Las geografías siderales de Enrique Careaga
La obra de Enrique Careaga marca una presencia precisa en la historia del arte latinoamericano del siglo XX. Sus proyecciones cromáticas en degradé nos remiten a escenarios imaginados en clave futurista, y destilan ilusiones ópticas de gran magnitud y profundidad. En esta nota, examinamos el legado de su particular voz artística, cuyo eco reverbera aún, a 10 años de su partida.
Por: Leticia Ferro Cartes. Fotografías: Hugo González Altamirano, Fernando Franceschelli para la Colección Mendonca y Mónica Matiauda para la revista High Class. Agradecimientos: Federico Cortázar, de la galería Arte Actual.
En ocasión de los 60 años de su carrera, la galería Arte Actual montó la exposición Enrique Careaga: Una sci-fi retrofuturista, en el marco del festival internacional Pinta Sud 2024, una art week que se llevó a cabo en distintos espacios de la capital paraguaya el pasado agosto.
“La exposición del gran maestro Enrique Careaga tiene alrededor de 40 obras, estudios, bocetos y cuadros de épocas diferentes”, comenta Federico Cortázar, coordinador de la muestra por parte de la galería Arte Actual. La exhibición, además de contar con representativas obras del artista paraguayo —reunidas en una ardua labor de acopio que llevó cerca de tres años, encarada por el equipo de Arte Actual—, sirvió de homenaje a las seis décadas de su impactante trayectoria.
La disciplinada carrera de Careaga, desarrollada en ciudades como Asunción, París y Buenos Aires, con exposiciones en más de 20 países y distinciones cosechadas en el mundo, fue una de las principales atracciones del Pinta Sud 2024 y logró conquistar a un gran público, ávido de ver más del trabajo del renombrado artista y gran exponente del arte óptico latinoamericano.
La génesis de una expresión particular
La noche del vernissage, el espacio se encuentra abarrotado de gente de todas las edades. Escuchamos incluso charlas entusiasmadas en inglés y portugués. La razón es que el trabajo expuesto tiene una inmensa relevancia en la historia del arte de Paraguay. Las salas van desplegando el imponente legado de Enrique en una sucesión cronológica y también de evolución e interés hacia la tridimensionalidad, como expone el revelador texto de la muestra, escrito por la curadora Adriana Almada.
Parte central de este asegura que el legado de Enrique Careaga como representante clave del arte abstracto latinoamericano no ha sido reconocido de forma justa y que “ha llegado el momento” de cambiar esto.
Almada, escritora, curadora y crítica de arte argentina, nos cuenta que la formación de Enrique en arquitectura explica su pasión por lo rectilíneo. Parte de su carrera artística tuvo como gran influencia a Cira Moscarda, quien con sus talleres favoreció la libre expresión experimental en todas sus formas; grandes figuras como Ricardo Migliorisi y Bernardo Krasniansky también fueron alumnos suyos. “Él estudió con Cira, su espacio promovía mucho la intuición, la libertad… todo lo que saliera de los patrones tradicionales. O sea, ella era una persona que dejaba hacer, promovía un poco la propia ficcionalidad de cada uno de los que iban allí”, relata Almada.
Cabe destacar que Careaga fue fundador del colectivo de vanguardia Los Novísimos, junto a Ángel Yegros, William Paats y José Pratts Mayans en 1964, que irrumpió en la escena local en un gesto rupturista, mediante una exposición en la tienda Martel. Un joven Enrique pasó de una inclinación abstracta e informalista (desarrollada como exploración de su voz artística) hacia una marcada fuerza geométrica, menos gestual y más exacta, que daría forma a su estilo característico de allí en adelante.
Con Los Novísimos, el artista pudo llevar su trabajo a importantes exposiciones de arte de la región. “A raíz de la medalla de oro que ganó en la III Bienal Americana de Arte, obtuvo una beca para estudiar en París con Vasarely”, asevera Adriana Almada.
París: nuevos lenguajes
Víctor Vasarely (nacido Vásárhelyi Győző), icónico artista húngaro-francés considerado padre del op-art (o arte óptico), fue mentor y gran influencia de Enrique en sus años de formación en la capital francesa. Poco después de su llegada, “expondría en la legendaria galería Denise René, junto a Yaacov Agam, Julio Le Parc, Jesús Soto y el propio Vasarely”. Los 12 años en dicha ciudad lo marcaron de manera indeleble como parte del movimiento óptico-cinético de la Escuela de París.
Almada pone de relieve que Careaga tenía la idea de generar piezas con movimiento. Siempre estaba pensando en poner motores, salir del plano. “Fue más allá de la pintura ya desde temprano cuando presentó, por ejemplo, en la Bienal de San Pablo, lo que llamó Propuesta lumínica para una partida de ping-pong y después hizo unas experiencias en Italia con objetos que difractaban luz. Dentro de lo que es la temática y la técnica, su obra no se parece a la de nadie en Paraguay”, asegura la crítica de arte.
Lo sensible y lo racional
Para la escritora, es importante hacer el ejercicio de ubicarnos en el momento en el que produjo su obra. “Hoy, a un chico de 20 años le resulta fácil algo que se hace por computadora, pero en ese momento fue todo un hallazgo, un oficio que había que tener. Más importante que eso me parece que era una manera casi filosófica de ver el mundo, una forma de ir más allá de las apariencias. Indagar en los números para él era muy importante casi desde una perspectiva pitagórica. El número era lo que estaba detrás de las apariencias, más allá, en esa especie de patrón que da origen a las cosas. En realidad su obra es una manifestación de luz y una visión del mundo de otro modo, como cifrado, en clave”, reflexiona Almada. La dicotomía entre lo sensible y lo racional marcó la huella de Enrique en el sentido que los patrones que examina son lógicos, y al mismo tiempo, muy intuitivos.
La curadora general del Pinta Sud y de esta muestra en particular, además, acaba de lanzar el libro Colección Mendonca: Paraguay y el sistema del arte, que parte de la premisa de nuestro país como un sitio ignoto para la brújula internacional: lejos de constituir una desventaja, la autora lo plantea como una baza que permite ensayar futuros (y presentes) posibles.
No es tarde para situar a Paraguay en el mapa internacional, y redimir su brillante figura como ícono del arte abstracto latinoamericano.
La publicación proyecta un análisis de la emergencia del arte paraguayo a partir de exposiciones hechas por la Colección Mendonca, una de las más relevantes colectáneas privadas a nivel país.
¿Podríamos, con esta idea, ensayar la hipótesis de la falta de reconocimiento del legado destacado de Careaga? Ciertamente hay coherencia en este planteamiento: si, por ejemplo, Enrique hubiera nacido en Brasil o Argentina, de seguro la historia sería distinta. De todas maneras, no es tarde para situar a Paraguay en el mapa internacional, y redimir su brillante figura como ícono del arte abstracto latinoamericano.
¿DÓNDE VER LA OBRA DE ENRIQUE CAREAGA?
Si bien gran parte de su cuerpo de trabajo se encuentra en colecciones privadas en el país y el mundo, la galería Arte Actual aún alberga varias obras de su autoría que fueron parte de la muestra Enrique Careaga: una sci-fi retrofuturista. Además, el Museo del Barro es otro sitio donde se puede consultar su legado.
Galería Arte Actual
Dirección: Lillo 1273 casi Senador Long.
Horario: lunes a viernes, de 8.00 a 12.00 y de 14.00 a 18.00; sábados, de 8.00 a 12.00.
Instagram: @arte_actual_
Museo del Barro
Dirección: Grabadores del Cabichuí 2716.
Horario: martes a sábados, de 14.00 a 20.00.
Entrada gratuita: niños, todos los días; adultos, viernes y sábados. De martes a jueves, G. 50.000.
Instagram: @museodelbarro
HITOS DE SU CARRERA
1944 – Nace en Asunción.
1959-1962 – Estudia con Cira Moscarda.
1964-1966 – Estudia Arquitectura en la UNA.
1964 – Nacen Los Novísimos.
1966 – Llega becado a París, donde se forma con Víctor Vasarely, padre del op-art.
1968 – Influido por el Mayo Francés, experimenta con medios como la performance y la instalación (ejemplos son Propuesta lumínico-cinética para un juego de ping-pong, Juego de cricket y Bolsas de entrenamiento para boxeo).
1976 – Se aleja del op-art e incorpora perspectiva a su obra.
1978 – Deja París.
1981 – Su obra da un giro hacia lo sideral.
2011 – Es nombrado Maestro del Arte por El Cabildo.
2014 – Fallece en Asunción.
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