Cine

Bajo las banderas, el sol

Dictadura, texturas y un silencio intencional

En vísperas del aniversario de la caída del régimen estronista, conversamos con el cineasta Juanjo Pereira. Su primer largometraje, un documental que abarca los años de dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay, tendrá su estreno mundial en la 75.ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín (Alemania), conocido como Berlinale, a mediados de este mes.

Por Nadia Gómez.

Estamos a inicios de 2025. La asunción de Donald Trump a su segundo periodo presidencial en Estados Unidos se dio con la emisión de órdenes ejecutivas que incluyen la implementación de un sistema de deportaciones masivas; en su primer discurso también anunció políticas que vulneran los derechos humanos de las personas, lo que incluye a las comunidades LGBTIQ+ y migrantes. 

En Latinoamérica, Javier Milei, quien en diciembre de 2024 cumplió un año al frente de la presidencia en Argentina, recientemente se presentó en el Foro Económico Mundial, también llamado Foro de Davos. Su discurso enalteció y reivindicó fórmulas narrativas utilizadas por los sectores antiderechos y de la ultraderecha a nivel mundial a través de la desinformación.

Estos son solo un par de ejemplos que nos sitúan en el contexto social político actual, cuando la memoria histórica se convierte en un campo de disputa política, lo que refuerza la importancia de la existencia de Bajo las banderas, el sol.

Este es el primer largometraje del director Juanjo Pereira, quien se dedica al rubro audiovisual hace 10 años, y es también director y cocreador del Festival de Cine Contemporáneo de Asunción (ASUFICC). Previamente realizó varios cortometrajes en países como Argentina, Paraguay, Francia y Dubái; así inició una búsqueda autoral que estuvo marcada por el lenguaje documental. «Pero no dentro de lo clásico, sino que intento tratar un poco más la delgada línea entre [el documental y] lo que sería no-ficción. Me gusta más esa palabra «, comenta.

A partir de una rigurosa investigación y materiales de archivo audiovisual que fueron encontrados en todo el mundo, Juanjo y su equipo reconstruyeron una narrativa que denota la representación pública y política de una época oscura e impune para la historia de Paraguay. 

El periodo abordado en la película, de 1954 a 1989, corresponde a los 35 años de dictadura de Alfredo Stroessner, un régimen que dejó profundas cicatrices en la sociedad paraguaya y moldeó la historia contemporánea del país. Pereira se propuso analizar cómo los canales audiovisuales representaron este periodo, al trabajar con lo que él denomina «la textura de los medios».

Juanjo Pereira, director de Bajo las banderas, el sol.

Durante el proceso de la película se identificaron y recopilaron más de 80 horas de materiales en diversos formatos, tanto fílmicos como de video, y se incluyeron en el corte final archivos que provienen de Paraguay, Argentina, Brasil, Francia, Alemania, Japón, Taiwán, España, Reino Unido, EE. UU. y Bélgica. «Tomé una decisión: en la película no hay una voz en off. Quería que todos estos archivos se revelaran a sí mismos, sin la narrativa de la ‘verdad’, de ‘mi verdad’. Creo que las cosas son como se filmaron y corresponden a la persona que las grabó. En este caso, medios oficiales de la época, tanto de Paraguay como del exterior», agrega. 

La producción aborda, más que la memoria como tema principal, la cuestión de los distintos modos de representación dentro de un periodo específico. «Decidí sacar a la luz la forma de narrar que usaban los medios para contar estas cosas. Entonces, lo que trabajo es la textura y el modo de representación «, comenta. Según el director, la película es más un análisis de la representación cinematográfica que un filme de denuncia. «Aunque la historia se denuncia a sí misma. Como no hay un dedo que te dice cómo son las cosas, los mismos archivos lo hacen», menciona.

«Decidí sacar a la luz la forma de narrar que usaban los medios para contar estas cosas»

Una investigación transfronteriza

El proyecto nació en 2018. La semilla, el germen inicial, fue su tesis de grado. «En ese entonces era un borrador pequeñísimo, un corte que hice que duraba media hora aproximadamente», comenta. Con la llegada de la pandemia, volvió a enfocarse en el tema: «La investigación inició cuando vi un poco la historia del cine paraguayo y de las cosas que se filmaron acá. Me di cuenta de que había más elementos de la dictadura, periodo que no viví pero que me afecta, a mí y a todos los que somos posdictadura».

Sobre la envergadura de la investigación, comentó entre risas que fue increíble y un poco divertida también. Contó que no le gusta filmar, porque habitamos un mundo sobrecargado de imágenes e información visual. En ese sentido, durante la facultad vio un filme realizado enteramente con archivo, sobre la historia del Partido Comunista: «Ahí me pregunté, ¿habrá rollos de película de guerrillas en Paraguay?». Los países vecinos tienen producciones que tratan sobre la resistencia y las dictaduras pasadas, y esto hizo que él se preguntase qué pasó en Paraguay en ese tiempo.

Sabía que alguien tenía que haber filmado algo, porque era normal en la época hacer ese tipo de registros. Un profesor de la facultad lo refirió a Ray Armele, un destacado guionista y cineasta paraguayo. También recurrió a Manuel Cuenca y Ana Martini. Con ellos se fue interiorizando sobre las producciones paraguayas, y también de todo lo que se perdió con el tiempo. «Muchas personas guardaron materiales, y eso es lo que tenemos. Pero no hubo dentro del Archivo Nacional una sección de audiovisual, por ejemplo, o un Instituto de Cine Paraguayo en los 70 que conservara eso», agrega.

Esta carencia también se refleja en la educación. «En el colegio no estudiamos la dictadura», señala Pereira, «sabemos de la Guerra del Chaco, pero no de los 35 años de dictadura de Stroessner. Hay una decisión política muy grande ahí». Ese vacío en la enseñanza es una deuda importante del Gobierno para con los ciudadanos y ciudadanas, y una de las razones por las que el silencio, el optar por no profundizar este tema en particular, desde lo social y desde lo cívico, tiene consecuencias trascendentales.

Al contar con un máster en Investigación de Archivo, tuvo las herramientas para determinar la ruta de los archivos de la época, cómo y por qué se transportaban, y cómo pasaban de embajada en embajada. «Los países que nos rodean tienen medios muy fuertes. La producción audiovisual de Brasil y Argentina es enorme, entonces no les costaba nada venir a cubrir un evento, y ellos sí guardaban sus copias», acota. 

Todo lo que Juanjo logró recabar es material desde el punto de vista oficial, porque no proviene de un registro personal o familiar, sino que son documentos del Gobierno de ese entonces, como la llegada de Stroessner a España, la inauguración de un colegio o la represa de Itaipú. «En esos archivos, aunque estén filmados desde el punto de vista del poder de turno, ya sea extranjero o local, se ven fragmentos de una memoria, por ejemplo, cómo eran las escuelas en los 60», comenta y sigue: «Entonces, lo que trato de hacer con la película es agarrar esas sensaciones dentro de cada fragmento y contar un poco lo que esto muestra. Mi mayor deseo fue no marcar con un dedo cómo son las cosas, sino extraer las sensaciones detrás».

«En esos archivos, aunque estén filmados desde el punto de vista del poder de turno, ya sea extranjero o local, se ven fragmentos de una memoria»

Una postura clara

Si bien el filme no cuenta con un narrador (una voz en off), y el director no dice nada con palabras, sí lo comunica con la edición. «El montaje es cine, es lenguaje. Nosotros elegimos qué mostrar y cómo hacerlo. En ese sentido, tengo que tomar una posición, y es la del antiestronismo. La película es un viaje de imágenes que no deja de ser político. No es algo abstracto. Esos 35 años tuvieron colores y formas, y también dolor, tortura y falta de acceso a un montón de cosas, que hoy seguimos pagando», agrega.

«Hay ciertas palabras que decía Stroessner en su momento que las dice Milei hoy», advierte Pereira. «Pongo muy en duda la democracia, en los términos en los que la estamos viviendo hoy, y en aquel momento, porque ante el mundo Stroessner era electo cada cinco años, una dictadura encubierta. Entonces, si él hablaba de voluntad de la mayoría, y Milei y Trump también, ¿qué es la democracia?», reflexiona.

Para Juanjo, uno de los objetivos de la película es abrir un diálogo sobre nuestra historia. «Espero que haga algún movimiento en Paraguay, de alguna manera, y voy a estar ahí acompañando, cuando sea; escuchando y pensando en conjunto, y van a surgir muchas preguntas», explica.

Con Bajo las banderas, el sol, Juanjo Pereira no solo rescata fragmentos de la historia paraguaya, sino que también ofrece una herramienta poderosa para reflexionar sobre el pasado, cuestionar el presente y construir un futuro más consciente y crítico. En un momento de incertidumbre global, este material es un recordatorio de que las imágenes no solo documentan la historia, sino que también pueden transformarla.

«Espero que haga algún movimiento en Paraguay, de alguna manera, y voy a estar ahí acompañando, cuando sea; escuchando y pensando en conjunto, y van a surgir muchas preguntas».

La película se estrenará en la Berlinale, que se llevará a cabo del 13 al 23 de febrero, en la sección competitiva Panorama. Es una producción de Paraguay, Argentina, EE. UU., Francia y Alemania, realizada por las compañías Cine Mío, Sabaté Films y MaravillaCine, en coproducción con Lardux Films, Bird Street Productions y Welt Film.

Por supuesto, desde Pausa vamos a acompañar el estreno en Paraguay cuando llegue esa ansiada fecha.

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