Cultura

Así la vimos: Midnight mass

Sobre miedos, fe, fanatismo, redención y perdón

Por Patricia Luján Arévalos

El fin de semana del feriado, los que no alcanzamos a hacer planes para salir de la ciudad nos enfrentamos a una decisión que, aunque banal en apariencia, realmente puede llevar mucho tiempo de nuestra vida: ¿Qué ver? El servicio de streaming preferido por todos estrenó dos series superinteresantes y aunque la mayoría se decantó por The Squid Game (El juego del calamar), yo tenía muy claro lo que quería.

Midnight Mass es la tercera serie creada por Mike Flanagan para Netflix. La primera fue The Haunting of Hill House —sobre la que hablamos en Pausa allá por 2018) y la segunda, The Haunting of Bly Manor, ambas con enorme mérito y gran éxito; la primera fue tan grande que le aseguró un espacio para fluir creativamente, una plataforma donde sacar a luz sus propios fantasmas. La peculiaridad de estas historias es que usan el terror como género; pero el miedo pasó de ser simple y superficial a complejo e interno, y acompaña al espectador por días después del último episodio.

Aunque es la tercera serie de Flanagan, Midnight Mass es una de sus más antiguas historias. En un ensayo publicado en el sitio Bloody Disgusting (especializado en el género), el creador hizo un repaso por los orígenes del argumento y fijó 2010 como fecha de sus primeros borradores. Las bases de la trama están en su vida misma: la existencia de su padre en un pueblo pesquero, su adolescencia como monaguillo, la relación con el sacerdote de su iglesia, su búsqueda de Dios y problemas con el alcohol.

La premisa es simple en apariencia, el secreto del éxito de todo buen show de tevé: Riley, exitoso emprendedor, causa un accidente de auto que resulta en la muerte de una adolescente. Luego de años preso, vuelve a su pueblo, una pequeña ciudad pesquera donde siente la culpa de sus actos e intenta cumplir con su familia y comunidad. Acosado por los fantasmas del pasado, lleva la peor de las consecuencias: el peso de sus decisiones.

Aunque Riley es el punto de partida y el vehículo que pone en marcha Midnight Mass, no es el protagonista. No realmente. La estrella de la serie es la relación entre el pueblo y la iglesia San Patricio, donde llega un nuevo sacerdote para reemplazar al monseñor que pasó toda su vida en el altar. Es un hombre con promesas de redención y milagros, que enciende la chispa del fanatismo entre los feligreses que necesitan desesperadamente esperanza para continuar sus vidas, marcadas por traumas y frustración.

Con el terror como medio para contar su historia, Mike Flanagan utiliza ocurrencias sobrenaturales, fantasmas y seres mitológicos para reflexionar sobre el sentido de la vida, de lo que está bien o mal y, sobre todo, para esbozar una respuesta a la eterna y recurrente pregunta de qué sucede cuando morimos. Pero Flanagan tiene algo para todos, incluso para quienes no sienten muchas ganas de dar rienda suelta a sus ideas sobre la eternidad. El miedo asoma en la esquina del ojo: la sombra que se mueve de fondo, grotescos asesinatos y en una mirada que brilla en la oscuridad y observa de lejos, pero con hambre —o, mejor dicho, con sed—.

Alerta de spoilers

Los amantes del género del terror estamos muy familiarizados con cierta criatura que se alimenta de la sangre humana, un ser presente en nuestro imaginario desde que el hombre dio sus primeros pasos por esta Tierra. Aunque en Midnight Mass lleva el nombre de ángel, es la metáfora perfecta para la espada de doble filo que es la religión para quienes la utilizan en contra de aquellos que creen; de cómo un regalo puro y mágico en apariencia se convierte en cenizas en las manos del fanatismo.

Como niño católico y adulto escéptico, Flanagan utiliza nuestro miedo a la muerte como un arma que nos desnuda por completo, que nos hace observarnos a nosotros mismos y evaluar nuestras acciones a través de un personaje que busca, sobre todo, expiación. Riley obtiene, por fin, la redención que tanto desea en un trágico gesto de empatía al sacrificar su propia vida para alertar al pueblo de que la promesa del milagro de la vida eterna viene con un costo que solo se puede pagar en sangre.

Aunque esta nueva serie tiene algunos giros predecibles y el vampiro es un monstruo un poco decepcionante, la calidad de las actuaciones eleva la historia a otro nivel y el desenlace es simplemente perfecto. Flanagan ya nos tiene acostumbrados a una capa subyacente a los sustos en cada show que presenta, un componente de tragedia que conmueve a quien presta atención. Con Midnight Mass fue más allá del trauma y el miedo, y entregó un mensaje inevitablemente optimista sobre la fuerza de nuestro lado más humano y el poder del perdón.

Definitivamente, un título infaltable en la cola de reproducción este mes.

Para tener en cuenta
Formato: miniserie de siete capítulos.
Creador: Mike Flanagan.
Elenco: Zach Gilford (Good Girls), Kate Siegel (The Haunting of Hill House, The Haunting of Bly Manor), Samantha Sloyan (Grey’s Anatomy), Rahul Kohli (Supergirl, The Haunting of Bly Manor), Annabeth Gish (X-Files, The Haunting of Hill House) y Hamish Linklater (The Big Short, Fargo).
Plataforma: Netflix.

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