Arte

Mixtura fina

La exploración matérica de Jazmín Brizuela

La artista Jazmín Brizuela expone Mixtura fina, una exploración táctil a través de la cerámica, en BGN/Arte. En esta nota, conversamos con ella sobre su búsqueda artística y sus procesos. 

Por Laura Ruiz Díaz. Retrato: Fernando Franceschelli. Imágenes adicionales: gentileza de la artista. 

El primer contacto de Jazmín con la cerámica se dio en 2015, fruto de sus estudios con la destacada ceramista nacional Julia Isídrez. Dotada de semejante maestra, a quien acompaña en talleres en los que se desempeña como ayudante, no pudo más que rendirse ante el encanto del barro cocido. 

Aquellos talleres fueron parte de un proyecto de ONU Mujeres con el apoyo de la Fundación Itaú, que se asoció con la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Nacional de Asunción (FADA-UNA), donde Jazmín iniciaba sus estudios en Diseño Industrial, entre otros lugares. 

“Allí me quedé atrapada en el barro, tratando de descifrar todas las maniobras por realizar”, cuenta, jocosa. Actualmente desarrolla una línea de macetas de pequeño y gran formato con Cultor, trabaja en un taller de cerámica utilitaria, da clases particulares de Cerámica en su taller y el ICPA, y clases de Cerámica Utilitaria en FADA-UNA.

Desde el inicio buscó ahondar en la expresión de los aspectos psicológicos de la mujer con la selección Gorditas; también exploró la fragilidad de los vínculos humanos y las relaciones que se construyen con el tiempo, con la serie de estructuras cerámicas en la muestra Madres del espíritu. Hoy, el enfoque está fijo en “la naturaleza, que actúa como un ancla, en diálogo con nuestros tiempos vertiginosos”.

Mixtura fina

“Cuando profundizamos en la práctica de la cerámica, reconocemos que los resultados no son casualidades, sino respuestas a lo que hacemos en diversos procesos durante la creación de una obra”, comienza a relatar Jazmín. Por tanto, la palabra “mixtura” viene de esa idea de juntar, mezclar todo lo tangible de los materiales, todas sus posibilidades de reacciones y la creatividad o impronta personal sobre una sola pieza. “Fina” por supuesto se refiere, más allá de la elegancia, a la delicadeza y al cuidado o respeto con el que considera que hay que trabajar el material. 

Es la primera muestra individual de la artista. “Creo que el título de la exposición describe muy bien mi encuentro con la cerámica, los gestos que nos unen, reflejados en las obras, las texturas, cómo los pliegues quedan al límite de agrietarse. Algunos se agrietan y, al mismo tiempo, adoptan una forma que parecen flotar, tiesos frente al espectador, realmente conmovedores y muy honestos. Me parece un excelente debut para mostrar todo mi trabajo sin filtros”, cuenta. 

Retrato: Fernando Franceschelli.

Texturas

Esta muestra, además, es una exploración territorial. Reúne cinco arcillas locales de distintas ciudades y toda la exposición parte del proceso de búsqueda de la mezcla exacta. En su trabajo se pueden encontrar caolín de Pirayú, gres natural de Areguá, y ñai’ũ hũ de Itá, Tobatí y Falcón. Mucho modelado a mano, muchas texturas, matricería como base de algunas piezas, engobes, esmaltes, cenizas, óxidos, entre otros. 

“Trato de recrear, desde mi perspectiva, las cualidades y propiedades innatas de los materiales. Si una arcilla es muy plástica, modelo la pieza hasta su punto más orgánico, con curvas pronunciadas o pliegues encimados; si no es nada plástica, voy a buscar su textura original, rugosa y agrietada; así, hasta encontrar mi cualidad favorita de cada zona, de cada identidad”, describe sobre su proceso.

La textura rocosa y de paleteado fueron claves para evocar piezas provenientes de la naturaleza. Las formas orgánicas de estas vasija-objetos representan la fluidez y la tan particular característica plástica de la arcilla. Cada uno de los detalles fue seleccionado para representar las particularidades territoriales. 

“Pretendo dejar una ventana bien abierta a la imaginación del espectador, que le remita o no al punto de origen, que elija perderse en la textura que sus ojos decidan tocar. Que me acompañen en esta exploración táctil, pues una pieza, cada vez que te acercás más, más inabarcable se vuelve con esos detalles”, invita. 

Conexión

Jazmín alguna vez escuchó a otra ceramista decir que las arcillas que utilizamos hoy son las mismas que los pueblos originarios habrían usado. “De cierta manera eso pudo responder a mi tozudez interna, a esa convicción de que la cerámica es una experiencia instintiva que nos vincula con nuestra esencia más profunda”, reivindica. 

Sus obras invitan a una reflexión sobre nuestra relación con la tierra en un contexto de crisis ambiental, consumo desmedido y pérdida de conexión con lo local. “A través de formas, texturas y colores que emergen del material mismo, las obras dialogan con las problemáticas actuales de sostenibilidad y consumo, y reclaman su valor intrínseco frente a la homogeneización impuesta por la globalización”, analiza.

Una de las aristas principales que desarrolló a través de su obra es la diversidad local y el territorio, cada uno con sus distintas características, “para invitar a una relación más respetuosa y consciente con la historia, la cultura y la identidad de cada región”. Por otro lado, hay una búsqueda expresa de énfasis en lo táctil que tiene un aspecto social. “En un mundo dominado por lo visual y virtual, invita al espectador a tocar las obras y conectar con un mundo más tangible e inmediato”, revela. 

“Tengo la convicción de que la cerámica es mi cable a tierra y me permite comunicarme con los demás en un idioma donde no necesito palabras”, finaliza Jazmín y agrega, para cerrar: “Uno no puede correr de sí mismo”.

Recomendados

Sin Comentarios

    Dejar un comentario