Música

Dancing Mood

La fiesta del ska

Este año se cumple un cuarto de siglo de un proyecto que nació por gusto y marcó un antes y un después en los escenarios argentinos. La big band trajo su concepto a Paraguay en una fiesta de ska en el marco de su gira internacional de celebración por los 25 años de carrera. Esta fue la excusa perfecta para conversar con Hugo Lobo, el trompetista, productor y arreglador que se puso al hombro la tarea de dirigir esta orquesta.

Por Laura Ruiz Díaz. Producción: Bethania Achón. Fotografía: Laura Ortiz.

Los 2000 (e incluso una década antes) fueron muy movidos en Argentina. La vorágine de los 90, la hiperinflación, la convertibilidad y la época de oro de la tevé fueron el caldo de cultivo de una nueva perspectiva musical: la fusión. El “rock nacional”, que pasó a ser común denominador de toda música creada en el país, mostró de a poco una amalgama con influencias de otros géneros que no hicieron más que enriquecerlo.

Recién a mediados y casi fines de los 90 empezaron a sonar instrumentos de viento y el ska hizo presencia en la escena, con Los Fabulosos Cadillacs como uno de los mayores exponentes. Este es el contexto en el cual nace una propuesta distinta, que buscaba tomarse en serio este sonido y traer a la escena una nueva forma de pensar el género.

“Cuando eso, dentro del rock nacional no había una banda instrumental que esté comandada por un instrumento de viento, ese fue el motor principal. Y en segundo lugar, fomentar este estilo de música que siempre quisimos hacer con Dancing Mood, el ska jamaiquino, que tiene muchas influencias del jazz, soul, calipso”

Hugo Lobo.

“A principios y mediados de los 90, los instrumentos de viento estaban más ligados a la música clásica, el jazz. Tocábamos en otras bandas como una especie de adorno, no teníamos resalte. Entonces nació esto”, comienza a contar Hugo Lobo, líder de Dancing Mood desde sus inicios. “Para mí fue hacer un grupo donde podamos tener un crecimiento real, ser más protagonistas”, recuerda.

“Cuando eso, dentro del rock nacional no había una banda instrumental que esté comandada por un instrumento de viento, ese fue el motor principal. Y en segundo lugar, fomentar este estilo de música que siempre quisimos hacer con Dancing Mood, el ska jamaiquino, que tiene muchas influencias del jazz, soul, calipso”. Un estilo que, pese a la popularidad de algunas propuestas como la de los Cadillacs, la gente aún no conocía. Pero Lobo, melómano empedernido, se encargaría personalmente de cambiar eso.

“La idea era traer una propuesta diferente, pero que se enmarque en el rock nacional, no para el lado del jazz; era patear un poco el tablero. También queríamos desmitificar eso de que el músico de viento no puede ser rockero”, enfatiza. Y bien logrado, lo demuestra su permanencia en los escenarios por más de dos décadas.

Hugo Lobo. Fotografía: Laura Ortiz.

La banda

En diciembre de 1999 se estableció Dancing Mood en Buenos Aires, bajo la dirección del trompetista, productor y arreglador Hugo Lobo. La orquesta está compuesta por 13 músicos bajo la dirección de ocho instrumentos de viento; ocasionalmente colaboran con otros artistas también. La banda se adapta en forma instrumental al ska jamaiquino, incluyendo temas clásicos del reggae y otros géneros.

El grupo incluye una trompeta, tres saxos, dos trombones, armónica y flauta traversa, lo que les da un toque único. Además, se complementan con dos guitarras, un teclado, batería y bajo. Interpretan un sonido sinfónico con una sección de cuerdas en varios temas de los discos y voces invitadas. La banda lleva el nombre de una canción del cantante Delroy Wilson y significa algo así como “con el humor predispuesto para el baile”.

Se organizan de manera horizontal, como una cooperativa de músicos, y se autogestionan, lo que trae sus propios desafíos. Pero de eso vamos a hablar más adelante.

El grupo incluye una trompeta, tres saxos, dos trombones, armónica y flauta traversa, lo que les da un toque único. Además, se complementan con dos guitarras, un teclado, batería y bajo.

El camino de Dancing Mood

Charlar con Hugo Lobo es como abrir una enciclopedia del ska y sus afluencias. Pasa de relatar la historia del género en Sudamérica a mencionar a los Skatalites, banda jamaiquina de los 60; Earth, Wind and Fire, exponentes del funk y soul, y Duke Ellington, el duque del jazz que dirigió una big band en New York, con la naturalidad de quien habla de viejos amigos. Y eso buscó, desde el principio, transmitir con Dancing Mood.

Desde el primer disco, 20 Minutos, se dedicaron a ponerle una nueva impronta al ska, desde acá, desde nuestra región. Y no solo eso, sino que además Lobo se puso al hombro la tarea de traducir temas como Close to You, de The Carpenters, a este género. “Es bastante complejo pasar una balada cantada al ska o al estándar de jazz”, describe. Pero también tiene versiones de canciones de big band, con composiciones de Ellington y otras que exploran sonidos jamaiquinos de Toots and the Maytals y Prince Buster.

“Yo siempre me lo tomé como una especie de tarea pedagógica, mostrarle a los pibes que estaban dentro del rock quiénes eran los Carpenters; Earth, Wind and Fire; Leonard Bernstein; qué era el West Side Story. Antes, al no haber plataformas digitales, por ahí no existía el mismo acceso”

Hugo Lobo.

Los primeros años fue ese el desafío: reversionar canciones ajenas y darles el sello Dancing. “Yo siempre me lo tomé como una especie de tarea pedagógica, mostrarle a los pibes que estaban dentro del rock quiénes eran los Carpenters; Earth, Wind and Fire; Leonard Bernstein; qué era el West Side Story. Antes, al no haber plataformas digitales, por ahí no existía el mismo acceso”. La propuesta era desmitificar la creencia, tan extendida entonces, de que si eras rockero, no te podías sentir atraído por otros géneros.

Con la primera fase de la tarea cumplida, llegó la de darse algunos gustos. Y entonces Dancing Mood empezó a sacar composiciones propias. Y no solo eso, la gente las reconocía y hasta tarareaba las melodías. Todo un éxito para quienes experimentan con lo instrumental. Si algo nos demuestra Lobo es que para él no hay nada como desafiarse a sí mismo. Así nació la propuesta de Deluxe, cuando acopló el sonido de la banda con una orquesta de 45 músicos. Si quedaban dudas de su expertise académica, las borró de un plumazo. Y, de paso, como quien no quiere la cosa, llevó el ska al teatro.

“En estos 25 años fuimos cambiando de maneras y formas. Pero la columna vertebral y estilística de la banda es el ska jamaiquino, eso jamás cambió”, dice con orgullo. Así evolucionaron y mostraron distintos géneros y artistas traducidos al lenguaje Dancing.

Fotografía: Laura Ortiz.

Autogestión

“Creo que lo que llama la atención y conecta mucho más es que la banda entera es de músicos”, describe Lobo. Dancing Mood no tiene un frontman, un cantante que capte la atención… “Si bien el proyecto lo dirijo yo, está todo integrado, entonces podés mirar para donde quieras y te va a llamar la atención tal o cual instrumento”, continúa.

Por otro lado, sentir el aire y el metal con tantos instrumentos de viento al frente definitivamente invoca algo más. Pero no solo eso, también proponen una alternativa por fuera del circuito industrial de la música. “La gente percibe nuestra forma de manejarnos de todos estos años, sin buscar pegarla, sin tratar el proyecto como algo comercial. Con el pasar del tiempo eso genera identidad, respeto”, describe. “Es eso lo que hace que sigamos activos, quizás no con los resultados de un proyecto que tiene la palanca de una compañía discográfica multinacional, pero ahí está la conexión con el público que te viene a ver porque sabe lo que sos”, agrega.

“La gente percibe nuestra forma de manejarnos de todos estos años, sin buscar pegarla, sin tratar el proyecto como algo comercial. Con el pasar del tiempo eso genera identidad, respeto”

Hugo Lobo.

Esta decisión tiene que ver con la intención de resguardar la esencia de la banda y, sobre todo, priorizar la música. “Cuántas veces vi bandas que se separaron por problemas con las regalías o, peor, que sacaban temas que no estaban buenos por presión de la disquera”, describe Lobo. Además, de esa manera conservan la posibilidad de tomar las decisiones que como grupo consideran más importantes y, por último, la relación con el público: “Si la gente te viene a ver, pase el tiempo que pase o tarde lo que tarde, sean pocos o muchos, es porque quieren. No porque alguien le está diciendo: ‘Andá a ver esto’ o porque escuchás el tema hasta en la sopa”.

El baile de los 25

La celebración por los 25 años fue un repaso de toda la discografía de Dancing Mood y una probadita del nuevo disco, que, según anticipó Lobo, saldrá a la luz “cuando salga”, pero seguramente en el segundo semestre del año.

La gira se extendió por toda Argentina, llegó a nuestro país y tendrá un broche de oro en Buenos Aires, en el estadio Obras el 17 de noviembre. Asunción tuvo la posibilidad de vivir esta fiesta del ska en la Casa Argentina, en la primera edición de La buena vibe, con producción de Koggi y The Jam, que se unieron para generar espacios itinerantes de música, arte y gastronomía.

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