Entrevistas

Nicolás García Hume

25 años de una carrera con futuro

Multifacético es una palabra que le queda corta al actor que saltó a la fama nacional a inicios del 2000 y que sigue abriéndose camino en teatro, televisión y cine, dentro y fuera de su natal Paraguay. Nicolás García Hume es un artesano de la interpretación que nunca se imaginó hacer lo que hace hoy: lleva su acento como bandera en producciones internacionales que llegan al mundo entero. En esta entrevista revisitamos un poco de su pasado, su carrera en Argentina y la producción teatral con la que hizo olas en Buenos Aires y que promete traer este año a Asunción.

Por Patricia Luján Arévalos. Fotografía: Bruno Imanol. Prendas: Piet. Agradecimientos: Adri Morro.

Al inicio de su carrera, no le gustaba que lo llamaran por su nombre completo. Por mucho tiempo, simplemente fue Nico, y a la sola mención de ese apodo todos sabían de quién se hablaba. Así de instantáneo fue el enamoramiento de la audiencia con él.

Nicolás García Hume —ahora sumó el apellido (de origen escocés) de su mamá a su nombre artístico, un homenaje a ella— fue parte del resurgimiento de la ficción nacional en los 2000. Protagonizó González vs. Bonetti, La chuchi, Niñera de adultos y De mil amores, tremendas producciones para la época, y todo antes de cumplir 30 años.

Pero antes de recibir el llamado de la televisión, descubrió su capacidad como intérprete bajo la instrucción de Clotilde Cabral mientras cursaba el colegio en el Goethe Schule. Clota, como la llama de cariño, percibió su talento de inmediato y empezó a darle papeles cada vez más grandes. “No sé si ya veía que yo podía ser actor en un futuro. Todavía no me imaginaba eso, pero ya me gustaba, tenía algo, empecé a sentir amor hacia el escenario”, recuerda.

Fotografía: Bruno Imanol.

Fueron sus primeras maestras quienes encendieron en su corazón esta pasión. Si Clotilde sembró las semillas, fue Tana Schémbori quien cosechó los frutos, años después. “Clota me dio pase libre para la creatividad en el escenario. Después, cuando empecé a estudiar actuación en Paraguay, en El Estudio, Tana fue sin duda una de mis profesoras más fuertes, un amor a primera vista entre maestra y alumno. Me tuvo muy cerca de ella, bajo su ala y protección”, agrega.

Con Tana tuvo su primer trabajo profesional en teatro, Kurusu, el punto de su vida en que definió que quería dedicarse por completo al arte: “Fue lo que me marcó como actor. Tuvo un elenco de 21 integrantes; los amo a todos no solamente por lo que fue la obra, sino por lo que conllevó hacerla, la unión artística que creó entre todos”.

Una década después se ubicó en Buenos Aires guiado por la inquietud artística, por su deseo de crecer. Allí tuvo otros maestros, como Gabriel Chamé Buendía y Hernán Carbón, dos docentes de clown que dejaron una huella profunda en el estilo de Nicolás. De quien aprendió a guiar y encarrilar su energía fue Julio Chávez, con el que también descubrió sus dotes dramáticas y cómo investigar a sus personajes. No obstante, fue esa primera etapa de su carrera la que lo “ilusionó” con lo que podía ser su futuro.

Fotografía: Bruno Imanol.

¿Qué te enseñó ese periodo de tu vida?
– Toda esa época del resurgimiento de la ficción en Paraguay me enseñó un montón de cosas. En primer lugar, a actuar frente a cámaras, a tener distintos directores. Con Tana y con Juanca era de una forma y, después, cuando hice capítulos diarios, era otro training. Pero fue una época de mi vida que me dio las herramientas del oficio.

Estábamos aprendiendo en esa época y creo que fue una enseñanza para todos, de todo: autogestión, cómo llegar a un rodaje, cómo comportarte. Después la fama, cómo manejarla a nivel nacional. No había ni redes sociales en esa época. Fue una época de un montón de aprendizaje.

Con Semana capital comenzaste a explorar otra cara de talento, un lenguaje diferente. ¿Dirías que en esa época hubo un despertar en vos hacia un tipo distinto de trabajo, otras posibilidades de la actuación?
– Fue una época maravillosa en mi vida. Tengo una amistad, un cariño y un amor muy grande a Hugo Cataldo, y a toda la gente que estuvo involucrada en ese proyecto, que fue bastante coral y de mucha colaboración de distintas personas. Hubo tres directores de fotografía, un elenco maravilloso… ¡Fue la primera vez que hice una investigación real y puntual sobre algo que se iba a interpretar!

Semana capital fue mi primera película y creo que ahí empecé a entender cosas que tienen que ver con una creación y con una investigación de personaje a fondo.

Fotografía: Bruno Imanol.

Como muchos paraguayos, migraste para trabajar a la Argentina. ¿Te fuiste con un trabajo concretado o viajaste a probar tu suerte?
– Cuando viajé a Argentina, lo hice con sed de aprendizaje. No fui ni siquiera a probar suerte o con un laburo. Quería aprender, seguir investigando el arte interpretativo. Había hecho un curso dos años antes, un intensivo de clown con Cristi Martín, y ahí ya me enamoré de la ciudad y de todo lo que tiene para ofrecer. Pero mi objetivo era seguir descubriéndome a mí mismo como artista.

Contanos sobre esa época de tu vida.
– Y el reto más grande de esa época fue sobrevivir en esa ciudad. Buenos Aires te golpea de entrada, te coloca. Yo venía de Asunción, de tener éxito en Paraguay, de haber trabajado mucho acá y de pensar que me las sabía todas. Esa ciudad te ubica rápido. Es mucho más cara, todo está más lejos. No conocía a nadie, era empezar de cero. Pero en ningún momento pasé mal. Siempre estuve bien, motivado, conocí gente que me ayudó, que me inspiró y con la que pude construir una amistad. Así la fui sobrellevando. Nunca, nunca, nunca pensé ni en tirar la toalla ni en dedicarme a otra cosa. Estuve feliz con lo poco y con lo mucho que tenía.

“Semana capital fue mi primera película y creo que ahí empecé a entender cosas que tienen que ver con una creación y con una investigación de personaje a fondo”

Nicolás García Hume

¿Creés que los actores paraguayos la tuvieron (o la tienen) más difícil en Argentina?
– Intérpretes en general la tienen difícil en todo el mundo. La industria en Argentina es grande, pero hay un montón de actores; en Paraguay hay pocos, pero no hay industria; en Uruguay hay muchos actores y la industria es chica. El artista… El actor, sobre todo, tiene que prepararse para batallar y pelear toda la vida: los fracasos, el rechazo, el no trabajar por un tiempo. Debe estar preparado para la autogestión. Y eso es, creo, lo que más me atrae de esta profesión: el nunca estar cómodo.

En los últimos cuatro años tuviste más de 10 proyectos en pantalla, unos siete títulos solo en 2021. Hace una década, cuando dabas tus primeros pasos en la escena argentina, ¿te esperabas esto?
– No me imaginaba estar donde estoy. Ni siquiera existían esos lugares hace 10 años. Plataformas, por ejemplo, no había, y la visibilidad que te da una plataforma es distinta a la del teatro, el cine o la tele. Creo que inconscientemente siempre me preparé para trabajar de esto. Creo que el arte interpretativo, la preparación y los sueños del actor van mucho más allá de la fama o el éxito.

Fotografía: Bruno Imanol.

¿Fue una opción para vos el no tener éxito? ¿O nunca se te pasó por la mente?
– Nunca fue una opción no vivir de la actuación. El éxito es una palabra rara, pero no existía la posibilidad de tirar la toalla. Siempre la meta fue vivir del arte.

¿Qué significa para vos tener éxito?
– Para mí hoy el éxito significa estar feliz en tu lugar de trabajo, tener compañeros, un grupo humano copado, hermoso, divertido, generoso, familiar, con quien explorar, jugar y divertirme… y poder pagar las cuentitas.

Mucho te pregunté sobre la televisión y el cine, pero ¿podés contarnos qué lugar ocupa el teatro en tu vida?
– El teatro ocupa un lugar muy importante, en mi vida de actor, sobre todo. Es lo que más me acerca a lo que quiero hacer como artista. Lo disfruto mucho: el proceso de ensayo, de búsqueda, de repetición, de interacción con mis compañeros, de trabajo en equipo, de subir a escena con la incertidumbre de si va a funcionar o no. El día del estreno, los nervios. Cada vez algo distinto, cada función diferente. El hecho teatral son el público y los actores. Todo ese ritual maravilloso antes y después. Creo que no podría vivir sin eso; podría vivir sin el cine o la televisión, pero teatro voy a hacer hasta que se me acaben las energías para pararme en el escenario.

“Cuando viajé a Argentina, lo hice con sed de aprendizaje. No fui ni siquiera a probar suerte o con un laburo. Quería aprender, seguir investigando el arte interpretativo”

Nicolás García Hume

Televisión, cine y teatro te vieron pasar. ¿Dónde te sentís más cómodo?
– La verdad es que me siento cómodo en todos lados. Por suerte, a lo largo de mi carrera estuve en distintos lugares, en televisión, en tiras diarias, que es un ritmo muy vertiginoso el hacer todos los días un capítulo, con 12, 15, 16 escenas. Después, en el cine, con algo mucho más puntual y más minucioso a nivel interpretativo, y también de realización. Me siento muy bien en el set, soy una persona que disfruta mucho eso, ya sea en cine o televisión. Con el teatro me pasa que también hay algo que me hace sentir más vivo, presente y más atento para no fallar, para no desviarme, y si me desvío, poder volver. La verdad es que me siento cómodo en los tres lugares.

Fotografía: Bruno Imanol.

¿Qué te gustaría para tu futuro? ¿Hacia dónde te dirigís?
– En el futuro me gustaría que de una vez por todas funcione la industria en Paraguay, en cine y teatro. Tener mucho más apoyo del Gobierno a la cultura, lo cual me parece que nunca hay, porque no se entiende su importancia. Por eso aún no se destraba lo que se tiene que destrabar, como para que exista un apoyo para la cultura, sobre todo en los lugares donde yo transito, que son el teatro y el cine.

En un futuro me gustaría vivir en Paraguay haciendo cine, tener una escuela de teatro, enseñar o transmitir a la gente el arte, cosas que tengan que ver con todo lo que es el desarrollo artístico, mental o espiritual del ser humano. Me parece que eso no solamente es básico, sino sumamente necesario.

Espero que en un futuro, todos podamos crecer o tener más apoyo; y si eso no viene del Gobierno, encontrar en dónde apoyarnos. Eso lo vamos a hacer porque nunca moriremos los artistas en Paraguay.

¿Qué hacés cuando no estás trabajando?
– Cuando no estoy trabajando me gusta hacer las cosas simples: cuidar mi casa, estar con mis amigos; disfrutar de mi familia, mis amigos, mis afectos; entretenerme con algún buen libro o una buena película. Igual puedo leer y ver pelis cuando estoy trabajando, pero creo que para el artista o el actor —no digo que siempre esté trabajando—, el descansar también es parte del trabajo: cuidar el cuerpo, la máquina, descansar la cabeza, desconectar… Es un propósito y está casi agendado.

Fotografía: Bruno Imanol.

¿Tenés mascotas?
– No, no tengo mascotas, ya no. Tuve muchas de chico, después de grande también adopté una gata. Cuando murió, sufrí bastante. Ahora estoy en una etapa de mi vida en la que prefiero las plantas a los animales. Tengo muchas en mi casa. Y la gente que atiende plantas entiende que el cuidado es distinto para cada una, entonces estoy más en la flora que en la fauna.

¿A qué lugar llamás hogar ahora mismo?
– Creo que el hogar no es uno solo, sino donde uno está cómodo, protegido, donde uno tiene vínculos. Hoy me siento así en Buenos Aires, Asunción, en el teatro… Siento mi lugar donde están mis vínculos, mi protección y mis afectos; mi carrera, mis ganas de seguir descubriendo, indagando, y eso me pasa en todos los lugares donde vivo.

Si tuvieras una máquina del tiempo y pudieras ir a cualquier lugar y fecha, ¿a dónde irías y qué harías?
– Iría al 31 de mayo del 2002 y le pondría todos mis ahorros a Senegal contra Francia.

¿Qué planes tenés para este 2025?
– Tengo planes realmente maravillosos, sobre todo en Paraguay. En marzo llevamos Reverso al teatro, con tres fechas. Estamos muy contentos. Todavía no podemos adelantar nada porque las entradas recién salen a la venta en febrero.

Después tengo dos películas en Paraguay que están agendadas para este año, pero como todo es en el cine, de repente puede cambiar. Hay muchas personas involucradas, así que siempre se puede reprogramar. Estreno la segunda temporada de DNA do crime, la serie brasileña de Netflix en la que hago de un personaje que me gustó mucho interpretar. También voy a filmar mi primer largometraje como director.

O sea que va a ser un gran 2025… Espero que Plutón en Acuario me ayude.

Fotografía: Bruno Imanol.

REVERSO
Nueve meses en cartelera con funciones llenas en el Paseo La Plaza de Buenos Aires son garantía y testimonio de la calidad de Reverso, la nueva obra de Nicolás García Hume y un gran elenco: Carla Peterson, Marco Antonio Caponi, Diego Cremonesi, Emilia Claudeville y Juan Isola. La aplaudida puesta, que ya pasó por Uruguay, llega a Asunción con tres únicas funciones los días 28, 29 y 30 de marzo.

Cuenta la historia de una mujer que pasa una noche con su familia y los exsocios de su galería de arte. Cenan, ríen, discuten, comparten recuerdos de aventuras juntos… y también ocultan sus amores prohibidos. Pero las cosas no son lo que aparentan ser. Lo real se vuelve difuso. Lo que vemos tiene su indefectible reverso. ¿Estaremos en el mundo real o en el mundo virtual?

“Es una obra maravillosa, una tragicomedia exquisitamente escrita”, comenta Nicolás y agrega: “Es impactante, divertida, ágil, dinámica, sumamente entretenida. Tiene una velocidad impactante para que el espectador esté atajado a la butaca viendo todo lo que sucede”. Él no la ve como una historia difícil de entender ni muy intelectual, sino distinta: “Tiene miles de ingredientes para pasarla bien, para salir pensando cosas que no tengan que ver con la vida misma, sino con lo que uno vio en el escenario. Siento que la gente la va a pasar muy bien, van a salir de teatro y la van a recomendar, van a querer verla de nuevo por si se les perdieron algunas cosas”.


Recomendados

Sin Comentarios

    Dejar un comentario