Por qué incluirla en unas próximas vacaciones
Más allá del café de especialidad que abunda y una gastronomía que con el tiempo solo va creciendo en las listas mundiales, su legado cultural es envidiable. Muchos también resaltan que allí se escucha el mejor acento de la región, y creo que muy difícilmente no guste escucharlo.
Por Jazmín Gómez Fleitas (jazmingomezfleitas@gmail.com)
Y es que a Bogotá llegan los conciertos más demandados, pues por ahí pasan la mayoría de los artistas en sus giras musicales. Además, resalta por una industria del entretenimiento consolidada que gana terreno en plataformas de streaming, así como también por ser sede permanente de varios sellos editoriales internacionales.
Mucho de esto tiene relación con el Boom Latinoamericano, este movimiento literario que se dio entre los 60 y 70 gracias a unos jóvenes que empezaron a tener reconocimiento mundial y entre los cuales se encontraba, por supuesto, Gabriel García Márquez, el exponente colombiano al que todos conocen y al que le debemos en parte que las letras del continente se hayan posicionado en lo alto.
Al día de hoy, esta reputación cultural puede verse en los más de 60 museos, 62 galerías de arte, 45 teatros y más de 40 salas de cine de la capital. Una herencia de ese legado que empezó cuando a finales del siglo XIX, Bogotá empezó a ser llamada la “Atenas de Sudamérica” gracias a historiadores como el argentino Miguel Cané, en su libro de viajes de 1883; el francés Pierre d’Espagnat, que en 1898 se refirió a ella como la “Atenas del Sur” y también el filólogo español Ramón Menéndez Pidal.
Una urbe escoltada por las montañas
La mejor vista nada más aterrizar allí: las montañas de fondo de ese paisaje citadino. Las subidas y bajadas en las calles de la ciudad son pronunciadas —únicamente superadas por las de Medellín—, de manera que ese contraste resulta encantador. Además, está llena de parques.
En Bogotá hay muchísimo por recorrer, por eso en una primera visita te recomendamos que te hospedes cerca del Parque de la 93, en donde estarás en una zona con mucha oferta gastronómica y cultural. Este parque suele contar con ferias y eventos al aire libre, además de que se encuentra cerca del eje corporativo.
Desde allí estarás a pocos minutos de la famosa zona G o Gourmet, en donde encontrarás restaurantes reconocidos como El Chato, Harry Sasson y Leo, que se mudó allí desde el centro histórico. Minutos después llegarás a La Candelaria, en donde están el Museo del Oro, el Museo Botero, el Centro Cultural Gabriel García Márquez, la plaza Bolívar y el icónico cerro Monserrate.
Armá tu recorrido para aprovecharlo al máximo
La cafetería que tenés que probar es Azahar Café y lo genial es que está a una cuadra del Parque de la 93, o bien salí nada más al despertarte en Uber y andá a su local en La Candelaria. De camino, ya podés admirar los grafitis y el colorido de la zona. Luego de desayunar, da unas vueltas por sus calles angostas y coloridas, pero prestá atención a tus pertenencias porque es una zona de altísima concurrencia.
De allí te recomendamos que tomes otro Uber para llegar al Museo del Oro. Es uno de los lugares más bellos porque cuenta toda la historia precolombina con piezas de incalculable labor. Según cuánto tiempo le dediques, al salir podés ir directo al cerro Monserrate y admirar la vista de toda Bogotá desde arriba.
Al cerro es posible subir de dos formas: a través de sus 1605 escalones —que tienen senderos con guías—, o con el funicular o el teleférico. Cuál escoger dependerá del día y la hora. El funicular sale por la mañana y los días festivos. El teleférico, solo por la tarde. Ambos están disponibles los domingos en horario completo.
Aquí encontrarás restaurantes, así como también el santuario en la cima, que data de 1650 y es el punto más visitado por los viajeros. Es pequeño, pero encierra muchas leyendas locales. Podés almorzar allí y bajar de vuelta para recorrer el Museo Botero, el Centro Cultural Gabriel García Márquez —ya que están uno al lado del otro— y la Plaza Bolívar.
Vale destacar que hay varios walking tours que salen de allí y tienen distintos horarios de duración. Los más completos son de tres horas y bajan a dos horas y media o una hora y media. Los podés conseguir en Airbnb, TripAdvisor y FreeTours.
Luego del agotador recorrido a pie, ya hay que ir pensando en la cena, eso mientras merendás en una de las innumerables cafeterías para elegir en rededor del Museo Botero o la plaza Bolívar, porque si algo abunda allí, son las cafeterías.
Para la cena, probá alguno de los restaurantes que están dejando bien en alto la escena gastronómica colombiana. Leo es el emblema de la cocina del país y el nombre es en honor a su chef, Leonor Espinosa, que tiene un nuevo local en Chapinero. También están ahí cerca El Chato (un bistró contemporáneo), Mesa Franca (restaurante y bar de autor que abre de jueves a domingo) y Harry Sasson (el cocinero más famoso de Colombia); así que ya depende de cuál te atraiga más.
Sin Comentarios