El impulso de Oxígeno

Una nueva edición de la feria de arte contemporáneo más esperada del año

En conversación con los directores de Oxígeno Feria de Arte, indagamos sobre el papel y el aporte esencial de este proyecto al rubro artístico local desde sus inicios. La sexta edición consagra al evento como algo mucho más que una feria: es una plataforma de difusión y de comercialización de obras contemporáneas en Paraguay. Este año será en el Hotel Nino, del viernes 6 al domingo 8 de octubre, con acceso libre para el público.

Por Nadia Gómez. Retratos: Fernando Franceschelli. Imágenes: gentileza de la organización.

Antes de que Oxígeno fuera la plataforma para el arte contemporáneo en la que se convirtió con los años, fue un blog. Silvana Nuovo —artista visual, directora y fundadora de la iniciativa— cuenta que tenía la necesidad de generar algo, pero no sabía exactamente qué o cómo hacerlo. “A medida que maduraba el proyecto, se me fue aclarando que lo ideal era crear un evento grande que ayudara a dinamizar el mercado local e incentivar la producción artística nacional”, detalla.

Sus ideas respecto al proyecto tomaron más consistencia y claridad durante su proceso de escritura para el blog, en el cual reflexionó sobre la actualidad de las artes visuales en el país. Silvana empezó a presentar su propuesta a distintas personas, pues sabía que necesitaba un equipo, un apoyo para empezar a concretar todo: “Me puse a escribir porque veía que el escenario necesitaba más prácticas de reflexión, de encuentro. Como artista sabía lo que se estaba produciendo porque conocía el trabajo de mis colegas, pero veía que este no circulaba y que la gente no lo conocía”.

Para Silvana, el arte y la producción artística siempre estuvieron en constante y efervescente diálogo con la sociedad, y estaba buscando que eso se replicase a través de una plataforma como Oxígeno. Por eso, fue clave coincidir con Eugenio Mendonca, la primera persona que al escuchar sobre el proyecto, le dijo: “Sí, vamos a hacer”.

Eugenio, también director de Oxígeno, viene del sector de las ciencias sociales, de la psicología, específicamente. Cuenta, entre risas, que su carrera como psicólogo duró poco, ya que su inclinación por cuestiones más enfocadas en lo social y lo laboral fue creciendo y materializándose a través de proyectos como Hive Coworking, que luego mutó en un espacio para proyectos culturales y creativos. “Empecé a relacionarme con las artes visuales de otra manera. Nací en una familia que ya tenía un interés muy grande en la expresión artística, así que de alguna manera siempre estuve conectado, antes más como espectador y no tanto desde la gestión”, agrega Eugenio.

Silvana describe el escenario del arte contemporáneo de 2017 en Paraguay, lo que había en galerías y el mercado en general, como obras muy en función al gusto del público. “Creo que el arte no responde a la moda, sino que plantea constantemente preguntas, entonces muchas veces no responde a la estética del momento”, explica.

Silvana y Eugenio empezaron a trabajar juntos y a darle forma a ese sueño que había empezado con los escritos de ella en el blog de Oxígeno, que sigue activo hasta ahora. “El planteo de Sil tenía sentido: entendimos que hacerlo juntos tenía mucho más impacto que de manera individual. Nos juntamos y el primer paso fue decir: ‘Esto se va a convertir en una feria’”, agrega Eugenio. La intención se materializó y este año va por su sexta edición consecutiva. La primera se realizó en 2018, en la sede de la fundación Texo. “Esto creció y se convirtió en lo que esperábamos desde el inicio; para que eso pase fuimos construyendo vínculos. Lo lindo de esto es la gente que se sumó y entiende el valor de lo que hacemos, y que lo apoya desde distintos lugares”, señala Silvana.

Uno de los aportes esenciales al proyecto es la posibilidad de acceder a premios que favorecen la producción artística. “A nivel estatal lastimosamente hay poco respaldo a las artes visuales, en comparación con países que cuentan con salones de arte, museos, reconocimientos a la carrera, entre otros. Nosotros tratamos de llenar un poquito esos vacíos dentro de nuestras posibilidades, a través de distintas alianzas, y mucha gente encontró en Oxígeno la posibilidad de ofrecer ese tipo de estímulos”, añade Silvana.

A través de los años

Cada año, la feria se expande, crece y se renueva. “El primer cambio y el más evidente es la cantidad de artistas. Esta edición duplica en número a la primera, cuando fueron 25 aproximadamente. Ahora hay 50. Eso implica un crecimiento en metros cuadrados expositivos: la dimensión se duplicó o triplicó. Hoy también contamos con otros espacios que hacen del evento algo especial, una fiesta cultural”, explica Eugenio.

Aparte de la sección expositiva, la feria tiene una zona dedicada a conversatorios y charlas, donde el público accede a una aproximación a técnicas artísticas específicas, a espacios de formación (como el taller de herramientas de gestión de proyectos creativos) o de movimiento y expresión corporal. “También está la zona gastronómica, con la que contamos hace dos ediciones, que nace con la idea de que el espacio funcione no solo como un lugar de paso, como normalmente sucede con las galerías o museos, sino que sea un sitio de permanencia durante esas tres fechas; que la gente venga y pase todo el día si así lo desea”, agrega Eugenio.

La evolución y dirección que tomó Oxígeno a través de los años responde al objetivo que tienen Silvana y Eugenio: incentivar la creación artística. Ellos hallaron la manera de hacerlo a través de premios, reconocimientos y becas. “Estos son como pequeños proyectos de la feria, que se sostienen y se trabajan todo el año, para luego mostrar el resultado en ese espacio de tres días. Es un ciclo que vuelve a empezar”, dice Eugenio.

Oxígeno empezó como un blog y logró ser una feria, pero hoy es una plataforma de difusión y comercialización de obras en Paraguay. “Es mucho más que una exposición, debido a la envergadura de los proyectos que llevamos adelante”, señala Silvana. Para Eugenio, es importante el hecho de que se vuelva una plataforma, no de Silvana ni de él, sino de quien sea que quiera sumarse a la escena del arte contemporáneo local.

La filosofía del proyecto tiene mucho que ver con su nombre, Oxígeno. “Es aire, esa posibilidad de respirar; un espacio de creatividad, libertad y expresión. Además, es espiritual en cierto sentido, pues es un lugar de encuentro de personas; siempre fluye una energía muy linda, que creo tiene que ver con la creatividad y con el pensamiento”, explica Silvana. Su esencia está muy relacionada con la renovación, con posibilitar el acceso a los circuitos del arte contemporáneo a artistas emergentes y a propuestas diversas. Al respecto, un dato interesante es que la mitad de quienes fueron seleccionados para esta edición son nuevos en el ambiente: estudiantes, autodidactas y personas de ciudades del interior del país.

Oxígeno × 6

La sexta edición trae consigo una gran variedad de obras y de formatos artísticos. En busca de una selección democrática, cada año se conforma un comité que se encarga de realizar esta labor. “Tratamos de que haya también una mirada extranjera, y que la elección no se realice por quiénes son o por la trayectoria, sino por la obra, por lo que transmite y por lo que suma a ese conjunto que termina siendo una exposición casi colectiva”, explica Eugenio. El público podrá ver obras en formato de escultura, pintura, fotografía, videoarte, cerámica, instalaciones, etcétera.

Esta vez, hay un énfasis interesante en la cerámica, gracias a una serie de intercambios hechos a través de la residencia Entrecruces, que se llevó a cabo este año y que fue la primera de este tipo con creadores mexicanos en el país. Esta edición también cuenta con el apoyo de El Faro Eduka, en conjunto con la fundación Itaú, para un premio de fotografía. “Hay un incentivo interesante para una comunidad que antes no tenía un reconocimiento específico en la feria”, indica Eugenio.

Oxígeno aún tiene el desafío de la descentralización. Hasta ahora todas las ediciones se realizaron en Asunción, y un 98 % de los artistas que participan son de la capital. “Hay una apertura a desconcentrar el evento, pero existen muchos desafíos. Creo que también pasa por entender que a lo mejor se trata de que la feria no suceda solo acá, sino también en otros sitios”, agrega Eugenio. Cabe destacar que este año recibirán a varios artistas internacionales, entre ellos mexicanos, argentinos y uno de Colombia. “Es un intercambio interesantísimo ver cómo son las cosas en otros países, el tipo de producción artística que se hace, otras formas de expresión”, agrega Silvana.

Si bien hay numerosas ideas en el tintero por realizarse, la realidad es que proyectos como este requieren un apoyo importante, tanto del sector público como del privado. Desde la primera edición, Oxígeno cuenta con el respaldo de la Secretaría Nacional de Cultura, y en ese sentido, este año la fundación Itaú también sumó su aporte. “Para la feria, realizamos lo que podemos con lo que tenemos, esa es la realidad. Pero para mí, con cada edición hacemos magia. Siempre me queda esa sensación una vez que termina, porque logramos más apoyo y visibilidad, y crecemos”, comenta Silvana.

Esta sexta edición cuenta con una gran variedad de talleres, cuyas entradas se encuentran disponibles en la plataforma Passline, con cupos limitados. Además de los reconocimientos ya anunciados con los que cuenta la feria, también habrá un galardón editorial en conjunto con la fundación Itaú, el premio Impronta, que busca celebrar a un artista con una publicación sobre su obra e historia de vida. “Vimos que faltaba, de nuestra parte, un homenaje a la trayectoria. Este también está pensado para funcionar como un archivo vivo que empieza a construirse. Con el tiempo esperamos tener un registro de la escena a la que contribuimos”, señala Eugenio.