Arte

El multiverso de Jim Mahfood

Cómics y psicodelia visual

Aprovechamos la primera edición de la Comic Con Paraguay para sentarnos a charlar con Jim Mahfood, artista cuyos trazos han aparecido en cómics de Marvel, y hasta en películas como Spider-Man: Into The Spider-Verse (2018) y Ghost in the Shell (2017).

Por Juan Daniel Ramírez (@TranviaFantasma).

La escena era surreal: varios medios de prensa aglutinados para captar una imagen sin precedentes, la de dibujantes locales e internacionales que posaban con estrellas de la televisión en una alfombra roja dedicada exclusivamente a la cultura geek. Aquella noche del 2022 quedó grabada en la historia paraguaya.

Luego del (casi) pogo que vivimos los reporteros para lograr el mejor ángulo, la organización de la Comic Con Paraguay nos dio la oportunidad de realizar entrevistas a las figuras internacionales que fueron invitadas, entre ellas Ross Marquand (estrella de The Walking Dead), Anderson Ballesteros (El Chili de la serie Escobar: El patrón del mal), Mario Castañeda (voz latina de Gokú, de Dragon Ball), entre otros reconocidos profesionales del doblaje y la historieta. Para mí, la elección del entrevistado fue fácil: Jim Mahfood, un artista con una visión única en la industria del cómic norteamericano. No iba a dejar pasar la oportunidad de aprender de él.

Mientras sonaban las últimas notas interpretadas por la Movie Jazz Band, apreté la mano de Mahfood y luego nos sentamos cerca del escenario donde Lucía Sapena estuvo charlando con todos los invitados, minutos antes. No había tiempo que perder, presioné grabar en el celular para arrancar con la entrevista.

Gracias por tu tiempo, Jim. Mientras investigaba sobre vos, me llamó la atención que hayas empezado tu carrera profesional a los 15 años.
– Sí, mi entrada profesional al campo del cómic fue como asistente para una compañía llamada Artline Studios en la ciudad de St. Louis, donde me crié.

A los 18 te mudaste a Kansas para estudiar Arte, ¿cuáles fueron las lecciones más importantes que aprendiste en el Kansas Art Institute?
– Hacer figuras humanas en vivo realmente cambió mi forma de dibujar, me enseñó anatomía. También aprendí teoría del color. Cuando eso me juntaba con otros chicos de mi universidad, todos autopublicábamos nuestros cómics y revistas. Esas publicaciones hicieron que los editores nos conocieran y contrataran para trabajos pagados.

¿Aprendiste más trabajando a los 15 años que estudiando en la universidad?
– Aprendí más cuando me convertí en profesional. La adrenalina y la emoción de poder trabajar me hicieron querer mejorar rápidamente.

¿Cómo pasaste de hacer cómics under a trabajar para Marvel?
– En una convención conocí a Scott Lobdell, guionista que escribía varias historias de X-Men. Vio mis libros autopublicados y los llevó a las oficinas de Marvel en Nueva York; ahí decidieron contratarme para mi primer gran trabajo, un libro muy raro llamado Generation X Underground. Así inició mi carrera como artista de cómics mainstream.
Luego, en 1997 fui a San Diego y mostré esa misma historieta a Kevin Smith, y así logré dibujar sus guiones para Clerks. Eso marcó un antes y un después en mi trayectoria.

¿Tenías que viajar mucho por el país para mostrar tu trabajo?
– Sí, tenía que ahorrar el poco dinero que ganaba para volar a distintas convenciones, solamente para mostrar mi trabajo. Lo más inteligente que hice en mi carrera fue viajar a San Diego en 1997. No tenía idea de lo que iba a pasar, ni siquiera sabía que Kevin Smith estaría ahí. Estuve en el lugar correcto, en el momento correcto.


Kevin Smith ya era famoso en ese entonces, ¿no?
– Sí, poco antes de conocerlo se estrenó su tercera película, Chasing Amy. Fue un gran éxito que ayudó a su carrera porque a Mallrats [su anterior filme] no le había ido bien.

¿Cómo fue trabajar con Kevin Smith en el mejor momento de su carrera? Podemos decir que ese fue su mejor momento, ¿no?
– [Risas] Sí. Él me mandaba los guiones con todo lo que necesitaba y me daba tiempo para terminar las páginas. Era un tipo muy generoso y fue fácil trabajar con él.
Te daba mucha libertad para dibujar sus historias.
Sí, él estaba muy contento con lo que hice. Fue grandioso, yo era un fan suyo y por eso estaba extremadamente emocionado de participar en su cómic.

¿Ese fue el momento en el que dijiste: “Lo logré, soy un artista profesional”?
– Bueno, cuando hice Generation X para Marvel pude renunciar a mi empleo. Trabajaba en un depósito de cajas que contenían kits de costura para ancianas, algo muy extraño. Era un trabajo de m… y estuve muy contento de renunciar. Gen X me permitió dedicarme exclusivamente a dibujar cómics.

¿Creés que tener un empleo aburrido te permite centrarte en tu arte con más energía? Porque en esas situaciones uno dice: “Odio mi trabajo, voy a dar lo mejor de mí al dibujar, así puedo dedicarme a lo que me gusta en serio”.
– Sí, puedo entender a quien piensa así. Tenía muchas ganas de salir de ese trabajo horrible, llegar a casa e ir directo a la mesa de dibujo. Mi motivación era dejar eso que no me hacía feliz. Sabía que quería dibujar, solo necesitaba que me dieran la oportunidad.

Antes de que trabajes para Spider-Man: Into The Spider-Verse, ¿qué otros momentos importantes de tu carrera podemos mencionar?
– Luego de Clerks, publiqué mis propias creaciones, como Grrl Scouts, a través de Oni Press e Image Comics. También hice arte para la campaña publicitaria de Colt 45, una marca de licor de malta. Desde aquella vez empecé a conseguir trabajos en publicidad.

La publicidad paga mejor que los cómics, ¿no?
– Sí, la ilustración y la publicidad pagan mejor pero me encantan tanto los cómics que siempre quiero dibujarlos. También me mudé a Los Ángeles y ahí trabajé como freelancer. Hacía diseños de personajes para la industria de la animación. Eso me llevó eventualmente a Into The Spider-Verse en el 2015, con Sony. Fue muy importante y genial.

En una entrevista mencionaste que ya conocías a uno de los productores.
– Sí, un amigo con el que ya trabajé en Disney —era productor ahí— renunció y fue a Sony a trabajar para Spider-Verse. Me llamó porque dijo que mi estilo encajaba con la película, entonces me tenían a mí y a otros 20 tipos para dibujar personajes. Luego, juntaron distintas piezas de todo lo que hicimos para unirlas dentro de lo que se ve en la película. Estuve muy emocionado al ver el producto final, es increíble.

No se ve como una película estándar de superhéroes, el enfoque es experimental.
– Es muy experimental, los personajes y la historia tienen mucho corazón, mucha emoción. Llevé al cine a amigos que no leen cómics y me dijeron: “¡Esto está muy bueno!”.

Hace un tiempo comentaste que no sabías qué debías hacer para que tu nombre aparezca en los créditos, ¿ahora ya sabés?
– Hice un trabajo por encargo, no era un artista interno en Sony. Muchos de los freelancers no aparecimos en la lista de créditos, pero conseguí que mi arte salga en el libro The Art of Spider-Verse, así que considero que ese fue mi reconocimiento.

También trabajaste por encargo para la película de Ghost in The Shell, con Scarlett Johansson. ¿Cuál era tu experiencia previa con el mundo del manga y el anime?
-Soy fan de Akira. Vi la película en 1989, cuando hizo su primer recorrido en los cines norteamericanos. Me voló la cabeza, empecé a comprar manga y así conocí otras obras como Ghost in The Shell y Dirty Pair. Cuando era niño, miraba Meteoro y Fuerza G, no sabía que eran animes… solo sabía que se veían geniales. Siempre me gustaron las historietas japonesas. Fui a Japón en 2019 para la Tokyo Comic Con y mi mente explotó.

¿Qué aprendiste cuando estuviste allá?
-Aprendí que en sus mangas y animaciones no hay límites, literalmente podés hacer lo que sea. Estar allá, ver sus cómics y conocer sus artistas me hizo pensar: “Puedo seguir esforzándome para que mi trabajo sea más demencial, más sexy, con más acción, psicodelia y diversión”. Es increíble, no tienen reglas. Quedé muy inspirado.

¿A qué autores de manga conociste?
– Estuve compartiendo con Takashi Okazaki, creador de Afro Samurai. También estuve con mi amiga Peach Momoko, que ahora es una portadista exitosa que trabaja para Marvel. Conocí a muchos otros artistas, cuyos nombres ahora no recuerdo.

De vuelta al mundo real

Mahfood siguió hablando de su viaje a tierras niponas con el entusiasmo de un niño, hasta que llegó el turno de otros colegas que también querían entrevistarlo. Nos despedimos cordialmente y quedamos en retomar la charla en la Conmebol, durante la Comic Con. Al día siguiente lo encontré en su stand, donde aproveché para tomarle algunas fotografías. “Estoy un poco intimidado, sos un artista visual de primer nivel y yo acá, haciéndote fotos amateur”, dije al enfocarlo mientras sostenía uno de sus cómics. Él sonrió y, cuando estaba por responder, nos dimos cuenta de que una fila de fans lo esperaba. Me despedí rápidamente y aproveché para recorrer el onírico evento, cuya existencia parecía tan improbable como ver al verdadero Spider-Man en Luque.

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