Teatro

Mi grado es un peligro

La comedia que vuelve a conquistar las aulas

Mi grado es un peligro regresa a los escenarios con una reposición que promete más humor, locuras y reflexión sobre los desafíos cotidianos de la crianza. La obra, escrita por Diana Frutos y Maco Cacavelos, es dirigida por Henry Fornerón y vuelve a conectar con el público gracias a su representación fiel y divertida de las relaciones en la comunidad educativa.

Por Laura Ruiz Díaz. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Tras su exitoso estreno en 2018, Mi grado es un peligro vuelve a conquistar al público asunceno con una reposición que incluye nuevos personajes y situaciones cargadas de humor. Inspirada en anécdotas reales, la obra invita a reírse a carcajadas mientras aborda, desde una perspectiva humorística, las dinámicas cotidianas de los grupos de padres, las tensiones escolares y la crianza en la era moderna. Con un elenco experimentado y la dirección de Henry Fornerón, esta comedia trae una versión renovada que vale la pena visitar.

La profe del 4.° grado C de un importante colegio asunceno llama a reunión a un acotado grupo de madres, sin prever el caos que está por desatarse. Lo que comienza como un encuentro cotidiano se transforma en una situación hilarante, totalmente descabellada, pero para nada imaginaria que puede —o no— estar basada en hechos reales.

Seis madres y una profesora protagonizan esta comedia escrita por las dramaturgas, actrices, madres y cómicas Maco Cacavelos y Diana Frutos. La obra fue dirigida por Henry Fornerón y el elenco está conformado por Lourdes García Stark, Maco Cacavelos, Natalia Nebbia, Belén Delpino, Diana Frutos, Karina Otazú y la recién incorporada Claudia Espínola. En esta nota, conversamos con el equipo que dio vida a esta sala de coordinación.

El director Henry Fornerón. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Arte para sublimar

“Como mamá de tres hijos, los chats de mamis son una inspiración constante”, cuenta Diana Frutos. Cuando dieron vida a este argumento se vivían años difíciles, con situaciones de bullying, donde la agresividad y la manipulación eran difíciles de detectar. Los padres, al intentar resolver el problema, se encontraron con murallas y negación. “Me generó mucha impotencia y dolor, lo que me llevó a copiar y pegar frases textuales del chat para convertirlo en libreto teatral”, recuerda Frutos.

El desafío era enorme. Por eso, se sumó la voz de Maco Cacavelos. La obra, en ese entonces, se llamaba Angána la profe. “En ese documento íbamos transcribiendo conversaciones de diferentes chats, anotamos anécdotas que iban sucediendo y a lo largo de un año le dimos forma, con chistes y remates”, cuenta Maco. “Lo que hicimos fue crear los prototipos más característicos de madres, que existen en la mayoría de los colegios, y una vez que definimos las personalidades, ya fue más fácil hacerles hablar a esos personajes”, agrega.

Maco Cacavelos. Fotografía: Fernando Franceschelli.

La primera versión de Mi grado es un peligro estuvo bajo la dirección de Marcela Gilabert y luego se realizó una versión web durante la pandemia.

Una nueva versión

Tras el éxito del 2018 quedó claro que Mi grado es un peligro tenía el potencial de regresar y redoblar la apuesta, con más humor y locuras. Ahí fue donde entró a escena Henry Fornerón. “Después de un par de reuniones con las autoras decidimos reponer la misma versión del 2018, pero con la incorporación del personaje de Yessenia Escobar Escobar”, cuenta. “El apoyo que recibí del elenco fue total y siempre respetaron mi visión y rol. Para mí fue un gran desafío manejar el mundo comercial y artístico de este proyecto, me siento feliz y orgulloso con el resultado. Además, con el apoyo de mis coproductoras, Diana Frutos y Belén Delpino, formamos un superequipo y juntos fue más relajado el proceso de producción”, afirma.

Diana Frutos. Fotografía: Fernando Franceschelli.

La introducción de la cantinera Yessenia Escobar Escobar es una novedad. Su hija está becada en el colegio y no encaja entre las otras madres. “El texto de ella está cargado de muchísimo humor y frescura, y Claudia, con su interpretación, aporta un montón de comicidad”, cuenta Diana.

“Son personajes reales, no inventados, con la dosis, claro, de ficción y exageración que nos permite la comedia. Creo que todas las madres, y también los padres, tenemos algo de los personajes. Y eso es lo rico en esta obra: que cada persona que va a ver Mi grado es un peligro se identifica con uno o más de ellos”, cuenta Maco.

Belén Delpino. Fotografía: Fernando Franceschelli.

“Tuve un trabajo minucioso y divertido, lo principal fue dar libertad creativa a las actrices en la creación de los nuevos issues de sus personajes. En ese sentido creo que lo que más destaca es el nuevo nivel de locura que se desata en esta versión”, expresa el director. En la obra, vemos a cada una de las personajes atravesar por picos de emociones que se van desarrollando hasta desembocar en una gran catarsis grupal entre las chicas y el público. “El director tomó todas nuestras propuestas, las filtró, eligió, sugirió y ordenó, y realmente el resultado es una comedia que funciona fenomenalmente”, reflexiona Frutos.

“Creo que esa libertad y locura combinada hacen de Mi grado es un peligro un éxito en cuanto a la crítica y también se genera algo increíble, que es que el público regresa una y otra vez para volver a reírse y descubrir nuevos detalles de los personajes, que en una sola función no les alcanza”, reflexiona.

Lourdes García Stark. Fotografía: Fernando Franceschelli.

El objetivo fue entretener: les inspiran las risas, la identificación, desconectarse y divertirse. “Si de paso algo se llevan para una charla durante la cena o el almuerzo, bienvenido sea, pero no es mi objetivo como autora, a mí me inspira hacer que la gente venga al teatro, que se saquen la idea de que es aburrido o denso. Me encanta hacer obras comerciales, que invitan y entretienen”, afirma Diana.

Compañeras de locuras

A Diana Frutos y Maco Cacavelos les tocó equilibrar sus roles como actrices y escritoras, lo que presentó sus propios desafíos, en diferentes momentos. Sin embargo, cada una de las integrantes del elenco contribuyó desde su perspectiva para lograr una obra dinámica y llena de matices, donde el proceso creativo fluyó de manera colaborativa, con un resultado que refleja el talento y la sinergia de todas.

Claudia Espínola. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Claudia Espínola, por ejemplo, es la que encarna al nuevo personaje, Yessenia. “Es una mujer que no nota ni ventajas ni desventajas en ser lo que es, y que incluso a lo largo de la puesta va aprendiendo de las demás mujeres cosas que no sabía. Lo que aporta, creo yo, es humor bien paraguayo. Abre la obra a otro público, le da representación y ese sentir nacional a través del guaraní que da tanto gusto escuchar”, afirma. “Cómo se combina eso con mamis que no lo hablan es algo que van a tener que venir a descubrir a las funciones del fin de semana, pero prometo que es hilarante de principio a fin”, nos anticipa.

Mariana es interpretada por Karina Otazú. Ella apuesta siempre por lo natural: hace yoga, medita y practica mindfulness. “Lo que me atrajo fue el desafío de un nuevo rol. En 2018 estaba arrancando y tuve la oportunidad de compartir con grandes artistas. Yo creo que mi personaje maduró con la experiencia de los años”, remarca.

Belén Delpino se integró a la piel de Sofi, una mamá estructurada, que busca la perfección. “Es muy distinta a lo que soy yo en realidad y fue un desafío darle humor a este tipo de personajes”, indica. Y agrega: “En la obra mostramos que hasta de esas situaciones difíciles se puede quitar una anécdota divertida”.

Natalia Nebbia. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Para Nati Nebbia, trabajar con sus compañeras fue una experiencia de reencuentro y confianza. “Si yo me divierto en el escenario, la gente se divierte en sus butacas”, afirma, y esa es la premisa que la guía en su práctica actoral. “Cada protagonista está muy bien definido y con la coherencia necesaria como para que el actor se encargue de prestar su cuerpo y voz, y dejar que el personaje se pueda encarnar fácilmente, ‘hable’ y se ‘presente’ tal cual hoy lo vemos en escena”, expresa.

La abuela Yoli es otro personaje clave en la obra, interpretado por Lourdes García Stark. La actriz considera que la versión teatral es siempre más completa: “La incorporación de Yessenia y que todas estemos más adentradas en nuestros roles hacen que la obra fluya con una diversión fantástica. Además, esta puesta te hace reír desde el minuto uno hasta el y abre las puertas a pensar en muchas situaciones”.

Un texto que refleja la realidad con muchísimo humor, un director talentoso que supo tejer las escenas y contraescenas, las actrices experimentadas que aportan matices especiales a cada personaje y las risas del público son el caldo de cultivo de una comedia fresca, humana y real.

Karina Otazú. Fotografía: Fernando Franceschelli.

FUNCIONES
La temporada tendrá 12 funciones y continuará hasta el 20 de octubre. La cita se dará los días viernes y sábados a las 21.00, y los domingos a las 20.00, en el Teatro Latino (Teniente Fariña entre Yegros e Iturbe). Las entradas anticipadas están disponibles desde G. 60.000 en www.titu.com.py. Para más consultas, escribir vía Instagram a @migradoesunpeligro y al WhatsApp (0992) 923-508.


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