El desafío a las barreras en la industria de la música
El evento Lado E, organizado por el colectivo Sorora Música, es un espacio pionero que busca desafiar las barreras estructurales y culturales de la industria musical paraguaya. Con un enfoque en la autogestión y la colaboración, visibiliza y celebra la diversidad artística. Este 22 y 23 de noviembre ofrecen una serie de encuentros de formación multidisciplinaria en el Centro Cultural del Puerto.
—
En una industria musical históricamente marcada por desigualdades y desafíos estructurales, Lado E, organizado por el colectivo Sorora Música, es un espacio pionero que desafía el statu quo. Este evento gratuito combina talleres, feria de emprendimientos y una comunidad en constante construcción, con el objetivo de visibilizar y fortalecer la participación de mujeres y diversidades en el ecosistema artístico nacional. A través de la colaboración y la autogestión, apunta no solo a diversificar la escena musical, sino a generar un impacto duradero en la cultura local.
El corazón de la propuesta
Para las organizadoras, la diversidad no es un eslogan, sino un principio rector. Según Rocío Robledo, una de las integrantes fundadoras de Sorora Música, el enfoque multidisciplinario de Lado E es una respuesta directa a las dinámicas excluyentes de la industria. «Creemos que en la diversidad ganamos todos, como industria y artistas independientes. Las distintas miradas nutren la escena y se retroalimentan», señala.
En este contexto, el evento busca trascender la visión folclórica tradicional que muchas veces monopoliza el discurso sobre la música paraguaya. Sin desmerecer este legado, Sorora Música insiste en la necesidad de visibilizar las nuevas expresiones y propuestas que emergen desde distintos rincones del país: «Hay mucha diversidad en la escena musical, que convive y coexiste, pero no siempre se le da visibilidad”.
El MiniLab: conceptualización como herramienta clave
Una de las propuestas más interesantes de Lado E es el MiniLab, un taller liderado por la reconocida actriz, directora, dramaturga y profesora de teatro paraguaya Paola Irún. Este espacio de formación está diseñado para abordar uno de los mayores desafíos que enfrentan los artistas emergentes: la conceptualización de sus proyectos.
Desde la organización nos explicaron la escena musical, donde muchas artistas trabajan de manera improvisada, enfocadas en necesidades básicas como conseguir lugares para tocar o grabar un material. Esto deja poco tiempo para reflexionar sobre aspectos esenciales como la identidad visual o la estrategia de comunicación. «A veces trabajamos muchísimo en una canción, pero no le damos tanta importancia a cómo lanzarla al mundo. Cada parte del proceso es importante», afirma Rocío.
El MiniLab, según las organizadoras, ofrece herramientas prácticas para superar este obstáculo. «Una vez que lográs conceptualizar tu idea, todo el trabajo de ejecución se vuelve más sostenible. Es muy distinto ir sobre la marcha que tener claridad sobre lo que necesitás para comunicar tu proyecto», añade.
Redes de apoyo
Otro pilar de Lado E es la construcción de una comunidad que actúe como red de apoyo frente a las barreras históricas que han limitado la participación de mujeres y disidencias en la música. Para Paula Rodríguez, también integrante y fundadora de Sorora Música, el trabajo colectivo es una estrategia fundamental para enfrentar los desafíos de una industria precarizada.
«El impacto de trabajar juntas es inspirador. Nos encontramos y reconocemos en colectivas como Mitakuña Rock Camp, Nhi-Mu, Cancioneras, entre otras. Es una forma de potenciarnos y crecer», comenta. Estas alianzas no solo generan oportunidades, sino que también permiten cuestionar las estructuras tradicionales de poder que suelen excluir a las voces disidentes.
Paula subraya que la ética de trabajo colectivo es esencial para los cambios estructurales. «Nos dimos cuenta de que, si bien es imposible cambiar la industria de un día para el otro, sí podemos modificar nuestras formas de trabajar. Eso implica acción, reflexión y evaluación permanentes», destaca.
Más allá de los escenarios
A pesar de los avances en términos de visibilidad, las organizadoras de Lado E reconocen que aún queda mucho por hacer para lograr una mayor equidad. Si bien la participación de mujeres y personas no binarias en los escenarios ha crecido en los últimos años, la situación es distinta en roles técnicos y de producción.
«Cuando una banda sube al escenario y mira atrás, desde el sonidista hasta el stage manager, los espacios son mayoritariamente masculinos», señala Rocío. Para revertir esta realidad, Sorora Música apuesta por visibilizar y fomentar la formación técnica de mujeres y disidencias, así como por exigir políticas culturales inclusivas.
Además, el evento incluye una feria de emprendimientos liderados por mujeres y diversidades. Según Paula, este espacio busca no solo dar visibilidad a proyectos artísticos y gastronómicos, sino también cuestionar las dinámicas de exclusión históricas: «Queremos generar un entorno diverso que no solo sea aceptado, sino celebrado».
Autogestión
La autogestión es otro de los conceptos claves en Lado E. En un país donde el financiamiento público para proyectos culturales es cada vez más escaso, las organizadoras han encontrado en la colaboración una herramienta para seguir adelante.
Rocío destaca que la inversión pública en este ámbito está muy por debajo del promedio regional. «Hay muchos discursos sobre la importancia de la cultura, pero los números no acompañan. Por eso, es clave hablar de estos desafíos comunes y buscar soluciones colectivas», señala.
A pesar de las dificultades, Sorora Música no pierde de vista su objetivo: construir un espacio sostenible que contribuya al crecimiento de la escena musical. «Mientras nuestros cuerpos puedan sostener lo que hacemos, seguiremos activando, siempre con mucho amor y respeto», concluye Rocío.
¿Dónde?
En el Centro Cultural del Puerto.
¿Cuándo?
Este 22 y 23 de noviembre.
¿Cómo me inscribo?
Hacé clic acá.
Sin Comentarios