Tres autores jóvenes y su editor nos cuentan sobre la experiencia de “cruzar la frontera” con sus libros
Tras dos años de ausencia por el covid-19, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, una de las más grandes e importantes del continente, estuvo de regreso en su edición número 46, que se desarrolló desde el 28 de abril al 16 de mayo. A propuesta del editor Cayetano Quattrocchi, de la editorial Arandurã, tres escritores nacionales jóvenes —Patricia Camp, Ricardo Loup y Javier Viveros— fueron para allá a presentar la colección Nueva narrativa paraguaya, integrada por sus obras. Conversamos con ellos sobre lo que representó esa oportunidad.
De acuerdo con los números revelados por la Fundación El Libro, organizadora del evento, más de 1.300.000 personas se hicieron presentes en el predio de La Rural durante los casi 20 días que duró la 46.ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, lo que dejó bien en claro que la gente estaba ansiosa por volver a encontrarse con la lectura en una de las fiestas más destacadas del mundo de habla hispana. Con más de 600 expositores locales e internacionales, 1727 sellos editoriales diferentes y 16 países con representación en el evento, los más de 41.500 m² de exposición ofrecieron a los visitantes un verdadero mundo de publicaciones.
En un sector especial del pabellón amarillo, uno de los más concurridos de la feria, 12 editoriales fueron seleccionadas por la calidad de su catálogo para integrar el Nuevo Barrio, un espacio que busca ofrecer al público y a los profesionales del sector la oportunidad de conocer una variedad de propuestas cada vez más amplia, que permite a la vez a los proyectos incipientes participar como expositores de tan importante acontecimiento cultural y les ayuda a generar nuevas posibilidades de inserción en el circuito comercial latinoamericano.
Entre las únicas dos extranjeras de este Nuevo Barrio estaba la editorial Arandurã, fundada por Cayetano Quattrocchi y Cecilia Rivarola, con más de 30 años de trayectoria y caracterizada por la riqueza de su oferta, centrada sobre todo en las obras de autores paraguayos, tanto de aquellos ya consagrados como de los nuevos valores de la literatura nacional.
“Para Arandurã, el ser invitados con stand propio a una de las más importantes ferias de habla hispana representó un paso muy importante para que se conozca y promocione, a nivel internacional, a nuestros escritores, tanto a los ya consolidados como a los jóvenes”, nos dijo Quattrocchi.
Una colección innovadora
Una de las propuestas más llamativas del stand de Arandurã fue la colección Nueva narrativa paraguaya, conformada por los libros de cuentos Historias selectas, de Patricia Camp; Comandante Mosca y otros cuentos inconexos, de Ricardo Loup; Autorcha, de José Pérez Reyes, y En curso de colisión, de Javier Viveros. Hablamos de cuatro nombres ya conocidos en la literatura nacional a pesar de su juventud, pues recogieron todos ellos numerosos premios en concursos locales e internacionales.
Para Arandurã, el ser invitados con stand propio a una de las más importantes ferias de habla hispana representó un paso muy importante para que se conozca y promocione, a nivel internacional, a nuestros escritores.
Cayetano Quattrocchi, cofundador de la editorial Arandurã.
“Esta edición, por parte de Arandurã, no solo es muy destacable por acercar las obras al público mediante un precio accesible y la búsqueda de canales de distribución masivos, sino que es innovadora y valiente”, señaló Patricia Camp: “Como lectores, nos acostumbramos a las antologías de obras clásicas; por eso, una colección que abre las puertas a escritores jóvenes es algo disruptivo y dinamizante. Nosotros, como autores, estamos muy contentos de que nuestras obras sean parte de ella”.
“Podemos decir que la presentación de la colección Nueva narrativa paraguaya fue muy auspiciosa”, siguió contándonos Quattrocchi. “Poder conocer qué se escribe hoy en Paraguay despertó mucho interés en el público en general, pero sobre todo en los investigadores y docentes, tanto que establecimos contactos para que nuestra literatura tenga presencia en librerías y otras ferias de libros. Esta avidez de conocer nuestra narrativa contemporánea se vio reflejada en notas de prensa en grandes medios, como Página 12, o pequeños medios digitales como Revista Truman, así como en nuestras ventas, ya que las obras de estos jóvenes autores —tanto la colección Nueva narrativa como la novela El vecino de enfrente, de Patricia Camp, que presentamos casi en los inicios de la feria— estuvieron entre las más solicitadas de nuestro stand”.
Buenos Aires: el cruce de una frontera
Los tres autores coincidieron en que poder presentar una obra en la FIL de Buenos Aires fue una oportunidad única, un hito en sus carreras como escritores. “Para mí fue un sueño hecho realidad”, dijo Patricia Camp, con evidente alegría, quien además de su obra integrante de la colección presentó su nueva novela, titulada El vecino de enfrente: “Cuando Cayetano, un par de meses antes del evento, sugirió la idea de ir a presentar allí la colección y el libro nuevo —que justo ese día fui a mostrarle a ver si le interesaba editarlo—, no lo pensé dos veces. Era de verdad una propuesta soñada”.
“En mi caso, si bien ya había participado de la feria como escritor invitado en ocasiones anteriores, esta fue la primera vez que tuve la oportunidad de presentar una obra mía”, contó Javier Viveros. “Fue, por supuesto, una experiencia gratificante, acrecentada en brillo por el hecho de compartirla con dos de mis colegas de gran talento (y también con José [Pérez Reyes], quien no pudo ir pero nos acompañó en espíritu). Además de la colección Nueva narrativa paraguaya, presenté también la edición argentina de mi libro Fantasmario-Cuentos de la Guerra del Chaco y la antología Gran Chaco, que recoge relatos de autores argentinos y paraguayos”.
“Presentar una obra en la Feria del Libro de Buenos Aires significó para mí el cruce literal y metafórico de una frontera”, explicó Ricardo Loup. “Asumir con conciencia que uno está pisando otro lado, el de la literatura en serio, donde el nivel de expositores y lectores es sumamente exigente, con la responsabilidad que ello conlleva, requiere reconocer con seriedad que la propia obra debe estar a la altura de las circunstancias. Por supuesto, eso significa un gran estímulo: lo que uno crea resuena, tiene un sentido, así sea solo el de aprovechar la oportunidad de llevar su voz un poco más lejos, donde se pueda encontrar público y gente interesada”.
Paraguay sigue siendo un país aislado, y por eso mismo, a los ojos del extranjero, exótico. Y lo exótico genera curiosidad. Esa curiosidad sobre nosotros debe servirnos para cambiar de perspectiva. La cultura paraguaya siempre ha mirado a Buenos Aires como referencia elemental. Sin embargo, resulta que nosotros mismos somos mirados desde allá.
Ricardo Loup.
“Fue muy bonito dialogar con lectores que viven allá, tanto paraguayos como argentinos”, coincidió Viveros: “Subrayo, asimismo, el encuentro con la prensa y con títulos de libros que no encontramos usualmente entre la oferta editorial de nuestro país”.
“Yo destaco el interés genuino que se tiene en el extranjero por nuestro país”, continuó diciendo Loup. “Paraguay sigue siendo un país aislado, y por eso mismo, a los ojos del extranjero, exótico. Y lo exótico genera curiosidad. Esa curiosidad sobre nosotros debe servirnos para cambiar de perspectiva. La cultura paraguaya siempre ha mirado a Buenos Aires como referencia elemental. Sin embargo, resulta que nosotros mismos somos mirados desde allá. Es un potencial muy alentador, el percatarse de que, si salimos de la mediterraneidad, en todos sus sentidos, podemos ser una referencia para otras naciones ávidas de conocernos. Un pueblo pequeño y sin poder económico tiene el potencial de conquistar espacio y reconocimiento a través de su cultura. La cultura, entonces, no es un quehacer menor: es la esencia misma de nuestra nación”.
La patria es cada uno de nosotros
Además de la presentación en la feria, la colección fue también protagonista de una noche dedicada a los libros en el Centro Cultural del Paraguay de Buenos Aires, el primero de ese tipo que tiene nuestro país en el exterior. Los autores nos contaron que, gracias a la excelente gestión del equipo de la Embajada del Paraguay en la Argentina, y en especial de la ministra y también reconocida escritora paraguaya Lourdes Espínola Wiezell, los asistentes disfrutaron de un diálogo ameno y entretenido sobre el presente de la literatura nacional, que incluso fue transmitido a través del Facebook del sitio y todavía puede observarse allí.
“Fue una excelente ocasión para encontrarnos con la comunidad paraguaya en el extranjero”, relató Loup. “Sin percatarse, uno mismo por donde va es un pedazo de su patria. Y en el encuentro con compatriotas, esas piezas de rompecabezas hacen otro Paraguay, que por más pequeño, se vuelve más entrañable”.
“Lo mejor, tanto en la presentación en la feria como en el centro cultural, fue sin duda la interacción con el público presente”, comentó Camp. “Las preguntas, profundas y relevantes en todos los casos, mostraban un interés real, no solo en el trabajo que nosotros como autores estábamos presentando, sino en el contexto en el cual surge, se desarrolla y se proyecta esa creación literaria. Fue un verdadero placer conversar sobre lo que nos hace únicos como paraguayos, sobre nuestras particularidades, conflictos y esperanzas. También sobre la tradición en la que nos insertamos y honramos; y buscamos al mismo tiempo nuevos caminos, como todo creador marcado por su época y su realidad inmediata”.
Lo que deja esta experiencia
Y a la hora de evaluar qué les deja esta experiencia como aprendizaje para el futuro, los cuatro coincidieron sobre todo en dos aspectos: motivación y responsabilidad.
“La FIL de Buenos Aires es la mayor de esta parte del continente, y en ese sentido es innegable su condición de vidriera esplendorosa”, afirmó Viveros. “Ojalá este puente abierto por la editorial Arandurã siga firme, para que cada año vayan más escritores compatriotas a vivir la experiencia que esta vez nos cupo disfrutar a nosotros”. Y Quattrocchi, para alegría de todos, confirma esta intención: “Indudablemente, la presencia permanente en las ferias internacionales de nuestros creadores contemporáneos es una herramienta poderosa para romper el desconocimiento y el aislamiento que sufre nuestra literatura y cultura, y algo a lo que apuntamos siempre como editorial”.
Este tipo de oportunidades avivan sin duda ese fuego que arde en el corazón del escritor y le da nuevos bríos para seguir ofreciendo lo mejor de sí mismo en cada uno de sus textos.
Patricia Camp.
“Escribir es una tarea solitaria, puntillosa y que a veces puede hacerse muy cuesta arriba, sobre todo en esos momentos en que al mundo parece darle igual que uno escriba o no”, destaca Camp. “Este tipo de oportunidades avivan sin duda ese fuego que arde en el corazón del escritor y le da nuevos bríos para seguir ofreciendo lo mejor de sí mismo en cada uno de sus textos”.
“Paraguay, como colectivo, debe dejar de pedir permiso y asumir un rol de verdad”, sostuvo Loup, ya hacia el final de nuestra charla. “Cuando se participa de un evento así, se debe hacer con responsabilidad. Y eso requiere trabajo, dedicación y mucho, mucho rigor. En una palabra, calidad. Desde aquí hay que trabajar con rigor, empezando por uno. Estarse quieto es mortal, hay que seguir en movimiento”, finaliza.
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