguay que yo conocí hace 15 años, que me fui a San Pedro, a Caazapá, a Caaguazú y conocí, caminé y vi bosques enteros llenos de luciérnagas y ahora te vas y solo hay soja”, cuenta Airym.
La autora del cuento fue narradora oral entre 2007 y 2015. En ese tiempo buscaba historias y libros de cuentos que mostraran paisajes y personajes del Paraguay de “tierra roja”, como le gusta decir, para que los niños y las niñas a quienes narraba se sintieran identificados. Pero como sus cuentos eran hasta ese momento “orales”, sin estructura literaria, decidió escribir un libro y encontrar una compañera que pensara visualmente la historia. Así fue que se puso en contacto con Leticia Alvarenga, que trabajó las ilustraciones en acuarela.
“Una escuela que me interpeló y que tiene que ver con Elisa fue donde conté con una organización que me llevó a hablar de derechos humanos. Era una comunidad entre Luque y Areguá que se llama Valle Puku, y ahí había mucha gente migrante, que había venido de Caaguazú, de Ñeembucú, etcétera. Los niños decían: ‘Es un lugar muy lejano, que tiene bosque’. En esa comunidad me encontré con migración interna. Era como traer un poco de los departamentos del país a Central y estar ahí”, se acuerda Ayrim.
Un cuento que nace de la oralidad
Elisa, no estás sola nació de la tradición oral. El personaje existía en un cuento que acostumbraba a narrar en los colegios que visitaba en el interior del país, pero a la historia le faltaba un conflicto. Con la ayuda de su amiga María, de Paraguarí, comenzó a adaptarlo al formato escrito. “Queríamos tener un libro álbum con el que niños y niñas paraguayas se identificaran, que haya tierra roja era mi requisito”, relata.
La flexibilidad de la lengua oral tiene matices. Hubo partes del relato original que a Airym le costó sacrificar para el texto escrito, como la escena en que Elisa se imaginaba que, cuando hacía chipa, podía tender un puente de esta comida hasta su mamá. La narración contaba que, si construía dicho puente, cada día sería más duro y en una semana se convertiría prácticamente en piedra. Así podría cruzar el territorio caminando.
“Cuando yo le contaba eso a los niños, era muy divertido porque para ellos es relógico tener un puente hecho de chipa. Tuve que renunciar a eso en el cuento porque poner eso en ilustración y en el texto dentro de una historia para niños y niñas de 10 a 12 años era complejísimo, era crear otro conflicto”, expresó la intérprete. Pero como el proyecto contempla además de la impresión de un libro-álbum, la realización de un cortometraje animado relatado en español, guaraní y lengua de señas, hay apartados como este que podrán aparecer en el formato audiovisual.
“Cuando grabemos los audiovisuales del cuento serán diferentes al libro impreso, porque respeté mucho el trabajo que hicieron las chicas desde el principio. En los productos finales sí que estamos haciendo el trabajo cuesta arriba. Por ejemplo, Claudia Miranda y yo somos narradoras, entonces, le conté el cuento en español y le pasé una versión preliminar. Cuando decidimos sacar el libro impreso este año, se fue a revisión con un amigo mío que es editor literario y él hizo todo un trabajo de curaduría a las palabras”, contó Airym.
Existen varios elementos tácitos en Elisa, no estás sola. Uno de ellos es la amiga, hija de brasileros y que por eso habla portugués, aunque en ningún momento aparezca xplicitado en el texto. Airym introduce con naturalidad la idea de las familias que tuvieron que viajar a Argentina o España para trabajar. “A mí me parece importante poner la migración en donde está, que es en todas partes. Hay mucho de eso que desconocemos que nos configura como personas, y está bueno decirlo con normalidad porque no tiene que ver necesariamente con factores económicos”, continúa la escritora.
Airym contactó con colectivos de migrantes paraguayos fuera del país, quería que cada familia le pusiera el sentido que tiene para ellos y que el cuento fuera una excusa para abordar temas que no se tocan habitualmalmente. Un escenario a menudo invisibilizado es el de las mujeres que deciden viajar para ser libres: tienen alrededor de 25 años, más de un hijo y no pudieron estudiar. Entonces, deciden ir al exterior para darles una vida mejor.
“También en el cuento de Elisa no queríamos meternos en la razón por la que migra una mujer, pero la abuela de ella tiene una cooperativa que hace chipa. No es que necesite algo que comer y por eso se tiene que ir. Es que muchas veces vos te podés mover de tu país sin una necesidad económica extrema, hay otros motivos que te llevan a migrar”, puntualiza Airym y confiesa que le costó dejar que el cuento vea la luz, pero entendió la necesidad de que existiera un libro como ese, de producción nacional, que sirviera a los y las docentes como herramienta y en el que niños y niñas se vean reflejados.
A Sarta la idea de la identidad y la migración la atraviesa porque de niña se mudó varias veces de ciudad en Colombia, y a los 17 años vino a vivir a Paraguay. Pero según explica, recién hace poco se dio cuenta de que es migrante: “Con esto de reconocer que algo te falta cuando estás en tantos procesos de arraigarte a un lugar nuevo; de ver tu familia configurada de otra forma; que muchas veces te pregunten cómo están tus primos o tus abuelos; ahí te das cuenta de que eres diferente a los demás porque no tienes toda esa familia extendida”.
La abuela de Elisa es de un distrito de Caaguazú. En el cuento, mujeres son la resolución de su conflicto porque ella siente una profunda sensación de abandono, de que algo le falta. La autora considera que hay mucha fuerza comunitaria en la crianza. Ella se da cuenta de que no está sola cuando entiende que se encuentra rodeada de otras mujeres que la quieren y la cuidan.
“La realidad migrante paraguaya sería una catástrofe social sin las abuelas en la configuración de la familia. Las mujeres pueden viajar porque saben que tienen a su mamá o a su suegra, que pueden encargarse; hay una mujer grande y sabia que las cuidó y va a poder cuidar a sus hijos o hijas. Yo creo que es muy importante eso”, sigue Airym. Elisa tiene muy buena relación con su abuela, es su fuente de amor, de comprensión, de ternura; es lo que hace que el mundo esté en balance aunque su mamá no se encuentre, porque su papá tampoco está.
Crowdfunding
La propuesta del libro-álbum desde un principio se planteó como contenido transmedia y la pandemia les permitió pensar con más tiempo cómo diversificarlo en contenidos multiplataforma. El texto físico vendrá con un enlace de YouTube que permitirá encontrar el video animado de la historia de Elisa. La autora manifiesta que no hay un material tan específico en los programas para cada grado.
“Vos tenés que trabajar poesía y valores culturales para tercer grado, que tienen ciertas capacidades y resultan usando siempre los mismos materiales del canal. Usás el cuento para la lectoescritura y ya hablás de emociones con los niños, en una historia protagonizada por mujeres, que también es una realidad paraguaya que no aparece mucho. Entonces, nos dimos cuenta de que esta era nuestra oportunidad para algo que necesitan las docentes”, señala.
“Para pagar el trabajo del equipo fuimos dándole forma a una recaudación de fondos por internet. Cuando comenzó la pandemia de covid-19 transformaron su objetivo, para hacer llegar la historia en versiones digitales a las niñas y niños y que cumpla el objetivo: alcanzar a personas de todas las edades que hablen guaraní y español, dentro y fuera de Paraguay”, detalla.
“La semana que viene voy a México a estudiar una maestría de Ciencias Sociales. La idea era hacer un lanzamiento del libro y transmitirlo por nuestras redes como para que la gente lo compre, pero todavía no sé dónde se va a vender. Tenemos destinados 100 para los colectivos migrantes, debemos mandar por encomienda, y también los del equipo. Creo que habrá menos de 200 libros para la venta libre”, explica.
Con el apoyo de Silge de Amoriza, desde Noruega, actualmente llevan adelante una campaña de crowdfunding para financiar el proyecto, que tiene como meta llegar a 21.050 coronas (unos G. 16.000.000). Las donaciones se pueden hacer a través del sitio www.lahistoriadeelisa.com
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