Entrevistas

Jorge Mendelzon

Una reflexión sobre el dolor y la felicidad

Existen más cosas que nos unen que aquellas que nos separan, y una experiencia común a todos los seres humanos es el sufrimiento. Esto se hace evidente en el libro La sabiduría del dolor, de Jorge Mendelzon, un material donde el autor analiza cómo cambió su vida después de que una lesión deportiva le hiciera saber que padecía de un tumor que, aunque benigno, trajo consigo una ola de tormento físico que perduró por décadas.

Ese día de verano de 1996 parecía uno como cualquier otro para la familia Mendelzon, que estaba de vacaciones. Una tarde soleada, con el fresco que caracteriza las costas uruguayas, Jorge jugó un partido de pádel sin saber que sería el último de su vida.

Durante el encuentro, sufrió una lesión en la rodilla que, en el momento, pareció irrelevante, igual a cualquier otra que un atleta experimenta jugando o entrenando. A pesar de lo que devino después, él recuerda ese match como algo muy divertido; se acuerda de los rostros de su familia y valora que hasta su padre estaba presente.

Luego de un tedioso retorno a casa, ya con molestias e inflamación, le hizo examinar la zona a su médico de toda la vida. “Parecía una lesión que, lógicamente, se tenía que resolver, un problema de menisco. Tuve una cirugía que no fue trascendente, pero lo agravante fue que nunca pude recuperarme de esa operación. Seguí haciendo puntillosamente todo el operativo de fisioterapia para recuperar la pierna, pero realmente nunca lo logré. Ahí empezó mi travesía en busca de la solución”, explica el autor.

En necesidad de una respuesta, viajó hasta Miami (EE. UU.) para ser atendido por un traumatólogo especialista, quien le propuso una segunda cirugía. “Accedí”, recuerda con la mente puesta en un consultorio, décadas atrás, y agrega: “Me dijo que vio algo en la rodilla. Recuerdo sus palabras textuales: ‘Esto parecería un cáncer, pero no es; no hay nada de qué preocuparse, es un tema articular, le voy a derivar a un reumatólogo’”. El plan de acción incluía tratamiento reumatológico, medicación y análisis especializados.

Pasarían 10 años antes de que Jorge Mendelzon tuviera un diagnóstico preciso.

En su rodilla desgastada por dos cirugías y ya con artrosis, descubrieron un tumor benigno, pero muy inusual: sinovitis villonodular pigmentada. El tumor fue creciendo y ganó terreno. Con el objetivo de deshacerse de él, Jorge se sometió a otra cirugía, esta vez mucho más compleja. “Me tuvieron que abrir la pierna, por el lado anterior y posterior, para intentar hacer una completa extirpación”, explica.

A pesar de los esfuerzos, el resultado no fue el esperado. Desde 1996, la rodilla de Jorge Mendelzon fue sometida a 24 cirugías en total. “El trajín de los problemas de salud es desgastante. Está lleno de incertidumbres y el dolor es muy difícil de manejar. Uno tiene tantos altibajos, procesos de depresión, mucha oscuridad y pesimismo. Realmente, el soporte de mi esposa, la comprensión de mis hijos y el apoyo de los amigos cercanos, esos que le quieren a uno, fueron un pilar demasiado grande”, reflexiona.

Jorge nunca pudo recuperar la salud de su rodilla.

Testimonio

El camino físico y mental que recorrió fue trasladado al libro La sabiduría del dolor. El proceso de escritura inició después de una serie de seis cirugías a las que se sometió en 2019: “Las dos últimas, muy grandes, se dieron en diciembre, próximas a las fiestas de fin de año. Fueron operaciones tremendas, me dejaron devastado, disminuido. Quedé demacrado. Fue la primera vez que sentí que a mí me iba a ser ya muy difícil retomar lo que tenía meses antes nomás. Eso hizo tambalear mi optimismo”.

Justo después llegó la pandemia y las exigencias laborales demandaron toda su energía. Le exigieron un nivel de concentración y ocupación que terminó por influir en su ánimo. Como representante de centros comerciales, se encontró con la misión de mantener a flote la actividad de uno de los sectores más restringidos por la cuarentena.

Jorge Mendelzon encontró, en aquel momento, un nuevo propósito: “Eso permitió que yo esté muy decidido, ayudó a darle de vuelta sentido y fuerza a mi vida. Logré recuperarme en unos cinco o seis meses. Primero, caminando con andador muy despacito, [estuve] un buen tiempo con muletas, y después me fui liberando; pasé de un bastón a empezar a moverme lentamente, con mucha prudencia”.

“Los seres humanos creemos que necesitamos realizar grandes proezas para sentirnos realizados. La verdad, en la vida uno no tiene tantas oportunidades de hacer cosas extraordinarias”, reflexiona Jorge y afirma que “lo que tenemos que aprender es a disfrutar de esas pequeñas cosas, como ver el sol, las estrellas; poder sentarse al aire libre y disfrutar un día, escuchar los pájaros cantar. Son cosas totalmente irrelevantes que a uno le pasan, pero cuando nos focalizamos y nos concentramos en eso, decimos: ‘¡Qué bárbaro! ¡Qué bien que estoy pasando y ni me doy cuenta!’”.

Jorge decidió contar este drástico cambio de vida, pero no busca sonar trágico ni triste. Para él, esta experiencia representa todo lo contrario: “Me enseñó a valorar las pequeñas cositas, los condimentos que la vida nos regala todos los días, pero normalmente ni nos damos cuenta, ya los consideramos parte del paisaje. Aprendí a disfrutar no solamente de las pequeñas cosas a mi alrededor, sino también de la felicidad de la gente que me rodea, que me permite multiplicar mi felicidad. Disfruto igual o más lo que le pasa a un amigo, lo que hacen mis hijos. Siento como propios los logros de los demás”.

Podés conocer más y mejor la historia de Jorge en La sabiduría del dolor. Encontralo en Books, Servilibro, El Lector y Maita, y, próximamente, también en su versión electrónica.

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