Las vidas de ocho mujeres anónimas, tenaces y decididas, que forjaron sus propios destinos, fueron rescatadas de los archivos nacionales para ser convertidas en relatos que hoy forman parte del podcast Rebeldes históricas.
Una cacica guaicurú; la mayor referente de la alta costura, Mercedes Martinetti; una sargenta de la Guerra Grande, Celá; y una mujer, Rosa Ocampos, que luchó por limpiar su honor frente a un ambiente masculinizado, son algunas de las protagonistas del podcast Rebeldes históricas, que busca poner de manifiesto esos otros relatos invisibilizados por la historia oficial.
La museóloga y trabajadora de la cultura Alejandra Peña Gill es la encargada de llevar adelante este proyecto con un grupo de profesionales técnicos y creativos. El podcast está disponible en Spotify y en YouTube, y fue desarrollado gracias a los Fondos de Proyectos Ciudadanos 2020 de la Secretaría Nacional de Cultura del Paraguay.
“Las Rebeldes históricas son casos que están en los registros. La mayoría son relatos judiciales que encontré en el Archivo Nacional. Busco específicamente mujeres en la historia del Paraguay que en lo posible sean desconocidas”, cuenta Peña Gill y agrega que este rescate de documentos surgió a raíz de la tesis sobre nuestro territorio en el siglo XVIII en la que viene trabajando desde hace un tiempo.
Sumergida en documentos de la época, Alejandra se topó con más de 20 casos de mujeres que consideró fabulosos y extraordinarios para indagar en ellos. Por una cuestión de presupuesto, se enfocó en ocho de esos testimonios de vida, que mostraran diversidad, multiculturalidad y una línea conectora, que es la audacia de todas.
“El podcast tiene varios episodios y hay de todo: indígenas, criollas, de alta sociedad, etcétera; porque acá lo que importa es cuando la mujer vive al límite y qué hace en esa situación. Estas protagonistas pasan los límites, atraviesan una situación y de alguna manera resuelven su vida”, explica.
Algunos de los relatos parecen extraídos de una novela de ficción, pero todos son verídicos. La ventaja que encontró la investigadora al trabajar con documentos judiciales es que se nutrió de varias voces, no solamente de las mujeres, sino también de quienes las acusaron, las defendieron y también de quienes las juzgaron.
“Eso me permite reconstruir la escena en torno a ella, pero también alrededor de su familia. Incluso en muchos casos yo hago un estudio genealógico, intento seguir la pista del entorno, para ver también cuáles eran sus relaciones sociales en el mundo en el que se movieron”, añade.
Los episodios están narrados en clave histórica, pero también literaria y poética. En la escritura de los guiones, Alejandra fusionó su pasión por la investigación y por la escritura, con el objetivo también de acercar estos contenidos a quienes normalmente no consumen historia como un género literario. Así, cada crónica presenta un paisaje de la época, sonoro y descriptivo; de los roles y las costumbres existentes; el entorno y el contexto que envolvían a la personaje.
“Mi propósito es poner esto a la vista del gran público, salir del ámbito académico y darles la posibilidad a quienes no son aficionados de la historia a que accedan a casos del Paraguay de manera distendida. Y lo estamos logrando, incluso ya hay gente fidelizada con los capítulos, pendiente de la suba de los próximos”, comparte Peña Gill.
Más referentes
Desde hace un tiempo, muchas historiadoras, como Ana Barreto Valinotti, se dedican a visibilizar voces femeninas que forman parte de la historia paraguaya. Gracias a esto sabemos que existieron y existen mujeres que resistieron los contextos políticos, que lucharon y construyeron también el Paraguay. Sin embargo, la reconstrucción es constante.
“Cuando tenemos que celebrar el Día de la Mujer Paraguaya o algún tema feminista, parece que nos quedamos con un repertorio limitado. Juana de Lara, cuando hablamos de la Independencia, o Serafina Dávalos, si nos referimos a derechos conquistados, y está genial que las reconozcamos, pero me gustaría que se sepa que no son las únicas”, dice la académica. En este trabajo, Alejandra pretende, por un lado, posicionar a estas figuras como personajes históricos, pero también darles el lugar de referentes en los distintos ámbitos en los que lucharon o se desenvolvieron.
“Hubo grandes mujeres que se las arreglaron solitas, y encima recibieron el castigo de no entrar a los libros de historia. Nunca fueron reconocidas, nadie las tomó en cuenta y tienen un gran mensaje que darnos, por el tesón que demostraron, se bancaron estar solas”, considera.
Pero reconstruir testimonios de antaño no es tarea fácil. En esta travesía historiográfica, Peña Gill se topó con varias dificultades, desde archivos muy deteriorados hasta grafías de la época que ya no se utilizan o no tienen el mismo sentido hoy; también se topó con hojas arrancadas, quemadas o estropeadas por el agua.
“La calidad de los documentos —a pesar de que están digitalizados— y la distancia histórica son algunas dificultades. A veces accedo a una parte de un relato que no sé cómo terminó, por ejemplo. Pero las Rebeldes históricas están ahí, intactas y vivitas”, señala.
Relatos que atrapan
Cada capítulo es narrado por la propia Alejandra Peña Gill, quien intenta darle una impronta distinta a todo personaje, siempre según su contexto y personalidad. En ese sentido, trata de crear también un marco psicológico, entender qué pensaba o sentía en ese momento la protagonista: procura ponerse en el cuerpo de estas mujeres.
Los relatos retoman aquella esencia del radioteatro, invocan escenarios y transportan al oyente a momentos específicos de la historia. Por eso, desde la producción son muy detallistas en cuanto a los sonidos, efectos y agregados que le hacen al podcast, para lograr toda esa ambientación y atrapar a través de los oídos. “Cuidamos mucho las pausas que debemos hacer y las maneras de grabar. Nos tomamos el tiempo para que salga lo que a nosotros nos parece casi perfecto. Ahora estamos en plena subida de los próximos capítulos”, refiere.
Más adelante, probablemente busquen agregar más casos, además de los ocho, y experimentar con otros formatos, como el libro, pero actualmente Peña Gill se siente muy cómoda con el podcast, porque además se dio cuenta de que llega a lugares donde no se imaginó.
Con el caso de la historia de la cacica Guaicurú le pasó que lo dio a conocer a su amiga Daniela, una lideresa indígena nivaclé, para que le ofreciera su devolución al respecto, y ocurrió que ella empezó a compartir el audio con otros grupos de mujeres. “No solo está el retorno que tenemos de YouTube o las redes, sino que por WhatsApp empezó a circular la historia, me decían que ellas sentían que había que hacer más de eso, para que se sepan las vicisitudes que pasaron y siguen pasando las mujeres, y en ese caso específicamente, las indígenas”, manifiesta.
Opina que por eso son importantes estas herramientas tecnológicas, porque permiten pasar fronteras y llegar a sitios recónditos, donde quizás apenas llega el internet.
La museóloga invita a que escuchen y compartan los episodios del podcast: “El trabajo en sí está bastante completito y fue hecho con mucha responsabilidad, cariño y pasión, cada uno desde su lugar. Queremos que estos relatos queden y perduren. Y ojalá que cuando se celebre el Día de la Mujer tengan en cuenta a las Rebeldes históricas”, finaliza.
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