Arte

Ecopoéticas de la materia

Arte que vincula 

La muestra De la K a la Z: Ecopoéticas de la materia celebra el diálogo entre naturaleza, memoria y creatividad a través de las obras de Juanjo Ivaldi, Amelí Schneider y Marité Zaldívar. Hoy, los artistas hablan sobre estas intersecciones con Pausa.

Por Laura Ruiz Díaz. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Fernando Franceschelli.

La familia Zaldívar ha trazado una trayectoria artística única, donde la conexión con lo orgánico y la memoria juegan un papel fundamental. A lo largo de los años, su producción evolucionó, impulsada por una constante reflexión colectiva sobre sus raíces, lo que los rodea y las experiencias compartidas. En este proceso, elementos clave como la autenticidad, la interactividad, la autogestión y el trabajo han sido fundamentales, no solo en la creación de sus obras sino también en la forma en que cada miembro ha influido en la dirección artística de los proyectos. 

Esto es lo que vemos en De la K a la Z: Ecopoéticas de la materia, exposición curada por Fernando Moure, donde Juanjo Ivaldi Zaldívar, Amelí Schneider Zaldívar y Marité Zaldívar Rolón expusieron algunas de sus obras y fue la excusa para visitar el atelier mágico de Amelí con una amena conversación, interrumpida sobre todo por risas estridentes, porque esta familia sí que sabe reír. 

Imagen gentileza de Juanjo Ivaldi.

 Ecopoéticas

La muestra De la K a la Z: Ecopoéticas de la materia explora la conexión entre naturaleza y arte, y resalta la coherencia y espiritualidad de los tres artistas. Aborda paisajes y materiales naturales, con la tierra como inspiración principal.

Juanjo Ivaldi presenta fotografías y videos que capturan la singular topografía de Islandia, donde reside hace años. Amelí Schneider apuesta por una abstracción matérica que integra pigmentos naturales, minerales y desechos como aserrín y papel en sus obras. Su paleta cromática evoca tierras negras de Itá y blancas de Tobatí, como celebración de la riqueza natural paraguaya.

Por otro lado, Marité Zaldívar exhibe esculturas de madera talladas en forma de bancos y estelas, que fusionan diseño y simbolismo. La reconocida artista paraguaya y heredera creativa de su madre, Keka Zaldívar, vuelve a las galerías luego de una pausa de más de 20 años, con materiales que sin dudas son imperdibles. 

Los artistas de la muestra. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Ecopoética es una concordancia entre nuestras obras, no un proyecto planeado. Cada uno presentó lo que mejor refleja su esencia, y aunque son diferentes, todas comparten un eco que las conecta profundamente”, describe Juanjo.

Cada pieza, ya sea pintura, fotografía, madera o cerámica, dialoga con las demás en una conexión que refleja la dinámica familiar y artística, donde la experimentación es central. “Vemos al artista como un científico que juega, prueba y explora materiales. Por ejemplo, en esta muestra hemos trabajado con materias nuevas, lo que nos lleva a descubrir otras posibilidades creativas”, dice Marité.

“Al observar las fotos de Juanjo, siento como si estuviera pintando esas imágenes. Incluso los materiales que usamos tienen conexiones: el barro negro y la tierra que empleo resuenan con su fotografía”, expresa Amelí. “En nuestras obras siempre hay una presencia de la naturaleza, ya sea en texturas, colores o formas. Juanjo mencionaba que los ecos creativos no son unidireccionales, sino que cada uno aporta desde su individualidad algo que converge en un sentimiento común”, agrega.

Imagen gentileza de Juanjo Ivaldi.

El trabajo fotográfico de Juanjo se centra en la memoria de las texturas. “Me inspiré en recuerdos de mi infancia, como las cerámicas y herramientas que usaban mi abuela y mi tía. Eso influyó en las texturas y colores que decidí capturar”, describe él. 

Para Marité, el arte está conectado a un «campo de información» universal, una suerte de biblioteca energética disponible para todos: “No es solo técnica; es vida, emociones y experiencias humanas que se filtran a través del artista. Nuestras obras también nacen de este campo compartido. Cada uno de nosotros aporta algo único, pero hay un trasfondo común que refleja la historia familiar y cultural”.

En su caso, decidió no exponer durante años, pero nunca se alejó de la producción artística. Su trabajo actual se enfoca en exploraciones de energías y emociones, con más de 1500 bocetos acumulados. Esta muestra es una oportunidad para compartir parte de ese arte inédito.

Marité Zaldívar. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Fernando Franceschelli.

 Entreveros creativos

Esta entrevista es una reflexión colectiva sobre las coincidencias y conexiones de las obras de los artistas involucrados, en especial con respecto a la naturaleza, la memoria, y el impacto del contexto personal y familiar en sus creaciones.

En ese sentido, una de las primeras cuestiones a considerar es la idea de lo orgánico como punto de encuentro, que aparece reiterada no solo en términos de los materiales utilizados (tierra, barro, madera, colores naturales), sino también en cómo estas obras nacen de experiencias compartidas, raíces comunes y recuerdos transmitidos. Por ejemplo, la conexión de Juanjo con su entorno en Islandia y la forma en que estas vivencias impactan tanto en él como en sus familiares resalta la influencia de la vida personal en el arte.

Imagen gentileza de Juanjo Ivaldi.

Además, se menciona algo muy humano y poderoso: el arte como vehículo de sanación, tanto para los artistas como para quienes lo experimentan. La afirmación de que «la naturaleza siempre estará presente» se repite constantemente, y las texturas, colores y materiales se vuelven un puente a memorias y emociones compartidas. También habla del poder de la expresión artística para encapsular y transmitir esencia.

Por otro lado, la exploración de técnicas nuevas y la adaptación a materiales innovadores (como las cerámicas desarrolladas con ingenieros industriales) muestran las potencialidades del futuro y la energía insondable de la creatividad, que crece mientras empuja los límites de lo que puede expresar.

Amelí Schneider Zaldívar. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Fernando Franceschelli.

 Un poquito de historia

Desde su infancia, los Zaldívar crecieron en un entorno profundamente artístico, sin dudas gracias a Keka Zaldívar, la matrona de la familia. En la casa de San Lorenzo, que después se convirtió en la Escuela Municipal de Arte de la ciudad, la libertad para explorar diferentes formas de expresión fue siempre un valor fundamental. Esta presencia constante —desde la danza hasta la cerámica, pasando por la música y la pintura— moldeó la identidad primero de los hijos, con Marité como representante, y por consecuencia de los nietos, con Amelí y Juanjo como testimonio. 

La creatividad era parte de la vida cotidiana. “Ser artista es un oficio, como ser zapatero o carpintero”, dice Marité. “Esto nos permitió entender el arte como una filosofía y una forma de vivir más que como un trabajo o una carrera”, continúa.

En este contexto, la familia no solo proporcionó las herramientas materiales para su formación, sino que también les dio el espacio para que cada uno pudiera buscar su propio camino dentro de la expresión creativa. 

Imagen gentileza de Juanjo Ivaldi.

“En nuestra familia, siempre se valoró la libertad responsable. A diferencia de otras que buscan imponer ciertas profesiones o negocios, aquí nos dieron la libertad de seguir nuestras pasiones”, describe Marité. “Esto hizo que el arte se convirtiera en una forma elevada de expresión y desarrollo humano”, agrega.

Aunque es una expresión libre, también requiere compromiso. Keka Zaldívar siempre transmitió la importancia de crear obras que contribuyeran al bienestar y la armonía. “En nuestra experiencia, el arte está integrado en el día a día y no necesariamente en cosas extraordinarias”, dice Juanjo; su prima, Amelí, asiente.

“En casa de mi tía Marité teníamos acceso a una variedad de herramientas artísticas, desde madera y cerámica hasta fotografía. Este ambiente diverso nos permitió explorar y desarrollar nuestra creatividad desde muy jóvenes”, cuenta el fotógrafo.

Juanjo Ivaldi Zaldívar. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Fernando Franceschelli.

 El destino inevitable

“Es un proceso inevitable”, dice Amelí cuando le preguntamos cómo fue para ellos darse cuenta de que siguen la herencia familiar. “Crecer rodeados de arte nos formó profundamente. Aunque al principio nos concentramos en áreas específicas, eventualmente sentimos el impulso de expandirnos hacia una expresión más integral”.

La muestra De la K a la Z: Ecopoéticas de la materia exhibe el talento individual de Juanjo, Amelí y Marité, a la vez que celebra la esencia de una familia donde el arte es herencia y filosofía de vida. En sus obras convergen naturaleza, memoria y creatividad. Así, las raíces compartidas y las experiencias personales pueden transformarse en expresiones artísticas profundamente conectadas. Esta exposición es una invitación a reflexionar sobre el poder del arte para unir generaciones, dialogar con lo orgánico y explorar nuevas formas de interpretar el mundo.


 Para conocer más

Los artistas realizarán una visita guiada el viernes 6 de diciembre y un taller con Amelí Schneider Zaldívar. La experiencia se complementará con la Noche de sabores del norte, a cargo de Juanjo Ivaldi Zaldívar. El encuentro es en K Arte y Naturaleza. Las visitas se realizan con agendamiento previo. Contacto para llamadas: (0991) 703-711. Más información en @ka_arteynaturaleza y en las redes de Juanjo o Amelí.


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