Cuando la teoría se vuelve moda
Deiv/Bassen es la marca liderada por la diseñadora paraguaya Sandra González. Desde su universo nos presentan a los gemelos, unos personajes ficticios que, a través de la historia, la teoría y el análisis estético de la marca van comunicando su interés por la sostenibilidad y la moda sin género.
Por Matías Irala. Retrato de entrevistada: Fernando Franceschelli. Imágenes adicionales: Cortesía de la marca.
A lo largo de la historia, numerosos mitos y leyendas han reparado en la naturaleza de los gemelos.
En la cultura guatemalteca se menciona la leyenda de los dioses Hunahpú e Ixbalanqué, caracterizados como la Luna y el Sol. El mito fundacional de Roma recae en la figura de los gemelos Rómulo y Remo, inmortalizados con la fábula cultural de los dobles amamantados por una loba que, posteriormente, erigieron la ciudad eterna.
Una historia similar encontramos en la leyenda de los hermanos gemelos Tupí y Guaraní quienes, al separarse debido a los conflictos intrafamiliares que se generaban, migran a distintos hemisferios para fundar sus propios pueblos.
En términos científicos, los gemelos nacen a partir de un único óvulo fertilizado que al separarse forma dos fetos. Pueden compartir la placenta y el saco amniótico o también estar en diferentes sacos. Genéticamente, los dos bebés son idénticos, tiene el mismo sexo y comparten ciertas características.
Justamente motivada por esa naturaleza dicotómica, pero, a la vez, similar que caracteriza a los gemelos, es que nace la marca paraguaya Deiv/Bassen, representada por The Twins. The Twins son personajes ficticios, hermanos gemelos que dialogan dentro de los confines de las redes sociales de la marca sobre las propuestas de diseño y los diferentes tópicos que caracterizan al universo de la firma creada por la diseñadora Sandra González.
Pero, ¿de dónde nace la idea de representar una marca a través de gemelos para comunicar sus propuestas? “La idea de The Twins se sustenta en el concepto de polaridad de Alan Watts, donde desglosa la teoría de los opuestos solares como los finales extremos de un solo todo, inseparables, que saben que se necesitan para mantener el equilibrio”, explica González.
Después de investigar el concepto de Watts, decidió que era el puntapié definitivo para consolidar la narrativa de la marca: “Tanto el hecho biológico de que dos seres prácticamente idénticos se formen a partir de un cigoto como la teoría de Alan Watts fueron los disparadores para crear a The Twins como representantes de Deiv/Bassen. Dentro de ese universo, los gemelos simplifican la idea de opuestos que coexisten, nunca compitiendo, sino aprendiendo a convivir con su inverso para lograr el equilibrio, para ser un todo”.
La diseñadora encuentra que es una excelente forma de representar las contrariedades que toca la marca sobre lo que asumimos como natural o lo que constituimos como propio de un determinado género, ya que su intención va más allá de exponer las propuestas de moda. Las redes sociales también invitan a reflexionar y cuestionar diferentes tópicos a través de la indumentaria.
Siempre racionalicé la moda desde la teoría, por eso me gusta invitar a las personas a que deliberen sobre el dispositivo de la indumentaria. Soy una persona bastante tímida, por lo que encontré una forma democrática de extender lo que veo, leo y analizo a través de Deiv/Bassen.
Sandra González.
“Siempre racionalicé la moda desde la teoría, por eso me gusta invitar a las personas a que deliberen sobre el dispositivo de la indumentaria. Soy una persona bastante tímida, por lo que encontré una forma democrática de extender lo que veo, leo y analizo a través de Deiv/Bassen”, dice Sandra, quien posee una licenciatura en Diseño de Indumentaria de la Universidad Americana de Asunción y un posgrado en Diseño de Moda y Tecnología de la prestigiosa institución London College of Fashion, de Inglaterra.
Durante el último tramo de su licenciatura, consolidó su interés por establecer una marca de ropa con enfoque interdisciplinario: “Comencé a investigar sobre indumentaria histórica, específicamente sobre vestimenta masculina en el Paraguay del siglo XIX. A partir de mis primeras recopilaciones bibliográficas, aprendí la importancia de analizar cómo lo social y lo político dan forma a la moda de acuerdo con el contexto de cada época”.
Durante su proceso de posgrado en Londres, comenzó a explorar nuevas propuestas de diseño. Compartir clases con alumnos de diferentes partes del globo la ayudó a tener un espectro más amplio del rubro. Si bien Deiv/Bassen ya existía como proyecto beta, considera que su paso por la prestigiosa institución alentó a desanexarse de su idea inicial de crear una marca netamente masculina y apuntar a propuestas de diseño sin género.
“Eventualmente fui puliendo cómo quería encarar la marca, cuestionándome si deseaba que fuera exclusivamente masculina. Encontraba limitaciones en la idea de reducirla a un solo género, especialmente después de leer sobre cómo fue variando la concepción del vestir de hombres y mujeres a lo largo de la historia”, comenta Sandra.
Rompiendo conceptos
En el año 2019, la emblemática revista mexicana Vogue lanzó la primera editorial de moda en representación de la historia de las personas muxe, que no se identifican dentro del espectro binario varón/mujer y que residen al sur de México. En el material se exploró el origen de este colectivo, desde la época prehispánica hasta la actualidad, donde siguen luchando por defender su identidad de género y tradición.
Acostumbrados a escuchar que existe un código natural de vestir para hombres o mujeres, especialmente en Occidente, ¿se puede decir que ha cambiado el concepto de género e indumentaria de acuerdo con el contexto de cada época?
Para Sandra González, definitivamente, la relación de género e indumentaria ha variado constantemente: “Algo curioso que noté durante mis primeras aproximaciones es que en el siglo XIX no era común remarcar el género del niño hasta los dos años. ¿Bastante llamativo? Más si reparamos en que, en la actualidad, es común definir qué colores, patrones o tejidos son propios de cada género”.
Algo curioso que noté durante mis primeras aproximaciones es que en el siglo XIX no era común remarcar el género del niño hasta los dos años.
Sandra González.
La fiebre actual por conocer el género del bebé, incluso desde antes de nacer, y eventos festivos cómo el sex reveal, han abierto el debate entre quienes defienden que es una práctica inocente y los que recriminan que, en realidad, refuerza estereotipos que dejan fuera del espectro social la existencia de otras identidades.
Entonces, si la historia demuestra que la concepción en torno al género y la ropa ha variado con el paso del tiempo, ¿por qué se siguen planteando ciertas formas de vestir como propias de hombres o mujeres?
“En el libro Pink and Blue de Jo. B Paoletti, la socióloga reflexiona que, durante el siglo XX, las madres comenzaron a vestir a los bebés teniendo en cuenta el género con un enfoque particular en hacer que los niños se vieran más masculinos. Entre 1900 y 1910, era cada vez menos probable que sus pequeños vistieran faldas; las bragas o los pantalones cortos se convirtieron en la norma. Desde esa óptica podemos rastrear cómo se fue estableciendo semióticamente que el rosa era para las niñas en el afán de representar su fragilidad, y el azul para los niños, como signo de virilidad”, reflexiona la diseñadora.
Al ser consultada si existe un riesgo económico a la hora de abordar estos tópicos en un país profundamente conservador como el nuestro, responde que sí: “Para responder crudamente, sí, existe un riesgo importante y especialmente en Paraguay, pero, a la par, pienso que es trascendental que existan más marcas a nivel local y de Latinoamérica que apuesten por diseñar fuera de la mirada normativa”.
Human X
Inspirada justamente en sus investigaciones en torno a género y moda fue que González lanzó la colección cápsula Human X de Deiv/Bassen: “Nace como propuesta después de haber leído el cuento Lois Gould X, La fabulosa historia de un infante. ¿De qué trata el cuento? Una pareja que decide ser parte de un experimento donde la premisa es criar a un infante sin tener que catalogarlo como niño o niña para que crezca libre de los estereotipos impuestos socialmente”.
La cápsula se caracteriza por el uso de sastrería con detalles románticos, creados a partir de técnicas de reutilización que se combinan con tejidos artesanales como el ao po’i. Su campaña visual fue realizada en la ciudad de Buenos Aires y lanzada en septiembre de 2022.
“Human X nace como una versión adulta del cuento de Gould, voy tomando elementos del vestir que inconscientemente asociamos como masculinos o femeninos. La idea también es que, a partir de la fusión de elementos tipológicos, las prendas no puedan catalogarse dentro del espectro binario”, puntualiza.
Sandra González no solo repara en la importancia de la teoría a la hora de encarar su marca, también es consciente de que es necesario impulsar políticas de consumo sostenible y que se alejen de los procesos de sobreproducción: «El sistema con el que trabajo para confeccionar es made to order. Básicamente lo más destacable es que solo se confecciona lo que se vende, y así se evita caer en la sobreproducción de prendas, lo cual suele suceder con las marcas que producen a gran escala”.
Además de militar desde el apartado teórico con su marca, también encuentra necesario hacerlo desde el proceso de producción de Deiv/Bassen. “Hay una militancia sostenible en confeccionar solo bajo pedido, utilizando de manera eficiente la materia prima, la energía eléctrica y remunerando éticamente a los encargados de confeccionar. Como marca nos interesa trabajar artículo por artículo y priorizar la calidad del producto”, finaliza.
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